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Las últimas horas de Lula y el incendio del Encanto

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Así quedó destruida la exclusiva tienda habanera en una operación realizada por agentes de la CIA. Foto: Archivo

“Estos, Fabio, ay dolor, que ves ahora/ campos de soledad,  mustio collado,/ fueron un tiempo Itálica famosa...”.  Son los versos de Rodrigo Caro los que vienen a la memoria y de ella a los labios, al contemplar lo que el fuego dejó de El Encanto.

Nicolás Guillén, “Crónica”, periódico Hoy

A las siete y 17 minutos de la noche comenzó el incendio de El Encanto que “rápidamente se propagó a todo el edificio provocando el desplome del mismo”. La edición de viernes del periódico Revolución recogía en sus páginas las noticias del siniestro en la tienda ubicada en Galiano y San Rafael, un mensaje en mayúsculas que decía “¡VENCEREMOS AL SABOTAJE!” y también una denuncia: “Por la forma en que se originó se estima  que se trate de un nuevo atentado terrorista de la contrarrevolución”.

El 13 de abril de 1961 se encendía por última vez el cartel de neón de la lujosa tienda El Encanto, junto a un improvisado rótulo que anunciando su reciente nacionalización por el Gobierno revolucionario y también caminaría por sus departamentos Fe del Valle Ramos, o Lula, como la llamaban cariñosamente sus familiares en su natal Remedios.

Ese rótulo marcó el destino de la tienda y de aquella mujer de 43 años, pues se convirtieron en el blanco del terrorismo dirigido por la CIA. Una semana antes del sabotaje, el día seis de abril, estalló un petardo en una de las puertas del establecimiento y se recibieron llamadas anónimas que amenazaron con colocar otros artefactos explosivos.

El viernes siete en el Miami News  se publicó una breve entrevista con uno de los ex gerentes de la firma Solís, Entralgo y Cía.  “Esas demostraciones contra el gobierno de Castro eran necesarias”,  dijo al diario Humberto Solís, de 53 años  al  referirse a la bomba que estalló el día 6, en los soportales de El Encanto, por Galiano y además agregó  que “creo que más cosas de ese tipo ocurrirán en Cuba”.

Fe como dirigente sindical, junto con un grupo de trabajadores se dieron a la tarea de revisar cada lugar de la espaciosa y lujosa tienda para evitar que ello pudiera llevarse a cabo. Cuánta ironía la del destino, días después perdería su vida en el sabotaje que ella misma intentó prevenir. 

Aquella colegiala que salió de Remedios, cuando su mamá perdió el salario, a causa de las arbitrarias medidas contra las instituciones subvencionadas, cortesía del gobierno de Machado llegó a la capital llena de ilusiones y en busca de un futuro para su familia.

Con solo 17 años Lula comenzó a trabajar de aprendiz en la confección de sombreros. Después laboró como dependienta en la tienda Fin de Siglo y más tarde en El Encanto, en este puesto de trabajo comenzó a colaborar en la lucha contra la tiraní­a batistiana.

Al parecer, la compañera Fe del Valle falleció al quedar atrapada en una escalera cuando trataba de salvar los fondos de la Federación de Mujeres Cubanas. Foto: Archivo

En una carta escrita a uno de sus hijos que estudiaba en Checoslovaquia, Lula le habló de lo que pasaba en Cuba y la rápida marcha del proceso revolucionario:

“Desde luego que todas esas maravillas no pueden conseguirse sin gran esfuerzo de parte del pueblo y así­ lo explicó bien el Che en una reciente comparecencia y en la cual dijo que esto es una lucha a muerte con nuestros enemigos y que tenemos que estar preparados para todo”.

Esos “enemigos” de los que hablaba Fe en su carta, ya habían puestos sus ojos sobre El Encanto y contaba con ayuda interna para lograr su objetivo. Carlos González, trabajador del departamento de discos de la tienda y miembro del grupo terrorista Movimiento de Recuperación del Pueblo (MRP) y quiera además pariente del líder de esa organización Reynold González fue el encargado de cometer el sabotaje.

Dada su ventaja al ser trabajador de la tiene pudo minar varios pisos del inmueble con artefactos explosivos. Estos materiales llegaron a Cuba, luego que el presidente norteamericano John F. Kennedy diera luz verde a operaciones encubiertas durante los días previos a la invasión mercenaria por Playa Girón.

Carlos González abandonó la tienda, luego de convertir el edificio en una gigantesca pira que lo destruyó hasta los cimientos . Su objetivo, salir del país, vía marítima, por la playa de Baracoa, pero fue detectado por el jefe de la compañía de milicias que custodiaba la costa en esa zona quien también empleado de El Encanto. Al reconocerlo, lo detuvo y fue detenido.

Luego de presentarle varias evidencias que lo vinculaban con el sabotaje, y de interrogarlo durante varias horas, confesó que él había sido el autor material del incendio.

Así describió el periódico El Mundo lo que pasó en El Encanto:

“El edificio quedó destruido, desplomándose por la acción del fuego las paredes frontales,  es decir, parte de las que dan por ambas calles. Igualmente, hubo desplomes de paredes en el interior del inmueble y varias personas  sufrieron síntomas de asfixia”.

En los inicios del siniestro, Fe fue reportada como desaparecida, luego de una prolongada búsqueda su cadáver fue hallado días más tarde calcinado entre los escombros. Perdió su vida entre las llamas al intentar rescatar fondos recaudados para la creación de cí­rculos infantiles que se construirían en la azotea del edificio para los hijos de las trabajadoras.

Vigas de hierro retorcidas por el calor y escombros, es lo único que queda de la exclusiva tienda El Encanto. Foto: Archivo

El frente de la tienda por la calle Galiano muestra los destrozos del sabotaje. Foto: Archivo

Acta de detención de varios elementos contrarrevolucionarios que estaban involucrados en el sabotaje a la tienda El Encanto. Foto: Archivo

En fotos, ¿Cómo lucía El Encanto antes del sabotaje?

Vidriera de la tienda El Encanto que muestra sus modelos exclusivos. Foto: Archivo

Sección de perfumería de la tienda El Encanto. Foto: Archivo

Interior de la tienda El Encanto, La Habana. Foto: Archivo

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  • Azucarero de siempre dijo:

    Buen comentario, algo q en todo momento es necesario publicar, ya q lacayos de toda versión pululan hay en dia, claro con piel de criticas y de arregladores de sociedades, en la cual todavia somos libres, carecemos d muchas cosas, sin embargo niños de todas las edades aún van a su escuelita, con celulares de + de 15 mil pesos, con sus zapatillas, que ni niños de japon, pueden usar.. CUIDEMOS LA REVOLUCIÓN mientras lA tenemos. VEAN, a nuestro alrededor lo q sucede y saquen sus propias conclusiones......

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Karina Rodríguez Martínez

Karina Rodríguez Martínez

Jefa del Departamento de Coordinación Editorial, Análisis y Comunicación de IDEAS Multimedios. Sus trabajos son publicados en Cubadebate y la Mesa Redonda. Graduada de Periodismo por la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana en el 2020. Ha obtenido premios y menciones en el Concurso Nacional de Periodismo "26 de Julio"

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