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La casa en construcción de Tony Ávila

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Tony Ávila y su orquesta en la celebración por su década de creada. Foto: Andy Jorge Blanco.

Sin levantarse el telón y a capela, Tony Ávila canta: “Solo quiero en mis canciones tu presencia”. Del otro lado del escenario hay casi cinco mil personas que le confirman la frase. Teatro “Karl Marx”, La Habana. Es 22 de febrero de 2020 y afuera llueve. Sin embargo, la gente está allí.

La cortina levanta y deja ver un simulacro de reguero hogareño, de casa en construcción. Hay andamios, paredes, ventanas, una puerta y sacos de cemento, ubicados entre el trovador y su grupo, quienes construyen, desde hace diez años, una carrera artística que el público agradece y sigue. En una esquina del escenario está una lámpara de pie, encendida con una tenue luz amarilla.

Por la casa escenificada pasarán más tarde Lazarito Valdés, Vania Borges, Jorgito Kamankola, Vocal Sampling, entre otros. Pero ahora, apenas inicia el concierto, entra Ray Fernández. El equipo de filmación del espectáculo junto a los utileros llevan cascos de constructores. Montan un bar y Ray se ubica en una esquina de la barra. Tony en la otra punta e interpretan “Necesito un bolero”, entre tragos de ron para ahogar en alcohol las penas de los amores perdidos.

Tony Ávila y Ray Fernández en “plena obra”. Foto: Andy Jorge Blanco.

Los “albañiles” entran y salen todo el tiempo del escenario. Filman. Toman fotos. Ponen paredes nuevas, sillas, micrófonos, mientras atrás quedan canciones como “Babalawo”, “El fruto”, “Habana”, con César López en el saxofón, o el coro exaltado del público en “Nada más triste”, tras la frase que a Tony siempre le funciona para que la gente tararee: “El que cante más alto me lo llevo de gira”.

Entre temas de sus primeros discos En tierra (2011) y Timbiriche (2013), Tony Ávila incluye en su concierto, para celebrar la década de formada la agrupación que dirige, canciones del más reciente fonograma Atrapasueños (2018). Durante el tema homónimo a este último disco, el baterista del grupo improvisa.

Después lo harán cada uno de los instrumentos: el saxo, la guitarra, los tambores, el bajo. Rita –sentada a mi izquierda– me dice: “El de la conga siempre es el niño inquieto de la casa”. Y Mandy mueve las baquetas en un frenesí. A sus espaldas hay uno de los cuatro andamios al final del escenario. Los sacos de cemento están apilonados a su derecha, mientras una base de ladrillos apoya la batería.

Los constructores colocan tres sillas, una mesa de mantel rojo, un búcaro sobre una banqueta. Las canciones siguen andando. A la casa le aparecen nuevos bríos, como si cada acorde representara el paulatino paso del tiempo. Los temas que se componen y la música compartida durante una década son, en definitiva, el hogar donde Tony y su grupo han crecido.

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Tony Ávila junto a Omara Portuondo, la novia del feeling. Foto: Andy Jorge Blanco.

Omara Portuondo apareció tras los bastidores. Dobló el torso y tocó el suelo con la punta de la mano, como un guiño de que, con 90 años, aún puede hacerlo. Cantó, junto al trovador, “Lágrimas negras”.

–Contigo me voy, mi negro, aunque me cueste la vida –le decía. Y en verdad, ninguno de los dos se quería dejar.

Después le siguieron temas como “Mundo de los más”, “Madre”, “Timbiriche” y la popular “Choza de Chacho y Chicha”. Y entre el sofá, las butacas, la carretilla y los materiales de la construcción, el trovador interpretó la canción que el público siempre le pide: “Micasa.cu”.

Durante todo el concierto cambió los muebles de la casa, el color de las paredes, el florero, y jamás se dañó la estructura. Bajó entonces, de lo hondo del escenario, la bandera cubana, inmensa. Y la gente –que no cambia esta casa por ninguna, porque en ella están las cosas que más quiere– se puso de pie.

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El popular trovador cubano ofreció un concierto  donde abarcó temas de los 4 discos producidos en su primera década. Foto: Andy Jorge Blanco.

Afuera la parada está vacía. El concierto duró tres horas. Es la 1:08 am y espero la ruta P1, que demora; los taxis duplican su tarifa después de la medianoche. “Y aunque en mi casa me siento contento hay cambios que mi casa necesita”, tarareo.

Otros cantan “a Chacho lo que más le gusta de Chicha”; “timbiriche, yo no quiero que Cuba se muera vendiendo en un timbiriche”… Entonces recuerdo cuando, hace unos días, conversé con el trovador por teléfono y me dijo: “Aquí, compadre, componiendo”. Tony, por suerte, sigue en construcción.

Se han publicado 39 comentarios



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  • arelispc dijo:

    Muy buen artículo. Me gusto mucho, permite con su lectura volar la imaginación y llegar el concierto. Tony tiene su magia y con su saviduría atrapada en letras de canciones logra llegar a nostros. Mucho éxito en su carrera.

  • Wilmia dijo:

    Para el y su equipo de trabajo muchas felicidades , estoy muy emocionada con todo ese trabajo , por favor quiero conocer si podrá ser trasmitido por la TV esa bella presentación, para todo aquel que desde muy lejos no pudo difrutar como los pinareños que tanto te queremos ...Y aunque en mi casa me siento contento hay cambios que mi casa necesita ........un abrazo grande para Tony desde Pianr del Río.

  • José Manuel Madrazo Benavidez dijo:

    Mas que sueños, Tony atrapó los corazones de los que estaban y de los que no pudieron. Se reunieron en el Karl Marx mas de 3000 amigos para disfrutar de una demostración de sencillez y talento. Muchas gracias Tony.

  • Lala dijo:

    Emocionada con tan explícito y hermoso reportaje, felicidades, nos transportaste al Karl Marx, ojalá venga al Sauto y repita ese espectáculo, dile que lo esperamos.

  • Alina dijo:

    No me lo perdono !!! me lo perdí , muy buen articulo y de Tony no esperaba otra cosa que lo mejor de lo mejor , es un músico como pocos en Cuba de nuestra época , lo he seguido desde su discos iniciales y manteniendo su esencia , su humildad y su don de maestro que aún sé que lo lleva en las venas , un excelente comunicador al hablar y un gran ser humano , Cubano de pura sepa ............
    Ojalá se repita que sé que volvera a llenar el teatro ..........

  • Froilan dijo:

    Excelente relato de lo que fue un concierto maravilloso. Fuertes emociones bañadas de idiosincrasia. Felicitaciones a Tony Ávila y a su equipo de trabajo.

  • La Lajera dijo:

    Yo estuve en el concierto primera vez en el Karl Marx y creenme que sera inolvidable, fue una noche mágica, llena le personalidades y como bien dice el periodista ni la lluvia paró al oúblico yo ienso que cosas como estas deben pasar no solo en la habana hay que llevarlas a todo el pais para que cuba conozca su cultura por solo citar un ejemplo ver a Omara Portuendo me saco las lagrimas a pesar de lo que dicen de ella es una gran mujer y una super cantante yo me emocione al verla sin contar cuando aparecio sin esperar mi bandera cubana la mas bella otra ve mis lagrimas brotaron creenme amigos las fiestas son buenas cuandose baila y se goza pero esto tambien forma parte de nuestra ideosincracia. Felicidades Toni Avila y a este periodista por sus bellas palabras.

  • Yarian Quintana dijo:

    Excelente crónica!!!
    Hubiera querido ir al concierto... Y es que Tony Ávila, mucho antes de saltar a los primeros planos de la música cubana, ya contaba con muchísimos seguidores y un prestigio altísimo que sobrepasaba los límites municipales de Cárdenas precisamente por eso, por construir buena música.
    Tuve el privilegio de compartir cientos de veces con él y no me sorprende que la bandera cubana estuviera incluida en el concierto... y es que ese ''negro constitucional'' defendiendo la música cubana, defiende nuestra cultura, nuestra identidad, nuestros valores y principios... amén de que afirme que ''hay cambios que mi casa necesita''.

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Andy Jorge Blanco

Andy Jorge Blanco

Periodista de Cubadebate. Licenciado en Periodismo por la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana en 2020. Trabajó como redactor multimedia de Telesur (2019-2020). En twitter: @ajblancocu

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