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Atrofia en la cúpula del Partido Popular de España

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Por Miranda Caesar

El deterioro por los altercados internos ha aturdido a lo más selecto del Partido Popular español. Se les conoce como la jerarquía del PP y su deriva responde a un síndrome de insuficiencia crónica que le nubla las entendederas y le mantiene en un estado de boicot permanente.

Los últimos episodios públicos de Mariano Rajoy y su comparsita escenifican unas intensiones inequívocas para que todo sea peor en España y en relación con ella. El propósito es desbancar de cualquier manera al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Por escasez de argumentos y de artes el gran opositor derrocha torpeza. En lo interno al no aportar iniciativas ni respaldo a los programas que pudieran mejorar la economía. En lo externo al incendiar los ánimos y arremeter contra Cuba.

Tanto despliegue de bajas pasiones tiene unos antecedentes muy sonados desde hace más de dos años. Los líderes del PP en la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón protagonizaron un sainete a la española para ir en las listas que llevaría su organización a las elecciones generales de 2008. La reelección a favor del Partido Socialista Obrero Español, PSOE, impulsó a los cainitas que dentro del propio PP pretendían echar a Rajoy. Fracasaron. Parecía que la paz estaría entre ellos pero llegaron los escándalos, nuevamente desde la comunidad de Madrid donde ciertos expedientes acreditan que se han espiado los unos a los otros y viceversa. Después estalló el caso Gürtel con un amplio destaque mediático. Las crónicas narran los ajetreos de un batallón de corruptos de despliegue rápido comprando favores y haciéndose con el dinero ciudadano. Solo la parte del sumario judicial que ya no está bajo secreto tiene 17 mil páginas y aunque no se pueden predecir sus resultados lo cierto es que los imputados son del PP y cercanos a algunos de sus más altos jerarcas.

Lo mal que les ha ido explica el tono bilioso y sus letanías públicas. Desde ya hay quienes vaticinan que si ganan las elecciones de 2012 no será por méritos propios sino por los errores del PSOE como gestor de esta crisis. Hasta entonces los corifeos del PP intentarán alejar de sí los descarnados titulares sobre múltiples desaguisados y dispararán -aunque sea sin razón- en otras direcciones.

La primera, Esperanza Aguirre, apegada a sus ínfulas e intentando desplegar lo que solo es una pobre imagen internacional derivada -entre otras cosas- del  vocabulario soez al referirse a los suyos como "Hijos...". Con ese talante aparece en la arena mundial de la extrema derecha y se vanagloria de  los nexos establecidos con las fuerzas de su rango que pululan por la Florida. Su pose anticubana y prosa neocolonial, derrocha fórmulas injerencistas en los asuntos de Cuba. Así engrosa los apoyos contantes y sonantes para sus campañas que no dudarán en catapultar a Mariano Rajoy si las circunstancias se lo ponen a tiro fijo.

El máximo representante del Partido Popular y su poco atinada portavoz, Soraya Sáez de Santamaría, han asumido la condición de torpedos contra los defensores del levantamiento de la Posición Común, una política discriminatoria hacia el pueblo cubano, diseñada alevosamente por Aznar en concomitancia con Bush y con estériles resultados. La imposición data de 1996 y constituye una mancha en los anales de la Unión Europea al aliarse a las peores prácticas de las administraciones norteamericanas contra Cuba y pretender desde las sanciones forzar la legítima y mayoritaria determinación de sus ciudadanos. Además de infamante, la triste Posición Común es contradictoria de acuerdo con las votaciones de los representantes europeos en Naciones Unidas contra el bloqueo norteamericano.

Sin embargo, el grupo del Partido Popular ante el Parlamento Europeo aboga por mantener la Posición Común al considerar "coherente" su intromisión en los asuntos internos de Cuba y el intento de menoscabar su soberanía con cláusulas de chantaje.

Este deleznable capítulo del Partido Popular hacia la nación cubana manipula con un oportunismo vergonzoso la lamentada muerte, dentro y fuera de la isla, del prisionero Orlando Zapata pero tras la algarabía perniciosa esta quedando claro ante la opinión pública quienes son los que han utilizado su muerte para acaparar cuotas de poder y subir las posiciones que no han podido alcanzar por el desgaste interno que los desacredita.

Sobre esta escalada también debería aclararse el Partido Socialista Obrero Español que exhibe con demasiada frecuencia una falta de determinación que lo arrastra a claudicar cuando puede brillar con luz propia.

Se han publicado 1 comentarios



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  • Agüará dijo:

    La cúpula del PP siempre estuvo atrofiada

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