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El plan de la tecnología y el aire acondicionado solar

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Se ha comentado que homo sapiens no tuvo que descubrir el fuego. Los efectos de los rayos en árboles secos y otros fenómenos naturales se lo mostraron sin hacer investigación alguna. Eso no fue esencialmente una acción de la ciencia. Lo que tuvimos que aprender fue la tecnología de su utilización: como obtenerlo y cuando, de la forma deseada, y como usarlo para los fines que se requiriera. Es una ilustrativa ejemplificación de la diferencia esencial entre ciencia y tecnología.

Con el fuego y su calor si se hizo después mucha ciencia, y todavía se hace. La llamada “termodinámica” sistematizó los conocimientos alcanzados. Se generalizaron los conceptos de calor y de energía. Hasta permitió que se desarrollaran tecnologías de difícil anticipación cuando empezamos a usar el fuego, como puede ser la de enfriar objetos produciendo calor o su energía equivalente. Cualquier refrigerador doméstico funciona así, tal y como veremos.

Si compramos un helado en casi cualquier parte de Cuba sabemos que en poco tiempo se nos derrite si no lo ingerimos antes. Pasa de “helado” a “batido”. La fría crema que se tenía a temperaturas de congelación pasa a ser un líquido saborizado muy rápidamente. Eso se debe fundamentalmente a la humedad, el agua de la atmósfera, que en Cuba es bastante alta gracias a la siempre presente cercana del mar y su evaporación solar. Lo que ocurre es que las moléculas de agua gaseosa de la atmósfera se encuentran con la superficie fría de un helado que la invita a dejarle toda la energía que le permitía volar y a incorporarse a ella. Es un fenómeno que vemos claramente en la humedad de las paredes de cualquier vaso de agua fría. El calor intercambiado en ese proceso se conoce como “calor latente de condensación” del agua.

Ese calor que traía el agua que se condensó en el helado para derretirlo vino del sol, de momentos antes cuando calentó al mar. Las moléculas de agua marina más dispuestas se despegaron de la masa líquida, se evaporaron, y se llevaron con ellas la energía de ese “calor latente”, ahora llamado “de evaporación”. De esta forma enfrió al agua del mar un poco, le quitó calor para llevárselo al helado que va a derretir. Ese proceso es esencialmente el que permite que existan las tecnologías actuales de enfriamiento, la de los refrigeradores y los aires acondicionados. Se usan fuentes de calor, como puede ser el sol en el mar o en cualquier parte, para provocar cambios de estado líquido, gaseoso, o sólido, y se aprovechan los “calores latentes” para producir frío, que es lo mismo que extraer calor, en un sistema de refrigeración cualquiera.

Con este razonamiento podemos pensar que la considerable cantidad de calor que nos regala el sol de nuestra isla en una azotea durante el día podría usarse para enfriar el aire de las habitaciones de nuestras casas o centros de trabajo. Para eso haría falta una tecnología adecuada de aire acondicionado. Traería así un confort muy deseable para todos en las condiciones de nuestro fuerte verano, y quizás no sería necesario consumir energía externa para ello, o mucha menos.
Una somera búsqueda en internet nos arroja que ya existen tales tecnologías en este mundo. Son comerciales, se pueden comprar en establecimientos. Se basan en diversos procedimientos. Unas convierten la energía solar en electricidad y con ella operan equipos de aire acondicionado convencionales y otras usan directamente el calor del sol para “producir frío”. También existen variantes mixtas.

¿Cuál es el plan de la economía nacional que puede favorecer que los ingeniosos cubanos puedan desarrollar estas tecnologías, probarlas, producir versiones iniciales, venderlas a cubanos que las usen y así perfeccionarlas a partir de esas experiencias en gran escala?¿Quién toma esas iniciativas y encuentra un terreno fértil y emprendedor para desarrollarlas y convertirlas en fuentes de bienestar y riqueza para el país?¿Existe alguna empresa, o centro de investigaciones, que pueda hacerlo?¿Es preciso fundarla para ello?¿Dónde están los especialistas? Una indagación, seguramente incompleta, arroja que algún grupo tecnológico de nuestra CUJAE está trabajando en ello. Pero, ¿qué posibilidad real de ponerlo en práctica existe en las actuales condiciones de organización económica de nuestro país?

Si el plan de la economía es un verdadero instrumento de progreso y sostenibilidad podría existir un “plan de la tecnología” con todas las componentes de iniciativa, inversión, riesgo, desarrollo, comercialización, creación de riqueza y obtención de bienestar para los cubanos. Y ese plan no debería ser de ningún ministerio u organización económica en particular, sino de toda la economía nacional. Es la única forma en la que un desarrollo que requiera lo mismo un torno, que una fundición, o un reactor químico, puede ser útil y llevarse a resultados finales. Y el talento para ello existe en todas partes aunque se concentre más en algunas instancias como son las mentes jóvenes de las universidades. Estas deberían disponer de la suficiente flexibilidad en la gestión de sus recursos como para que les fuera posible llevar estas tecnologías desarrollables tan lejos como se pueda. Y la economía nacional estar ávida de implementarlas.

Nuestro verano nos ha invitado a tomar como ejemplo este proceso de refrigeración. Pero, ¿cuántas otras cosas útiles y que pueden traernos felicidad y prosperidad también se pueden mencionar?¿Hemos pensado como una población envejecida va a acceder a los pisos más altos de nuestros edificios si no se desarrollan elevadores sencillos, confiables y eficientes que puedan fabricarse en Cuba e instalarse de forma masiva?¿Se ha valorado cuales van a ser las soluciones tecnológicas permanentes para que nuestra población pueda transportarse sin restricciones y a precios accesibles, como ocurre en cualquier país del mundo?¿Se tiene planificado, de alguna forma, convertir el bagazo que hoy estamos obligados a quemar en nuestros ingenios en tableros que conformen las paredes y los muebles de nuestras casas? Muchos otros ejemplos pueden surgir para conformar un “plan de la tecnología”, que nos favorezca y nos haga prósperos y felices.

Se han publicado 39 comentarios



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  • Gilliath dijo:

    Como siempre el profesor Montero dando donde duele. Muy oportuno su artículo. En mi opinión sus artículos son de lo mejor que aquí se publica, poooooor mucho. Siga así.

  • HLER dijo:

    Profe, el IRC (Instituto de Refrigeración y Calderas) tiene un proyecto de CLIMA SOLAR. Puede hacer contacto con el Dr. Rojo 'rojo@irc.cu¨ director del citado centro

  • Raúl dijo:

    Un plan de Ciencia y uno de tecnología, sin lugar a dudas necesario pero complejo, aprecio la validez de los dos juntos como parte de la economía cubana uno sólo articulado. Quizás en un futuro los que hacen ciencia y producen tecnologías puedan apoyarse en un plan de la economía real llevar sus propuestas, para sustentarlas económicamente y que de verdad sean asumidas para la producción, salvo excepciones ya sabidas nuestros limitados recursos se han dedicado al desarrollo social, hoy hay un límite, nuestras empresas cada vez las que impactan, se están quedando rezagadas, nuestra gente que hacen ciencia quedan con las carpetas llenas de premios y se quedan en eso sólo premios que se apoyan en avales, sus inventivas o propuestas no son asumidas y lo peor en gavetas. A donde vamos hoy a presentar nuestra Ciencia? quien nos da el apoyo financiero?, sencillamente nuestros propios ministerios con mil y una limitación. Puede el CITMA quizás? pero no veo tenga la capacidad aglutinadora ni selectiva de la Ciencia mucho menos de la tecnología . El hecho de que la economía este dispersa en los ministerios con limites financieros frena el desarrollo, pues no cuentan con tal recurso y priorizan el plan de producción de bienes o servicios, lo ideal sería que hoy se seleccionaran las tecnologías de alto valor y objetivamente recuperadoras de inversión. Brillante artículo apunta y toca un agudo problema que no acabamos de resolver logrando empresas de alta tecnología donde puedan ser llevados resultados de la ciencia, se cree ciencia y se propicie la innovación tecnológica. Estamos en buen momento y diría el único de los últimos tiempos para revertir pues se está discutiendo un nuevo modelo y un plan de desarrollo de la sociedad hasta el 2030, podemos mejorar nuestra sociedad, nuestro socialismo, cambiando los mecanismos financieros y las trabas ” burrocraticas” .

  • jesus dijo:

    Ojo con estos parrafos, apuremonos en gestionarla, en Cuba mantenernos climatizados, no es un lujo es una gran necesidad, es de humano pensar en esto.

    Con este razonamiento podemos pensar que la considerable cantidad de calor que nos regala el sol de nuestra isla en una azotea durante el día podría usarse para enfriar el aire de las habitaciones de nuestras casas o centros de trabajo. Para eso haría falta una tecnología adecuada de aire acondicionado. Traería así un confort muy deseable para todos en las condiciones de nuestro fuerte verano, y quizás no sería necesario consumir energía externa para ello, o mucha menos.
    Una somera búsqueda en internet nos arroja que ya existen tales tecnologías en este

    mundo. Son comerciales, se pueden comprar en establecimientos. Se basan en diversos procedimientos. Unas convierten la energía solar en electricidad y con ella operan equipos de aire acondicionado convencionales y otras usan directamente el calor del sol para “producir frío”. También existen variantes mixtas.

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Luis A. Montero Cabrera

Luis A. Montero Cabrera

Doctor en Ciencias. Presidió el Consejo Científico de la Universidad de La Habana más de tres lustros. Miembro de mérito y coordinador de ciencias naturales y exactas de la Academia de Ciencias de Cuba.

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