Biocombustibles = más hambre
Un informe de un centro de investigación de Estados Unidos afirma que el factor humano seguirá causando hambre en las partes más pobres del mundo. (Fuente: BBC)
Guillermo Tell
Entre las causas señaladas por el estudio se destaca "el uso de tierra agrícola para producir biocombustible para las naciones más rica", un grave problema emplazado en más de una ocasión en este espacio, y ante lo cual recibimos algunas reacciones favorables a ese criminal proyecto, más que todo por la probable fascinación que parece ejercer la tecnología transformadora en cuestión, para llenar depósitos de gasolina.
Pero quien ahora lo pone en tela de juicio, y con notable alarma, por cierto, es el Instituto Internacional de Investigación en Alimentos, institución científica, poseedora de mucho más elementos de juicio que este comentarista, a la que difícilmente se le podrá tildar de izquierdista, ni siquiera de anti gubernamental en Estados Unidos.
Basta hacer uso de elemental raciocinio para percatarse de las consecuencias que acarreará la fiebre de los biocombustible a costa de la alimentación de los países pobres.
A ese factor que agudizará las hambrunas por venir el centro de investigación añade la especulación financiera y el cambio climático, que ya comenzaron a golpear en particular a muchos países subsaharianos. Qué más hace falta saber.
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¿La irracionalidad para usar las tierras productivas? ¿La racionalidad para matar millones de seres humanos?
Lo que pasa es que todavía no les ha golpeado a ellos con suficiente fuerza como para hacérles cambiar la razón, ya está por llegar el momento, la parte mala de esta película es que cuándo les toque a ellos muchos de los de abajo no vamos a existir ya.
Los biocombustibles en sí son una buena solución para reducir la contaminación ambiental, el problema está en el modo de vida burgués, en su modo de producción espóntáneo y caótico, que es capaz de hacer de un avance ecológico una catástrofe humanitaria.
Recordemos cómo las primeras organizaciones obreras luchaban destruyendo las máquinas, sin percatarse que el problema no estaba en el objeto, sino el las relaciones de producción basadas en el trabajo asalariado y su explotación por los propietarios de esas máquinas.
Ahora es lo mismo, los biocombustibles son un avance, el problemas es que están sometidos al régimen del mercado capitalista, que alimenta antes a una máquina que a un hombre y a un gato o un perrito de una esquizofrénica burguesa que le da oscenamente caviar y champagne mientras le lleva en limunine a una peluquería canina de superlujo cuya sesión de tratamiento cuesta miles de dólares...
Vamos a ver: en este mundo y cultura occidental judío-cristiano, les importa un comino o un cara.jo el ser humano, lo valoran para explotarlo a su gusto y medida. Esa es la pura realidad, nos guste o no.
Cuento de nunca acabar...así camina el mundo vamos lindo...