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Operación Verdad: "Mientras más grande sea la Revolución, más intensa será la campaña"

Por: Luis Báez
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Especial para Cubadebate

El 21 de enero de 1959, a escasas semanas del triunfo revolucionario, se llevó a cabo  una concentración popular frente al Palacio Presidencial, ubicado en aquellos momentos en la avenida de Las Misiones,  para condenar la actitud de EE.UU., de brindar refugio a los criminales de guerra, a los desfalcadores del erario público y  contrarrestar las campañas anticubanas  de difamación y presiones que tan tempranamente ya procedían de  los medios de comunicación norteamericanos, con motivo de los fusilamientos a  los criminales de guerra.  Un millón de personas se dieron cita a lo que fue calificado por Fidel como la  Operación verdad.

Alrededor de 380 periodistas de diferentes  medios de comunicación en especial de América Latina y Estados Unidos fueron testigos del respaldo del pueblo a su naciente Revolución.

Recordando aquellos días no puedo olvidar que a  Palacio fue el grito que llenó la ciudad, inundó la provincia, y se extendió a los más distantes parajes de la Isla. No hubo lugar a la organización y propaganda. Todo se realizó bajo el signo de una espléndida y maravillosa indisciplina, sin comisiones, sin lideres, sin itinerarios. Cada cual respondió a la cita como quiso o como pudo. Era, sencillamente, el pueblo que defendía su revolución y su derecho.

Y, sin embargo, nunca en convocatorias semejantes se guardó mayor orden y  respeto. En una ciudad sin policías, no se registró un solo incidente.

La afluencia hacia la capital empezó desde la noche del martes 20. Grupos de jóvenes impacientes, en un arranque de emulación, partieron a pie desde lugares lejanos como Artemisa, Guanajay, Güines y otros poblados.

Desde las primeras horas de la mañana empezaron a nutrirse los grupos en la avenida de las Misiones y surgieron los primeros cartelones, improvisados sobre pedazos de cartón.

Los propietarios de autos,  ómnibus y camiones los ponían al servicio de la colectividad. Se empleó todo lo que era capaz de rodar, incluyendo alguna que otra carroza fúnebre, disimulada bajo anchos letreros.

A partir del mediodía, la capital semejaba un desierto con los comercios cerrados y las calles vacías. En contraste, por las rutas que conducían al Palacio se movía lentamente la enorme caravana popular en medio de un ruidoso vocerío. Los habaneros sin preocuparse del sol y la distancia, marchaban a pie, como un río desbordado hacia el lugar de la cita histórica.

Desde camiones estratégicamente instalados en tarimas y mostradores levantados en los portales, se vendían refrescos, sandwiches, frutas, aguas minerales. Se pregonaban gorras en negro y rojo, pasadores y distintivos del 26 de Julio, boinas como las que usaban el Che y Raúl.

La tribuna presidencial estaba instalada frente a la terraza norte de Palacio, a un nivel más bajo. Allí se encontraban junto a Fidel, Raúl, Che, Camilo, Almeida, Ramirito, Guillermo, Celia, Haydee, Vilma, Melba  y el gobierno en pleno.

Fueron varios los oradores. Violeta Casals, una de las voces inolvidables de Radio Rebelde, en la Sierra Maestra, anunció a Fidel. Brotó un clamor ancho y profundo: "Fidel... Fidel.."

Fidel comenzó pidiéndole al pueblo que lo ayudara haciendo silencio pues la presencia de un millón de personas impedían que se escucharan los altoparlantes. 

En el transcurso de su intervención como una respuesta a las potenciales amenazas contra su vida, Fidel anunció que pediría la designación  del comandante Raúl Castro, como segundo jefe del Movimiento 26 de Julio. Devenía el sustituto inmediato en el máximo liderazgo cubano.

Al siguiente día, el jueves 22, en horas de la tarde, en el salón Copa Room  se celebró la más importante conferencia de prensa realizada desde hacia mucho tiempo en el hemisferio. Era la continuación de la Operación Verdad.   

Fidel dando una nueva prueba de su inagotable energía se enfrentó a 380 periodistas inquisitivos de las Américas.  Millares  de televisores reproducían su figura.

Todos los órganos valederos de opinión estaban aquí representados. Solo faltaban los periodistas vendidos a las dictaduras que aun subsistían en América. Y nadie salió defraudado en su curiosidad o en su inquietud.

El tema predominante  era bien conocido: las ejecuciones revolucionarias y su justificación. Como tópico derivado de éste, pero también esencial, estaba el de la campaña sincronizada en el exterior contra esas medidas extremas. Antes de comenzar a responder las interrogantes de los periodistas Fidel se dirigió a los asistentes:

"Yo quiero que se me señale otra revolución en la historia del mundo que haya dado el ejemplo de la revolución cubana. Son ustedes los llamados a hacerlo, pues yo considero que si se le quiere hacer bien a los pueblos hay que enaltecer los actos ejemplares y de la revolución cubana se pueden extraer muchas enseñanzas para la humanidad, acostumbrada siempre a la barbarie."

Después de su breve intervención el Jefe de la Revolución comenzó a responder las preguntas.

Un corresponsal norteamericano, destacó el temor reinante en su país de que la revolución cubana "hubiera ganado la guerra pudiera perder la paz".

"Yo no veo el por qué ese temor aunque parecería probable con las piedras que no están poniendo en el camino. Pero si nos dejan trabajar honestamente, con el apoyo, la comprensión y la colaboración que nos brinda el pueblo, podremos llevar adelante los planes para el desarrollo de nuestra patria, que es una cuestión de años y no de días.

Precisó que el  poder no lo constituye solo un hombre, ni mucho menos; que había hombres muy capacitados para esos fines y  que lo que necesitaban era paz y no ser perturbados.

De ahí surgió la iniciativa de crear una agencia de noticias y una radio internacional:Prensa Latina y Radio Habana Cuba, respectivamente.  

Entre los periodistas  asistentes se encontraba el hoy famoso escritor Gabriel García Márquez quien había viajado desde Venezuela para reportar los acontecimientos cubanos para una revista caraqueña.

El acto del Palacio y la conferencia de prensa representó la respuesta de Cuba a la infame  campaña difamatoria. Nunca antes se habían concertado tantos y tan turbios intereses  para afrentar la dignidad de una nación.       

La reunión con los periodistas duró más de cuatro horas. Finalizó al anochecer. Cuba había aceptado el reto. En lugar de replegarse, asustada, balbuceando excusas, abrió de par en par las puertas de la isla, para que todos los críticos, observadores, periodistas, se trasladaran al escenario nacional.  

Un periodista quiso conocer "si se daba por  terminada la campaña internacional de difamación".

Fidel con su aplomo de siempre  respondió:

 "Bueno, mientras más grandes sean los actos y más brillantes la conducta del gobierno revolucionario, más intensa va a ser la campaña contra la revolución cubana." Sus palabras resultaron proféticas. Así ha sido en estos 45 años de Revolución en que hemos tenido que estar en una Operación Verdad permanente.

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Luis Báez

Luis Báez

Periodista y escritor. Autor de cerca de 20 libros entre los que se destacan: Secretos de Generales, El mérito de estar vivo, Miami: donde el tiempo se detuvo, Preguntas Indiscretas, Más esperanza que fe, Absuelto por la Historia, Chávez nuestro, Así es Fidel y Evo espuma de plata. Premio Nacional de Periodismo José Marti en el año 2003