Cubadebate

Maikel Amelia se define así misma como una guajira feliz que vive orgullosa del lugar donde nació, su tierra y su gente. Foto: Cortesía de la entrevistada.

A veces es de miel, nácar y nubes de algodón; otras, es fuerte como el peñasco que desafía la tormenta en medio del mar.

A veces es luz cegadora y a veces es la sombra de la montaña o la penumbra de la brisa. Pero siempre, sin importar el personaje que asuma, es bella y enigmática como la vida misma.

Colocarse cientos de máscaras es su trabajo, su pasión; mas esto no impide su entrega hasta el cansancio por la familia y los miles de cubanos que la siguen frente a la pantalla del televisor o través de las redes sociales.

Y es que Maikel Amelia Reyes Fernández no necesita más carta de presentación que la cubanía, la sencillez y el arte. Tal vez por ello vibra su esencia de mujer en cada actuación que nos regala; no importa si es Lucía, Katia, María Fernanda, Marcia, o Laura (nótese que los anteriores nombres terminan en a, como la primera letra del alfabeto).

Nada de eso importa ya porque aprendimos a admirarla desde la calidez humana que desprende, o a identificarla como esa “guajira feliz que vive orgullosa del lugar donde nací, mi tierra y mi gente”, según cuenta en exclusiva para Cubadebate.

Pletórica de un optimismo que inflama el corazón, la queridísima actriz nos abre las puertas de su casa (a pesar de la pandemia) y cede ante la caprichosa intención de conocer cómo es su día a día.

“Mi rutina depende mucho de lo que tenga que hacer en el día y del personaje que esté interpretando, porque cada proceso de trabajo como actriz me obliga a una rutina en función de eso.

Pero lo que sí es invariable al amanecer es: al despertar dar las gracias por un nuevo día, besar a mi familia, habitualmente me levanto más temprano que ellos, tomar agua y miel (que no me puede faltar) y de rodillas viene mi conversación con Dios, pido perdón por los errores que cometo a diario, pido guía, sabiduría, salud y le agradezco por todo lo maravilloso que me ofrece a diario. Después me preparo para el día que tendré, hago ejercicios o me preparo para el trabajo... en fin, depende de mi trabajo”.

¿Cuántas horas dedicas a la actuación o a prepararte para asumir un personaje?

“Prepararme para la actuación es un proceso de todos los días. Cada personaje es diferente, por tanto, es para mí como comenzar de cero en la actuación.

Cuando estoy en el proceso de creación todo lo vinculo a ese personaje, busco la música que escucha (el personaje), si lee, lo que le gusta, un perfume, frases, manera de hablar, psicología, cómo se mueve; son muchos detalles que me involucran muchas horas del día e inevitablemente me voy a dormir y pienso también en ese nuevo personaje que me ocupa.

Por ejemplo, “la Musa” de Travesura Musical, para interpretarla me detuve mucho a ver ballet porque quería que sus movimientos fluyeran con suavidad, quería que resultara etérea, ligera, y para cantar estuve días entrenando la voz. Ha sido un personaje que agradezco mucho a Jorge Pedro Hernández, director y creador de esta serie infantil, porque además es diametralmente opuesta a Lucía.

Entonces no puedo sacar por horas mi preparación como actriz para enfrentar un personaje porque es muy complicado de definir. Los actores, creo, nos pasamos la vida observando el mundo para poder interpretar, y trabajando de manera invisible, así se le llama: el tiempo invisible de preparación del actor”.

¿Qué criterios te guían a la hora de aceptar o rechazar un personaje? 

“Lo primero que valoro para aceptar un personaje es cuánto aporta al ser humano. El arte debe transformar, cambiar, crear procesos de búsqueda. Yo elegí ser actriz porque descubrí, viendo cine, que cambiaba como ser humano y después de disfrutar de un personaje que me hacía soñar, reflexionaba, pensaba, incluso me movía en direcciones diferentes.

Si un personaje que me propongan siento que puede llevar a eso lo acepto, de lo contrario, no. A veces solo puedes ser, como personaje, la pieza que ayude a que otro personaje mueva conciencias y emociones y eso también lo acepto. Si la obra es buena, si el guion me atrapa, si siento que mueve fibras, lo acepto”.

Parte del elenco de Tras la Huella. Foto: Facebook/Tras la Huella.

¿Qué valores compartes con la Mayor Lucía? 

“Comparto con Lucía la humanidad y la justicia. Lucía es una mujer sensible, comprensiva pero muy recta que conoce la responsabilidad de su trabajo y que quiere salvar a las personas del mal. También se siente con el compromiso social y personal de ayudar a jóvenes y adolescentes a encontrar el camino del bien, a rectificar. Creo que de eso hay un poco en Maikel Amelia, creo que todos merecemos oportunidades de mejorar como seres humanos, de crecer y ser mejores.

“Tras la Huella” llegó a mí sin buscarlo. Llegó como siempre digo intempestivamente, se suponía que interpretaría a Lucía solo por dos meses; de hecho, no tuve tiempo para prepararme antes de asumir el personaje, pero la vida es impredecible y 60 días después me pidieron me quedara en la serie.

En aquel momento lo dudé, pero representaba un reto grande y a mí me gustan los retos, mientras más grandes, más esfuerzo requieren de mí y terminé asumiéndolo, mi carrera ha estado siempre llena de retos. Todos los personajes que he interpretado han llegado a mí a través de castings, de mi trabajo como actriz, de mi esfuerzo como profesional.

Llegué a La Habana sin conocer a nadie en el medio de la televisión, no había estudiado aquí por tanto estaba fuera de cualquier grupo de actores y directores, no tenía vínculos con ninguna generación de actores, solo con los que había intercambiado en festivales de teatro en Camagüey, Santiago de Cuba, Bayamo, Santa Clara, o aquí en La Habana, entonces fue un proceso de inserción donde solo contaba y cuento con mis aptitudes como profesional y con mucho respeto, todos los que me conocen saben que es cierto.

Te cuento esto porque con Lucía pasó igual, mi personaje se insertó en un espacio que no conocía, un programa instaurado por años, con una audiencia increíble y sin dominios de la vida militar. Conclusión, “Tras la Huella” y Lucía son una escuela increíble para mí, en todos los sentidos me ha hecho crecer y me ha regalado después de mucho esfuerzo personal el cariño inmenso del público de Cuba y fuera de Cuba y eso no tengo cómo agradecerlo, creo que la única forma es esforzándome cada vez más como profesional y creciendo como ser humano, solo así puedo ser recíproca con este pueblo que amo y con cada cubano que dentro o fuera de la Isla me muestra su cariño.

Gracias a todos los que confiaron en mí en aquel momento como el director José Víctor Herrera, el productor Pedro Luis Pita, el asistente de Dirección Tony, los asesores todos, entre ellos Pedroso que ya no se encuentra físicamente entre nosotros pero que me ayudó mucho a entender la Instrucción, a Castellanos y a todo el equipo maravilloso y noble de “Tras La Huella”.

Si la obra es buena, si el guion la atrapa, si siento que el personaje mueve fibras, entonces lo acepta. Foto: Cortesía de la entrevistada.

En una entrevista de 2019 dijiste que el “proyecto” de la familia es el más grande e importante. ¿Por qué es la familia tu mayor victoria?

“Porque todo pasa excepto la familia. ¿Qué sería de mí sin mi madre, sin la herencia de mi padre, sin mi hermano, sin mi hija y esposo que son mi propia creación, sin mis abuelos, tíos, primos, ancestros? Ellos me impulsan, me ponen retos, me obligan a ser mejor, me comprometen, mi hija rige decisiones importantísimas en mi vida, porque para erigirse como buen ser humano y ser consecuente siempre consigo misma, tiene que tener un patrón y ese soy yo; por tanto, cuando vienes de una familia que te ama, te enseñó valores, también de errores y formas tu propia familia, entiendes que te debes a ella.

La familia es la célula fundamental de la sociedad, si las familias están mal, las sociedades estarán muy mal. Mi familia es mi impulso y mi refugio, quien no ama a su madre no puede amar a su Patria (aunque la relatividad existe), quien no lucha por sus hijos no puede luchar por el bienestar de otros niños. La familia es el punto de partida en la vida en todo sentido y yo doy gracias a Dios públicamente por mis ancestros, por mi familia con todos sus aciertos y errores. Sencillamente les amo”.

¿Qué prefieres hacer en tus ratos libres?

“En mis ratos libres me gusta leer mientras escucho la música que disfruto, ver el cine que prefiero, escribo un poco sobre lo que pienso y mis pedazos de vida. Me gusta pasear con mi familia, encontrarme con mis amigos, relajarme en un Spa de belleza, por ejemplo, tomar baños de vapor, me gusta darme gustos (ríe) y todo lo que te he mencionado es maravilloso para mí.

Me gusta viajar, conocer de historia, de pintura... me gusta disfrutar de la naturaleza y de esta vida que es corta, pero preciosa y que es un regalo de Dios.

Tienes más de 95 000 seguidores en Instagram y más de 175 000 en Facebook. ¿Cómo encuentras el tiempo para ser tan activa en las redes sociales, donde incuso intercambias, aconsejas y te retroalimentas de las personas?   

“En las redes sociales he encontrado un mundo increíble de matices, es la propia sociedad expresada a través de ellas, claro más agresiva porque las personas no se atreverían a decir mirando a alguien a los ojos lo que se atreven a escribir detrás de un móvil.

Mi interacción con mis comunidades de Instagram y Facebook está fundamentada en la misión que cada ser humano tiene, busca o encuentra, y yo creo (o quiero creer) que mi misión es llevar paz a donde quiera que voy, armonía, fe, amor, esperanza.

Vivimos tiempos convulsos, tiempos donde no medimos cuánto podemos dañar a otros con criterios extremos sobre cualquier tema, a veces no nos damos cuenta de cuánto podemos dañar o ayudar a alguien a través de las redes, y tengo el compromiso conmigo de que mis redes sean un remanso de paz y esperanza para todo el que se llegue hasta ellas.

A través de mis redes mantengo información de mi trabajo como actriz y ser humano, he encontrado amigos, he conocido personas maravillosas que ya quiero como familia, recibo consejos, sugerencias y lo hago también por privado o en público. Discutimos temas interesantes. También he recibido ofensas espantosas, a veces me disgustan, pero se me pasa al instante porque solo uno puede decidir a quién le da poder y a quién no.

No borro comentarios, la mayoría de las veces es mi comunidad quien sale a defenderme ante esos criterios desagradables. He logrado conectar a personas que hoy son amigas gracias a mis páginas y eso me da un placer infinito. Me han permitido trabajar con un equipo maravilloso @lym social con el que aprendo y que se ha convertido en mi equipo consultor de trabajo en las redes.

Creo que las comunidades se educan y se les debe respeto y transparencia, cualquier información que maneje en mis redes siempre será confiable porque me gusta ir a la génesis de toda información sobre cualquier tema y manejarla sobre la verdad.

Agradezco todo el cariño de esas “tribus” de almas nobles que forman parte de mis comunidades, porque así los considero: comunidad de personas que compartimos intereses comunes. Nombrarte seguidores no me hace feliz, ¡Somos una comunidad de personas con intereses comunes!”

Cuéntanos sobre la caída que sufriste desde una mata de guayabas... 

“Yo era una niña traviesa, nacida en la ciudad de Manzanillo, pero pasaba vacaciones en las zonas más bellas de mi tierra, Purial de Vicana, Campechuela, Niquero, Media Luna, siempre con mi familia.

Mis tíos me enseñaron a montar a caballo, bañarme en ríos con mis primos era estar en el paraíso, subir montañas, jugar en la tierra, comer carne de puerco asada con las manos, tumbar mangos, tomar leche recién ordeñada con café de colador, bañarnos en aguaceros, subirme en las matas hasta que descubrí que la guayaba no tiene troncos muy flexibles y se parten fácil cuando una niña se sube a ella (ríe)”.

Es muy complicado ser profesional y madre y querer cumplir bien con todo, pero no es imposible, cuenta a Cubadebate la actriz. Foto: Cortesía de la entrevistada.

¿Qué tan difícil puede ser combinar una profesión tan exigente y demandante como la tuya, con el hogar y la crianza de una adolescente?

“Es muy complicado ser profesional y madre y querer cumplir bien con todo, pero no es imposible, eso requiere de compartimentar y organizar bien el tiempo, muchas veces me agarra la madrugada estudiando, pero mi niña nunca se durmió antes de los 10 años sin que conversáramos y le leyera un cuento, o dos, o tres.

A veces pensaba se iría a dormir y de pronto escuchaba: “mamita te estoy esperando”. (recuerdo eso y me emociono). Siempre me las arreglé para estar en sus cambios de pañoleta, en la mayoría de sus actividades, en las presentaciones de su escuela de música, en los matutinos especiales, en las consultas con sus médicos y si he reanudado rodajes es porque han estado con ella su papá y mi madre, o mi suegra (sus dos abuelas que ama tanto).

Eso sí, termino de trabajar y voy directo a mi hogar porque sé que la formación y guía de mi hija es una prioridad para mí.

Mi esposo y yo sabemos que nuestra hija es nuestra responsabilidad y los dos asumimos la parte que nos toca, muchas veces no estamos de acuerdo, pero como familia lo resolvemos.

Mi madre me enseñó a ser su amiga y yo he repetido eso con mi hija, somos muy buenas amigas, conversamos mucho, nos aconsejamos mutuamente y escuchamos los criterios, pero tenemos muy claro también que ella es mi hija y que la madre soy yo (ríe), eso no puede fallar. El tiempo vuela y no podemos permitir que un día pase sin hablar con nuestros hijos”.

Por tus publicaciones en las redes sociales vemos que tienes una relación muy especial con tu hija. ¿Entiende ella los sacrificios y la pasión (por la actuación) de su mamá?

“Mi niña entiende totalmente mi profesión, desde pequeña se iba conmigo a los rodajes, en Santa María del Porvenir sólo tenía 4 años y ella pasaba los días observando y dibujando con una actriz encantadora, Yare Santana, mientras yo grababa.

Hoy son amigas aún y mi pequeña recuerda eso con mucho cariño. Ella ha vivido mis desvelos, insatisfacciones y satisfacciones de la profesión, me empuja a ser valiente, me da sus criterios, me critica y me exige también para que crezca como profesional. A veces (las menos) ha tenido que sufrir mi ausencia en momentos importantes porque he estado trabajando. Mi niña entiende totalmente mi profesión y creo que esto la ha obligado a crecerse en muchos sentidos”.

Maikel Amelia disfruta en sus ratos libres de la vida, la naturaleza, el arte y la lectura. Foto: Cortesía de la entrevistada.

¿Qué no le gusta a Maikel Amelia?

“No me gusta la hipocresía, ni instar al odio, ni a la violencia. No me gusta imponer criterios como tampoco me gusta me impongan maneras de pensar, o actuar sobre cualquier circunstancia. No me gusta la deslealtad. No soporto las mentiras. No me gusta el chantaje, de ningún tipo, tampoco me agrada que perdamos la humanidad.

No me gusta juzgar a las personas porque cada uno de nosotros tiene una historia que le hace ser tal cual, lo que tampoco justifica la maldad, pero no me gusta juzgar a nadie. Cada día le pido a Dios que me guíe, porque no me gustaría nunca perder el sentido común”.

Cuando te enfadas: ¿Peleas y regañas a los cuatro vientos como cualquier cubana, o eres tan calmada como muchos te imaginan?

“Cuando me enfado puedo pelear como cualquier cubana (ríe), soy muy serena pero muy sincera también, lo que ocurre es que siempre intento discutir sin faltas de respeto, porque el respeto es la paz; pero no imaginan lo fea que me puedo poner en una discusión. Por esa razón trato de no llegar al extremo. Todos tenemos demonios, todos tenemos bajas pasiones, lo importante es darte cuenta cuando estás cruzando los límites”.

¿Nuevos proyectos profesionales de los cuales nos puedas adelantar?

“Están dos películas, una serie, la serie infantil Travesura Musical (segunda y tercera temporadas), un programa de entrevistas en redes que saldrá dentro de poco donde disfruto mucho la conducción, seguir con Tras La Huella, y la producción como directora de una sorpresa que estoy preparando y les anunciaré más adelante; prometo que te daré algunas primicias en breve.

Otro de mis proyectos es ser una de las embajadoras de Camaquito, una organización laica y no gubernamental que hace 20 años trabaja en Cuba, colaborando con los niños, adolescentes y jóvenes; y que ayudan con total desinterés y sin ánimos de lucro y creo en las personas que quieren de esta tierra un lugar mejor”.

¿Libro preferido? ¿Comida preferida? ¿Película preferida? ¿Color preferido?

“Siempre me ha costado mucho trabajo decir que me gusta un color en específico, o una comida, o un libro. Me gustan muchos escritores, muchos libros, muchos géneros musicales, muchos compositores, cineastas, películas.

Honestamente siempre estoy abierta a conocer nuevos sabores (si de comida se trata), nuevas experiencias, nuevas personas y nuevos proyectos porque la vida está llena de sorpresas y es un abanico de infinitos matices y colores. Me gusta siempre aprender y descubrir el mundo, hay tanto que me falta por aprender. Creo que voy a necesitar muchas vidas” (ríe).

¿Palabra preferida?

“Hay una palabra que me encanta por su sonido y su concepto (entre tantas que me gustan); ese vocablo es: luz”.

¿Un consejo (o varios) a las nuevas generaciones de actores y actrices cubanos que han crecido admirando tu trabajo?

“Solo una palabra que contiene un mundo infinito en sí, no solo para actores, sino para todos los seres humanos: humildad”.