La sentencia contra Posada debe ser "ejemplar"
Mientras el ministro panameño de Relaciones Exteriores, Harmodio Arias, calificaba como "infundadas" las advertencias de Cuba sobre las recientes maniobras de los abogados defensores de Posada Carriles para conseguir ilegalmente su liberación y favorecer su fuga, los abogados querellantes en la causa recordaron que la sentencia impuesta al terrorista internacional es insuficiente.
El jurista y académico, Silvio Guerra, ha señalado a la agencia alemana DPA como la conspiración fue descubierta luego de denuncias del propio presidente de Cuba, Fidel Castro, a su llegada en Panamá donde participó a la X Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, realizada en el país istmeño en noviembre de 2000.
"Se trató de un acto terrorista que implicaba el uso de explosivos contra el jefe de Estado de un país amigo, quien tenía previsto reunirse con estudiantes y profesores de la Universidad de Panamá", dijo.
Guerra apeló la sentencia impuesta por el juez quinto penal, José Ho Justiniani, al considerar que debe ser "más dura, contundente y ejemplar, debido a sus graves repercusiones nacionales e internacionales".
Posada Carriles fue condenado el pasado 20 de abril a ocho años de cárcel en Panamá, tras ser declarado culpable de "atentar contra la seguridad colectiva y falsificación de documentos".
La acusación sostuvo que el grupo de terroristas cubanoamericanos preparó un complot para asesinar al Presidente de Cuba en el marco de la Cumbre.
En su nota de prensa, el gobierno cubano recordaba que Luis Posada Carriles, responsable de la voladura de un avión de Cubana de Aviación en 1976 que causó 73 muertos, escapó de una cárcel en Venezuela y prosiguió luego sus actividades terroristas contra Cuba.
"muy por debajo de lo que se merecen"
Por su parte, Julio Berios, otro abogado querellante implicado en el caso ha afirmado a la cadena Radio Nacional que las condenas pronunciadas contra Posada Carriles y otros cuatro terroristas están "muy por debajo de lo que se merecen".
El eminente jurista indicó que los acusados sólo fueron condenados por dos de cuatro delitos y que falta la asociación ilícita por delinquir con intención de cometer homicidio y la introducción de explosivos al territorio nacional
De acuerdo a las leyes panameñas, los imputados se merecen un mínimo de 13 años de cárcel.
Por su parte, Rafael Rodríguez, otro de los abogados acusadores, dijo a la misma emisora que a "estas condenas benignas se une la presión de sectores foráneos, principalmente de extremistas cubanos de Miami, para tratar de sacarlos de la cárcel a fin que continúen en su accionar criminal al cual ni han renunciado y del cual se vanaglorian los terroristas".
Reiteró que Panamá tiene en sus cárceles "criminales con una larga trayectoria terrorista, ejecutada en una veintena de países y además tienen sobre sus conciencias casi un centenar de víctimas mortales conocidas".
Radio Nacional señalo que "trabajadores, intelectuales y estudiantes anunciaron que se mantendrán vigilantes para que los imputados en el complot cumplan su sentencia en la cárcel y no sean liberados a través de recursos de sus abogados".
Posada estuvo nueve años preso en una cárcel de máxima seguridad de Venezuela hasta que, en la madrugada del 18 de agosto de 1985, durante un cambio de guardia, disfrazado de sacerdote, vistiendo una chaqueta negra y cubriéndose la cabeza con una capucha cruzó el patio de la penitenciaría y salió, con una Biblia en la mano.
Todo un show organizado, con la complicidad de unos guardias, gracias a un jugoso soborno orquestado por la Fundación Nacional Cubano-Americana, de Jorge Mas Canosa, y la CIA.
Un barco lo trasladó a Aruba y de ahí voló y, donde, en la pista del aeropuerto militar de Ilopango, le dio la bienvenida Félix Rodríguez Mendigutía, el hombre de la CIA, que manejaba entonces, la conexión Coca-Contra. Rodríguez fue quien transmitió la orden de la CIA, de asesinar a Che Guevara en Bolivia, en 1967.
El miamense Gaspar Jimènez Escobedo, detenido con Posada, fue condenado en México por el asesinato en Mérida de un funcionario cubano. Luego encarcelado en la prisión de Chetumal, en el estado de Quintana Roo, logro evadirse después de sólo 27 meses de detención, en mayo de 1983.
Al visitar recientemente el hospital Santo Tomás, con el pretexto de algunos "mareos" inverificables, Posada seguía soñando con evadirse y llegar a la vecina Embajada de Estados Unidos, donde sabe que puede refugiarse. Sus nexos como mercenario de la CIA y el FBI, de los cuales se jactó en varias oportunidades, le permiten esa fantasía de viejo servidor del imperio.
Posada y sus cómplices son representados en el caso por Rogelio Cruz, ex procurador General de Panamá depuesto por sus lazos con los carteles de Cali y Medellín.
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