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Correa se va invicto

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Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

“Rafael te vas invicto” decía, días atrás, un cartel en el programa Enlace Ciudadano, con el cual comunicó sus políticas todos los sábados. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate.

No es una semana cualquiera para Ecuador: Rafael Correa Delgado deja la presidencia tras diez años y cuatro meses ininterrumpidos en el Palacio de Carondelet. Se trata de una de las personalidades más influyentes de la política latinoamericana de las últimas décadas, que modificó sustancialmente el panorama político-electoral en su país, fundando una nueva institucionalidad y gobernando de cara a las mayorías populares. ¿Qué dejan los diez años de Correa, tanto en términos internos y externos? ¿Por qué el oficialista Alianza País, que continuará gobernando el país con el binomio Lenín Moreno-Jorge Glas, habla de “década ganada”?

Poco más de tres meses como Ministro de Economía de Alfredo Palacio, durante 2005, le bastaron al joven economista para comenzar a patear el tablero político en su país. Renunció a su cargo denunciando poderosos intereses petroleros y de las eléctricas, fundó el Movimiento Alianza País y se presentó como candidato presidencial, venciendo a Álvaro Noboa en la decisiva segunda vuelta. Era el cierre de un período de gran inestabilidad política en ese país, que tuvo en el “feriado bancario” de Mahuad y en la pérdida de la moneda nacional -vía dolarización- dos momentos de creciente convulsión económico-social que aún permeaban en la memoria de corto plazo de millones de ecuatorianos. Una vez en el gobierno, el mandatario se sumó a una corriente de presidentes que apelaron a la redistribución de los ingresos que podía proveer el alza de las materias primas a nivel internacional, con un horizonte de justicial social que siempre asomó en sus discursos.

En 2007 Correa llamó a una Asamblea Constituyente, en Montecristi, Manabí. Un año después, en 2008, la Constitución del país fue reemplazada. Existieron aportes concretos de la ciudadanía ecuatoriana en el extenso debate público que significó aquella reforma institucional, donde se trabajó la noción de democracia participativa como complementario de la representativa. Para Correa fue una bisagra: significó su consolidación política, dejando en claro que había llegado para transformarlo todo, para fundar un nuevo ordenamiento político que retomara las mejores tradiciones emancipatorias de la región. El propio preámbulo de la Carta Magna lo dejaba en claro, reivindicando la soberanía nacional; la integración latinoamericana, recuperando a Bolívar y Alfaro; y el “buen vivir” o sumak kawsay, eje nodal de la propuesta de socialismo a la ecuatoriana. Así, en 2009 se reelegitimó en las urnas con un contundente 52% en la primera vuelta.

Sin embargo, la Revolución Ciudadana también tuvo su contrarrevolución naciente: en 2010 una rebelión policial intentó tomar la forma de golpe de Estado, manteniendo retenido por horas al Jefe de Estado. La entonces reciente experiencia hondureña, donde Zelaya había sido depuesto tras una incursión militar de madrugada en su propio hogar, activó a la naciente Unasur, que se movilizó en defensa del orden constitucional ecuatoriano. La rápida respuesta regional, sumada al apoyo popular al mandatario, desactivó la intentona golpista.”Lo que no mata, fortalece” dice el dicho que Correa verificó en aquellas aciágas horas.

La política de integración regional también fue uno de los aspectos sobresalientes de la “década ganada” ecuatoriana. A fines de 2014 inauguró, junto a Cristina Fernández, la sede de Unasur en Mitad del Mundo, Quito, que lleva el nombre de Néstor Kirchner en honor al primer Secretario General del bloque. Instaló a Ecuador como voz decisiva -y cada vez más influyente- en los asuntos de la región, siendo presidencia pro témpore de la CELAC durante 2015. Pero fue más allá: asiló a Julian Assange en su Embajada en el Reino Unido, ante la persecución que el fundador de Wikileaks sufrió (y aún sufre) de parte de la UE y los EEUU. Y en enero de este año asumió la conducción del G77+China, el bloque de 133 países emergentes en el marco de la Organización de Naciones Unidas.

Pero no todas fueron buenas: en su último año al frente del Ejecutivo, Correa tuvo que hacer frente al trágico terremoto de abril de 2016, que se sintió fuertemente en la provincia de Manabí, precisamente donde se había efectuado la propuesta de reforma constitucional al inicio de su mandato. Megáfono en mano, el presidente acudió durante los primeros días al lugar de los hechos, volviendo de urgencia de un viaje que estaba realizando por Europa. Pasó días recorriendo, explicando al país la gravedad de los hechos y las medidas que se iban a realizar para reimpulsar la economía de la zona. El pueblo manabita le respondió votando masivamente por Moreno en el decisivo ballotage contra el banquero Guillermo Lasso.

“Rafael te vas invicto” decía, días atrás, un cartel en el programa Enlace Ciudadano, con el cual comunicó sus políticas todos los sábados. La frase tiene doble connotación: el no haber sido derrotado jamás electoralmente, claro, pero sobre todo el no haber renunciado a los principios y valores que lo llevaron a Carondelet hace ya una década. Correa se va invicto. Su proyecto político sigue en pie en una América Latina donde, en los últimos años, la inestabilidad es moneda corriente. Podrá estar satisfecho al pasarle la banda presidencial a Lenín Moreno Garcés, su primer vicepresidente: a fin de cuentas, tal como el mismo ha dicho en infinidad de ocasiones, Ecuador no vivió una época de cambios, sino un verdadero cambio de época bajo su presidencia.

Se han publicado 6 comentarios



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  • Román Molina Piñeiro dijo:

    Felicidades compañero Correas por su trabajo, América Latina necesita de Usted, aunque se marche a Europa siempre estara presente en el corazón de los Latinoamericanos y en especial de los cubanos.
    Viva la amistad entre Cuba y Ecuador.
    Lenin Moreno adelante para seguir triunfando.

  • Manuel dijo:

    Rafael Correa Delgado deja un excelente ejemplo de buen gobierno, lucho incansablemente contra la corrupción, mejoro las condiciones de vida de su pueblo, centrándose en los más desfavorecidos.
    Como persona, actuó dignamente, con honestidad e inteligencia. Si se le aplica el concepto de Revolución a una persona, en mi opinión, el cumple con el mismo. Nuestro respeto a este hombre de nuestra América.

    • Jose R Oro dijo:

      Muy de acuerdo con usted, estimado Manuel, palabra por palabra, Muchas felicidades Rafael Correa Delgado!

  • Ismaelillo dijo:

    Correa ha dado un ejemplo de revolucionario íntegro, honesto y democrático. Es con certeza el mejor presidente que ha tenido Ecuador en los últimos 50 años. Ha logrado situar a su país entre los más destacados en nuestra América y sobre todo no ha intentado reelegirse en el cargo como hacen muchos que se dicen revolucionarios y se perprtúan en el poder dañando al proceso que representan.
    Para mí el cometió un grave error cuando interpretó como un golpe de estado un reclamo salarial de la policía, error que costó la vida a varias personas. Su carácter algo explosivo y confrontador le jugó una mala pasada en aquella ocasión.

  • Santiago Herrera Linares dijo:

    Correa ¡Hasta pronto!
    Por Santiago Herrera Linares.
    En un comentario antes del balotaje presidencial en Ecuador, hacía estas elementales preguntas: Problemas puede haber, pero ¿la oposición de hoy es la que más hizo cuando estuvo en el poder? Ahora en sus programas refleja cosas ya mejoradas y en otras retrotraer lo conquistado. ¿Son los mejores para seguir mejorando lo conquistado? ¿Van a proteger con mayor pasión los logros del gobierno de Rafael Correa? ¿La mayoría no quiere el continuo perfeccionamiento de los avances, nuevas conquistas, defensa de la soberanía, el mejorado control de los recursos estatales en función de todos? Es difícil que estas preguntas no se la hagan los ecuatorianos más conscientes de su papel como electores.
    Ganó Lenín Moreno, la Revolución Ciudadana. Para bien de todos, de los ecuatorianos y de los latinoamericanos. Estrechos de visión los que no vean los acontecimientos de relevancia política regional como cuestión común. Que al final de la campaña electoral se alzara la mayoría con la victoria fue bueno; pero seguir las elecciones dejaba un sabor amargo. Que un por ciento tan alto quisiera retornar a gobernantes del empresariado, de la oligarquía retrógrada a los mismos de antes, deja mucho que pensar de este y de otros electorados de la región, como fue el caso de Argentina.
    ¿Son tan miopes nuestras masas? En general los altos por cientos que obtiene la oposición se asocia al efecto de los medios de prensa en el electorado, a las mentiras, el descrédito que tratan de imponer por sobre toda verdad; pero sigo pensando que los bloques de izquierda en nuestra América tienen que evolucionar para asegurar la integración de las fuerzas populares. Hay que demostrar que divididos no somos nada. Que la unidad nacional de las amplias mayorías ha de producirse por algo más que los logros que se obtienen. Debe existir la percepción popular del retroceso cuando no se acompaña, apoya y se lucha junto a los gobernantes y las fuerzas políticas que representan el interés de las sociedades.
    La victoria en Ecuador tiene una obra y un líder que salvó el juego. La transformación socio económica y política del país, de la mano de Rafael Correa Delgado y las fuerzas progresistas cimentaron la elección de Lenín Moreno. Fiel a esta comprensión, este ha declarado en su discurso de toma de posesión, que es la Revolución Ciudadana. Que tiene un líder que es Correa y se compromete a impulsar los logros obtenidos y avanzar más aún. En una parte dijo que espera que los ecuatorianos no hablen mal del país… Se refiere a los que mencionaba más arriba. Aquellos que medran en su tierra sin compromiso con ella.
    Correa se despide por ahora. Su éxito es de una trascendencia histórica que el tiempo colocará en un lugar refundacional de nuestra América. Es de los grandes del siglo 21. Estará en el equipo histórico de Hugo Chávez Frías. Hombres que miraron más allá de sus países, pero haciendo y viendo a estos como su contribución a la integración regional y a la liberación definitiva de nuestra América. El enfoque de la soberanía y verdadera independencia política y económica lo mostró no sólo con las transformaciones realizadas, sino con el arranque glorioso y epopéyico de arrancar de su patria a las bases militares norteamericanas, a redimir los recursos nacionales y las obligaciones con el país de las empresas extranjeras y nacionales, con la Asamblea Constituyente para un nuevo país, en el tema de la deuda externa y más.
    Su valiente enfrentamiento a la mentira y a la manipulación de los medios de prensa allanó el camino para seguir limpiando el camino a una sociedad mejor. Si los grandes como él no mueren, estando vivos no podemos decir que se retiran. Está ahí. Para el Ecuador y para América. Qué bueno sería una figura de su talla en nuevas tareas que ayuden a la integración regional, retrasada por las dificultades surgidas en la lucha de los últimos años.
    Seguro estará listo para nuevos reclamos. Los líderes históricos lo son por toda la vida y más allá de esta sus ideas y su ejemplo perduran. ¡Viva Correa! ¡Éxitos a Lenín y a su pueblo!
    25.5.2017

  • Pedrito dijo:

    Rafael Correa es un modelo de hombre y de funcionario publico, siempre recuerdo la valentia con que mostrò el pecho a aquellos policias y les grito -disparenme- palabrota, yo fui y sigo siendo un admirador suyo. Es de esos hombres a los que me gustaria estrechar la mano.

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Juan Manuel Karg

Juan Manuel Karg

Es Politólogo Universidad de Buenos Aires (UBA) y Analista Internacional.

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