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Cuba y la cuestión de los derechos humanos

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  Acusado vs Acusador (Gráfico de Rebelión)  

Desde 1987, los Estados Unidos presentan cada año una resolución contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra. Redactada en Washington, se promueve ahora por varios países latinoamericanos, bajo la orden del gobierno estadounidense, por cuestiones de relaciones públicas y de estrategia política.  La próxima resolución será presentada por Honduras en abril del 2004.1

 

            Considerar a Cuba como una dictadura, como el último régimen no democrático del continente americano, se ha vuelto casi un truismo de primera dimensión que las transnacionales de la información presentan como una realidad indiscutible. Este punto de vista se considera como tan verídico que ningún análisis de la problemática cubana parece necesario. Desde luego, tiene su puesto en el abanico mediático, eminentemente selectivo, de las opiniones aceptables. La mayor parte de los juicios emitidos para con la Isla del Caribe provienen de un arsenal de opiniones preconcebidas, cuidadosamente alimentado por la propaganda estadounidense desde el triunfo de la Revolución en 1959.

 

            Por consiguiente, es urgente relegar los prejuicios ideológicos a un segundo plano, y abordar la estructura societal cubana a partir de un principio de honestidad intelectual. Para eso, una breve perspectiva histórica y un análisis comparativo, a partir de cimientos factuales precisos y concretos, de la nación cubana con el resto de América Latina y del mundo son necesarios. Si el estudio comparativo se tiene que manejar con precaución, resulta imprescindible para una comprensión de la realidad revolucionaria cubana, pues es delicado criticar empíricamente un modelo sin referirse a otro. A menos que uno prefiera cultivar lo vago y las ideas preconcebidas por imperativos ideológicos.

 

            El contexto histórico en el que Cuba ha construido su destino como nación independiente y soberana es bastante elocuente. Incluso antes de la derrota del dictador Fulgencio Batista en enero de 1959, el gobierno de Eisenhower había tomado la decisión de impedir la victoria de los revolucionarios cubanos. Apenas pasados algunos meses, el 15 de abril de 1959, el vice-presidente estadounidense Richard Nixon, luego de su encuentro con Fidel Castro, había concluído en un memorándum enviado al Departamento de Estado que era el "hombre que matar".2 A finales del año 1959, aviones procedentes de Florida bombardeaban constantemente la Isla destruyendo refinerías, quemando cañaverales, e incluso atacando trenes de pasajeros.3 Desde aquella fecha, Cuba ha sufrido de un número infinito de ataques terroristas organizados y financiados por los exialiados cubanos de ultraderecha de Florida y la administración de Washington. No existe otro equivalente histórico de semejante ofensiva por parte de la primera potencia mundial contra una pequeña nación del Tercer Mundo. Esos parámetros deberían constituir el primer capítulo de cualquier estudio serio sobre la Revolución cubana.

 

            En consecuencia, las agresiones llevadas contra Cuba ya no se cuentan y la gama de los medios utilizados es impresionante. En 1971, la CIA y unos exiliados cubanos emplearon el terrorismo bacteriológico, con la introducción en el país de la fiebre porcina, enfermedad viral extrana al hemisferio americano. Esa plaga tuvo consecuencias desastrosas para la economía con la matanza de medio millón de puercos, fuente principal de proteínas de la isla. La epidemia fue calificada como "el evento más alarmente del año" por las Naciones Unidas.4 En 1981, el dengue hemorrágico, otra enfermedad desconocida del Nuevo Mundo, afectó fuertemente a la población cubana causando 344 203 víctimas entre las cuales 158 perdieron la vida, de ellas 101 niños.5 Aquella atrocidad cometida por la CIA y los extremistas cubanos de Miami se reveló la más asesina de todas, pero no fue la única. A eso se añade el sangriento atentato cometido el 6 de octubre de 1976 contra un avión comercial cubano procedente de Barbados en el cual fallecieron 73 personas.6 En 1997, una ola de atentados ensangrentó los centros turísticos de la Isla.7 En total, más de 300 asaltos terroristas se perpetraron contra Cuba y costaron la vida de millares de ciudadanos insulares.8 Así, Cuba tuvo que enfrentar una invasión militar en abril de 1961, una amenaza de agresión nuclear, una guerra biológica y el terrorismo internacional. Todo eso en nombre de la libertad y de la democracia.

 

            Es en semejante contexto, de permanente hostilidad, que los cubanos han erigido su proyecto de sociedad, con todos los inconvenientes económicos que de ello se derivan, debidos a los inevitables gastos en materia de seguridad. A esa constante amenaza se añaden las sanciones económicas en vigor desde el 7 de febrero de 1962, impuestas por el presidente Kennedy. El bloqueo, considerado como un acto de guerra por el Derecho internacional desde 1909, ocasiona privaciones insoportables para el pueblo cubano y viola las más altas convenciones internacionales incluso la Convención para la Prevención y la Represión del Crimen de Genocidio del 9 de octubre de 1948.9 Condenado por la inmensa mayoría de la comunidad internacional, tiene como objetivo destruir la capacidad normativa del Estado cubano imponiéndole un estado de sitio insufrible. En noviembre del 2003, 179 países votaron contra las sanciones económicas en la Asamblea General de la ONU, sin éxito. Un estudio realizado en 1997 por la American Association for World Health (AAWH), cuyo presidente es Jimmy Carter, notaba que el bloqueo "viola los acuerdos y las convenciones internacionales más básicos que tratan de los derechos humanos, incluyendo la Carta de las Naciones Unidas (Artículo 5), la Carta de la Organización de Estados Americanos (Artículo 16), y los artículos de la Convención de Ginebra que regulan el tratamiento de civiles en tiempos de guerra".10

 

            Este castigo afecta notablemente la estructura económica y social de la nación cubana. Los aduladores de dicha política, a saber el gobierno estadounidense y la extrema derecha cubana, arguyen que Cuba puede comerciar con el resto del mundo. Es hacer caso omiso de la historia cubana y de las cifras. En 1959, el 65% de las exportaciones cubanas eran destinadas al mercado estadounidense y las importaciones cubanas provenían en un 73,5% de allí.11 Entonces, históricamente, los Estados Unidos han constituido el mercado natural de Cuba. Durante la Guerra Fría, la Isla pudo contar con la ayuda de la Unión Soviética y con las tarifas preferenciales, pero desde 1991, tiene que hacer frente al mercado internacional y al recrudecimiento de las sanciones económicas con la aprobación de las leyes Torricelli en 1992 y Helms-Burton en 1996. Un ejemplo preciso permite entender una de las numerosas dificultades que el bloqueo engendra: la importación de 1 000 toneladas de leche en polvo de Nueva Zelanda cuesta 150 000 dólares mientras que sería posible importar la misma cantidad desde Miami sólo por 25 000 dólares, es decir 1/6 del precio. Para una suma equivalente, sería posible comprar 6 000 toneladas de leche en polvo en Florida. Esta enorme diferencia de poder adquisitivo es todavía más importante pues Cuba es una isla del Tercer Mundo.12

 

            He aquí una parte algo esquemática de la problemática cubana y es indispensable tenerla en la mente en cuanto se trata de analizar esa sociedad y su funcionamiento. La realidad, mucho más compleja, no se puede comprender sin un examen minucioso que no deja espacio para las ideas preconcebidas. Esta breve perspectiva plantea numerosas interrogaciones. ¿Cómo reaccionó Cuba frente a esa guerra explícitamente declarada? ¿Cuáles fueron las consecuencias sociales y humanas de tal política imperial? Allende los clichés, las cifras y los hechos son elocuentes.

 

En más de 45 años de estado de guerra, ni un solo caso de tortura, de desaparición o de asesinato político ha sido reportado por los organismos internacionales con respecto al gobierno de La Habana. Jamás desde 1959 se ha matado a un periodista. Aun el Departamento de Estado de los Estados Unidos confirma en un informe del 2000 que no hay "desapariciones o asesinatos por razones políticas" en a Isla.13 Esa acta es exepcional si uno se digna a otorgar importancia a la historia latinoamericana desde 1945, con sus legiones de desaparecidos, sus torturas en serie, sus genocidios, y todas las exacciones cometidas por los regímenes neofascistas apoyados por Washington (Guatemala, Nicaragua, Panamá, Chile, Argentina etc...). Actualmente, en México, las exacciones cometidas contra militantes indígenas en Chiapas ocurren cada día. En Colombia, los asesinatos de opositores políticos por facciones paramilitares vinculadas al gobierno son moneda corriente. En el Salvador, desapariciones inexplicadas de sindicalistas molestos se catalogan regularmente. En Brasil, las fuerzas parapoliciales son responsables de numerosos infanticidios contra los jóvenes indigentes de las favelas. Y la lista es todavía larga como lo muestran los informes de Human Rights Watch y Amnesty International. En ningún momento una institución mundial ha reportado hechos similares contra Cuba desde el triunfo de la Revolución.14

 

El partido único cubano es el blanco de todas las críticas de las almas de bien, y sería la prueba misma del déficit democrático de la nación socialista. Sin constituir un ideal, ha permitido a los cubanos llevar a buen término su plan progresista. Primero, conviene recordar que la tradición de unión de las fuerzas políticas cubanas no nació en 1959, impuesta por los comisarios soviéticos, sino en 1895 cuando José Martí, líder de los revolucionarios independentistas, subrayó la necesidad de agrupar a las diversas facciones rebeldes bajo una misma bandera, para poner fin al yugo español. La historiografía convencional, omite, por razones ideológicas, enfatizar este elemento esencial. El actual partido único se deriva de verdad de una exigencia histórica y de una decisión soberana del pueblo de Cuba, aunque el pensamiento dominante se niega a admitir este factor. En efecto, inmediatamente confrontado a la hostilidad del Vecino del Norte desde la derrota del dictador Fulgencio Batista, el gobierno revolucionario decidió agrupar al pueblo cubano bajo un mismo partido para defenderse de los ataques imperialistas y seguir el camino de la autodeterminación. Además, los cubanos saben a ciencia cierta que el nacimiento o más bien la fabricación de un segundo partido, en la coyuntura internacional actual, a 150 kilómetros de la Florida, sería forzosamente bajo la influencia de Washington y, por consiguiente, equivaldría a un suicidio de la nación como entidad soberana e independiente.

 

Las múltiples pero vanas tentativas de Washington para fomentar una subversión interna para desestabilizar a Cuba y crear un conflicto bilateral tienen casi un carácter institucional. Desde 1959, el gobierno estadounidense intenta crear una oposición interna para llevar a cabo sus objetivos políticos. La última fechada, desmantelada por las autoridades cubanas en marzo de 2003, es muy ilustrativa de la política exterior estadounidense para con Cuba. Setenta y cinco personas, estipendiadas por los Estados Unidos y en permanente contacto con la Sección de Intereses Norteamericanos (SINA), trabajaban bajo la orden del jefe de la diplomacia estadounidense en Cuba, el Sr. James Cason, con el fin de crear las condiciones propicias a una invasión militar de la Isla. Gracias al trabajo de infiltración de los agentes de la Seguridad del Estado en el seno de las organizaciones de "militantes de derechos humanos", los sicofantas al servicio de Washington fueron neutralizados, juzgados y condenados a severas penas, conforme a la legislación cubana y sobre la base de testimonios abrumadores.15

 

La inmensa mayoría de la prensa internacional controlada por las transnacionales de la información, fiel a una tradición histórica, manipuló la realidad y transformó dichos agentes en "prisioneros de conciencia" y en "periodistas independientes".16 En Francia, la organización de "defensa de la libertad de la prensa", Reporteros Sin Fronteras (RSF), dirigida por el Sr. Robert Ménard, continúa su labor de propaganda y de manipulación. Íntimamente vinculada con la extrema derecha cubana de Florida, el secretario general de dicha entidad, organizó el 18 de marzo de 2004, una conferencia de prensa en Bruselas para intentar incorporar a los parlamentarios europeos a la política estadounidense de fragilización de la sociedad cubana.17 En 1959, el periodista del New York Times, Herbert L. Matthews, estimaba que "la manera en que la Revolución cubana fue contada en nuestros periódicos [era] el fracaso más grave de la historia del periodismo americano"18, y agregaba que la forma en que la prensa "daba cuenta de la Revolución cubana era el peor ejemplo de sus vicios".19 Ese análisis es más que nunca vigente.

 

El pluripartidismo, que la doctrina neoliberal considera como una condición sine qua non de la democracia, sería entonces la panacea. ¿Cuál es la situación en América Latina? Las élites controlan, salvo notables excepciones, el conjunto del espacio político. El analfabetismo afecta a una gran parte de la población, alcanzando tasas récord en los países de América Central tales como Guatemala y Honduras. ¿Acaso la democracia se limitaría a elecciones pluripartidistas todos los cuatro o cinco años, en que las diferentes fuerzas políticas promueven el mismo sistema económico ultraliberal que sólo trae ruina y desolación para las capas populares que constituyen cerca del 80% de la población? ¿Acaso esos olvidados de la "democracia burguesa" serían más libres que los ciudadanos cubanos bajo pretexto que cada cinco años van a poner una cruz delante de un nombre que ni siquieran logran leer, y que votan a favor de una persona quien les promete el oro y el moro pero que no hará nada y los hundirá en su miseria? ¿Acaso existiría mayor hipocresía que ésta? Recordemos que las elecciones existen en Cuba y que implican el conjunto de la población, como lo demuestran las muy elevadas tasas de participación, y que en ciertos aspectos son más democráticas que las efectuadas en el resto del hemisferio americano.

 

Cuba, en cuanto a ella, ha alcanzado un nivel de desarrollo humano sin precedentes en la historia de la humanidad. Confrontada a una estrangulación económica incesante y a incontables ataques de toda especie, insoportables de un punto de vista financiero, ha conseguido un grado de justicia social inigualado hasta ahora. La tasa de analfabetismo para América Latina es de un 11,7% y de 0,2% para Cuba. La tasa de mortalidad infantil es de 32 por mil para América Latina y de 6,2 por mil en Cuba. La esperanza de vida al nacer es de 70 años para América Latina y de 76,5 años para los cubanos. La tasa de escolarización en la educación primaria (hasta los 11 años) es de un 92% para el continente latinoamericano y de un 100% para Cuba. La tasa de escolalarizción en la secundaria (hasta los 14 años) es de un 52% para América Latina y de un 99,7% en Cuba. El 76% de los niños latinoamericanos alcanzan el nivel del colegio mientras que el 100% de los cubanos lo alcanzan. El número de médicos para 100 000 habitantes es de 160 para América Latina y de 590 para Cuba. La tasa de población entre 15 y 49 años infectada por el virus de sida es de un 0,5% en América Latina y de un 0,05% en Cuba. La tasa de incidencia del sida para un millón de personas es de 65,25 para América Latina y de 15,6 para Cuba. El Comité Económico y Social de la Unión Europea escribió en un informe de 1997: "Estas cifras son excepcionales entre los países en vía de desarrollo".20

 

De todo el hemisferio americano, sólo Canadá posee una tasa de mortalidad infantil inferior a la de Cuba. La American Association for World Health señala que el sistema de salud cubano es "considerado de manera uniforme como el modelo preeminente para el Tercer Mundo". Cuba dispone de dos veces más médicos que Inglaterra para una población cuatro veces inferior. Según la American Public Health Association "no hay barreras raciales que impiden el acceso a la salud" y nota el "ejemplo brindado por Cuba - un ejemplo de un país con la voluntad política de proporcionar una buena atención médica a todos sus ciudadanos". Cuba es el país que tiene el número más elevado del mundo de médicos por habitante. Aproximadamente 41 000 estudiantes de 123 países se han graduado gratuitamente en Cuba y cerca de 15 000 médicos trabajan hoy de manera voluntaria en 65 naciones del Tercer Mundo.21

 

En cuanto a la educación, el Departamento de Educación de la UNESCO observa que Cuba dispone de la tasa de analfabetismo más baja y de la tasa de escolarización más alta de America Latina. Según el mismo organismo, un alumno cubano tiene dos veces más conocimientos que un niño latinoamericano. Agrega que "Cuba, aunque es uno de los países más pobres de América Latina, dispone de los mejores resultados en lo que se refiere a la educación básica". Juan Cassassus, del Latin American laboratory for Evaluation and Quality of Education de la UNESCO, nota que "la educación ha sido la prioridad de alto rango en Cuba desde hace 40 años. Es una verdadera sociedad de educación". El informe de 1999 que trata de la educación y que se refiere a 13 países de América Latina clasifica a Cuba en el primer lugar en todas las asignaturas. Sobre 11 millones de habitantes, más de 500 000 disponen de un grado universitario, y hay actualmente 4 millones de estudiantes en Cuba. El 75% de las escuelas se ubican en la campo. En el sector de la educación también, Cuba es el país que tiene el número más elevado del mundo de profesores por habitante.22 Un informe del Banco Mundial de julio del 2000 relativo al sistema educativo cubano subraya que "la educación cubana es excelente".23

 

Otro informe del Banco Mundial de enero de 2002 sobre los servicios sociales cubanos enfatiza que:

 

Cuba es internacionalmente reconocida por sus éxitos en el campo de la educación y de la salud, con un servicio social que supera el de la mayor parte de los países en vía de desarrollo y en ciertos sectores, se compara al de los países desarrollados. Desde la Revolución Cubana en 1959, y el subsecuente establecimiento de un gobierno comunista con partido único, el país ha creado un sistema de servicios sociales que garantiza el acceso universal a la educación y a la salud, proporcionado por el Estado. Este modelo ha permitido a Cuba alcanzar un alfabetismo universal, erradicar ciertas enfermedades, un acceso general al agua potable y a una salubridad pública de base, una de las tasas de mortalidad infantil más bajas de la región y una de las más largas esperanzas de vida. Una revisión de los indicadores sociales de Cuba revela un mejoramiento casi continuo de 1960 hasta 1980. Varios indicios mayores, como la esperanza de vida y la tasa de mortalidad infantil, siguieron mejorándose durante la crisis económica del país en los años 1990... Hoy día, la prestación social de Cuba es una de las mejores del mundo en vía de desarrollo, como lo documentan numerosas fuentes internacionales incluidos la Organización Mundial de la Salud, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y otras agencias de la ONU, y el Banco Mundial. Según los indicadores de desarrollo del mundo de 2002, Cuba supera ampliamente a la vez a América Latina y el Caribe y a otros países con ingreso intermediario en los más importantes indicios de educación, de salud y de salubridad pública.24

 

Estos aspectos de la Revolución cubana, desconocidos a causa de la censura impuesta por la doctrina dominante, son excepcionales si uno toma en cuenta no sólo los límites de los recursos naturales cubanos sino también el omnipresente ahogo económico del cual es víctima. No hay democracia ni Estado de derecho sin desarrollo humano a menos que uno prefiera otorgar a esas nociones una definición ideológica y, por consiguiente, falaz.

 

En el 2003, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), 102 millones de personas vivían en la más completa indigencia en América Latina, o sea un 20% de la población. En ciertos países como Honduras, que tiene recursos naturales tan limitados como los de Cuba, cerca del 67% de los habitantes sufren de la más cabal miseria. Actualmente, 54 millones de latinoamericanos padecen de malnutrición. En Haití, cerca del 50% de la población aguanta carencias alimenticias. En un país tan rico como México, el 34% de los niños de menos de cinco años son afectados por una malnutrición crónica. En Guatemala, esa cifra alcanza el 50%.25 En el mundo, cada siete segundos, un niño de menos de diez años se muere de hambre.26 Según el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, 842 millones de personas sufren de malnutrición crónica.27 Ni siquiera un cubano forma parte de esa lista. Es a partir de esos datos que debería empezar cualquier debate razonable, franco e íntegro, desprovisto de todo envilecimiento doctrinal, sobre los derechos humanos.

 

La crítica reaccionaria del proceso revolucionario cubano subraya el hecho de que la proporción relativamente importante de la comunidad cubana en el exterior y las sucesivas olas de "balseros" constituyen la prueba evidente del totalitarismo del gobierno de La Habana. Es exacto que el 10% de la población cubana vive en los Estados Unidos.28 No obstante, varios parámetros han de subrayarse. Primero, el número de mejicanos y de portorriqueños que viven en los Estados Unidos es ampliamente superior al de los cubanos.29 Además, las sanciones económicas engendran dificultades notables que favorecen la emigración. Por ejemplo, México, que no padece ningún aislamiento económico y que dispone de recursos naturales muchos más consecuentes que los de Cuba, ve un número sumamente elevado de su población emigrar ilegalmente hacia Estados Unidos. Pero hay otro elemento fundamental y fuertemente desconocido. El 2 de noviembre de 1966, el Congreso estadounidense votaba la ley 89, más conocida bajo el nombre de Cuban Adjustment Act. Dicha legislación modifica el estatuto jurídico de los cubanos y los considera desde esa fecha como refugiados políticos que benefician automáticamente del asilo. Esa estupenda herramienta de propaganda favorece la emigración ilegal, en la inmensa mayoría, menos política que económica.30 ¿Qué ocurriría si los Estados Unidos adoptaran semejante legislación a favor de los mejicanos? ¿Acaso sería el 10% de los mejicanos o el 50% el que residiría en casa de su Vecino del Norte?

 

Paralelamente a eso, el número de visas ortorgado no cesó de disminuir. Los Estados Unidos, conforme a los acuerdos migratorios de 1994, se habían comprometido a otorgar 20 000 visas anuales a los cubanos que deseaban dejar su país. Ahora bien, entre el 1 de octubre de 2002 y el 28 de febrero del 2003, los Estados Unidos sólo otorgaron 505 visas o sea el 2,5% del total de la cifra establecida.31 El objetivo político buscado mediante la aplicación de esa directiva criminal, que cuesta la vida a numerosos cubanos que tratan de cruzar el estrecho de Florida, es de una deslumbrante evidencia.

 

Un informe, clasificado Top Secret, con referencia H 18422 693-4, de marzo de 1994, redactado por el Sr. Joseph Sullivan, jefe de la SINA (Sección de Intereses Norteamericanos) en la Habana, dirigido al Departamento de Estado, al servicio de inmigración (INS) y a la CIA declaraba a propósito de los demandantes de asilo:

 

En el procesamiento de solicitudes de visas de refugiados siguen presentándose casos poco sólidos. La mayoría de las personas presentan las solicitudes, más que por causas de un verdadero temor de persecución, por el deterioro de la situación económica. A los funcionarios de la Sección de Intereses de Norteamerica y del Immigration and Naturalization Service les resultan particularmente difíciles los casos presentados por los activistas de derechos humanos. A pesar de que hemos hecho todo lo posible por trabajar con las organizaciones de derechos humanos sobre las que ejercemos un mayor control en la identificación de los activistas verdaderamente perseguidos por el Gobierno, los casos de derechos humanos representan la categoría menos sólida del programa de refugiados. [...] Y ha sido reconocido abiertamente por algunos de los ex presos políticos, que se acogen al estatuto de refugiados como vía de escapar de la cada vez más deteriorada economía y no a causa de un verdadero temor de persecución u hostigamiento.32

 

Wayne Smith, jefe de la Sección de Intereses Norteamericanos en La Habana (SINA) bajo la administración Reagan y que dimitió en 1982 protestando contra la política exterior de su gobierno, después de haber pasado 24 años en el Ministerio de las Relaciones Exteriores, es sin duda el mejor experto estadounidense con respecto a Cuba. A propósito de la política de Washington hacia Cuba, afirmaba lo siguiente:

 

La democracia y los derechos humanos nos importan muy poco. Simplemente utilizamos esas palabras para ocultar la verdadera razón. Si democracia y derechos humanos nos importaran, tendríamos como enemigos a Indonesia, Turquía, Perú o Colombia, por ejemplo. Porque la situación en Cuba, comparada con estos países y la mayoría en el mundo, es un paraíso.33

 

El objetivo de Estados Unidos fue claramente expresado por George Kennan, uno de los más inteligentes visionarios políticos de toda la historia de los Estados Unidos (con John Quincy Adams), en 1948 en el documento Policy Planning Study 23:

 

Tenemos el 50% de la riqueza mundial y sólo el 6,3% de su población... Nuestra verdadera tarea es crear una estructura de relaciones que nos permitirá mantener esa pocisión de disparidad... Para eso, tendremos que concentrar nuestra atención donde se encuentren nuestros objetivos nacionales inmediatos. Debemos dejar de hablar de objetivos vagos e irreales como los derechos humanos, el mejoramiento del nivel de vida y la democratización. El día en que tendremos que actuar con conceptos de poder no está tan lejano. Cuanto menos estaremos obstaculizados por esloganes idealísticos, mejor será.34

 

Desde el truinfo de la Revolución cubana en 1959 y la imposición del bloqueo económico, Washington no dejó de legitimar su política hostil por su supuesto deseo de "restablecer la democracia en Cuba". Conviene sin embargo plantear ciertas interrogaciones. ¿Acaso imponer las más fuertes sanciones económicas de la historia contra un país pobre que afectan fuertemente a las partes más vulnerables de la población permitiría "restablecer la democracia"? ¿Acaso financiar ataques paramilitares contra las cubanas y los cubanos, como lo hace el gobierno estadounidense desde hace más de 45 años, tendría como objetivo erigir un Estado de derecho? ¿Acaso se puede restablecer la democracia practicando el terrorismo? ¿Acaso llevar una campaña de propaganda que destila los más oscuros engaños sobre la problemática cubana, dando pruebas de un flagrante desdén para con la verdad y la opinión internacional, tendría una meta tan noble? ¿"Restablecer" cuál democracia? ¿Acaso las autoridades estadounidenses harían referencia a los regímenes de Machado o de Batista? ¿Qué modelo de desarrollo se propone a los cubanos? ¿El neoliberalismo que es responsable del desastre humano que devasta todas las sociedades del Tercer Mundo? ¿Una "democracia representativa" como la que se encuentra en la mayor parte de las naciones subdesarrolladas, y que no ha sentido sino desprecio para sus niños como lo atestan los informes anuales del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)? Una respuesta a esas cuestiones es imperiosa.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas

 

1 Felipe Pérez Roque, « Discurso del ministro de Relaciones Exteriores de Cuba en la 60 sesión de la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra », Rebelión, 18 de marzo del 2004.www.rebelion.org/cuba/040318roque.htm (sitio consultado el 22 de marzo del 2004).

 

2 Richard Nixon, Six Crises (New York: Doubleday, 1962) pp. 351-57

 

3 Noam Chomsky, Year 501. The Conquest Continues (Boston : South End Press, 1993), pp. 145-46.

 

4 Jane Franklin, Cuba and the United States : A Chronological History (Melbourne, New York : Ocean Press, 1997), p. 96 ; William Blum. Rogue State. A Guide to the World's Only Superpower (Maine, Monroe : Common Courage Press, 2000), p. 109 ; Noam Chomsky & Edward S. Herman, Economie politique des droits de l'homme. La « Washington Connection » et le Fascisme dans le Tiers Monde (París : J.E. Hallier & Albin Michel, 1981), p. 92 ; Jean-Marc Pillas, Nos Agents à La Havane. Comment les Cubains ont ridiculisé la CIA (París : Albin Michel, 1995), pp. 189-192 ; Drew Fethersten & John Cummings, « Canadian says US Paid Him $ 5000 to Infect Cuban Poultry », Washington Post (Newsday), 21 de marzo de 1977, p. A18 ; Drew Fethersten & John Cummings, « CIA Tied to Cuba's 71 Pig Fever Outbreak », Boston Globe (Newsday), 9 de enero de 1977 ; William Blum, Killing Hope, U.S. Military and CIA Interventions Since World War II (Monroe, Maine : Common Courage Press, 1995), p. 188.

 

5 Jane Franklin, op. cit., p. 170. William Blum, Killing Hope, op. cit., p. 188 ; Bill Shaap, « The 1981 Dengue Epidemic », Covert Action Information Bulletin, Washington, n.17, verano de 1982, 28-31 ; Alexander Cokcburn & Jeffrey St Clair, « Germ War : The US Record », CounterPunch, 1999, 2.www.counterpunch.org/germwar.html (sitio consultado el 22 de marzo del 2004) ; Jean-Marc Pillas, op. cit., pp. 193-200.

 

6 New York Times, « Seventy-Eight Are Believed Killed as Cuban Jetliner Crashes in sea After Blast », 7 de octubre del 1976.www.nytimes.com/library/world/americas/100776cubaairliner.html (sitio consultado el 7 de marzo del 2003) ; New York Times, « Anti-Castro Extremists Tolerated, if not Encouraged, by Some Latin American Nations », 15 de noviembre del 1976.www.nytimes.com/library/world/americas/111576cubaailiner.html (sitio consultado el 7 de marzo del 2003) ; David Binder, « Two Nations Report Anti-Castro Exiles Have Plotted Many Terrorists Acts », New York Times, 20 de octubre del 1976.www.nytimes.com/library/world/americas/102076cuba-ailiner.html (sitio consultado el 7 de marzo del 2003) ; CNN, « Accused Cuban Bomber Calmly Confesses on TV », CNN.com, 16 de septiembre del 1997.www1.cnn.com/WORLD/9709/16/Cuba.bombing (sitio consultado el 7 de marzo del 2003).

 

7 Federal Bureau of Investigation, « Cuban Anti-Castro Terrorism », U.S. Department of Justice, 16 de mayo del 1990.http://cuban-exile.com/doc_001-025/doc0021.htm (sitio consultado el 7 de marzo del 2003) 

 

8 William Schaap, « La Demanda: The People of Cuba vs the U.S. Government » Third World Traveler, septiembre-diciembre del 1999.www.thirdworldtraveler.com/Latin_America/LaDemanda.html (sitio consultado el 22 de marzo del 2004).

 

9 Haut-Commissariat aux droits de l'homme, « Convention pour la prevention et la repression du crime de génocide », Nations Unies, 9 de diciembre del 1948. http://193.194.138.190/french/html/menu3/b/p_genoci_fr.htm (sitio consultado el 22 de marzo del 2004).

 

10 American Association For World Health, « Denial of Food and Medicine : The Impact of the U.S. Embargo on Health and Nutrition in Cuba », Interreligious Foundation for Community Organization, marzo del 1997.www.ifconews.org/aawh.html (site consultado el 22 de marzo del 2004).

 

11 Olga Miranda Bravo, Cuba-USA-Nacionalizaciones y Bloqueo (La Habana : Editorial de Ciencias Sociales, 1996), p.76.

 

12 Juan Gonzalez, « The U.S. Embargo and the Wrath of God », In These Times, 8 de marzo del 1998.www.thirdworldtraveler.com/Human_Rights/Cuba_embargo.html (sitio consultado el 22 de marzo del 2004).

 

13 Bureau of Democracy, Human Rights and Labor, « Country Report on Human Rights practices 2000 », U.S. Department of State, 23 de febrero del 2001.www.state.gov/g/drl/rls/hrrpt/2000/wha/75/pf.htm (sitio consultado el 24 de marzo del 2003).

 

14 Amnesty International, « Colombia, Annual Report », 2003.http://web.amnesty.org/report2003/Col-summary-eng (sitio consultado el 22 de marzo del 2004); Amnesty International, « Brasil, Annual Report », 2003.http://web.amnesty.org/report2003/Bra-summary-eng (sitio consultado el 22 de marzo del 2004); Amnesty International, « El Salvador, Annual Report », 2003.http://web.amnesty.org/report2003/Slv-summary-eng (sitio consultado el 22 de marzo del 2004); Amnesty International, « Cuba, Annual Report », 2003.http://web.amnesty.org/report2003/Cub-summary-eng (sitio consultado el 22 de marzo del 2004); Human Rights Watch, « Brazil: Abusive Conditions for Detained Children », 10 de abril del 2003.http://www.hrw.org/press/2003/04/brazil041003.htm(sitio consultado el 22 de marzo del 2004).

 

15 Rosa Miriam Elizalde & Luis Baez, "Los Disidentes" (La Habana: Editora Política, 2003), pp. 153-74

 

16 Ver el caso de Reporteros Sin Fronteras: Salim Lamrani, « Reporters sans frontières : Défenseurs de la liberté de la presse ou ennemis de la Révolution cubaine ? » Géostratégie, 15 de enero del 2004.www.geostrategie.com/cogit_content/analyses/lanticastrismeobsessionnel.shtml (sitio consultado el 22 de marzo del 2004).

 

17 Reporters sans frontières, « Un an après l'arrestation de 75 dissidents, Reporters sans frontières mobilise l'Europe contre la répression à Cuba », 18 de marzo del 2004.www.rsf.org/article.php3?id_article=9547 (sitio consultado el 22 de marzo del 2004). En cuanto a los vínculos entre RSF y la ultraderecha cubana ver a: Salim Lamrani, « Reporters sans frontières et la droite radicale de Floride : une alliance au grand jour », RISAL, 2 de febrero del 2004.http://risal.collectifs.net/article.php3?id_article=823 (sitio consultado el 22 de marzo del 2004).

 

18 Herbert L. Matthews, Fidel Castro (París : Seuil, 1970), p. 33.

 

19 Ibid, p.149.

 

20 United Nations Development Program, «  Human Development Indicators 2003 : Cuba », 2003.www.undp.org/hdr2003/indicator/cty_f_CUB.html (sitio consultado el 22 de marzo del 2004) ; Comisión Económica Para América Latina (CEPAL), Indicadores del desarrollo socioeconómico de América Latina. (Naciones Unidas, 2002), pp. 12, 13, 39, 41, 43-47, 49-56, 66-67 ; 716-733 ; Peter Bohmer, « Cuba Today », Z Magazine, 26 de abril del 2001, 1.www.zmag.org/ZSustainers/ZDaily/2001-04/26bohmer.htm (sitio consultado el 22 de marzo del 2004) ; Saul Landau, « Fidel and the Revolution, Forty Years Later », Z Magazine, 6 de enero del 2001, 2.www.zmag.org/ZSustainers/ZDaily/2001-01/06landau.htm (sitio consultado el 22 de marzo del 2004). Para el informe del CES de la UE ver a: Mick Hillyard & Vaughne Miller, « Cuba and the Helms-Burton Act », House of Commons, Research Paper 98/114, 14 de diciembre del 1998, 8. Ver también las estadísticas de la Central Intelligence Agency, « The World Factbook : Cuba », 2003.www.cia.gov/cia/publications/factbook/fields/2070.html (sitio consultado el 22 de marzo del 2004).

 

21 United Nations Economic Commission for Latin America and the Caribbean (ECLAC), op. cit., pp. 186-90 ; Pan American Health Organization, « Country Health Profile », Comisión Económica Para América Latina (CEPAL), Indicadores del desarrollo socioeconómico de América Latina. (Naciones Unidas, 2002), pp. 12, 13, 39, 41, 43-47, 49-56, 66-67 ; 716-733 ; Diane Kuntz, « Statement from American Public Health Association », American Public Health Association, 2 de mayo del 1996, 1.www.cubasolidarity.net/apha.html (sitio consultado el 22 de marzo del 2004) ; Felipe Pérez Roque, op. cit.

 

22 United Nations Economic Commission for Latin America and the Caribbean (ECLAC), op. cit., pp. 190-95 ; Latin American Laboratory for Evaluation and Quality of Education, « Learning in Latin American », UNESCO, 3 de septiembre del 1999.www.unesco.org/education/educnews/99-09-03/latinlab.htm (sitio consultado el 10 de marzo del 2003).

 

23 Lavinia Gasperini, The Cuban Education System : Lessons and Dilemmas (Washington : World Bank, 2000), p. 1.

 

24 Dan Erikson, Annie Lord & Peter Wolf, Cuba's Social Services : A Review of Education, Health, and Sanitation (Washington : World Bank, 2002), p. 3.

 

25 Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Síntesis - Panorama Social de América Latina 2002-2003, (Méjico, Noviembre del 2003), pp. 7-8, 13-15.

 

26 Jean Ziegler, Les Nouveaux maîtres du monde et ceux qui leur résistent (París : Fayard, 2002), p. 14.

 

27 Food and Agriculture Organization of the United Nations (FAO), The State of Food Insecurity in the World 2003 (Roma: FAO, 2003), p. 6.

 

28 Sergio Diaz Briquets & Lisandro Perez, Cuba : The Demography of Revolution (Washington, D.C. : Population Reference Bureau, vol. 36, no 1, Abril del 1981), p. 26.

 

29 U.S. Census Bureau, « Census 2000. General Demographic Characteristics by Race for the United States », PHC-T-15, 2000. www.census.gov. (sitio consultado el 22 de marzo del 2004).

 

30 Immigration and Naturalization Service, «  Clarification of Eligibility for Permanent Residence Under the Cuban Adjustment Act », U.S Department of Justice, 26 de abril del 1999.  http://uscis.gov/graphics/publicaffairs/newsrels/cubaRel.htm (sitio consultado el 22 de marzo del 2004).

 

31 Felipe Pérez Roque, Nous ne comptons pas renoncer à notre souveraineté, Conférence de presse offerte par le ministre des relations extérieures de la République de Cuba le 9 avril 2003 (La Habana : Editora Política, 2003), p. 21.

 

32 Luis Báez Delgado, « Sullivan, la CIA y los grupúsculos : La cofradía del embuste », Juventud Rebelde, 6 de marzo de 1994.

 

33 Hernando Calvo Ospina & Katlijn Declercq, ¿Disidentes o mercenarios? (La Habana: Casa Editora Abril, 2000), pp. 199-200.

 

34 Noam Chomsky, What Uncle Sam Really Wants (1986. Tucson, Arizona: Odonian Press, 2000), pp. 9-10.

 

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Salim Lamrani

Salim Lamrani

Profesor, escritor y periodista francés, imparte cursos en la Universidad París Descartes y en la Universidad Paris-Est Marne-la-Vallée, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Ha publicado, entre otros, Doble Moral. Cuba, la Unión Europea y los derechos humanos (Hondarriaba: Editorial Hiru, 2008). Su nuevo libro se titula Cuba. Ce que les médias ne vous diront jamais (París: Editions Estrella, 2009) con un prólogo de Nelson Mandela.