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Medio siglo de la victoria del legendario Brasil en la Copa del Mundo de 1970 (+ Videos)

En este artículo: Brasil, Deportes, Fotografía, Fútbol, México, Pelé
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La formación de Brasil que brilló en 1970. Foto: AP

"La victoria extraordinaria de Brasil hace cinco décadas en el estadio Azteca fue la victoria del fútbol. Del fútbol que Brasil juega sin copiar a nadie, haciendo del arte de sus jugadores su fuerza mayor e imponiendo al mundo su estilo. Que no precisa seguir el esquema de otros, pues tiene su personalidad, su filosofía y jamás deberá salir de ella. Fue una victoria del fútbol. El fútbol que nos gusta ver y aplaudir ante el cual el mundo ayer tuvo que inclinarse". Las palabras son de Joao Saldanha, el padre del campeón mundial 1970, para muchos el mejor Seleccionado de todos los tiempos.

Muchos reconocen en Mario Lobo Zagallo al principal responsable de la creación de este equipo extraordinario que asombró al mundo en México. Sin embargo, el "Brasil del 70" comenzó a nacer cuando Saldanha juntó por primera vez a Tostao con Pelé, después del fracaso de Inglaterra 1966. Aquel fue el primer ladrillo del imponente castillo en el que se convertiría la Selección verdeamarela.

Saldanha -reconocido militante comunista- nunca tuvo una buena relación ni con el presidente de la Confederación brasileña de fútbol de la época, Joao Havelange, ni con el gobierno de facto liderado por Emilio Garrastazú Médici. Esas diferencias fueron la principal razón de su salida de la dirección técnica de la Selección. Alguna vez, el entrenador afirmó: "Que el presidente se ocupe de nombrar los ministros de sus ministerios, la Selección es responsabilidad mía", lo que enfureció a la cúpula militar. La última decisión de Saldanha como seleccionador fue la negativa a convocar a Darío Maravilha, figura del Mineiro. Después de no satisfacer este pedido de Médici, dejó su cargo.

Carlos Alberto, el capitán del equipo Foto: AP

Llegó Mario Lobo Zagallo, un hombre sin preferencias políticas conocidas, y mantuvo la base. Con Saldanha, el equipo no tenía posiciones fijas, contaba con laterales muy ofensivos, extremos bien abiertos y se expresaba a través de la posesión de pelota. El principal aporte del nuevo DT fue haber reunido a cinco números diez en la alineación titular, algo que fue el sello distintivo del campeón del mundo 1970.

Pelé (Santos), Jairzinho (Botafogo), Gerson (Sao Paulo) y Tostao (Cruzeiro) ya habían jugado mucho con Saldanha, pero Rivelino (Corinthians) nunca había sido tenido en cuenta por el antiguo seleccionador. Zagallo incluyó al jugador del Timao en lugar de Edu y le dio más creatividad al ataque, ya que Rivelino se sumó a la generación de juego, a diferencia de su reemplazado, quien era más vertical.

Tostao jugó como "centrodelantero falso", en una especie de homenaje al Hidegkuti de Hungria 1954. Rivelino de desempeñó por la izquierda, Jairzinho por derecha, Gerson un poco más atrás y Pelé donde la pelota mandara. Como no había referencia de área, los defensores rivales perdían la oportunidad de anticipar movimientos, entonces emergía la inteligencia de estos fenómenos y siempre se mostraba uno de ellos en soledad.

Uno de los futbolistas clave en el esquema fue Clodoaldo. El joven mediocampista de 21 años, que en Santos formaba parte del sistema ofensivo, se destacó como uno de los volantes más retrasados y le dio aire a Gerson para que se sumara a la creación de juego. Es decir que su misión era esforzarse en defensa para que los cinco diez brillaran en ataque. Clodoaldo lo hizo a la perfección y hasta se dio el gusto de dar dos asistencias extraordinarias. Piazza también retrasó su posición, ya que jugó como defensor central cuando era mediocentro.

Brasil fue una máquina en la final ante Italia. Foto: AP

Estas decisiones fueron las que permitieron la formación de una Selección inolvidable. Los cinco diez jugaron juntos por primera vez días antes del inicio de la Copa del Mundo, donde se entendieron a la perfección, como si siempre habrían compartido equipo. La razón de esto es simple: el fútbol reúne a quienes hablan el mismo idioma, los junta y genera cohesión de manera natural. Brasil ganó todos los partidos del Mundial y fue una maravilla porque varios cracks estuvieron en el momento justo en el lugar indicado.

Félix, Carlos Alberto, Brito, Piazza, Everaldo, Clodoaldo, Gerson, Jairzinho, Tostao, Pelé, Rivelino fue la base del conjunto que ganó los seis partidos del torneo y se coronó campeón en México tras desplegar un fútbol de altísimo vuelo, más parecido al arte que al deporte.

(Información de Espn)

Se han publicado 8 comentarios



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  • Victor Angel Fernandez dijo:

    Creo que en ese equipo existía un futbolista que se echó a Brasil en las espaldas para llevarlo a ganar tres mundiales y que muchas personas le escamotean la condición del mejor de la historia.

  • Omar Fernandez dijo:

    En el sitio web del diario espanol El Pais esta el partido completo, acompañando a un articulo que rememora el acontecimiento. Ayer lo vi casi en su totalidad. Da pena ver buena parte del fútbol "moderno", luego de observar aquella maravillosa generación de jugadores.

  • lilo dijo:

    Vinicius ya tiene jerarquía

    Su estado de gracia hizo a Zidane maniobrar por partida doble ante el Mallorca: el francés cambió el esquema y movió a Hazard, su gran estrella.

    A Vinicius (19 años) le pilló el parón por el coronavirus prometiendo lo que en el regreso del fútbol ha demostrado ser, un jugador ya cuajado, en su punto de cocción, que diría Lopetegui. Y para encontrar la mayor demostración de ello hay que ir al epicentro del Madrid cada vez más de autor, la pizarra de Zidane: contra el Mallorca, el francés tocó el esquema y recolocó a su principal crack, Hazard, para que le encajase en ese carril zurdo de fantasía Vinicius, que apenas había coincidido con Eden 80 minutos, nunca de inicio, y que respondió con el 1-0.

    Esos aires de primavera tan madridistas que arrastra Vinicius se colaron el martes en la sala de prensa de Valdebebas, donde Zidane fue preguntado por el periodista Fernando Burgos (Onda Cero) por la posibilidad de mezclar de partida el frenesí carioca y la clase belga de Hazard. "No lo veo imposible, pero intentamos que el jugador esté lo más cómodo posible. La posición de Vini es la de Eden, pero no significa nada, me gusta poner a los jugadores en su sitio, pero en un partido pueden jugar juntos", deslizó ZZ, que ya tenía ideada la jugada con la que mantendría el primer puesto.
    Titular y decisivo en las grandes noches

    A Zizou, muy en modo entrenador intervencionista, le salió bien, más por Vinicius que por Hazard, que pidió un respiro por fatiga muscular y ha de rescatar el ritmo con el que reapareció. En una especie de 4-2-3-1, con el '25' en su hábitat natural, la izquierda, y el '7' merodeando por el centro, el Madrid fue funcionando. El 1-0 (19') llevó la firma de Vini, que se sacudió unas cuantas críticas con una definición preciosa. Antes de ese toque, había esprintado para defender hasta el centro del campo y, acto seguido, hasta el área para rematar el servicio de Modric.

    Además, rozó el doblete en el 23', cuando su vaselina se estrelló en el larguero, y lideró a su equipo en recuperaciones (9), faltas recibidas (3), ocasiones creadas (2, como Benzema), regates buenos (2, como Modric), anticipaciones (2, como Ramos) y pases de espaldas (2, como Bale). En su debe queda otro dato: sus continuos intentos le hicieron perder 13 balones.

    La explosión de Vinicius, que ha ido caminado por el fino alambre que a menudo separa la genialidad de la pifia, ha llevado a su entrenador a darle una pensada a sus planes. Porque Vini ha empezado a acompañar las buenas sensaciones de buenas estadísticas, sacándose de encima la etiqueta que le reducía a excelente revulsivo: ha intervenido en cinco goles en sus últimas siete titularidades. Eso son tres tantos y dos asistencias, y eso ha pasado en noches de las que marcan una temporada: la ida frente al City, el Clásico del Bernabéu, el liderato ante la Real... Definitivamente, ha tirado la puerta.

  • lilo dijo:

    Un Marco incomparable

    Marco Asensio es un futbolista con unas cualidades innatas abrumadoras. Se destrozó el ligamento anterior y el menisco externo de su rodilla izquierda durante un partido amistoso contra el Arsenal el 24 de julio de 2019. Julio y Marco están relacionados desde la Roma precristiana y ese día, aunque Marco no había participado en las Guerras Médicas porque no tuvieron nada que ver con los romanos, sí comenzaba la campaña de recuperación más importante que había librado hasta ese momento.

    Para un futbolista, sufrir esta lesión es el equivalente a que un ingeniero se rompa el cráneo y el cerebelo, los sustituya por un casco y un higadillo respectivamente, y después sea capaz de domarlos para que ejerzan la función que hacían los órganos originales y que además no afecte el cambiazo en el rendimiento.

    Lo peor que le puede suceder a alguien con mucho talento natural es tener una vida con ausencia de problemas. Todos sabemos que Marco ya ha superado quizá el mayor drama que se pueda sufrir. Sin duda, aquello le dotó de una madurez poco común incluso en personas más mayores, pero el destrozo articular que sufrió el pasado verano, además del consiguiente calvario, va a proporcionar a Marco unos cimientos vitales que suplirán con creces el posible debilitamiento físico.

    Aunque se diga lo contrario, cada vez se toleran menos los errores y los contratiempos. Vivimos en una cultura que idolatra el éxito brillante de plexiglás, cuando el fracaso y el contratiempo son el mejor aprendizaje posible. El atajo siempre desemboca en el hundimiento personal. Uno no está inmunizado, aunque sea de manera parcial, contra la debacle ni sabe sobreponerse al fracaso si no se ha derruido por dentro antes. El triunfo es un bien contra el que hay que luchar firme para que no te destruya.

    El espléndido documental de Realmadrid TV Marco Asensio, el desafío, muestra el vía crucis completo desde la lesión del mallorquín hasta la resurrección ansiada y asensia. En el primer segundo tras el chasquido de la rodilla, queda reflejada la intuición de Marco; tras un cruce de miradas con el médico, sabe lo que le ocurre, aunque pregunte al banquillo e intente negarlo. Sergio hace fuerza para que solo sea el menisco. El doctor sabe que no es solo el menisco. Entonces, Asensio visualiza el camino largo que le espera y comienza a lubricarlo con lágrimas para reducir la resistencia y hacerlo más llevadero.

    Nos muestra un Asensio virguero, pero con los pies en la tierra. Bueno, al principio solo con un pie en la tierra, porque el otro no puede apoyarlo, tiene la rodilla envuelta en esa red de poliestireno que protege a las chirimoyas. Pero según avanza la recuperación, puede plantar los dos pies. Al principio solo en el agua, porque Marco es de Mallorca y tiene querencia marítima, mas después fuera también. Comienza a subir escaleras, a pedalear, a caminar sin muletas. Si se es una persona aprensiva, por momentos es necesario retirar la mirada de la pantalla; las imágenes suenan, duelen, el sufrimiento llega mitigado, pero real.

    El ligamento anímico de Marco se quiebra al recordar la primera llamada que realizó a su padre desde el vestuario tras la lesión. Su novia somatiza y también se desarma en un momento del documental, un trabajo que muestra mucho más de lo que tal vez se propusiese: enseña una organización de infraestructuras, equipos y profesionales demencial, el Real Madrid tiene hasta una máquina de la NASA para reducir la gravedad —concepto maravilloso en una lesión— que permite caminar con menos carga sobre la rodilla; exterioriza la relación entre el equipo médico y el jugador, la complicidad y resalta que el buen trato es esencial; exhibe la camaradería con los compañeros, Hazard vacila a Marco en los primeros pasos de la recuperación diciéndole que para jugar al fútbol hay que tocar el balón, no vale solo con correr, y Marcelo exuda una felicidad verdadera que no puede contener al verle correr con normalidad por Valdebebas.

    Sea cual sea el futuro, nadie puede negar que Asensio es un jugador especial, ha hecho disfrutar más y ha logrado unos objetivos en pocos años mayores que muchos futbolistas de éxito en toda su carrera. La lesión le ha servido para encofrar su carácter. No albergo dudas de que a partir de ahora veremos un jugador más sólido en todos los sentidos que hará vibrar al madridismo muchos años porque nuestro Marco es incomparable.

  • lilo dijo:

    Vinícius, factor diferencial

    De Vinícius Junior se ha reído demasiada gente. Aquel chaval que llegó con 18 años procedente de Brasil el mismo año que salía Cristiano Ronaldo era una tentación demasiado grande para el escarnio y la mofa. Se escrutaba cada partido con el Castilla hasta que Vinícius empezó a salirse en la categoría. Entonces se empezó a criticar que un jugador de su coste disputase partidos en Segunda B, era un abuso, decían, que justificaba los excesos de muchos defensas. Entonces empezó a jugar con un Madrid en ruinas y el chaval se convirtió en el principal motivo de alegría de una temporada que sólo dio motivos para la esperanza mientras las carreras alocadas de Vinícius eran el principal argumento ofensivo junto a la clase infinita de Benzema. Ya entonces fallaba mucho frente a la portería, pero les aseguro que el Ajax respiró tranquilo cuando cayó lesionado en la vuelta de Champions.
    Esta temporada a Vinícius le costó arrancar. La llegada de Hazard para jugar en su posición predilecta suponía todo un reto. El intento de jugar en la derecha no fue precisamente exitoso porque el joven brasileño no es un extremo al uso de pisar la raya y centrar. Vinícius necesita libertad. Se trata de un jugador tan imaginativo y creativo que precisa partir de la izquierda para poder salir por todos los carriles. Su temporada está yendo claramente a más y en conformidad con esa evolución, también se está incrementando la confianza de Zidane. Y vaya sí la está aprovechando.

    Su temporada está yendo claramente a más y en conformidad con esa evolución, también se está incrementando la confianza de Zidane.

    Cuando el Madrid juega con Vinícius sabe que tiene un verso suelto capaz de recorrer todo el campo a una velocidad sideral. Por tanto, Vinícius resulta una certeza de poder llegar a la portería en cualquier contexto. Su ímpetu en ocasiones le juega malas pasadas al no saber leer ciertas situaciones, pero ahí también está evolucionando, cada vez más capaz de mezclar velocidades. Su presencia en el campo le ofrece metros automáticamente a Marcelo, puesto que le permite recibir de cara ya en campo contrario, y a Benzema, que se puede olvidar del engorro que supone trasladar el balón hasta arriba. El carioca nunca tendrá la capacidad combinativa de Hazard, cuyo juego involucra a más jugadores, pero sin duda es un jugador que ya aporta a otros compañeros.

    De Vinícius se suele criticar con razón sus dificultades a la hora de dar el toque final. A veces resulta frustrante ver cómo grandes jugadas acaban en nada por esa dificultad al definir. Sin embargo su capacidad continua de percutir ya le permite estar produciendo goles de forma directa o indirecta. Para el lateral de su banda resulta un martirio afrontar un partido persiguiendo el brasileño que, además, se empeña de forma muy responsable en defensa. Si se fijan verán a muchos laterales haciendo continuamente estiramientos ante la exigencia física que supone el brasileño. Como decía, se suele destacar negativamente su capacidad al definir, resulta un pero que rara vez se obvia por parte de sus críticos. Sin embargo, resulta tremendamente injusto obviar las numerosas virtudes que adornan al brasileño. Sin duda la más diferencial es su capacidad para desbordar, que es, junto a la capacidad goleadora, la suerte más exclusiva del mundo fútbol. Esa capacidad de desborde le ofrecerá una gran carrera a Vinícius aunque no mejorase en la definición. Pero es que resulta muy corto de miras deducir que un chaval con esa capacidad de trabajo no mejorará en algo completamente entrenable. Basta revisar las cifras goleadoras de otros grandes jugadores en sus años juveniles como para vislumbrar como muy probable que Vinícius mejorará mucho también en eso.
    Vinícius ha llegado al Real Madrid para triunfar. Su determinación en ese objetivo es otro de esos avales que le acompañarán en su desempeño. El brasileño siempre ha tenido la capacidad de no tomar nota de sus errores ni de la competencia en su puesto. Él siempre que coge el balón irá para arriba desde la seguridad de que esta vez tras driblar a dos rivales el gol entrará. Ya verán como lo conseguirá.

  • lilo dijo:

    Real Madrid, 2- Mallorca, 0: Bastaron dos destellos mágicos

    De un tiempo a esta parte adivinar un once de Zidane es casi tan difícil como acertar un pleno al quince de la quiniela. De la quiniela, sí, pero de la Liga de Kazajstán. Zizou apostó por un once ultraofensivo y dio la oportunidad a un tridente muy interesante, dado el estado de gracia por el que parece atravesar un Vinicius más decisivo que nunca. El ascenso de Edén, la fiabilidad absoluta del Benzema moderno, y el regreso de Gareth, no lo olvidemos, prometían goles esta noche en el Di Stefano.

    Con semejante caudal ofensivo, el Madrid tardó apenas seis minutos en probar al arquero del Mallorca. Benzema, primero, y Bale, después, recordaron viejos tiempos, aquellos años en los que ver al galés rondar y disparar desde la frontal era sinónimo de amenaza y aquellas temporadas en los que Karim, de tanto en cuanto, maullaba cual gato.

    Respondió bien Manolo Reina. En la otra portería, Courtois hizo lo propio con una mano formidable a un disparo envenenado de Babá. El belga salvó una pelota diabólica y demostró una vez más la concentración absoluta que ha mostrado desde el regreso del campeonato.

    Cuando la apuesta ofensiva de Zidane conectaba, un Madrid fluido desarbolaba a un tosco Mallorca. Pero fueron pocos minutos.

    A los diecinueve, en una recuperación hombro con hombro de Carvajal en la que el defensor bermellón se desplomó al primer contacto, Vinicius recibió dentro del área pequeña para silenciar los murmullos enlatados televisivos.

    El mago brasileño en un toque delicado, sólo al alcance de las más distinguidas espadas del balompié, elevó sutilmente la pelota sobre Reina para marcar un gol de los que abren el marcador. De los importantes. Vini estuvo a punto de repetir, en la mejor oleada de un Madrid eufórico, tras recibir un pase profundo y preciso de Benzema. De nuevo de vaselina, esta vez, larga, de cuchara, recordando al mejor Rául, el chaval carioca de 19 años estuvo a punto de convertir su magia en gol.

    Lo evitó el larguero.

    Tamaño caudal ofensivo se cobró su peaje táctico. Con Modric obligado a largos esfuerzos y Valverde lejos de la posición donde puede hacer daño, no tuvo demasiados problemas el Mallorca, para embarrar el partido y mantener vivo el marcador hasta la segunda parte. Y lo hizo sin sufrir siquiera un zarandeo más del Madrid.

    Tampoco hizo falta. Antes de la media hora, Sergio Ramos, el defensa más goleador de la historia de la Liga, hizo el segundo en un lanzamiento de falta magistral.

    El Real Madrid decidió entonces reservar energías. Comenzó el carrusel de cambios y la intrascendencia se apoderó en el juego, con un Madrid desinteresado en ampliar ventaja y un Mallorca impotente, sólo sostenido por el ingenio de Kubo, la solidez de Baba y las aventuras de Iago Junior.

    Fue emotivo ver el debut de Luca Romero, un chaval de 15 años, en las filas de los bermellones. Sin grandes sobresaltos, bastaron dos destellos de magia blanca para sumar una tan rutinaria como vital victoria en la carrera por la Liga.

    El líder suma una nueva jornada en la cima sin sentir la presión de un Barcelona, mucho más desgastado y presionado en su victoria, ayer, ante un Athletic trufado de suplentes. Zidane tiene más recursos.

    Y va a utilizarlos.

  • lilo dijo:

    Cuando cualquier victoria es ilegítima

    El barcelonismo en llamas no para de proclamar a los cuatro vientos, y sobre todo después del reinicio de la competición liguera, sus 8 conquistas en las 11 últimas ediciones disputadas. Han hecho de la Liga española –lo mismo de la Copa del Rey– un coto privado: tan sólo son legítimas las que ellos conquistan, las demás son robadas, expoliadas, y deben ser invalidadas o, cuando menos, vituperadas.

    Por supuesto que estudios tan serios sobre beneficios arbitrales (saldo de penaltis, de tarjetas amarillas y rojas, tanto a favor como en contra, elaborados por minuciosos estudios de Maketo Lari o Juanpa Frutos, con datos indiscutiblemente reales), el culerío rampante ni los escucha, ni los lee, ni menos aún los interpreta, ya que no forma parte de su histórico relato victimista más falso que una moneda de tres euros.

    No están dispuestos sus voceros a que el Real Madrid se lleve esta liga –ni ninguna más, a poder ser– y llevan ya días poniendo el grito en el cielo por 5 aciertos arbitrales 5, haciendo pequeña y ridícula aquella queja –con Pep empezó todo– de Guardiola quejándose por el acierto arbitral de Undiano Mallenco en 2011 al anular un gol por fuera de juego de Pedrito Rodríguez en la final de Copa disputada en Valencia. ¿Cómo es posible que el árbitro acierte cinco veces seguidas a favor del mismo? claman.

    Cinco aciertos arbitrales:

    ⁃ El gol de Kroos ante el Eibar (supuso el 1-0) con posición previa correcta de Karim Benzema, tras revisión de VAR.

    ⁃ El gol bien anulado a Rodrigo ante el Valencia por fuera de juego de Maxi Gómez, tras revisión de VAR.

    ⁃ El penalti a Vinicius en San Sebastián, con el árbitro tres metros situado frontalmente a la jugada, y con revisión posterior de VAR.

    ⁃ El fuera de juego posicional de Mikel Merino en el disparo de Januzaj, impidiendo la correcta visión a Courtois, y revisado por VAR.

    ⁃ El gol de Benzema que suponía el 0-2 en ese momento, tras controlar el esférico con el hombro, jugada también revisada por VAR.

    Criticar el acierto. El nuevo mantra de los tramposos más grandes del Universo. Al que se unen felices y dicharacheros enormes hordas de antimadridistas feroces de envidia por todo el planeta.

    Por supuesto, para qué vamos a comentar el paso de ballet –quizás una Glissade, puede que un Pas de Chat– de Messi ante el Leganés, un penalti tan vergonzoso como aquellos penalbas ante el Eibar bajo la mirada –¿dónde estaría mirando?– de su admirador Hernández Hernández. Por supuesto, ni VAR ni vergüenza. Y menos aún sobre el empujón chulesco del propio Leo a Diego Carlos en el Pizjuán, con imágenes –una vez más– secuestradas por el realizador Óscar Lago, confeso seguidor culé. Ni se vieron apenas imágenes –ninguna decente– ni menos aún se comentó un hecho tan matonil efectuado por el tantas veces denominado, y siempre ponderado hasta los altares, mejor jugador de la historia. En estos lances de Messi, más, por ejemplo, un codazo de Piqué que debió suponer su segunda tarjeta amarilla y por tanto, su expulsión ante el Sevilla, el VAR ni intervino ni, la verdad sea dicha, se le esperaba que interviniese.

    Los lloriqueos no cesan, y todavía quedan ocho jornadas ligueras. Todos los madridistas sabemos que la única forma de ganar la Liga es venciendo en los ocho partidos, y a fe que nos lo están poniendo complicado con, por ejemplo, un Athletic-Real Madrid a jugar un 5 de julio a las 14:00 en San Mamés, tras haber jugado apenas 62 horas antes ante el Getafe un partido que concluirá pasadas las 12 de la noche.

    El 8 de 11 no se les cae de la boca a los heraldos barcelonistas y antimadridistas varios. Es proclamar algo similar a ¿cómo osa el Madrid pretender ganar una liga más? La gran paradoja de todo este tremendo tinglado mediático es que el Real Madrid es el único club de Europa que últimamente gana más títulos fuera de las fronteras españolas que dentro de ellas. Desde 2009, 2 Ligas, 2 Copas del Rey, 3 Supercopas en los últimos 11 años, frente a 4 Copas de Europa, 3 Supercopas de Europa y 4 Mundiales. ¡11 títulos internacionales frente a 7 nacionales!

    Algunos trompeteros seguirán con la canción de “qué fácil es ganar la Champions, 13 partidos y ya”. Pero que me digan lo fácil que es ganar la Copa de Europa clubs que ni han estado cerca de olerla nunca, como el City de Manchester o el PSG de los petrodólares, que en cambio han estado conquistando sin parar sus títulos domésticos en los últimos años, o clubs que apenas han llegado a una final y la perdieron, como el Arsenal, el Tottenham, la Roma… Que se lo pregunten al Atlético de Madrid (3 finales) o al Valencia (2 finales) lo sencillo que resulta ganar una Copa de Europa. El Real Madrid con sus 13 en 64 ediciones ha logrado conquistarla en un 20,3% de sus ediciones y es, con diferencia abismal sobre los demás, quien tiene mejor palmarés. El AC Milan, con 7 entorchados, no aparece en rondas finales desde hace más de 10 años, y el actual campeón, el Liverpool, no va a ser capaz de revalidar su título de 2019 ganado en el Wanda. Para que luego se ningunee vergonzosamente las tres consecutivas de Zinedine Zidane y los suyos…

    No es de extrañar por lo tanto que a Zidane le hiciese tanta ilusión ganar la liga 2016-17 y que su objetivo número uno para esta sea de nuevo alzarse con ella. Es tal el entramado de la LFP con su confección de calendario y horarios, más la aplicación sesgada del VAR en ciertas jugadas llamadas “de interpretación” (método Stalinislavski diría yo; la más flagrante, como olvidarla, la del rodillazo del charrúa Suárez al Pichu Cuéllar el año pasado y que apenas pudimos ver repetida), todo ello bien aderezado y sazonado con coros y danzas de los propagandistas a quienes no se les cae la cara de vergüenza nombrando más a menudo a Guruceta por un penalti de 1970 que a los De Burgos Bengoetxea de la actualidad.

    A este madridista que escribe le hace muy feliz el poder remontar ante el City y poder lograr la 14ª en Lisboa, faltaría más. Pero llevarnos esta liga, surfeando las olas del tsunami victimista culé, y con decisiones arbitrales como las de esta pasada semana, correctas y certificadas por VAR, sería una alegría inmensa de doble efecto: reconquistar un trofeo en el que, no lo olvidemos, somos también los mejores con diferencia (33 hasta ahora) y seguir disfrutando con el aquelarre lacrimógeno que se está produciendo entre tanto anti escocido y que provoca entre el madridismo una sensación cercana a la carcajada, la vergüenza ajena y también el hastío más absoluto.

  • lilo dijo:

    Sergio Ramos, el artista y la bestia

    ¿Alguna vez han soñado con tener veinte años y una cabeza de cuarenta? Pues Sergio Ramos está a punto de conseguirlo. Yo lo vi anoche tras su gol de falta, compendio de la apoteosis ramosiana. Si el ramosianismo, como el milenarismo (entiéndase ramosianismo como doctrina o creencia de los ramosianos), ya había llegado con creces, este verano extraño de 2020 ha alcanzado su esplendor.

    Que Sergio Ramos es un portento físico y técnico es un aspecto que se me olvida, sobre todo viéndolo tarde tras tarde “cortar y despejar” balones. Todos esos cabezazos que siguieron al gran cabezazo de Lisboa ya nos mostraron al mito, pero había más. Quién lo hubiera dicho. Aquello no era el culmen sino el principio del culmen ramosiano. Yo mismo no hubiera dicho nunca que en el de Camas había un artista y lo hay.

    Y es un arte muy picassiano porque él lo observa todo, curioso y aplicado, a su alrededor, y se empapa de ello y lo asimila con la facilidad de un niño y luego lo expresa con su enorme talento. Y parece que acaba de empezar. Después de la pandemia hemos visto a un Ramos cristianizado. Ya lo habíamos visto beckhamizado, ahierrado, raulizado o casillizado.

    Ahora Sergio sabe que puede jugar hasta los cuarenta con su cuerpo de veinte y su sangre infantil y todas las inspiraciones de su carrera juntas dando vueltas en su caletre y en el lienzo que pinta cada partido mientras nosotros lo vemos. No hay más que verle por fuera para saber que ahí dentro hay una musa constante que lo cambia hasta de piel, como si también fuera una serpiente.

    Da la impresión de que Sergio Ramos puede ser lo que quiera. Los penaltis, el gol de llegador del otro día (habiéndose recorrido todo el campo previamente, para luego regresar por el mismo camino sin variar el ritmo, casi aumentándolo). Su preponderancia, su jefatura. Uno lo ve correr y parece un ciervo joven, más joven que cuando llegó sabiendo que acabaría siendo lo que es.

    Ramos es de esos jugadores que saben lo que son y serán desde niños, como Cristiano, como Vinícius o como Take Kubo. Ayer vi a estos dos últimos con la emoción de un amanecer; al primero como un alba completa en un sol blanco y esplendoroso que nos despertó con los ojos muy abiertos; al segundo en el cosquilleo (de sol naciente) de que lo anterior volverá a suceder con esos mimbres, con esas pinceladas firmes de genio seguro de serlo.

    Así era Sergio Ramos y hoy, quince años después, héroe y leyenda, campeón de campeones, él es mejor. Y quizá el mejor. Decía al principio que lo acabé de ver ayer tras su gol de falta, y no como si lo acabara de descubrir de repente, sino como si lo hubiese estado viendo durante todos estos años y todas esas maravillas hubieran explotado en una onda expansiva de colores, como si él fuera un arco iris, una piedra preciosa rodante, incluso.

    Todo lo que quiera Sergio Ramos ser, lo puede ser. En la fotografía que encabeza este artículo, con la que también hemos amanecido los galernautas, yo lo he visto pintado. Esa figura, ese escorzo, ese hombre hermosamente retorcido impulsó un balón que despegó del suelo y voló precisamente al ras de la cordillera de las cabezas mallorquinistas para aterrizar precisamente en la escuadra de los sueños.

    Ese disparo estaba en su mirada previa. Esos ojos ardían mientras pasaba la película del lanzamiento una y otra vez, vívida. Sergio lo había visto, como si pudiera verlo todo. Beckham y Zidane y Cristiano envueltos en Sergio Ramos. La escritura de Norman Mailer con todos los cuentos de Fitzgerald y de Hemingway y de Steinbeck filtrándose a través de la pluma, ¡del pie!, de un iluminado.

    Y esos ojos eran como los de Benjamin Button, casi con toda una vida al revés por delante. Fue una iluminación, un destello. Así veo yo a Ramos ahora, en destellos, como si fuese explotando en pequeñas y brillantes explosiones todo lo aprehendido que expresa a través del talento, como a muletazos talavanteros. Del talento y de la furia, de la fuerza, del poderío absoluto que desprende la figura del capitán del Real Madrid. Tan criticado, tan alabado.

    Todo eso, todo ese ruido, toda esa vida trepidante e incomprensible y sonora, era para llegar hasta aquí sosteniendo toda su carrera sobre la punta de sus zapatillas de ballet: el pelo pegado de bailarina, cruzando pantorrilla sobre pantorrilla, ladeando el empeine hasta su límite y haciendo contrapeso con el brazo extendido ante la mirada aterrada de la barrera humana que contempla la gran y letal belleza que quizá no acabe de derramarse nunca.

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