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Incendios en la Amazonia siguen fuera de control en 2020

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Fuego en la reserva extractiva de Jaci-Paraná, Porto Velho, estado de Rondonia. La imagen fue tomada el 16 de agosto de 2020. Foto: Greenpeace.

Un mes después de que el Gobierno brasileño anunciara una “moratoria” de 120 días prohibiendo los incendios en la Amazonia y tres meses desde que enviara al ejército para prevenirlos, la región sigue siendo escenario de un elevado número de incendios: entre el 16 de julio y el 15 de agosto se registraron 20 473 focos de calor, indicadores de la actividad incendiaria, y solo en las dos primeras semanas de agosto hubo más de 15 000 fuegos.

“Las cifras de incendios muestran que prohibir los incendios no funciona. Es esencial que el Gobierno restituya la capacidad de vigilancia y devuelva sus competencias y presupuesto a las agencias especializadas en frenar la destrucción ambiental. Pero la Administración de Bolsonaro sigue en su proceso de desmantelar sistemáticamente la protección ambiental y socavar el trabajo de estas agencias”, dijo Cristiane Mazzetti, responsable de la campaña de Amazonas en Greenpeace Brasil.

“El intento de Bolsonaro de maquillar sus políticas enviando tropas a la Amazonia, además de un alto coste económico, ha supuesto un rotundo fracaso y no evitará que se repita la situación de 2019, cuando la región vivió un desastre ambiental provocado por los incendios de la selva”, añadió.

Entre el 16 de julio y el 15 de agosto, el número de focos de incendios detectados por los satélites en la Amazonia se redujo solo 8% en comparación con el mismo período de 2019 (22 250 en 2019 frente a 20 473 en 2020).

Este año, pese a la prohibición del uso del fuego y a las fuerzas militares desplegadas en la región desde mediados de mayo, los incendios aún están fuera de control. En el mismo período de 2019, no había tropas para evitar las quemas ni una moratoria de incendios en vigor, lo que evidencia la ineficacia de esta estrategia.

Bolsonaro está enviando mensajes contradictorios: dio luz verde al ejército para encabezar las operaciones para combatir la destrucción de la Amazonia en mayo, pero este mes dijo que los árboles de la región no se prenden. Durante una cumbre en video sobre la Amazonia junto a otros líderes sudamericanos, se jactó de un declive interanual de los datos de deforestación en el mes de julio, dejando de lado el hecho de que sigue siendo la tercera lectura más elevada para cualquier mes desde el 2015.

“Esta historia de que la Amazonia está ardiendo es una mentira”, declaró, a pesar de que el humo de más de 1 100 incendios forestales nubló la región ese mismo día.

“Los incendios en la selva amazónica no ocurren de forma natural; son provocados deliberadamente por terratenientes y ganaderos para expandir la tierra utilizada para el pastoreo de ganado y la producción agrícola industrial, como parte de una práctica que se ha visto agravada por la agenda antiambiental de Bolsonaro”, afirmó Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de Bosques de Greenpeace España.

Hace ahora un año, las imágenes de los incendios en esta extensa zona verde, en especial en el territorio amazónico de Brasil, provocó la respuesta de diversos países occidentales y un enfrentamiento diplomático con el gobierno de Jair Bolsonaro.

Doce meses más tarde, la situación es incluso más grave, y ahora la capacidad de acción internacional está prácticamente paralizada a causa, en parte, de la pandemia.

Según AP, Paulo Barretto, ingeniero forestal e investigador de deforestación para el grupo ambientalista Imazon, considera que este año podría registrar más incendios que 2019.

Al inicio de la temporada seca de la Amazonia (en julio), se han talado más árboles, considerando que la deforestación entre agosto de 2019 y julio de 2020 aumentó 34% respecto a los últimos 12 meses, según datos preliminares de la Agencia Espacial Brasileña.

Por lo general, el siguiente paso después de la tala es la quema, usualmente sin la autorización requerida, ya que es un método mucho más sencillo y económico que el uso de maquinaria pesada para desmontar terreno. Por lo tanto, el área boscosa talada –que es mucho más susceptible a los incendios forestales que la selva nativa– aumentó en 465%, informó Barreto.

Es especialmente preocupante que los incendios estén ocurriendo cada vez más en tierras indígenas, un aumento del 8% en comparación con el mismo período del año pasado.

La tierra indígena Munduruku es donde el sistema de detección encontró la mayor cantidad de focos de calor, 160, un aumento del 78% con respecto al año pasado. Además, 4 115 focos afectaron a unidades de conservación, un aumento del 7% respecto al mismo período del año pasado.

El año 2019 fue testigo de una devastadora ola de incendios simultáneos y coordinados que arrasó la Amazonia brasileña durante dos días (10 y 11 de agosto) y a la que se ha denominado en el país “Día del Fuego”.

Casi la mitad de los incendios registrados en esos dos días tuvieron lugar dentro de explotaciones ganaderas, pero la mayor parte de los ganaderos vinculados con estos incendios no han sido llevados a juicio hasta la fecha. Los incendios en el Amazonas en agosto de 2019 fueron los peores desde 2010.

La temporada de incendios agrava la actual crisis sanitaria, ya que el humo y el hollín de los incendios provocan y agravan las enfermedades respiratorias. 

“Brasil ya demostró en el pasado que es posible disminuir sustancialmente la deforestación y los incendios, implementando políticas adecuadas de gobernanza y demarcación de las tierras de los pueblos indígenas. Es una cuestión de voluntad política, pero Bolsonaro ha ignorado esas vías. En lugar de combatir las conductas delictivas y proteger a los guardianes de los bosques, este Gobierno sigue reduciendo la protección ambiental y aliándose con quienes quieren destruir el bosque”, ha aseverado Mazzetti.

(Con información de AP, La Vanguardia y Greenpeace)

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  • Karina dijo:

    Que triste está situaciòn que afecta al cambio climático y a nuestro planeta, por malditos ambiciosos cegados por el poder y dinero, ya es hora que ese país pague las consecuencias ambientales, que la madre naturaleza les cobré muy cara la factura de destrucciòn, que ya no sean otros países como México que paguen las consecuencias del cambio climático!!!

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