Cubadebate

Durante el aislamiento es obligatorio tomar cada día un teste de antígeno de saliva. Foto Roberto Morejón, periódico Jit, Inder.

Desde las ventanas del hotel que acoge a la prensa escrita y digital cubana acreditada para los Juegos Olímpicos, Tokio parece un lugar dormido. Hay una calle, estrecha y limpia, que sirve de atajo entre dos avenidas y por la que pasan cada día decenas de personas. Si uno mira hacia el frente, un inmenso edificio tapa cualquier vista más allá de sus paredes.

A ambos lados sucede lo mismo, como si la arquitectura se empeñara en retrasar el encuentro del visitante con una de las metrópolis más imponentes del planeta. A solo cien metros palpita la ciudad, pero los periodistas llegados a Japón desde el resto del orbe no pueden conocerla hasta pasados tres días de aislamiento. Son 72 horas en las que la tierra del Sol naciente aun luce distante y ajena, aunque esté a punto de convertirse en la capital del deporte mundial.

Solo 15 minutos al día puede romperse la cuarentena, los necesarios para salir a alguna tienda cercana y comprar alimentos. Ni más ni menos. En la puerta del hotel un guardia de seguridad registra la hora de salida y como un cronómetro chequea la del regreso. Pasarse del tiempo establecido implica una reprimenda en idioma japonés que pocos entienden, pero que el propio oficial se encarga de traducir con señas hacia el reloj que tiene en su teléfono.

Es apenas una de las medidas impuestas por el Comité Organizador para garantizar la seguridad de los juegos en medio de la pandemia provocada por la COVID-19. También significa un guiño hacia una población temerosa de los contagios y las nuevas cepas que podrían llegar con los extranjeros a un país con sus fronteras cerradas y que, aunque duela decirlo, tiene una mayoría de personas contrarias a la celebración de los juegos.

Para minimizar los riesgos, el aislamiento implica tomar pruebas de antígeno de saliva cada día para buscar posibles contagiados con el virus. Se dice sencillo, pero no lo es.

Completar uno de esos test significa descargar y utilizar aplicaciones para escanear códigos QR, acceder a otra web para registrarse, completar un formulario digital y enlazar el número de serie de la muestra con el de la credencial. Si algún examen resulta positivo, un mensaje llegará a través de otra herramienta digital.

A su vez, cada día es necesario reportar a través de otra APK la temperatura corporal, la presencia de algún síntoma o si existió contacto con alguien contagiado o con sospechas de padecer la COVID-19.  A fin de cuentas, estamos en una de las mecas de la tecnología y los juegos no podían ser la excepción.

Por suerte, la velocidad de las redes Wi-Fi facilitan el proceso y, si la comparación fuera válida, podría decirse que garantizan un "eficiente proceso burocrático".

Gracias a las redes inalámbricas también se acortan las distancias con el exterior y se hace más llevadera una cuarentena en habitaciones individuales, pequeñas y sumamente optimizadas para aprovechar cada espacio disponible. Entonces conversar en un pasillo, con nasobuco incluido y de puerta a puerta, se convierte casi en un lujo.

A nueve kilómetros de allí, el aislamiento de los atletas no es tan riguroso, pero igualmente tiene sus condiciones. Para ellos solo está permitido asistir a los entrenamientos y no pueden abandonar una Villa Olímpica preparada para garantizar el distanciamiento físico, aunque ni siquiera eso ha impedido la aparición allí de los primeros contagios del Sars-Cov-2.

Quizás para dar tranquilidad, o porque realmente es muy difícil contener al virus en medio de tantas personas, ya el Comité Olímpico Internacional se ha adelantado para decir que los casos vistos hasta ahora están muy debajo de lo esperado durante cada jornada. Aun así, todos los deportistas deberán someterse de forma diaria a un test para detectar la COVID-19.

Desde la habitación del hotel que sirve de base al grupo de periodistas cubanos, todas estas noticias llegaron durante las tres jornadas de aislamiento, un período que además pasó entre adaptaciones a las 13 horas de diferencia respecto a la Isla y las primeras letras sobre lo que será Tokio 2020. Fue una especie de puesta a punto para lanzarse de lleno a los juegos.

Por fin, al amanecer de este martes concluyó la cuarentena y apareció un centro de prensa gigantesco, cargado de colegas listos para contar quizás la cita deportiva más atípica de la era moderna. Moverse hasta allí también requirió el cumplimiento de un grupo de protocolos engranados como un reloj para reducir los riesgos y confirmar, una vez más, que el aislamiento será uno de los sellos distintivos de Tokio 2020.