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El bloqueo, violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos del pueblo cubano

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Declaración del compañero Felipe Pérez Roque, Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba,  en el tema 29 de la agenda "Necesidad de poner fin al bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba", en la ONU, Nueva York, 4 de noviembre de 2003.

Señor Presidente;

Excelencias:

El bloqueo económico, financiero y comercial impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba debe ser levantado.

El bloqueo contra Cuba se califica, según la Convención de Ginebra de  1948, como un delito de genocidio.

El bloqueo es una aberración jurídica. Viola la Carta de las Naciones Unidas, afecta el comercio internacional y obstruye la libre navegación. Llega al extremo de sancionar a los empresarios de otros países que inviertan en Cuba.

El tono irrespetuoso y grosero empleado hace unos minutos en esta sala por el representante de Estados Unidos, me obliga a apartarme del texto.  Comprendo el murmullo que siguió en esta sala a sus groseras palabras.

Creo que un ataque tan bajo e irrespetuoso, solo puede ser hijo de la desesperación y el aislamiento que sufre la política del gobierno de Estados Unidos hacia Cuba.

El representante de Estados Unidos ha usado aquí la falta de respeto, ha empleado el ataque personal; pero Cuba no imita esos métodos, no sustituye la orfandad de argumentos con el adjetivo irrespetuoso, no sustituye el argumento por el calificativo vacío y, por tanto, debo asegurar a esta Asamblea que el representante de Estados Unidos ha mentido y lo voy a probar; tengo el deber de denunciarlo, porque esta Asamblea tiene derecho a conocer la verdad; merece respeto y merece que los representantes de los países se comporten en esta sala de acuerdo con reglas mínimas de respeto y buena educación.

He contado 15 mentiras o ataques irrespetuosos que comentaré brevemente después, pero que no puedo dejar ahora de rechazar.

En primer lugar, el representante de Estados Unidos ha dicho que justifica el bloqueo a Cuba a partir de lo que ha llamado "la lamentable historia en materia de derechos humanos de Cuba." ¡Mentira!, Estados Unidos no tiene autoridad moral ni derecho a juzgar la situación de derechos humanos en Cuba; debería ocuparse de su propia situación, debería ocuparse de las terribles violaciones de los derechos humanos que ocurren en este país y las que provoca más allá de su frontera.

Segundo, ha dicho que el bloqueo a Cuba es un asunto bilateral.  ¡Mentira!  El bloqueo persigue a escala de todo el planeta los negocios, las inversiones con Cuba; aplica las Leyes Torricelli y Helms-Burton, como después expresaré en mi intervención.
Tercero, ha dicho que el bloqueo fue implantado después de las expropiaciones. ¡Mentira!  Las medidas de bloqueo y guerra económica contra Cuba precedieron a las nacionalizaciones, justamente decididas por la Revolución Cubana.

Cuarto, ha dicho que Cuba no ofreció indemnización.  ¡Mentira!  Las leyes de nacionalización cubanas preveían indemnizaciones y, de hecho, la recibieron todos los propietarios en Cuba, los europeos, canadienses, latinoamericanos, excepto los ciudadanos norteamericanos, a los cuales su gobierno les prohibió recibir indemnizaciones.

Quinto, ha dicho que el bloqueo busca la libertad y la democracia en Cuba.  ¡Mentira! El bloqueo persigue convertir otra vez a Cuba en una colonia de Estados Unidos.

Ha dicho, además, que el año pasado 175 000 norteamericanos viajaron legalmente a Cuba. ¡Mentira!, una gran parte de ellos lo ha hecho violando las propias leyes de Estados Unidos; pero, además, si el gobierno de Estados Unidos no teme a que viajen, ¿por qué no les permite viajar, por qué tiene en estos momentos más de 2 000 ciudadanos norteamericanos sometidos a proceso legal?

Ha dicho que Cuba no paga sus deudas.  ¡Mentira!

Ha dicho que la pobreza de los cubanos no es resultado del bloqueo, que el bloqueo no es un obstáculo.  Ha mentido.

Por otra parte, es verdad que somos un país pobre del Tercer Mundo, pero no existe ciudadano cubano sin atención médica, como ocurre en este país, donde hay 44 millones de personas que no tienen derecho a recibir cuidados de salud.

Ha dicho que se aplicó en Cuba, "una represión brutal." ¡Mentira!  Se castigaron, en virtud de leyes cubanas, a mercenarios que reciben el dinero de Estados Unidos y trabajan allí a favor del bloqueo y la subversión contra Cuba.

Se ha referido al Presidente de Cuba, el Comandante Fidel Castro, como un dictador.  Esta Asamblea conoce muy bien que el gobierno de Estados Unidos y el presidente Bush intentan imponer una dictadura fascista a escala planetaria.

Finalmente, se ha referido al gobierno cubano como "un régimen maligno y dictatorial, al que quisieran decirle: ¡Hasta la vista, baby!" ¡Jamás en esta Asamblea se escucharon palabras tan irrespetuosas!

Cuba acepta que puede haber diferencias de opiniones, argumentos distintos, diferentes ideologías; pero considera que debe haber un respeto mínimo hacia los delegados y los países aquí representados.

Yo lamento que el representante de Estados Unidos no tenga, en el resto de su vida, ni la mínima posibilidad de poder decirle: "¡Hasta la vista, baby!" al pueblo de Cuba.  Es el pueblo de Cuba, con el apoyo de la comunidad internacional, el que le dirá: ¡Hasta la vista, bloqueo; hasta la vista, genocidio!, y el que le responde aquí, a sus irrespetuosas palabras, que nosotros no vamos a decir a nuestro líder y a nuestro Presidente: ¡Hasta la vista!, lo que le vamos a decir es: ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!

Continúo mi discurso para expresar que:

El bloqueo es una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos del pueblo cubano; las únicas violaciones de derechos humanos que se cometen en Cuba son las que genera y provoca a nuestro pueblo el bloqueo y las que Estados Unidos comete en la Base Naval de Guantánamo, que ocupa en contra de nuestra voluntad. El bloqueo lesiona también los derechos del pueblo norteamericano, los derechos de los cubanos que residen en Estados Unidos, y los derechos de los nacionales de otros países que desean comerciar e invertir libremente en Cuba.

No digo en esta tribuna una sola palabra contra el pueblo norteamericano, del que nos sentimos amigos, al que no culpamos.  Consideramos al pueblo de Estados Unidos víctima también, como nosotros, de una política cruel y sin sentido de su gobierno.  No culpo al pueblo, culpo a su gobierno que subordina su política hacia Cuba a los intereses corruptos de una minoría mafiosa de origen cubano que vive en la ciudad de Miami.
El bloqueo es el mayor obstáculo al desarrollo económico y social de Cuba. Y lo reafirmo aquí rechazando lo que ha dicho el representante de Estados Unidos.  Ha provocado pérdidas a nuestro país por más de 72 mil millones de dólares, no menos de 1 600 millones de dólares por año, además de las agresiones, las invasiones, más de 600 planes para asesinar a nuestro Jefe de Estado.  ¿Cuántas carencias y sufrimientos nos habríamos ahorrado sin el bloqueo? ¿Cuánto más lejos habría llegado Cuba en su noble obra de igualdad y justicia social si no hubiera tenido que enfrentar este bloqueo feroz y despiadado por más de cuatro décadas?

Si el gobierno de Estados Unidos está tan seguro de que el gobierno y las autoridades cubanas, que la dirección histórica de la Revolución Cubana no tienen apoyo en el pueblo, ¿por qué no levanta el bloqueo?  Si dicen que nosotros lo usamos de pretexto, quítennos el pretexto.  ¿Por qué no levanta el bloqueo? ¿Por qué no autoriza a los ciudadanos norteamericanos a ir de visita a Cuba?

El bloqueo es una política cruel y absurda, que no tiene apoyo ni dentro ni fuera de Estados Unidos. El pasado año, 173 Estados miembros votaron contra el bloqueo en esta Asamblea General. Comprenden que el crimen que hoy se comete contra Cuba, mañana puede cometerse contra cualquier otro país.

Es falsa -lo digo aquí- la idea de que los cubanos que viven en Estados Unidos apoyan el bloqueo. Solo una minoría corrupta y ambiciosa, que no ha dudado en organizar y ejecutar acciones terroristas contra nuestro pueblo, está interesada en que se mantenga. Sueñan con el retorno a Cuba de la mano de las tropas norteamericanas, con la venganza y el pillaje. El Presidente Bush -y la verdad debe ser dicha en esta sala- es rehén de los intereses espurios de esa minoría de origen cubano que vive en Miami. Les debe la Presidencia, que alcanzó controversialmente en el año 2000 por la mínima diferencia de un voto en la Corte Suprema de Justicia de este país.

El Presidente de Cuba fue reelegido en nuestra Asamblea Nacional, integrada por representantes elegidos por voto directo y secreto, a lo largo y ancho de nuestro país, en unas elecciones en las que participó más del 95% de la población.  El Presidente de Estados Unidos fue declarado Presidente por la Corte Suprema, en medio de un escándalo mundial que vio durante más de un mes a este país huérfano de liderazgo.
Sin embargo, una masa creciente, cada vez menos silenciosa y más activa, se opone a esta política, que impide las relaciones normales con sus familias y con Cuba.
Estados Unidos debe reconocer que el bloqueo es injustificable moral y éticamente. Debe reconocer que es un fracaso, que provoca su aislamiento. Los cubanos, lejos de rendirnos, somos más firmes e independientes; lejos de dividirnos, nos hemos unido; lejos de desalentarnos, hemos encontrado fuerzas nuevas para defender nuestra soberanía y nuestro derecho a la libertad.

Señor Presidente:

Estados Unidos debe derogar la Ley Helms-Burton. No tiene derecho a imponerle sus leyes al resto del mundo. No tiene derecho a dictarles a los cubanos cómo debe organizarse su propio país. No tiene derecho a financiar y organizar la subversión en Cuba. No tiene derecho a sancionar a los empresarios de otros países por tener relaciones con Cuba.

Estados Unidos debe derogar la Ley Torricelli. No tiene derecho a impedir que los barcos de otros países toquen puertos cubanos. No tiene derecho a prohibir que subsidiarias de empresas norteamericanas en terceros países comercien con Cuba, en violación de las leyes de los países donde están asentadas.

Estados Unidos debe permitir que Cuba exporte a su territorio. No tiene razón para cerrar el paso a las exportaciones de azúcar, níquel, tabaco, mariscos y pescado, vacunas y productos de la biotecnología, programas de computación, y otras producciones cubanas.
Estados Unidos debe permitir que Cuba importe libremente desde su territorio. No solo alimentos, sino de todo lo demás, menos armas, que no nos interesan. Debe eliminar las absurdas restricciones que hoy obstaculizan y limitan considerablemente las ventas de productos agrícolas a Cuba.

Estados Unidos debe permitir que sus ciudadanos viajen libremente a Cuba. ¿Por qué el gobierno de Estados Unidos los persigue? ¿Teme acaso que conozcan la verdad? ¿No resulta ridículo perseguir a una abuela que va a montar bicicleta en Cuba? ¿Por qué el representante de Estados Unidos no explicó en esta sala el caso de la señora Joan Slote, de 74 años, multada con 8 500 dólares por haber ido a Cuba?  ¿Qué es lo realmente democrático: respetar el voto claro y mayoritario de la Cámara y el Senado o defender, con obcecación y falta de luz, vulgares intereses electorales?

Estados Unidos debe dejar de impedir el libre intercambio de ideas. Debe dejar de obstaculizar las visitas a ese país de científicos, deportistas y artistas cubanos. Debe permitir a Cuba la adquisición de equipamiento y tecnologías de avanzada para el acceso a INTERNET.

Estados Unidos debe permitir que Cuba emplee el dólar para sus transacciones comerciales externas. ¿Con qué derecho confisca hoy los pagos de Cuba a compañías o gobiernos de terceros países?

Estados Unidos debe eliminar la absurda prohibición que impide la importación a su territorio de productos fabricados en terceros países, si estos contienen materias primas cubanas.
Estados Unidos debe permitir que el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo otorguen créditos a Cuba. En este hemisferio, muchas veces estos créditos en el pasado fueron robados por gobernantes corruptos y depositados después en bancos norteamericanos. ¡Eso no ha ocurrido y no ocurrirá jamás en el caso de Cuba.
Estados Unidos debe autorizar a sus bancos a hacer préstamos a Cuba, y permitirles a sus empresas comerciar e invertir libremente en nuestro país. ¿No son acaso bancos y empresas privadas?

Debe impedir que la compañía Bacardí se robe la marca de ron Havana Club. A su gobierno no debería interesarle -lo digo claramente- un conflicto de marcas y patentes con Cuba.

Estados Unidos debe devolver a Cuba los activos congelados e impedir que el dinero cubano, congelado en bancos de este país, sea robado por traficantes de influencias y ambiciosos picapleitos de Miami.

Estados Unidos debe devolver a Cuba el territorio que hoy ocupa, contra nuestra voluntad, la Base Naval de Guantánamo.

Estados Unidos debe derogar la Ley de Ajuste Cubano y aceptar nuestra propuesta de cooperar ampliamente para eliminar el tráfico ilegal de inmigrantes.

Estados Unidos debe liberar a los cinco jóvenes cubanos que mantiene injustamente encarcelados violando sus más elementales derechos humanos, y perseguir a los terroristas que se pasean libres por las calles de Miami.

En fin, Estados Unidos debe cesar su agresión contra Cuba. Debe reconocer el derecho de Cuba a su libre determinación.  Debe dejar a los cubanos vivir en paz. Debe reconocer que desde el 1ro de enero de 1959, hará pronto 45 años, Cuba es un país libre e independiente.

Señor Presidente:

El Presidente Bush ha dicho hace unos días que "Cuba no va a cambiar por sí misma". Se equivoca. Cuba cambia todos los días. No hay cambio más profundo y permanente que una Revolución. Cuba cambiará, sí, pero cada vez hacia más Revolución y más Socialismo. Hacia más igualdad, más justicia, más libertad y más solidaridad. Y así será aunque se oponga el Presidente Bush, porque como dijera hace ya 123 años el Apóstol de nuestra Independencia, José Martí: "¡Antes que cejar en el empeño de hacer libre y próspera a la Patria, se unirá el mar del Sur al mar del Norte, y nacerá una serpiente de un huevo de águila!"

También ha dicho el Presidente de Estados Unidos: "Pero Cuba tiene que cambiar". Y me detengo en esta frase, porque si esa frase entraña una amenaza de nuevas acciones contra mi país, que es como los cubanos la hemos entendido, el señor Presidente de Estados Unidos debería recordar que es el número diez en hacerlo en estas cuatro décadas de bloqueo y agresiones que Cuba ha sabido vencer.

Debería saber, también, que sus actuales dificultades son apenas un pálido reflejo de las que enfrentaría si se equivoca con Cuba. Debería saber que no hay fuerza humana o natural que haga renunciar a los cubanos a sus sueños de justicia y libertad.

No debe confundirse nuestra nobleza con debilidad. No debe confundirse nuestra ausencia de odio con temor. No debe confundirse nuestra disposición al diálogo con la ilusión de rendir a un pueblo al que no se ha podido vencer. No debe cometerse jamás el error de creer que Cuba pueda ser dominada alguna vez. Sería muy costoso para el agresor.

Finalmente, les pido, Excelencias, en nombre del pueblo generoso y valiente que allá en mi Patria sigue con atención lo que Ustedes decidirán hoy, que voten a favor del proyecto de resolución A/58/L.4 titulado "Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba".

Les pido excusas por las palabras irrespetuosas y llenas de odio que han sido pronunciadas aquí por mi adversario, y les reitero el respeto y el agradecimiento de mi pueblo.

Les pido votar a favor del derecho de Cuba, que es hoy, también, el derecho de todos.

Muchas gracias.

(Aplausos)

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Felipe Pérez Roque

Felipe Pérez Roque

Político y diplomático cubano. Fue Ministro de Relaciones Exteriores.