Cubadebate

En esa lista, por supuesto, no está Luis Posada Carriles ni su compinche Bosh ni están los presidentes de EE.UU. que arrojaron bombas en ciudades de Japón, que hicieron la guerra a Vietnam ni el que mandó a matar a Sandino ni los que hicieron posible la guerra de Corea ni los que mataron los de las Torres Gemelas, porque eso es un cuento, los verdaderos asesinos los ocultan. Es que acaso no se conoce que los más grandes asesinos de la Historia han sido en todos los tiempos los que declaran las guerras imperiales, los que someten y los que en nombre de la democracia agreden y asesina pueblos enteros y dónde se ocultan todos los asesinos de los regimenes imperiales y así ha sido siempre: en EE.UU. Eso es una realidad que lleva siglos. El regimen que mató miles de vietnamita e hizo el juego a los americanos para desaparecer 4 millones de seres humanos en esa sola guerra, donde vinieron a parar a EE.UU.

Es una verguenza que en las calles de EE.UU. anden los asesinos de toda la América luego que se les viene abajo la dictadura y luego, como en el caso de Dubalier, lo devuelven del exilio bonito, limpio, con dinero y humano y vienen a besar la tierra en que nacieron, porque lloran como los cocodrilos.

Porbre imperio tan democrático y humanitario que da verguenza verlo llorando cuando llora los millones que gastan en las guerras y no se dan cuenta que la suma es mayor sobre lo que gastan en buena vida y del costillar que lo sacan: del pueblo de todo el mundo. Lloran por los muertos de los demás, pero no lloran por los muertos que ellos mismos causan.

Ándese el imperio con inventos. Todo el mundo conoce cuales son los más grandes terroristas y no tardarán en ir a buscarlos para ajustarle cuentas, cuando el poder imperial se venga abajo y les ocurra como cuando la toma de la Bastilla, que la guillotina estuvo esperando por el rey doscientos siglos, pero un día les llegó la hora al rey de ir a la guillotina y le separaron la cabeza del cuerpo y eso no es bueno porque a los reyes también los paren madres generosas y bonitas, pero es que tales reyes no se acuerdan de cuando las otras madres paren a los hijos y hasta con las madres las cogen.

A lo mejor hay que esperar doscientos siglos más para ajustarle las cuentas a los terroristas, pero valdrá la pena, porque un día se podrán levantar las banderas de la justicia y el hombre ver la luz real y verdadera que de ella emana. La justicia les es más necesaria al hombre que los alimentos y mira que los alimentos son necesario y que la gente muere por falta de alimentos y otros menesteres, pero sabe acaso alguien porque los alimentos y los recursos no alcanzan para todos, pués porque no hay justicia.