EE.UU-Afganistán: Guerra entre Generales
Randy Alonso Falcón
Cuando la decisión parecía tomada y el Pentágono se aprestaba a comenzar la organización de los más de 30 mil hombres que en la primavera del 2010 irían a reforzar el contingente militar en Afganistán, el Presidente Obama dio un portazo momentáneo a la decisión y se fue a su intensa gira euroasiática.
En las últimas semanas, la presión del Pentágono había sido intensa, en medio del mes en que más bajas recibieron las fuerzas norteamericanas en Afganistán. La estrategia del poder militar incluyó filtrar a Bob Woodward, el periodista estrella de The Washington Post, el informe secreto que el General Stanley McChrystal remitió a la Casa Blanca, donde urgía al envío de 40 mil soldados adicionales, so pena de una bochornosa derrota; también se organizó una inusual conferencia de prensa de McChrystal en Londres para exponer sus reclamos con grave tono de urgencia y se hizo saber además, a algunos medios de prensa el malestar de la Junta de Jefes de Estados Mayores con la demora de Obama en tomar la decisión.
La revista Rolling Stones llegó a afirmar que Barack Obama enfrentaba un ultimátum del Pentágono y la Junta de Jefes de Estados Mayores: o le facilitaba al General McChrystal los 40 mil efectivos adicionales que ha solicitado públicamente o enfrentaba un motín a gran escala de sus generales. (1)
El conocido periodista Eugene Robinnson, en un artículo reciente expresaba sus preocupaciones por los movimientos del generalato: "McChrystal, en su llamado público por mas tropas, parece estar tratando de limitar las opciones de Obama. Pero lo que nosotros queremos lograr en Afganistán es una cuestión política y no le pagamos a nuestros generales para hacer política. Ese es el trabajo del Presidente y el Congreso..." (2)
La administración norteamericana, urgida quizás por la bancada demócrata y las encuestas adversas sobre el curso de la guerra y el envío de nuevas tropas (3), ha preferido tomar más tiempo y ha contraatacado utilizando los mismos métodos. . La pasada semana, el mismo The Washington Post reveló que el embajador estadounidense en Kabul, Karl Eikenberry, habría enviado al menos 2 informes secretos a la Casa Blanca en los que expresa su "profunda preocupación" por la posibilidad de aumentar el número de tropas en el país centroasiático y solicita condicionar todo apoyo futuro al compromiso del presidente Hamid Karzai de combatir la corrupción en su gobierno y mejorar su eficiencia. (¿Quién llevó la ola de corrupción e instaló a Karzai en el poder?).
Lo más interesante de la opinión es que Eikenberry no es un diplomático de formación, sino un General retirado en abril de este año y que fue el Comandante de las tropas estadounidenses en Afganistán entre 2006-2007. Por lo tanto, la Casa Blanca ha puesto a pelear entre sí a Generales, antes de tomar la decisión definitiva.
Pero el aplazamiento momentáneo sólo ha pospuesto el problema . Obama tendrá que decidir por cuál de los Generales se guía. Si renuncia al envío de tropas, la derecha y el Pentágono lo recriminarán por blando y por dejar las tropas a la deriva en Afganistán. Si las envía a partir de marzo y crecen las bajas y la violencia, lo acusarán de demorarse en tomar la decisión y provocar con ello la debacle. Perder o perder, para Obama, esa es la cuestión.
- (1) Robert Dreyfuss: "Alzamiento de los Generales: Mientras Obama reexamina la fracasada estrategia de EE.UU. en Afganistán, enfrenta dos insurgencias: El Talibán y el Pentágono", en Rolling Stone, 29 de octubre de 2009
- (2) Una encuesta de CNN/Opinion Research Center dada a conocer el 12 de noviembre señala que el 58% de los norteamericanos se opone a la guerra en Afganistán y el 56% de los encuestados está en contra de enviar más soldados a esa contienda.
- (3) Eugene Robinson, "Out of Line on Afghanistan", publicado en The Washington Post, 6 de octubre de 2009.
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Maravilloso analisis Randy.
Perder o perder era la bola cantada desde que se metieron en ese enredo.Tarde o temprano la razón triunfara ante la egresión y la guerra. O por lo menos ese es nuestro mejor deseo.
Respetuosamente Georgina
Nada, en los Estados Unidos no mandan ni demócratas ni republicanos, es el Pentágno, ese con tanta lucidez el domicano Juan Bosch denunciaba desde 1967 como el sustituto del imperialismo. Y Obama podrá demostrar lo contrario? Si las cosas son como parecen que son seguirán las guerras y las decisiones absurdas más allá del Premio Nobel de la Paz que lleva sin ruborizarse el actual "presidente"
Uno de los grandes problemas que tiene Obama con respecto a la guerra es que aunque no es la única es la más importante; pero el dinero no le alcanza.
Recordemos que fue China quien financió su plan de rescate económico y este país debe vigilar, minuciosamente su déficit público, incluyendo el que se puede producir por el “Plan estrella”, la Salud, así como también, el coste de esta guerra y los envíos de soldados que ya caen dentro del dinero chino.
La deuda con China es de casi 1 millón de millones, más exactamente 800,000 millones de dólares en bonos del Tesoro. Que tienen que ser, necesariamente “buenos” y no la misma cantidad de bonos, pero falsos que introdujeron sus predecesores en la “Banca vaticana” en la etapa de Pablo VI y la presidencia de Paul Marcinkus “El banquero de Dios”, con la anuencia del primero, para ser vendidos. Fidel ha mencionado muchas veces la impresión de dinero “papel”, sin respaldo de Oro.
Pues ahora la situación es diferente porque no se puede engañar a los chinos de hoy, con todo el respeto, como a “un chino”, pero de los de antes.
Otro problema sobre añadido para Obama es las diferencias entre los aliados de la coalición.
Según el diario El País: La guerra de Afganistán se parece cada vez más a lo que para Estados Unidos fue Vietnam: un conflicto sangriento, impopular y destinado a la derrota.
Una encuesta difundida este domingo por la BBC revela que el 64% de los británicos cree que la guerra no se puede ganar, el 63% opina que las fuerzas británicas deberían retirarse lo antes posible y el 52% que no vale la pena combatir debido a los enormes niveles de corrupción que se dan en el país.