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Diario de una promesa: Museo del Ron Santiago, ¡qué privilegio, qué lujo, cómo aprendimos! (VII)

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El Museo del Ron está muy bien organizado y concebido. Debería ser un lugar de obligada visita en Santiago. Foto: Cortesía del grupo.

Para aquellos que tenemos una cultura etílica, reconocer que el Ron Santiago de Cuba es uno de los mejores del mundo es algo que forma parte de nuestro acervo cultural. Nadie dude que los científicos y sobre todo aquellos que provienen de la Facultad de Química o de  Ingeniería Química tenemos el privilegio de dominar detalles por los cuales reconocer cuando un ron cumple con elementos que destacan por su calidad.

Luis Javier es uno de esos químicos que además de trabajar en caracterización físico química de las biomoléculas que se generan en el CIGB conoce de cultura etílica. Con él y Diamile lloré a cántaros el día que vi la pureza que tenía la biomolécula que un tiempo después se convertiría en el principal ingrediente farmacéutico activo de la Vacuna Abdala. Con él he subido las lomas del Turquino dos veces. Cómo si fuera poco tanto él como yo, conocimos a nuestras parejas en el CIGB y tenemos dos primogénitas cuyo nombre es Celia. Aquí les comparto sus experiencias sobre nuestra visita al Museo del Ron en la ciudad de Santiago de Cuba.

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Hacer ron en Cuba es parte de nuestra cultura. Foto: Cortesía del grupo.

Hicimos una parada en el Museo del Ron Santiago. ¡Qué privilegio, qué lujo, cómo aprendimos!

Nos recibió todo el consejo de dirección en pleno y varios trabajadores, entre ellos dos Maestros Roneros, uno de los cuales es una mujer. Fíjense, en toda Cuba solo hay nueve Maestros Roneros. Ellos celosamente han guardado durante años el secreto de cómo hacer el ron cubano. Pudimos ver que son personas sencillas, pero excepcionales a la vez, por el don de percibir las sutiles diferencias que mantiene al ron cubano entre las preferencias a nivel mundial. Cuanto caudal de conocimientos resumido en ellos.

Fue emocionante para nosotros ver cómo antes de explicar el museo, enseguida vinieron las muestras de agradecimiento por lo que hicimos con Abdala y la vacunación masiva de la segunda ciudad en importancia del país, nuestra heroica Santiago de Cuba. Sinceramente sentimos que no nos merecemos tanto, cuando los agradecidos deberíamos ser nosotros; porque Abdala se hizo vacuna gracias a Santiago. Siempre quisimos que nuestros colegas estuviesen con nosotros para que viesen ese reconocimiento, pues a ellos también les pertenece.

La guía del museo nos explicó cómo la caña llegó a Cuba en uno de los viajes de Cristobal Colón y cómo se expandió rápidamente al encontrar condiciones favorables en el clima y suelo de nuestra Isla.

Hacer ron en Cuba es parte de nuestra cultura. Los primeros rones que se hicieron, por su calidad eran consumidos por los esclavos y estratos más bajos de la sociedad en sus fiestas y ceremonias religiosas. Su refinación y añejamiento en barriles de roble blanco mejoró mucho la calidad y finalmente fue aceptado por las clases más pudientes llegándose a convertir en un negocio lucrativo. Nos enseñaron todas las marcas de ron que se llegaron a tener en Santiago y como las principales fábricas se asentaron en las cercanías del puerto a las que llegaban por el ferrocarril la melaza de los Ingenios. Por el mismo puerto exportaban el preciado producto terminado. Vimos en tamaño real los barriles de añejamiento y una máquina para troquelar o identificar adecuadamente los barriles de roble blanco para el añejamiento. El Museo del Ron está muy bien organizado y concebido. Debería ser un lugar de obligada visita en Santiago.

Los maestros roneros nos llevaron a una salita de reuniones, nos sentamos cómodamente y nos regalaron el privilegio de poder compartir con ellos su valioso tiempo y conocimientos. Foto: Cortesía del grupo.

Los maestros roneros nos llevaron a una salita de reuniones, nos sentamos cómodamente y nos regalaron el privilegio de poder compartir con ellos su valioso tiempo y conocimientos.

Nos explicaron que nadie, en cualquier parte del mundo, aunque se lo proponga, puede hacer el ron cubano. Las condiciones de clima y suelo en el que crece nuestra caña de azúcar son únicos e irrepetibles. De ahí sale la melaza como subproducto de la industria azucarera y este es uno de los productos de partida en el proceso productivo del ron cubano. La melaza que suministran nuestros centrales azucareros provienen de cultivos de caña orgánicos sin el empleo de fertilizantes u otro aditivo químico. Esto hace una gran diferencia con otros rones de la región del Caribe con los cuales competimos. Nuestro ron se hace por la vía tradicional y es un poco más caro pero también eso lo hace diferente.

Nos explicaron que antes la Bacardí solo le compraba las melazas a Puerto Rico pero al esta nación quedarse prácticamente sin industria azucarera, ahora compran la melazas de todos los países del Caribe y trabaja con una mezcla.

Percibimos en los Maestros Roneros un gran respeto por sus antecesores y una preocupación por la formación de las nuevas generaciones para conservar la tradición. Con orgullo nos decían que nunca un Maestro Ronero cubano había traicionado la Patria. Ese sentido de pertenencia, arraigo y amor a Cuba y a su cultura son atributos para comenzar la formación de un Maestro Ronero. Estos aspectos poseen igual importancia que el don excepcional que deben desarrollar para catar con todos sus sentidos las sutilezas que el ron cubano posee. ¿Qué interesante verdad? ¡Cuán importante es formar integralmente al relevo!

Nadie, en cualquier parte del mundo, aunque se lo proponga, puede hacer el ron cubano. Las condiciones de clima y suelo en el que crece nuestra caña de azúcar son únicos e irrepetibles. Foto: Cortesía del grupo.

Nos explicaron que estaban confeccionando el expediente para declarar al ron patrimonio de la nación cubana y que estaba muy avanzado. Nos informaron que recientemente en una feria Internacional muy prestigiosa en Europa donde se exponían bebidas espirituosas,en particular, el Ron Santiago obtuvo la medalla de oro. Ellos con tremendo orgullo decían que el Ron Santiago había nacido con una medalla de oro en el pecho. Esto para los santiagueros es tremendo orgullo pero para todos los cubanos también, pues hacer ron es parte inseparable de nuestra cultura. Quizás no nos damos cuenta pero a veces esto empieza cuando entre amigos se abre una botella y antes de empezar a tomar un sorbo se dejan caer unos pocos mililitros (vaya un chorrito, no hay que exagerar) en una esquina de la habitación) y así se respetan los santos al entregarle a ellos también una ofrenda de esta deliciosa bebida.

El Heberprot-P producto biotecnológico cubano único desarrollado por el CIGB para el tratamiento de las úlceras del pie diabético y que salva a muchos cubanos de la amputación de los miembros inferiores obtuvo medalla de oro de la WIPO (del inglés World Intellectual Property Organization, Organización Mundial de la Propiedad Intelectual). Bueno, ya ustedes se podrán imaginar cómo también los científicos cubanos entendemos y disfrutamos esta noticia de la medalla de oro del Ron Santiago. Este pequeño país también puede hacer cosas grandes y el pueblo cubano las puede apreciar y nunca se equivoca.

Nos explicaron por qué cambió la imagen del etiquetado de la botella del Ron Santiago y cómo ésto responde a elementos artísticos en los que se pretende asemejar al color de las calles del Santiago colonial. A nosotros nos gustaba más las etiquetas anteriores, pero bueno, no somos especialistas ni en marketing, ni en diseño y el Ron Santiago a fin de cuentas sigue siendo excelente aunque le cambien la etiqueta mil veces. Esto último lo pudimos constatar porque tuvimos una sesión de degustación de varias líneas de Ron Santiago con cuadritos de queso incluidos. Sí, hubo varios de mis compañeros que de la primera no eran capaces de darse cuenta cuantos años de cultura había en esos sorbos y pedían repetir …¿por qué será?. ¡Ay,… mis compañeros!

Los maestros nos enseñaron que el buen ron hay que tomarlo en una copa o vaso de cristal, y antes de llevarlo al paladar hay que disfrutar el color, el olor o aroma, al agitarlo para ver las lágrimas o huellas que caen por las paredes del vaso. Supimos que el buen ron cuando la copa queda seca todavía le queda impregnado el aroma por un buen tiempo.Le llaman a este ensayo “la copa seca”. Supimos también como se determinan los años de añejamiento del ron y que este es una mezcla mágica de rones con distintos años de añejamiento que solo el arte refinado de un Maestro Ronero sabe buscar y encontrar milimétricamente (si así se pudiera decir) para deleitarnos el paladar y obtener un producto exclusivo.

Nos explicaron lo complicado de penetrar el mercado y competir con firmas muy establecidas. Por eso es una práctica asociarse a los principales compañías que comercializan y distribuyen las bebidas a nivel mundial. En Cuba, el Ron Santiago y el Havana Club, por su calidad, lograron asociarse a las dos empresas más importantes a nivel mundial. Esto lo logran por su excepcional calidad, que ha nadie le quepa duda alguna, no es una ayuda que no están dando. Hablamos mucho de los competidores en el área del Caribe (que no son pocos y hay que darle seguimiento). Hicimos un aparte y hablamos del litigio con la Bacardí.

Fue muy interesante hablar también del proceso productivo para obtener el ron y el riguroso control de calidad que se le hace a este producto, que incluye rigurosos exámenes físico-químicos y también pasa por un panel de degustación compuesto por un número impar de expertos o catadores, quienes dan su veredicto sobre el efecto que causa en el paladar entre otros aspectos sensoriales. Esto último no hay instrumento analítico que lo sustituya y es de tremendo valor. Los maestros roneros también contribuyen a la formación de estos expertos que tienen ese don de captar esas sutiles diferencias para garantizar constancia en el proceso productivo. Algunos de nuestros compañeros querían quedarse en Santiago e indagaron qué cualidades había que tener para convertirse en catadores, hasta llegaron a preguntar donde se podían pasar ese curso de post-grado, ¿ por qué será? ¡Ay,… compañeros míos… sigan haciendo ciencia, por favor!

Vimos muchas similitudes entre la industria ronera y nuestra industria biotecnológica. Ambas son celosas por las materias primas de partida que usan para la confección de su producto y empiezan con un proceso fermentativo. Tienen un estricto control de la calidad, y tienen que luchar fuertemente para insertarse en el mercado y conocer bien las leyes que lo rigen para lograr el éxito comercial. Todos estos años hemos tenido que competir en condiciones desventajosas por los problemas del bloqueo y el asedio comercial. Por eso, para penetrar el mercado también tenemos que asociarnos y para expandirnos hay que estudiar bien como se comporta el mercado para no errar, pues un paso en falso que casi siempre se paga bien caro.

Los maestros roneros son veladores de los secretos del ron cubano. Nosotros también velamos porque los secretos productivos se preserven y proteger las resultados científicos con una propiedad intelectual para que nadie nos robe la exclusividad comercial. En este mundo donde el dinero prima, la ética casi siempre queda relegada y también hay que protegerse. Tanto los maestros roneros como nosotros velamos porque la tradición de producir se preserve y transmita íntegramente de generación en generación; por eso la formación y superación del personal es algo muy importante.

Antes de irnos nos regalaron una botella de Ron Santiago 8 años a cada uno, tremendo regalo, nadie lo esperaba, sin lugar a dudas fue una grata sorpresa. Una de mis compañeras les gusto también la copa y preguntó públicamente si  podíamos llevárnosla también. Los Maestros Roneros con toda la ética y humildad que los caracterizan miraron al unísono a la directora para ver que seña les daba daba (aquello se parecía a un juego de béisbol) y la directora dijo bueno,….a Abdala no le podemos negar nada, también le regalamos la copa. Anoche llegué a mi casa haciéndole este cuento a mi familia que también ha trabajado para Abdala y creánme que se lo agradece con creces.

Ya al final de la visita, vimos a través de los cristales una línea de producción de llenado del Ron Santiago en pleno funcionamiento. Se parece a las nuestras, todo automatizado, con extrema limpieza, con controles automáticos, los operarios adecuadamente vestidos, etc. Obviamente hay diferencias entre ambas industrias que no es necesario detallar. Pero a primera vista nuestros bulbos de vacunas son muy pequeños comparados con el tamaño y presencia de las botellas de ron. Pero, incluso en esta diferencia, hay algo que nos une y es que ambos están llenos de mucho trabajo, desvelos, y amor de todos los que día a día luchan por defender la cultura de hacer ron y la ciencia en este pequeño país que con orgullo ellos y nosotros defendemos.

Dentro de poco en Santiago empezará la vacunación con la cuarta dosis de refuerzo de Abdala para estar más protegidos. Le dijimos a nuestros compañeros que se tomaran poco a poco la botella del Ron Santiago como si fueran pequeñas dosis de refuerzo, ya no para quedar inmunizados y sí para deleitar un ron cubano que en cada sorbo lleva tanto de cubanía como nuestras propias vacunas.

A todos los trabajadores del Museo del Ron, muchas gracias por regalarnos parte de su valioso tiempo y por enseñarnos nuevos conocimientos.

Santiago mil veces gracias por confiar en los científicos cubanos, por ofrecer tres o cuatro veces su hombro sin pedir nada a cambio y hacer realidad nuestra vacuna Abdala, para salvar vidas de nuestro querido y abnegado pueblo.

A todos los trabajadores del Museo del Ron, muchas gracias por regalarnos parte de su valioso tiempo y por enseñarnos nuevos conocimientos. Foto: Cortesía del grupo.

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Se han publicado 9 comentarios



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  • Luis dijo:

    Muy buen articulo. El Ron y el Tabaco cubano no han podido bloquearlo los EEUU. la calidad se impone y los mas ricos del mundo y los enemigos de Cuba de vez en cuando (escondidos de todos) se fuman un buen Habano y se toman un buen Ron cubano.

  • Minia dijo:

    Me encantó esta crónica. Excelente!!! Gracias Santiago de Cuba una y mil veces. Por el ahora y por el antes. Cuanta historia atesora y de seguro continuará tejiendo!!!!!

  • Clara dijo:

    ,...Soy trabajadora de la Ronera Santiago de Cuba y me ha emocionado este artículo,no tengo palabras.......

  • osmani dijo:

    Bonitos intercambios ... al leer que existen personas en mi país como ustedes, me crece el orgullo de ser cubano.

  • José Carlos dijo:

    Excelente crónica. Pienso que solo no se debería incluir a nuestro grandioso y único Ron Patrimonio de la Nación, sino también ser un poco más ambiciosos y situarlo como Patrimonio Cultural de la Humanidad al igual que nuestro extraordinario e irrepetible Tabaco.

  • JJ dijo:

    Un Santiago de Cuba añejo 11 años, q maravilla!

    • Habana 500 dijo:

      El mejor , adoro el Santiago 11

    • Jorge R 09 dijo:

      El mejor de Cuba, con perdón del Havana Club

  • Sergio dijo:

    Excelente relato, reflexión, comentario.
    1er Nivel.
    Felicitaciones.

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