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‘A cada lechón le llega su Nochebuena’

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Diario La Prensa, Nueva York

Los que piensan que el arresto del terrorista internacional al servicio de Estados Unidos, Luis Posada Carriles, fue un "gran fraude y un intento por protegerlo" están equivocados. La conferencia de prensa en Miami de este ex agente de la CIA, con más de 40 años de experiencia en oscuras acciones y que datarían desde el complot para asesinar al presidente Kennedy, fue un acto desesperado para salvar su vida. 

Posada Carriles, instruido y protegido en los años 1970 - 1990 por uno de los más siniestros y habilidosos espías del siglo XX, teniente general Vernon Anthony Walters, supo que después de vivir abiertamente un mes en Miami y que el departamento de Estado norteamericano lo niegue, era un aviso que temió siempre: "comida terminada, amistad acabada". Entonces decidió anunciar públicamente su existencia y salvar el pellejo. 

Estados Unidos era la única alternativa que le había quedado a este ex miembro de operaciones "Cóndor". Ya no podía quedarse ni en Honduras ni en ningún país de América Latina debido a su largo prontuario de terrorista y torturador. 

Los venezolanos le persiguen porque en "Los Tigritos", las celdas del sótano de la Policía donde Posada, alias "Comisario Basilio' secuestró, torturó, ejecutó y desapareció durante siete años, a decenas de presos políticos. El mismo lo confiesa en su libro, "Los Caminos del Guerrero" (1994)…"me estaba jugando al duro y sin cartera. Yo los perseguí fuerte, muy fuerte; mucha, mucha gente resultó asesinada". 

El Comisario Basilio no solamente se dedicaba a la lucha anticomunista, la combinaba con el tráfico de cocaína vía Colombia-Venezuela-Miami. Por eso la CIA en 1976 rompió su enlace oficial con él, sin embargo, seguía utilizándolo para sus operaciones en América Latina. Desde Venezuela, junto con su amigo y agente CIA Orlando Bosh, organizó la voladura del avión DC-8 de Cubana Aviación el 6 de octubre de 1976, donde murieron 73 personas, en su mayoría adolescentes, integrantes del equipo juvenil cubano de esgrima. 

Tras su arresto por el acto terrorista, que él llama el "sabotaje", fue transferido al a la prisión de alta seguridad en el Cuartel San Carlos, Caracas. Allí, después de 8 años tras rejas, entró en una depresión que alarmó a la CIA ya que temía que su agente abriera la boca. Entonces la "Compañía" mandó al hermano de Jorge Mas Canosa, Ricardo con 50,000 dólares para sobornar a los carceleros y liberar a su agente (New York Times). Así lo hicieron escapar a El Salvador donde ya lo estaba esperando el otro agente de la CIA, Félix Rodríguez famoso por dar orden de ejecución de Che Guevara en Bolivia. 

En El Salvador se reincorporó otra vez al trabajo oficial para EE.UU. siguiendo órdenes del tristemente famoso Oliver North. Participó en la creación de los escuadrones de la muerte, uno de los cuales asesinó a monseñor Romero. También luchó contra la revolución sandinista en actos terroristas contra la población civil. 

Después fue transferido a Guatemala donde se dedicó a lo que conocía mejor: escuadrones de la muerte y actos terroristas contra la tierra que le dió la vida, Cuba donde atentó contra hoteles y turistas, recibiendo por cada explosión 15,000 dólares, supuestamente de la fundación Mas Ganosa. En sus descansos en Miami espiaba a la colonia cubana y hasta a su "amigo" Orlando Bosh. 

En el 2000 fue encarcelado en Panamá por tratar de asesinar a Fidel Castro. Después de su liberación comprada estuvo en Honduras viviendo a salto de mata y perseguido por los espíritus de sus víctimas, y también por los no tan muertos que tratan de enterrar al testigo incómodo. Baste decir que el famoso investigador holandés, Wim Dankbar vincula al joven Posada Carriles, de 34 años, con el asesinato de John F. Kennedy y otros crímenes cometidos en los Estados Unidos.  

vpelaez@eldiariolaprensa.com

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Vicky Peláez

Vicky Peláez

Escritora y periodista peruana. Publica sus artículos en Ria Novosti y en otros medios.