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Eusebio Leal: “Hay que amar nuestro tiempo”

Por: Onedys Calvo Noya , Marjorie Peregrín Ávalo
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“En ese andar está la posibilidad de dialogar. Es un diálogo permanente (…) Por eso un libro mío se llama ‘Detén el paso, caminante’, que es la misma sentencia que aparece en la lápida de El Templete. Ese ha sido el signo de mi vida, y ahí radica lo que ustedes han llamado ‘popularidad’”. Foto: Néstor Martí.

Esta entrevista es parte del libro Ciudad Viva: Diálogo, desafío y oportunidad, publicado en 2020 por Ediciones Boloña, de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, con apoyo de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, y que recoge medio centenar de entrevistas seleccionadas a lo largo de 15 años de emisiones del programa Ciudad Viva, de Habana Radio. Fue realizada en febrero de 2018.

Adjunta aparece otra entrevista, realizada en mayo de 2019 en la cabina de Habana Radio, que abre el libro de las autoras Onedys Calvo y Marjorie Peregrín. Cubadebate publica ambas entrevistas por cortesía de la Dirección de Comunicación de la OHCH, en homenaje a este gran cubano de ideas y emprendimientos, universal y auténtico.

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Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana desde 1967 –Eusebio, o Leal, para los habaneros–, es hace mucho uno de los hombres más populares y queridos en Cuba, uno de los intelectuales más preclaros que han pensado y amado a nuestra nación en las últimas décadas.

Es, como muestra esta conversación que sostuvimos con él una mañana de febrero en Habana Radio, un hombre apasionado por las verdades y las experiencias humanas en la historia, consciente del tiempo en que vive; que ha conducido con genial liderazgo y fuerza de voluntad el proceso de restauración integral en La Habana Vieja; que se define como caminante y afirma que en ese andar por las calles del Centro Histórico habanero “está la posibilidad de dialogar”.

Doctor, se celebra la edición 27 de la Feria Internacional del Libro de La Habana. Usted ha privilegiado la producción editorial, una labor que es heredera de la gestión de Emilio Roig de Leuchsenring, y que usted ha potenciado en grado sumo sacando a la luz libros sumamente importantes para la historiografía nacional. Pensamos en La memoria en las piedras, de Zoila Lapique, en La historia de la Iglesia católica en Cuba, de Eduardo Torres Cuevas, y en otras muchas investigaciones que han llegado al público gracias al trabajo de la Oficina del Historiador, con Ediciones Boloña, a lo largo de estos años.

–Bueno, lo primero: para las dos, para ustedes, yo soy siempre Eusebio. El título de doctor me molesta mucho a veces. Me pesa, sinceramente. Jamás lo utilizo en una firma, solamente en la correspondencia exterior porque en ocasiones es muy necesario en el mundo académico usar esos términos. Pero me complace mucho el otro; más que Leal, Eusebio.

“Es importantísima la labor editorial. Emilio Roig le concedió una importancia enorme. Él se formó también en el tiempo, y su juventud, su plenitud juvenil, fue el momento en que don Fernando Ortiz hacía el monumental trabajo de realizar las reediciones de algunas de las obras ya extintas o inconseguibles de la bibliografía cubana.

“Esos libros cubanos, publicados por don Fernando Ortiz, fueron de una relevancia enorme, pero detrás de todo eso está el valor de la biblioteca. Todos estos hombres tuvieron la biblioteca como algo muy importante. Se entiende, porque era una isla sometida a un régimen colonial que irrumpía también en el universo de qué se debía y qué no se debía leer. Los libros llegaban furtivamente a La Habana desde los tiempos antiguos, sobre todo aquellos que no permitía la Iglesia. Recuerdo que, al hacerse el inventario de la biblioteca del obispo Santiago José de Hechavarría Elguesúa, quien fue el gran promotor del cambio y la transformación en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio, constataron que tenía autorización para poseer libros prohibidos, aun aquellos que estaban prohibidos para los que tenían permitido leer libros prohibidos.

“Recuerdo también, en una cita muy antigua y anterior a esa, cómo se habla de la biblioteca en el testamento de un deán de la Parroquial Mayor de La Habana. Recuerdo mi angustia por salvar unos libros antiguos de pergamino, con anotaciones manuales, en el antiguo monasterio de San Agustín –que en el siglo XIX pasó a la Orden de San Francisco y fue luego San Francisco el Nuevo–, que después se perdieron. Recuerdo cuando Emilio Roig realiza la proeza intelectual de convencer a los poseedores de bibliotecas, que eran todos grandes bibliófilos cubanos: Francisco de Paula Coronado, el propio don Fernando y otros, de crear una biblioteca casi virtual. Ellos entregaban sus fichas a Emilio Roig, que también puso las suyas. Cuando alguien necesitaba un folleto o libro que nadie tenía porque no existía una institución como la Biblioteca Nacional –que cuando existió padeció muchos infortunios–, llegaba, buscaba en los ficheros y Alfredo Zayas Méndez, nuestro gran bibliotecario y referencista, iba a la casa del poseedor del libro, lo traía, se lo mostraba físicamente –porque uno necesita tener el libro en sus manos–, y respondía la pregunta.

Emilio Roig pudo, con sus propios recursos en principio, y con los municipales cuando algunos alcaldes entendieron la necesidad de publicar libros –por ejemplo, Antonio Beruff Mendieta y Manuel Supervielle–, ir consiguiendo fondos para imprimir los Cuadernos de Historia Habanera y otras obras que se regalaban.

“Fue un empeño editorial como el que se ha asumido ahora, con mucha seriedad, como lo hizo él, con ediciones que ya no se corresponden solamente con nuevas investigaciones, sino que van siguiendo la huella de don Fernando y de Emilito. Ahora van a salir los Cuadernos de Historia Habanera, que son insuperables. Se dijo: ‘Vamos a hacer una selección’, pero yo dije: ‘No, publíquenlos todos, aunque haya cosas que están superadas vamos a ponerlo todo en manos de un público maduro que va a poder comentar’. Eso está escrito y así planteado. Yo creo que en esta fecha, y en esta Feria del Libro, ha eclosionado el papel de Ediciones Boloña, que ya viene siendo muy reconocida con premios de edición y de diseño”.

“Yo trato de meterme en el tema, estudio y leo y reúno bibliografía, e imagino y pienso. Va a escandalizar a algunos esto de que imagino, pero la historia es siempre un acto de imaginación. Pobre del que crea que en los papeles, solo en los papeles, está el secreto”. Foto: Néstor Martí.

En el contexto de la Feria del Libro, que está dedicada a su obra, se ha comentado mucho –porque son varias las publicaciones bajo su firma, y en varias ocasiones se ha hecho referencia a que recogen discursos, conferencias, intervenciones que a lo largo del tiempo usted ha hecho en diferentes escenarios, y también textos que básicamente ha dictado– sobre su capacidad para la oratoria, su palabra certera, oportuna y poética. ¿Todo se lo deja a ese don de la palabra? ¿Cómo se prepara Leal para intervenir sobre cada uno de estos temas que han sido trascendentales para Cuba y también para el mundo? Porque se ha referido a los símbolos patrios, a las grandes figuras de la humanidad, a grandes problemas, a cuestiones del patrimonio, a pequeños escenarios cotidianos…

–Yo trato de meterme en el tema, estudio y leo y reúno bibliografía, e imagino y pienso. Va a escandalizar a algunos esto de que imagino, pero la historia es siempre un acto de imaginación. Pobre del que crea que en los papeles, solo en los papeles, está el secreto. Muchos papeles mienten. Un diario está escrito para uno recordar, pero, a la larga, si uno no toma la decisión de quemarlo va a manos de otros y se corre el riesgo de la interpretación. Porque tú no vas a poder poner debajo ‘esto que estoy diciendo el día 15 es por esto y aquello’. No, tú no pones eso, supuestamente es un diálogo contigo mismo.

“En una ocasión, hablando de su padre, el general, Dulce María Loynaz me contó: ‘Cuando éramos adolescentes vivían todavía muchos viejos generales del Ejército Libertador, venían a conversar con papá. Cuando llegaban todo eran saludos, comentarios sobre la cotidianeidad y las cosas de ahora: Qué tal, ¿cómo está la cosa? ¿Qué tú crees de esto? Pero cuando llegaba el café, estaban ya ensartados de nuevo en el pasado’. Y entonces me dijo: ‘Porque cuando uno ha vivido una gran época, vive para siempre prisionero de ella’. Y eso nos pasa a todos, emocionalmente, espiritualmente. La vida es breve, y aquellos momentos grandes que hemos vivido, de amor, de dolor, de cualquier aspecto de la vida, quedan en nosotros como una experiencia viva. Eso determina mucho nuestros actos.

“Yo me meto en el tema. Casi todos estos libros que se van a publicar, que recogen discursos o conferencias, no habrían visto la luz si antes no hubieran pasado por la mano de un editor. El editor debe tener amor por uno, identificación con uno y con lo que uno hace. Por eso yo afirmé hace muchos años que Magda Resik es mi biógrafa, porque ella me decía, siguiendo el hilo de mi pensamiento y los defectos de mi propio discurso, que conoce: ‘Mire, esto es mejor suprimirlo o incorporarlo, o bajarlo’. Después pusieron sus manos también Argel Calcines, en su función de editor serio, y su mamá, Lidia Pedreira, quien es una editora de mucho prestigio; también Silvana Garriga, a quien quiero recordar con mucho afecto, y Mario Cremata, que en determinados momentos viene y corrige unas palabras, porque es mucha la carrera, la vida me lleva como en un tropel”.

Una edición de “El diario perdido” en las manos de Eusebio Leal. Foto: Alexis Rodríguez.

Cada uno de sus libros expone desvelos, luchas, pasiones que ha tenido en alguna etapa de su vida. Pero hay otra historia, la relacionada con el diario de Carlos Manuel de Céspedes.

–Cada cosa tiene su lugar, su historia, su momento, coincide con situaciones a veces personales. Imagínenme a mí, hace tantos años, en el despacho de aquel anciano que era un magnífico periodista del diario El Mundo, que firmaba con el seudónimo de Clara del Claro Valle, lo cual le hacía inalcanzable en el equipo porque todo el mundo pensaba que era una mujer. Era José de la Luz León, autor de un libro maravilloso sobre Ramón Emeterio Betances. Él se dedicó a la defensa de las mujeres agraviadas en la historia de Cuba, mujeres de quienes se habló mal por alguna razón: Emilia Casanova, quien fue más que insultada por su protagonismo como esposa de un gran escritor, Cirilo Villaverde –en el libro de Zoila Lapique, Manuel Moreno Fraginals y Beatriz Moreno, 1 que es una joya, aparecen las caricaturas contra ella; es espantoso, horroroso–, y Ana de Quesada, la esposa de Céspedes, acusada y vilipendiada de mala manera por los enemigos políticos y detractores de Céspedes. Otra mujer muy infortunada fue la esposa de José Martí, Carmen Zayas-Bazán, que vivió una tragedia, como todo divorcio, como todo amor. Martí se casó con ella, estaba profundamente enamorado de ella, era su arquetipo, su oponente natural –y que conste, nunca le faltaron mujeres bonitas, ni pasiones, ni mujeres enamoradas, ni rendidas por él, ahí está el Epistolario, de Luis García Pascual, donde aparece su correspondencia; había mujeres prácticamente desesperadas porque no lograban alcanzar el favor de él–, pero ese matrimonio no dio resultado, como nos ha pasado a muchos. Vamos a eximirlo a él y vamos a ponerlo ahí, en gran medida por su propia responsabilidad también; yo no voy a meterme en este asunto porque ni en nombre de la historia, ni en nombre de la política, debemos meternos en la vida privada de los individuos.

“Entonces, José de la Luz León tenía las cartas de Ana y Céspedes, y estaba trabajando sobre esa tragedia. Yo era frecuente visita en la casa de Hortensia Pichardo, que ya anciana y cieguita totalmente, en su habitación, cuando yo entraba preguntaba: ‘¿Es Leal?’. ‘Sí’. Y no es que yo fuera todos los días, pero ya me conocía hasta por el sonido de las pisadas. Había un tema único con Hortensia y su esposo, Fernando Portuondo: Céspedes, porque ellos eran grandes cespedianos. A ellos se debe la edición de Carlos Manuel de Céspedes: escritos. Buscaban el diario. Y un día, en la Plaza de la Catedral, un librero me entrega un fragmento de una carta de Céspedes, un fragmento inconcebible, que era como una especie de flecha que me guiaba a buscar algo más, donde Céspedes decía que los malos cubanos ‘me atacarán, pero los buenos me defenderán’.2 La historia proferiría su fallo.

“Me habían dicho que se habían agotado todos los esfuerzos para conseguir el diario de Céspedes y eso se lo comenté a José de la Luz León. No me dijo nada. Él estaba casado con una soprano cubana hoy olvidada, Alice Dana, hermana del arquitecto Dana, ambos hijos de Charles Dana, el gran amigo de Martí, periodista en Estados Unidos. Tenían una prosapia mambisa extraordinaria y martiana. Jamás me dijo, aunque ella y él sabían. Yo había ido a El Caney a ver al historiador Ángel Andrés Cué, que estaba escribiendo su apasionante biografía nunca terminada de Vicente García, para preguntarle si había algo entre los papeles que tenía. Tuvo la gentileza de entregarme unas cartas de Agramonte que están en el Archivo Histórico de la Oficina, entre ellas una carta desesperada a Amalia cuando ella cae prisionera. Pero me aseguró que no tenía el diario.

“Por último, en junio de 1981 murió José de la Luz León. Su viuda me llamó y yo no acudí inmediatamente porque estaba fuera de Cuba. Cuando regresé leí el mensaje de ella, lo lamenté infinitamente, la llamé, pero viendo que era cuestión de pésame –no me gusta por teléfono–, quise ver a mi amiga y finalmente fui varios días después. Eso fue una gran lección, cuando te llamen, ve. Una vez le elogié a Dulce María un cuadro que estaba en la sala de su casa. Era una mujer generosísima conmigo, pero era una mujer bíblica. Le dije: ‘Dulce María, qué cuadro tan bello’. Ella: ‘Coja y lléveselo, se lo regalo’. Yo le respondí: ‘Ay, no Dulce María’. Al final Dulce María sentenció: ‘Entonces, no se lo doy. Cuando le den algo, cójalo; que le sirva de lección’. Esto fue lo mismo. Cuando llego, la viuda de José de la Luz me dice: ‘Mire, Leal, mi esposo ha dejado para usted este sobre’. Afuera estaba escrito: ‘Estos papeles son de mi patria’. Cuando abro, ¡Dios mío, la libreta y el cuaderno del diario de Céspedes, los dos tomos del diario perdido!3 Y dentro del diario de Céspedes venían las cartas infames contra Ana de quienes se lo negaron, de los que lo tenían, usando las peores diatribas… Y ahora el público me va a perdonar porque me contradigo. Hay una carta que no publiqué para no demoler la imagen casi romántica que tenemos de una persona en nuestra historia; tampoco la destruí, está en el archivo. Todo esto motivó mi trabajo con el diario, la lectura, la transcripción, la publicación”.

Y Carlos Manuel de Céspedes. El diario perdido, ha sido publicado nuevamente, en una edición por los 150 años del Diez de Octubre.

–Sí, una nueva edición, con valiosos análisis previos. Primero el de Hortensia Pichardo, que –siendo una cespediana– era importantísimo, y luego el de Abel Prieto, ministro de Cultura y amigo mío. Debo decir lo siguiente, porque la verdad es la verdad, nunca se debe ocultar. Cuando yo recibí el diario de Céspedes y lo tenía en mis manos, yo no podía entender la pequeña letra, entendía algunas cosas y otras no. Había una joven, muy joven, que tenía una vista acostumbrada a leer incansablemente En búsqueda del tiempo perdido, de Marcel Proust, en una letra pequeñísima. Ella, que después escribió cosas desagradables, infames, contra mí, aparece citada por mí en todas las ediciones como la persona que hizo la primera lectura no profesional del diario. Se llama Zoe Valdés. Posteriormente, la señora Nieves Arencibia, una paleógrafa profesional del Archivo Nacional, hizo la verdadera transcripción paleográfica, y después mi colaboradora, Teresita, en la Casa de Asia, fue mi compañera para buscar fichas y referencias de los nombres de las personas que Céspedes mencionaba en el diario.

“Luego, Diana Barrera, mi secretaria, muerta hace tantos años, iba copiando lo que yo dictaba con relación a la ficha y lo que iba meditando al mismo tiempo que leía todo lo que se había publicado sobre Carlos Manuel de Céspedes, para bien y para mal. Y Raida Mara Suárez trató de hacer una tabla interpretativa, pero no teníamos tiempo de publicar el libro con notas si queríamos que saliera, porque en ese momento, si el libro iba a una comisión editorial, muchas personas iban a decir ‘no, hay que suprimir esto porque no estamos preparados; esto hay que quitarlo; esto no va’. Nos embarcamos para la Exposición Universal de Sevilla a trabajar en el pabellón de Cuba, en lo cual Mara tuvo un papel importante. Se hizo una impresión del diario sin notas, nada más con el prólogo, el ensayo, y cuando llegó a Cuba el primer ejemplar de Carlos Manuel de Céspedes. El diario perdido, se lo mandé a Fidel. Cuando él leyó el libro, quedó fascinado, se revelaban cosas de la historia de Cuba que él intuía perfectamente y que hasta cierto punto sabía, más no en el detalle. Ni él, ni yo, ni nadie más que los contemporáneos que aparecían citados ahí. Entonces, orientó inmediatamente que se reeditara el libro, y se reeditó una, dos y tres veces, en 1992, y permaneció durante semanas como el más leído.4

“La que aparece ahora, en 2018, es una edición razonada, preciosa, con la bandera de Céspedes que Ana de Quesada, la agraviada, trajo a Cuba; ella, que en sus cartas –que aparecen ahí– reclama al depositario del diario, quien le dice que no se lo puede dar porque es un trofeo de guerra, ante lo que ella pregunta cómo es posible que un cubano diga que el diario de Carlos Manuel de Céspedes es un trofeo de guerra, cuando en la primera página aparece su dirección en Nueva York. Ella era la destinataria del libro. Ahí, en el hotel Pasaje, que volverá a ser hotel, frente al Prado, se alojó Ana de Quesada cuando regresó a Cuba y trajo la Bandera del Diez de octubre. Pero el diario no lo pudo ver nunca, se lo negaron siempre”.

Eusebio Leal Spengler ante un cuadro de Céspedes. Foto: Alexis Rodríguez.

En esta edición de la Feria del Libro se celebró un coloquio en el que varias personalidades de la cultura dieron su visión sobre usted. Entre quienes intervinieron estuvo la doctora Ana Cairo, quien señaló algo interesante y que fue muy bien recibido por los presentes, y es que Eusebio –ella destacaba lo mismo que usted al inicio, cómo algunos en La Habana Vieja le llaman “Usebio”– es una persona popular. Usted es un hombre muy querido y respetado por los habaneros y los cubanos; para muchos, en los barrios más populares de La Habana, un personaje casi legendario.

–Quizá por el hecho de que me ha gustado siempre mucho caminar. Soy un caminante, cuando no camino me siento triste y hasta neurasténico; tengo que caminar. A veces, sobreponiéndome a todo, camino. Y en ese andar –del cual salió el nombre de un programa de radio y otro de televisión– está la posibilidad de dialogar. Es un diálogo permanente.

“Me ha gustado siempre mucho caminar. Soy un caminante, cuando no camino me siento triste y hasta neurasténico; tengo que caminar. A veces, sobreponiéndome a todo, camino”. Foto: Alexis Rodríguez.

“Tengo en el bolsillo un manuscrito verdaderamente digno de un papiro que me entregó una señora en ese andar, durante la Feria del Libro: ‘Tú eres una persona valiente, que te gusta luchar por tu vida y por todos’, así empieza. Es ese un diálogo misterioso con quien se me acerca, y me detengo por tres razones: primero, porque aprendí –y ahí sí no voy a negar el origen– que cuando te pidan la capa debes dar también la bolsa, que te debes detener, que cuando se te acerca un menesteroso y te quiere dar la mano, mejor le das un abrazo. Aprendí también por experiencia propia, sobre todo por aquella anciana que una vez entró en la barbería cuando me estaban pelando y entonces yo me molesté tremendamente y dije ‘ni aquí me dejan tranquilo’, y la señora levantó la mano y me aseguró: ‘No, no se moleste, si yo nada más que vengo a entregarle esto’. Impertinente de mi parte. Me levanté y fui a ver a la señora, me dio una cajita y me dijo: ‘Son unos papeles, iba a deshacerme de ellos, pensé que a usted le podrían interesar; son cosas sin valor, recibos de tiendas antiguas de La Habana’. Uno de aquellos recibos tenía un grabadito que me permitió restaurar luego a la perfección el lugar, ahí en la calle O´Reilly, de una antigua carnicería. Había otro que nos permitió reconstruir en detalle lo que fue la sastrería del padre de Mella, en la calle Obispo, al lado de donde nació Servando Cabrera Moreno. Y cuando llego a mi oficina y voy revisando, había una carta doblada. Era una carta de Antonio Maceo, manuscrita, que terminaba diciendo: ‘Quien intente apropiarse de Cuba recogerá el polvo…’. La histórica carta dirigida por Maceo, en vísperas de su cumpleaños, en San Pedro Sula, República de Honduras, a su amigo José Dolores Poyo. Cuando abrí aquello, sentí un estremecimiento, no solamente por la carta, sino por mi trato hacia aquella señora, por mi impaciencia. Por eso, un libro mío se llama Detén el paso, caminante, que es la misma sentencia que aparece en la lápida de El Templete. Ese ha sido el signo de mi vida, y ahí radica lo que ustedes han llamado ‘popularidad’”.

“Hay que amar nuestro tiempo con sus dificultades, con sus acechanzas, con sus esperanzas. Y luchar. Mi experiencia es nunca darme por vencido, es trabajar”. Foto: Néstor Martí.

En el mismo coloquio, Eduardo Torres Cuevas decía que en el recinto donde se celebraba había confluido una generación que ha tenido grandes retos. ¿Cuáles son, en su opinión, los retos de quienes vivimos en Cuba y a Cuba en este tiempo?

–El reto es que no tuvimos otro tiempo para vivir que el nuestro. Es una tontería estar diciendo ‘yo habría querido ser una gran dama en el siglo XIX’, quizá habrías caído esclava en un barracón, o ‘yo quisiera haber vivido en tal época’, y quizás habría sido un cobarde incapaz de levantarme para hacer lo que muchos cubanos hicieron. Nuestro tiempo es el tiempo, este es el tiempo, y no otro; y hay que amar nuestro tiempo con sus dificultades, con sus acechanzas, con sus esperanzas. Y luchar. Mi experiencia es nunca darme por vencido, es trabajar.

“Para mí fue una sorpresa, sinceramente, cuando me llamaron para informarme sobre la dedicatoria de la Feria. Porque mi trabajo ha sido perpetuar las fuentes, recoger miles de documentos, libros, objetos; reconstruir piedras. Ese ha sido mi trabajo. Yo no he tenido tiempo para más nada, lo demás fue recogido de la palabra que vuela y eso es lo que entrego a la editorial, y algunos trabajos. Claro que me alegro, cómo uno no va a alegrarse de que le hagan un reconocimiento, pero ese era el que yo no esperaba. Me siento muy orgulloso de eso, y del Premio de Ciencias Sociales, porque representa un aspecto importante de mi propia vida.

“También dije una verdad. Cuando pasaron todas estas cosas yo estaba viviendo con el último aliento, y es probable, como suele pasar en Cuba, que hubieran pensado: ‘Vamos a tratar de honrarlo antes de que cuelgue el piojo, estire la pata’, y otras tantas expresiones caseras cubanas. Pero no fue así, y hoy me alegro de que no hayan acertado”.

Y hoy vemos un brillo especial en sus ojos, un brillo que nos motiva, nos da ánimo, nos inspira. Leal, en todos estos años, ante obstáculos, incomprensiones, retos que algunas veces parecían insuperables, ¿qué fue lo más importante para enfrentarlos y seguir adelante?

–La Revolución me enseñó, y sobre todo Fidel, que ha sido un gran maestro. Gran maestro Raúl, también. Y esto que estoy diciendo no es oportunismo político, porque a mí no me gusta estar mencionando a Fidel ni a Raúl, pero debo decir la verdad porque tuve la oportunidad de servirlos a ambos como colaborador y subordinado. Me enseñaron, el uno y el otro, que la historia no se puede escribir con rencores ni venganzas cazurras; que el debate es de ideas, no vulgar ni procaz, no admite nunca el uso de palabrotas ni cosas por el estilo, ni dobles sentidos. Se debe hablar siempre con rectitud, con sentido de las cosas.

“Entonces, ese brillo de que ustedes hablan, sí, es un brillo de alegría, de perseverancia. Yo pienso que se nos enseñó a perseverar, pero a no olvidar. Quiere decir que, cristianamente, he perdonado agravios personales. Yo no tengo más enemigos, mis enemigos han sido los enemigos del Estado. Esto no lo dije yo, lo dijo el cardenal Richelieu cuando vinieron a darle la extremaunción un poco antes de morir.

“Pecados, muchos, pero enemigos, ninguno. Porque mis enemigos han sido los del Estado, de la nación, de Cuba; pero personales sería algo pírrico, indigno de lo que pueden llamar la inteligencia de un hombre común”.

 

 

NOTAS

  1. Iconografía de la Guerra de los Diez Años, Ediciones Boloña, La Habana, 2018.
  2. Céspedes escribe en una carta a su hermano, fechada el 6 de agosto de 1873: “Bien pueden esos enemigos de Cuba (q. no míos) aullar como lobos a vista de una presa codiciada. Mi conciencia está tranquila. Mi consagración a la causa, mis servicios, mis sacrificios están a la vista de todos los cubanos: los malos me atacarán; p[o]. los buenos me defenderán …”. (En Carlos Manuel de Céspedes: escritos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1982, tomo 3, p. 252)

3. En el tercer tomo de Carlos Manuel de Céspedes: escritos, Hortensia Pichardo y Fernando Portuondo abordan el tema de los diarios de Céspedes: el que abarca el periodo entre julio de 1872 y enero de 1873, donado al Archivo Nacional por Alba de Céspedes, nieta del Padre de la Patria, reeditado por el matrimonio de historiadores, y el de 1871, que Céspedes anunció a su esposa, Ana de Quesada, le enviaría, y del cual no se sabe el paradero. El último diario, ocupado por los españoles a la muerte de Céspedes en San Lorenzo, fue comprado más tarde por Julio Sanguily y quedó en el archivo de su hermano Manuel, quien nunca aceptó entregarlo a Ana de Quesada. A José de la Luz León, según cuenta Leal, habría llegado por la vía de Sarah Cuervo, viuda del hijo de Manuel Sanguily, heredero de los documentos. Conformado por una libreta y un librito, abarca el periodo entre julio de 1873 y el día de la muerte de Céspedes, el 27 de febrero de 1874.

  1. En 1994, la Editorial de Ciencias Sociales publicó una cuarta edición. En 1998, Ediciones Boloña, de la OHCH, publicó una quinta edición, aumentada y corregida.

 

Eusebio Leal: Es necesario un pacto para la ciudad

Se han publicado 33 comentarios



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  • Anselmo Sosa dijo:

    Lamento la pérdida de un legítimo hijo de la habana, que ademas de hacer grandes logros en obras restauradas o nuevas, nos ha devuelto una habana rejuvenecida patrimonial y hermosa y con su especial maestría nos enseñó y educó en los valores patrimoniales e históricos de nuestra ciudad. Descanse en paz con todos sus meritos que seran celebrados y reconocidos por muchas generaciones de cubanos.

    • Roberto dijo:

      Leer a Eusebio siempre ha sido apasionante porque tenia el don increible de saber narrar la historia, en esta entrevista habla de Vicente García quizás el patriota mas vilipendiado de la historiografía cubana... una vez le escuché hablar sobre este valeroso héroe con una visión desperjuiciada y justa que me hizo repensar mi tímida opinión sobre el personaje... así era Eusebio, enamoraba a las personas de la historia.

      • Maria Antonia dijo:

        En su caminante andar nos diò a conocer la histira de cuba, su trabajo siempre fue indelegable con su hablar pausado y su pensamiento letrado y mostrado, en hecho pudo demostrar firmeza en que por la habana lo màs grande y la restauraciòn de la ciudad habanera verdaderamente es grande, bella, hermosa nuestra haba. Nunca te olvdaremos Eusebio, me gustò su expresiòn de que siempre tenemos que hacer.

    • URGENTE!!! dijo:

      Una pasión incansable por su labor, pro su nación, pro restauración, pro vida.

      Una entrega genuina y única al inconmesurable deseo de restaurar lo que para muchos ya estaba perdido.

      Una verborrea profunda y rebuscada, entendible y educativa, enlazada magestuosa y poéticamente en una imperecedera y singular forma explicativa de narrar los hechos, de narrar la historia.

      Eso es parte de la más modesta descripción de lo que pueda yo hacer del Maestro de estos tiempos.

      Así me gustaría llamarle, el "Apóstol de estos tiempos". Un maestro de la Oratoria, de la persistencia, de los sueños inalcanzables, de las piedras bien enterradas e inamovibles, de los tesoros escondidos en diversos materiales.

      Ese es y será Leal en su extensión del abundante legado entregado a esta y a varias generaciones más.

      Pero a mi parecer, muy enamorado de la vida y de la misión y de la modestia.

      Te llevaremos alegremente en nuestros corazones, en nuestro andar, tras tus Pasos, por nuestra Habana.

  • Dr. Carlos M Santana dijo:

    Persona como Eusebio Leal nunca mueren porque su pueblo no dejara de recordarlo en cada momento, cada rincon de nuestra Habana por la que tento lucho en su fructifera vida lo recordará siempre. A su familia y amigo mis condolencias.

  • ...el mar dijo:

    ....siempre voy Andar La Habana contigo Eusebio ....amigo del pueblo...Gracias Oneydis, Leal al historiador....A su proyecto

  • Lissette Ftes dijo:

    Las personas que tiene una vida tan intensa y útil como la tuvo Eusebio, dejan su esencia y su huella marcada por donde quiera que pasen.
    Estudiosos de la espiritualidad dicen que el cuerpo, ese que nos permite caminar que nos toquen y ser tocado es materia pero el alma o el espíritu es energía y que al morirnos lo que muere es la materia y la energía queda.
    Particularmente me gusta creer eso, me gusta pensar que todas las personas que quise y las que he admirado de alguna manera están cerca, de alguna manera me ven y me gusta creer que yo los siento. Por eso me gusta pensar que Fidel sigue a la cabeza de nuestras marchas, que su luz no ha a abandonado la plaza y que por siempre y donde esté, su luz alumbrará el camino de Cuba.
    Nuestro presidente tiene razón, sabias sus palabras. Aunque sea doloroso no debemos llorar la muerte de Eusebio, debemos celebrar su paso por la vida y desear que desde la otra , la espiritual, siga caminando por los adoquines de la Habana Vieja donde La Giraldilla le hará un guiño a modo de saludo mientras la catedral le de la bienvenida con sus campanadas y las palomas que tanto cuidó, alcen el vuelo y acompañen por siempre su alma luminosa.

  • Anselmo Sosa dijo:

    Ante la lamentable pérdida fisica del Dr. Eusebio Leal Spingler, en justo reconocimiento por su obra de incalculable valor patrimonial de restauración y rescate de la capital de todos los cubanos, les propongo que se abra un libro de condolencias para expresar nuestro reconicimiento a tal personalidad y se valore por nuestro gobierno revolucionario declarar 3 dias de luto o duelo nacional y se ize nuestra bandera nacional a media asta durante estos tres dias. Gracias.

  • Jorge Acosta dijo:

    A Eusebio, como un homenaje a su memoria pienso que sus restos deben descansar en un lugar céntrico de a Habana Vieja. Por la que tanto hizo para que ésta y las futuras generaciones siempre tengan un lugar donde rendirle homenaje

  • Clara Silva Ortega dijo:

    Cuba pierde a uno de sus más grandes hombres, fiel a nuestros lideres y a la Revolución, el dolor cubre todo el país, su obra perdurará por siempre. Lo vamos a extrañar. Hasta siempre amigo, descansa en paz.

  • Clara Silva Ortega dijo:

    Lo vamos a extrañar. EPD.

  • Cubano dijo:

    Ha muerto Eusebio Leal. La nación cubana está de luto. La isla y todos sus habitantes lloramos a uno de los más grandes de nosotros. Por el, por su obra y ejemplo, esa bandera a la que tanto honró y quiso debe ondear a media asta. Eusebio tú seguirás caminando por La Habana. Cómo buen catolico, ya Dios te ha acogido en su reino y la Virgen de la Caridad te tiene en su regazo. Gloria eterna a tu nombre y tú obra inmortal.

  • Sandy Pérez Matamoros dijo:

    En paz descanse

  • Jose L dijo:

    Eusebio, quizas ahora o desde siempre SAN EUSEBIO EL PROTECTOR DE LA HISTORIA, permanecera entre su pueblo y la humanidad su patria grande, guardado en el corazon de su patria chica "GRANDE" Cuba y la Habana nuestra de Martí, de Pepe Antonio, de los estudiantes de medicina asesinados, de la protesta de los 13, de sus declaraciones de soberania, de las grandes marchas combatientes. Amurallado en las ideas del apostol triunfante se alza su obra infinita de amor por Cuba y asi conservar su legado y triunfar ante los nuevos retos es el mejor homenaje en esta hora de transito a la eternidad de la memoria, Gracias Eusebio

    • SandraHGG dijo:

      Muy triste!
      Realmente ha sido un hijo ilustre de Cuba

      Quisiera proponer que fuera reconocido como "El novio de La Habana"

  • Regina dijo:

    Acabo de leer algo que dijo Fina García Marruz de Eusebio y es muy real ---“En su sacrificio humilde, en la entrega tenaz de sus horas, en la vehemencia prometeica con que ama a La Habana, Eusebio Leal— como en otras tantas cosas—, es donde está su huella. Cuando lo olviden los hombres, todavía lo recordarán las piedras”.

  • Mayda Juana dijo:

    Qué legado nos ha dejado: el sentido de pertenencia hacia lo que amamos, hacia lo nuestro. Te recordaremos siempre que Andemos la Habana. Descanse en paz, Eusebio

  • Riquitin dijo:

    Sentidas condolencias a familiares amigos, trabajadores de la Oficina del Historiador, gran perdida para la cultura nacional con la partida fisica de este gran continuador de la obra de Roig y incansable conocedor de la Historia Patria a ese gran reparador de sueños de la capital de todos los cubanos y de otras partes de nuestro pais
    No dejaran de andar la Habana sus pasos y confiemos que la continuidad de su obra perdurara por siempre en la Habana, sus provincias, y el mundo
    Cubano de expresiva verborrea e incansable luchador del bienestar de nuestra humanidad.

  • oscar manuel dijo:

    Considero que como homenaje eterno queda su obra que es nuestra recuperada y bella Habana vieja. Seria justo que se erija un monumento a su vida y obra en la plaza de las palomas. Oscar Manuel

  • Maggy cmg dijo:

    Que verdadero cubano no recuerda el programa de TV Andar La Habana, ese no era un programa cualquiera era el programa con Eusebio, que con sus elocuentes palabras nos mostraba la historia y bellezas de su ciudad, eso no se olvida caballero...

  • Marcos Lago Colás dijo:

    Pocas personas pueden decir que cumplieron con la vida.
    Por modestia él nunca lo hubiera dicho, pero si evaluamos la lucha titánica que libró para detener el deterioro de La Habana y su renacer, vemos que CUMPLIÓ (así en mayúscula).
    Sin embargo Eusebio fue mucho más que eso; fue maestro y alumno, fue irreverente y formal, fue amigo y aserrimo enemigo, fue lector y autor.
    Nunca consideró una deshonra reconocer que no sabía algo, más bien lo aprovechaba para estudiar más.
    Y basta de hablar de él en pasado porque, aunque ya nos hace mucha falta, hoy entró en la eternidad de los hombres que dejan una huella a seguir.
    Por mi parte le diré a mi hija que lo estudie y aprenda de perseverancia y constancia.
    Hasta siempre Eusebio

  • MM dijo:

    Toda Cuba llora la desaparicion fisica del hombre mas a Leal a su tiempo, nuestro querido Eusebio.
    Quiero recordarlo con su imagen iconica de andar nuestra bella Habana. En este ciudad que tanto amo, quedara su legado. Cuando andemos La Habana, el estara con nosotros.
    En el año 2004 tuve el inmenso placer de conocerlo en un historico viaje a las casitas de Shaquespeare, nos brindo una clase magistral, sobre la vida y obra del grande escritor ingles. Tambien por esos dias, explico en la Universidad Metropolitana de Londres, con su magnifica oratoria, su proyecto de restauracion en la historica Habana Vieja. En esa ocasion hablo de todo lo realizado en la plaza de las palomas, que habian personas que no querian que se dejaran las palomas, porque contaminaban el area, a lo que el dijo con su gran elocuencia, que dejaran que La Habana tuviera sus propias palomas como otras ciudades del mundo. Por eso Oscar estoy de acuerdo con usted. Eusebio merece un bello monumento de bronce en su querida Habana, donde muchas palomas reposen junto a el.
    Mis mas sentidas condolencias a familiares y amigos.

  • José Enrique Fundura dijo:

    Eusebio Leal fue, es, y será el símbolo eterno de la pulcritud humana.

  • Rafael Emilio Cervantes Martínez dijo:

    Siempre aprenderemos de un manantial inagotable de cultura y ejercicio del pensamiento. Hago mía la idea del compañero Presidente Díaz Canel, celebraremos la obra dejada por Eusebio los que lo hemos amado.

  • ibis.juarez@nauta.co dijo:

    Les doy mis condolencias a los familiares de Eusebio Leal k EPD

  • Dario 3D dijo:

    Es bien triste perder a éste gran hombre, que era historia personificada, una mente maravillosa y de diálogo perfecto. En paz descanse Señor, para usted todo mi respeto por su larga trayectoria dedicada a La Habana, a Cuba y a los cubanos.

  • Juana Rosa Machado Reyes dijo:

    Triste amanecer para Cuba. La perdida de un hombre sin igual que dedicó su vida a salvar nuestro patrimonio, nuestra cubania, es una razón de luto para nuestro pueblo.Patriota por convicciones, que más que una Habana digna de admiración nos dejó un legado de sueños hechos realidad,teniendo presente siempre a la juventud como punto de mira de la nación.Cada adoquín de las calles de la Habana,cada fachada,cada muro,cada animal callejero rescatado, llevan su sello.Gracias Eusebio por darnos tanto.

  • IvanHL dijo:

    Gran e inmortal Eusebio, gracias por enseñarnos a crecer, pero.... como te vamos a necesitar, más aún en el contexto actual. Tu muerte nos crea un reto de superarnos a nosotros mismos, seguirá siendo un faro, ese es tu nuevo rol.

  • Yani dijo:

    Fue muy triste la noticia de la muerte de Eusebio Leal, se que nos ha dolido a la mayoria de los cubanos y tambien a muchas personas del mundo entero. Cuba a perdido un gran hijo que siempre puso en alto la historia de nuestro país, en especial nos enseño a conocer más de nuestra capital. Mis mas sentidas condolencia a sus familiares y amigos.

  • Kmi dijo:

    Recuerdo a Eusebio como el habanero que me enseñó a amar La Habana, su respeto y culto a la identidad histórica y patrimonial de La Habana. En su verbo vive el hombre que detiene su paso. Queda en La Habana toda, en su obra literaria y en el recuerdo de todos los cubanos, ese hombre que supo reconquistar la belleza de la historia de una dama que tiene de todo y no tiene nada, más adelante dijése él en el 500 Aniversario de la
    fundación de San Cristóbal de La Habana: "¡Qué bella es mi ciudad!".
    ¡Gracias Eusebio!
    QEPD

  • Lourdes Vera Lima dijo:

    Descansa en paz.
    Que Dios te reciba en su Reino con un gran abrazo por haber cumplido con humildad y desvelo la obra de toda la vida. Gracias por todo el legado que nos has dejado y de seguro siempre estarás en nuestros corazones y caminando cerca de nosotros por las calles de tu querida Habana Vieja. Tu alma siempre estará allí.

  • informada dijo:

    Agradezco a las autoras. De muchas entrevistas o artículos presentados a raíz de su deceso, esta clasifica en lo más alto, porque habla de lo humano de un hombre grande (que en ella hace confesiones personales), de su sencillez, su caballerosidad y ética al tratar ciertos temas históricos, de su don de gente, de su lealtad a la nación que amó. Con lo expuesto, nadie duda que fue un infatigable trabajador por la historia patria y por conservar lo que parecía perdido en el tiempo. Todo homenaje es poco para quien dio la vida en ello.

  • Juan Leandro Azcuy Duribe dijo:

    Así como Lucas no conoció a Jesús, siento cada vez más una profunda necesidad de acercarme a la obra de un hombre que vivió en un gran tiempo y por suerte ha quedado atrapado en él, los edificios lo cuentan y solo nos queda acercarnos y escuchar. Gracias por existir.

Se han publicado 33 comentarios



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