Dejarlos morir
Foto: Archivo.
Las sobredosis de opiáceos se disparan en EEUU y hay quienes prefieren que el adicto pierda la vida antes que atenderlo, según llegaron a plantear los más notables ciudadanos de un condado del medio oeste del país (Fuente: El País)
Tal aterradora tendencia proviene de una circunscripción, en Ohio, de solo 376 mil habitantes que registró el año pasado 210 muertes por sobredosis, apenas una punta de la devastadora epidérmica ola de opiáceos que en 2016 mató en Estados Unidos a unas 60 mil personas, más que en toda la guerra de Vietnam, a tenor con datos oficiales.
En opinión de analistas mediáticos semejante propuesta ha surgido desde las ruinas de lo que conocemos como “el sueño americano”, ese que muchos en todo su derecho suelen acariciar, tal vez alcanzar y también disfrutar o sufrir en paquete convoyado. A riesgo de recibir como en ocasiones previas justificaciones en nombre del “derecho al consumo”, regreso el tema por sus adversas consecuencias humanas. Tanto que para la presidenta de la Reserva
Federal, Janet Yellen, la mayor autoridad económica del país, el abuso de estupefacientes explica por qué la población activa se reduce.
Ella acaba de informar ante el senado que el consumo de droga provoca que los jóvenes abandonen sus estudios y no se formen, se apartan del mercado laboral, y por último sube sin parar el alto índice de suicidios por las depresiones y sobredosis. La principal causa de muertes en Estados Unidos entre los ciudadanos con menos de 50 años de edad no es el cáncer, el suicidio, los accidentes de coches ni la violencia por armas. Son las drogas.
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