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Alice Guy-Blaché: la primera directora en la historia del cine

En este artículo: Cine, Cultura, Francia
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Alice_Guy

Alice Guy-Blaché.

Por Roberto Medina

La historia de los pioneros del cine está llena de lagunas informativas y controversiales posicionamientos de opinión que resaltan, cuestionan o niegan valores y hechos de quienes dieron los primeros pasos en el nacimiento de esos juegos técnicos convertidos con el tiempo en expresiones de un nuevo arte, surgido de la combinación de la técnica y de las formas artísticas precedentes, donde los iniciadores se vieron envueltos en las incertidumbres y riesgos de esos primeros pasos.

Esa situación imprecisa de los historiadores se cierne sobre los valores y méritos a reconocerle a Alice Guy-Blaché quien, pese a haber realizado una labor sorprendente por dos décadas entre 1896 y 1920, primero en Francia y luego en los Estados Unidos, sufriría en vida esas injusticias valorativas. Eso entraña cuestionar la importancia de lo que hiciera Alice Guy.

Frecuentemente se le ha excluido de la consideración de pionero del cine, aunque se admita que fue la primera mujer directora. Ambos criterios no son del todo contradictorios como pareciera, pues a los pioneros les está reservado un lugar de honor, en parte como inventares y desarrolladores técnicos del cine y de sus lenguajes.

Es cierto que ella no participó de los inventos técnicos, pero queda todo el terreno de creación, en que ella fue interviniendo en un medio difícil para una mujer al estar dominado exclusivamente por los hombres que veían con cierto recelo o menosprecio las capacidades de avance y gestión social de las mujeres emprendedoras en las postrimerías del siglo XIX y las primeras dos décadas del XX.

Guy comenzó en el cine muy joven como secretaria, hacia 1884, en lo que sería después la compañía francesa Gaumont. En esa condición tuvo el raro privilegio de asistir, en 1895, a la primera vez que los hermanos Lumière presentaron su filme La salida de los obreros de la fábrica, que la impresionó mucho. Le propuso a Gaumont que lo que había de hacerse era contar pequeñas historias para atraer la atención y motivar a los compradores de los equipos de proyección. Él accedió a que ella las filmara fuera de su horario como secretaria, lo que impulsó su voluntad y tenacidad para filmar pequeñas escenas.

En poco tiempo se convirtió en la organizadora de la promoción creativa de la compañía. Por eso al año siguiente de esa presentación que devendría histórica, siendo secretaria del director realizó su primera cinta, La Feeaux Choux (El hada de los repollos,1896), donde aparecía un hada que tocaba con su varita mágica una de las plantas de la que entonces nacía un bebé chupándose el pulgar.

Su fechado, defendido por Guy, sigue generando una gran controversia entre los historiadores, porque implica que pueda ser la primera ficción con una incipiente estructura narrativa en la historia del cine.Pues por esa época no podía imaginarse que llegara a constituirse en un nuevo arte, pues solo parecía ser un juguete curioso que se podía utilizar solo para hacer unas tomas muy pequeñas, de menos de un minuto, carentes de ambiciones narrativas, con el interés básico de captar escenas de paisajes.

La Feeaux Choux (El hada de los repollos,1896), primera cinta de Alice Guy.

La Feeaux Choux (El hada de los repollos,1896), primera cinta de Alice Guy.

Alice Guy realizó numerosas “fonoescenas” entre 1902 y 1906. Se calcula un centenar con un aparato promovido por Léon Gaumont, el dueño de la firma, primera versión del cine hablado, obtenido por sincronismo entre cine y fonógrafo. Eran las primeras prácticas que prefiguraron el futuro cine hablado, apenas siete años después de la aparición del cinematógrafo y veintisiete años antes de la implantación del cine sonoro hacia 1929.

Muchas de estas escenas sonorizadas de modo primitivo parecen haber sido usadas en los filmes con muy incipientes argumentos, pues en las etiquetas identificadoras de las cintas se han encontrado marcas que parecen responder a la necesidad de sincronización.

Entre los méritos de Alice Guy está el haber realizado simultáneamente diversas funciones: la de guionista, directora, productora, directora artística y de vestuario, durante unos diez años en la Gaumont, introduciendo en el primer lustro del siglo XX los primeros filmes cómicos y burlescos patrocinados por esa compañía, cuando el cine apenas hacía sus primeros asomos públicos.

Al principio, más que a un público amplio, estaba direccionado a atraer a los compradores, quienes se encargarían a su vez de promocionarlos y obtener públicamente beneficios económicos de la inversión realizada, pues si estos y el público se complacían sonriendo con soltura ante esos divertimentos, se decidían a comprar los equipamientos vendidos por la Gaumont por su efectividad comunicativa.

Guy fue un punto clave del éxito comercial de esa empresa mientras permaneció todos esos años en ella al frente de la producción general, interviniendo abrumadoramente como directora principal de los filmes Gaumont. Su obra más importante, así como su primer casi largometraje, fue La Pasión o la vida de Nuestro Señor Jesucristo, realizada para Gaumont en 1906, en cuya realización empleó veinticinco decorados diferentes y unos trescientos extras, algo inaudito en la entonces naciente industria, avizorando una tendencia que el cine ulterior aprovechará para hacer superproducciones.

En su periodo estadounidense fundó en 1910 en New Jersey su propia casa productora, Solax Company, uno de los estudios mejor equipados de ese momento, donde siguió dirigiendo películas con gran éxito, además de supervisar la producción.

Solo entre 1910 y 1914, en su condición de empresaria, produjo 325 películas de distintos tipos y duraciones, en las que Alice intervino como directora en una gran parte. Filmaron una variedad de géneros: películas fantásticas, románticas, comedias, dramas y western. Fue una empresa muy exitosa, más que la sucursal de la Gaumont en New York. Hasta 1916, además de propietaria se desempeñó paralelamente como productora, realizadora, además de interpretar pequeños papeles.

La Solax, dinamizó a su vez a la industria del cine estadounidense. Producía con destino al público norteamericano filmes de diversión muy gustados en esa época de melodramas y westerns; en ocasiones filmaba temas europeos. Ella mantenía un ritmo muy dinámico pues llegó a producir y dirigir a un ritmo promedio de casi una película por semana durante varios meses.

Dirigía películas, supervisaba el trabajo de sus colaboradores, compraba guiones, contrataba asistentes, elegía elencos. Cuando Solax ya no fue rentable, debió alquilar su estudio a otras productoras, pero Alice siguió trabajando entonces como directora independiente para otras compañías. Si bien al paso del tiempo su prestigio organizativo y su dominio técnico y expresivo era muy reconocido, sus filmes dejaron de atraer, había pasado su momento de éxito y cambiado el gusto del público, cada vez más exigente, necesitado de novedad.

Una de las películas de Alice Guy.

Una de las películas de Alice Guy.

Su doble condición de directora y productora, además de organizadora de toda la producción, primero para la Gaumont y luego para su compañía, contrasta en complejidad y duración con la de otros que comenzaron casi junto a ella a hacer cine o poco después, y terminaron de hacerlo antes que ella. Es indicio de ser además de directora con dominio técnico, una hábil mujer de empresa, que tenía tacto para reajustar la producción y los géneros a filmar según las demandas de un público, cada vez más creciente y diverso al cual había de satisfacer para seguir teniendo éxito.

Esa es también una las notables cualidades a favor de considerarla dentro de los pioneros del cine, en cuyas manos el juguete técnico iba demandando formas expresivas y temas a la par de las mejoras técnicas, que ampliaron el metraje de las cintas y con eso el consiguiente tiempo de proyección en la pantalla. Ella fue entre los iniciadores de los que más duraron en activo y sorteó con mayor fortuna los contratiempos de las nuevas demandas.

En edad avanzada, la Cinemateca francesa le rindió un gran homenaje por ser la primera mujer directora de cine en el mundo y por esos años se le confirió la orden de Caballero de la Legión de Honor, como para cerrar una deuda por la indiferencia y cierto menosprecio a que fuera sometida su obra, en gran parte por estar dispersa, destruida o desparecida, pero de nuevo tras esos reconocimientos sería olvidada y solo en años más recientes, ya fallecida a los 95 años, ha sido vuelta a recordar por la labor investigativa de historiadores y curadores de museos que han rescatado una parte de sus obras y han valorado con más cuidado sus aportes como directora y organizadora a la creación del cine mundial.

Entre esos museos se encuentran el Whitney Museum of American Art, el MoMA y el Brooklyn Fine Arts Museum, entre otras instituciones. Su nombre ahora es que comienza a cobrar divulgación y puede que se afiance, mientras más historiadores se dediquen a estudiar lo que queda de su obra, junto a pesquisas investigativas de la época que permitan distinguir con más precisión el peso, complejidad y aporte de su labor en los comienzos del cine.

(Tomado de Cubacine)

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  • J@vier dijo:

    Secretaria en 1984?luego en 1895 visita la presentación de los hermanos Lumière?un poco anacrónica la fecha no creen?

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