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A propósito de la Ley Helms-Burton y Cuba

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Clinton firmó la ley el 12 de marzo de 1996 dando complacencia a los personeros de la extrema derecha y de la mafia anticubana representada en Bob Menéndez, Ileana Ros-Lehtinen y Lincoln Díaz-Balart y a la extrema izquierda, como un supervisor, Jesse Helms. Foto: Archivo.

Estados Unidos es una gran potencia, la exposición máxima del capitalismo desarrollado. Desde la llegada de los primeros conquistadores británicos a suelo de América del Norte en el siglo XVI, su empuje capitalista fue arrollador. Creció ininterrumpidamente por décadas, llegándose a constituirse en un fiero rival de las potencias europeas. Tan es así, que apenas entrado el siglo XIX pudo proclamar ya su llamada Doctrina Monroe (“América para los americanos”, léase: la totalidad del continente americano para nosotros, los Estados Unidos), demarcando su territorio “natural” frente al capitalismo europeo.

Su expansión siguió imparable, siendo ya en los inicios del siglo XX quien marcaba el rumbo mundial, en todo sentido. Y fue después de terminada la Segunda Guerra Mundial, en 1945, cuando quedó constituida como la gran potencia capitalista, líder absoluto del planeta. Devastada Europa luego de la contienda, con una Unión Soviética triunfadora en la guerra pero con grandes pérdidas materiales y humanas, Estados Unidos aparecía como imbatible. Productor de más del 50% de la riqueza mundial, con el monopolio del arma nuclear y un fabuloso desarrollo científico-técnico que superaba a todos, su hegemonía fue indiscutible.

Por años estableció el ritmo de la economía, la política, la cultura y la supremacía militar en todo el globo. El primer Estado obrero y campesino del mundo, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, pasó a ser su gran enemigo. La Guerra Fría (enfrentamiento en el plano ideológico que no llevó al choque directo a estos dos grandes países, pero que se libró en terceras naciones, quienes pusieron los muertos y la destrucción) fue, para Estados Unidos, una forma de neutralizar el ideario socialista, y un gran negocio (la industria militar pasó a ser fundamental en su economía).

La gran potencia fijaba las reglas de juego de todo el mundo capitalista, haciendo de su moneda, el dólar, el patrón obligado de toda transacción comercial. Pero algo comenzó a suceder.

La pujanza espectacular de los primeros cuáqueros del Mayflower que crearon la grandeza norteamericana en los siglos XVII y XVIII comenzó a dar lugar a un hedonismo consumista que pasó factura. La sociedad estadounidense, convertida en imperio mundial hegemónico, consumía más de lo que producía. Eso es inviable, y la dura realidad mostró la falacia.

Como su poder global asienta en su moneda –que en realidad no tiene un genuino respaldo orgánico–, la deuda que fue contrayendo, técnicamente impagable por lo abultada, no traía especiales problemas. El mismo país emitía la moneda con que se pagaba la deuda. El resguardo último de su poder no fue ya entonces su economía sino sus fuerzas armadas. Estados Unidos se convirtió en el “matón” planetario, desarrollando un poder militar sin precedentes. Con la caída del campo socialista en la década del 90 del pasado siglo, si bien su economía no iba viento en popa como en décadas pasadas, su hegemonía no se discutía.

Pero el mundo empezó a cambiar en estos últimos tiempos. Caída la Unión Soviética y desaparecido el bloque socialista este-europeo, Estados Unidos vivió por unos años la ilusión de imperio absolutamente imbatible, sin rivales a la vista. Mundo unipolar, se dijo. Años después, entrado el siglo XXI, la República Popular China, con un complejo modelo de socialismo de mercado (“dos sistemas, un país”), pasó a ser una super potencia económica, y la Federación Rusa, recompuesta luego de su colapso y con un portentoso nuevo poder bélico, aparecieron como dos grandes desafíos a la hegemonía unipolar de Washington. La glotonería hiper consumista del american way of live, ya muy alejada de aquella ética puritana de los inicios, hizo que se detuviera su empuje inicial (más consumo que trabajo), siendo reemplazado en su papel de “locomotora de la humanidad” por otros esfuerzos. Hoy Estados Unidos produce apenas el 18% del producto mundial, pero sigue consumiendo alocadamente de un modo frenético. Eso, sin dudas, es insostenible, y hay que pagarlo.

Estados Unidos, desde la Doctrina Monroe de 1823 en adelante, consideró a América Latina como su natural patio trasero, su depósito de recursos naturales y mano de obra barata, además de mercado obligado para su producción. Eso fue así durante todo el siglo XX. Aunque –la historia la escriben los ganadores, pero los perdedores también la hacen– aparecieron posteriormente “piedritas en el zapato” para la dominación hemisférica de la Casa Blanca. En 1959 se da la primera revolución socialista en Latinoamérica, en Cuba. Posteriormente aparecen nuevas “irreverencias” contra el imperio: la Revolución Sandinista en Nicaragua en 1979, la Revolución Bolivariana en Venezuela hacia 1998 con su proclamado socialismo del siglo XXI y la nacionalización de las reservas petroleras. La lucha de clases y la dinámica de las contradicciones sociales insalvables nunca terminaron.

Todas esas afrentas (la historia no había terminado, pese a la ostentosa proclamación de Francis Fukuyama ante la caída del Muro de Berlín), más la reaparición de Rusia y China en la escena internacional como incuestionables nuevas potencias de alcance global, prendieron las alarmas de la clase dominante estadounidense. Más aún: la presencia de estos países euroasiáticos en la dinámica latinoamericana hizo ver a Washington que los tiempos habían cambiado. El mundo dejó de ser unipolar.

II

Cualquier intento de contestación al imperialismo capitalista en lo que la clase hegemónica norteamericana y su gobierno, la Casa Blanca, consideran como su “espacio natural” en Latinoamérica, fue siempre torpedeado. Intentos tibios, reformistas incluso, como Guatemala del 45 o Chile de los 70 con Salvador Allende, fueron pisoteados, pulverizados. Intentos claramente socialistas, como “osó” la Perla de las Antillas, ni se diga. La Revolución Cubana, desde su mismo inicio en 1959, fue un peligro a enfrentar para la política exterior de Estados Unidos.

Similar suerte de agresión corrió la experiencia de Nicaragua, asediada durante toda una década con una guerra descarnada, llevada adelante por la Contra (ejército irregular financiado por Estados Unidos), lo que le costó al país centroamericano 17,000 millones de dólares en pérdidas materiales y la muerte de 15,000 personas, lo que posibilitó en 1990 el retorno de la derecha capitalista al poder por vía electoral.

Algo similar le está sucediendo hoy a Venezuela, asediada en forma brutal por el imperio a través de todos los medios inimaginables, no descartándose la posibilidad de una intervención militar, quizá no directa, pero sí a través de un ejército mercenario copiado de la Contra nicaragüense. Aquí la situación se complejiza, porque no solo está el “mal ejemplo” de un país latinoamericano que quiere levantar la voz en forma soberana, sino que Venezuela cuenta con las mayores reservas de petróleo del mundo, lo que posibilita su explotación y comercialización por varias décadas, quizá hasta fines del presente siglo. Ello, para la voracidad de la clase dominante estadounidense, sería un salvoconducto para evitar su caída económica, puesto que dicha reserva, de agenciársela, se comercializaría solo en dólares, con lo que las nuevas monedas que entraron a tallar en el plano internacional (el yuan chino, el rublo ruso, las cestas combinadas), perderían vitalidad ante un petróleo dolarizado, elemento básico para las sociedades actuales, cada vez más industrializadas.

¿Por qué ese encono de la gran potencia americana contra la Revolución Bolivariana? Simplemente porque esas reservas (305,000 millones de barriles de crudo de la Franja del Río Orinoco), ahora manejadas por el Estado venezolano, puestas en manos de las petroleras estadounidenses (Exxon-Mobil, Chevron-Texaco, Conoco-Phillips, Amoco, etc.) le devolverían la dinámica perdida al imperio. Pero la presencia rusa y china en Venezuela desespera a Washington. De ahí esta fenomenal avanzada contra todo elemento que le haga sombra, que contradiga su hegemonía continental. Por eso, con el mayor descaro y cinismo, las actuales autoridades norteamericanas “protestan por la injerencia rusa” en el país petrolero. Justamente Estados Unidos, que dispone de 74 bases militares en territorio latinoamericano cuidando sus propios intereses. “Los pájaros tirándole a la escopeta”…

Cuba no dispone de esos recursos naturales, pero sigue siendo un ejemplo de dignidad y soberanía; de ahí que, al igual que contra Venezuela y contra Nicaragua, ahora se redobla la agresión por parte del imperio. La Revolución Socialista de Cuba es un “mal mensaje” para los pueblos vecinos. Por eso debe silenciarse.

III

En realidad, en Cuba el bloqueo comenzó casi inmediatamente después de producida la Revolución, a partir de una orden ejecutiva del por entonces presidente John Kennedy, estableciéndose la prohibición de comerciar con la isla, la interdicción para barcos estadounidenses de llegar a puertos cubanos, la proscripción de realizar transacciones financieras con el gobierno de La Habana, todo lo cual fue endureciéndose paulatinamente. De todos modos, la agresión contra Cuba no solo no terminó con el fin de la Guerra Fría en los años 90 del siglo pasado sino que se incrementó luego de ello, incluso presentándose abiertamente como política de Estado de la Casa Blanca, estableciéndose los mecanismos necesarios para que ningún gobierno de Washington pudiera dar marcha atrás con esa línea estratégica.

El bloqueo nunca terminó, y las formas de tratar de contrarrestar la Revolución fueron interminables. Al igual que está haciendo el imperio hoy con la República Bolivariana de Venezuela, intentó cuanta cosa se le pudo ocurrir para revertir el proceso iniciado. Invasiones armadas, ataques bacteriológicos, sabotajes de los más variados, intentos de magnicidio contra el líder Fidel Castro, guerra psicológica, y un inmisericorde bloqueo económico, sistematizado en su momento por dos instrumentos jurídicos: la Ley Torricelli (aprobada en buena medida con fines electorales por el entonces presidente George Bush padre para ganar el electorado anticubano de Florida, en 1992), y posteriormente por la llamada Ley Helms-Burton, en 1996, bajo la presidencia de James Carter.

Como dice Ricardo Alarcón en su prólogo al estudio de Frances Stonor “La CIA y la Guerra Fría cultural”: “Las leyes Torricelli (1992) y Helms-Burton (1996) proclamaron abiertamente sus propósitos de derrocar al régimen revolucionario valiéndose también de la subversión interna con el empleo de grupos respaldados por Washington. Desde entonces encaramos dos proyectos Cuba: el que lleva a cabo clandestinamente la CIA desde 1959, y el que desde los noventa corre a cuenta del Departamento de Estado y la llamada Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (USAID)”.

En 1996 es aprobada la “Ley para la Libertad y la Solidaridad cubanas (Ley Libertad)”. La misma fue presentada por Jesse Helms, Presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, y Dan Burton, Presidente del Comité de Asuntos Hemisféricos de la Cámara de Representantes. “Es hora de apretar los tornillos”, dijo Helms. “El último clavo en el ataúd [de Fidel Castro]”, agregó Burton, al momento de presentar la iniciativa. La ley, ya aprobada, se conoció desde entonces como Ley Helms-Burton. Intenta sistematizar y codificar todos los intentos de agresión y bloqueo económico del imperio contra Cuba, fijándola como política exterior oficial de Washington, inmodificable.

Contiene cuatro capítulos: el primero de ellos, para fortalecer el bloqueo; el segundo establece un programa de restauración del capitalismo; un tercero que permite enjuiciar a los inversionistas que inviertan en propiedades estadounidenses nacionalizadas durante la Revolución (que nunca entró en vigencia); y un cuarto que niega visas a aquellas personas que trafiquen con propiedades reclamadas por Estados Unidos, impidiéndoles a ellos y a sus familiares ingresar en el país del Norte al no otorgarles visas. Al mismo tiempo establece la figura de un presunto “virrey”, nombrado por Washington, que coordinaría todas las acciones tendientes a restablecer el sistema capitalista en la isla, negándosele en la tarea toda participación a cubanos que hayan formado parte de la Revolución.

El bloqueo, de todos modos, no se levantaría hasta tanto no se haga efectiva la devolución de todas las propiedades de ciudadanos estadounidenses, o se estableciera una compensación económica, estimada por algunos cálculos norteamericanos en aproximadamente 100,000 millones de dólares. Por lo pronto, la empresa petrolera de origen estadounidense Exxon-Mobil acaba de presentar una demanda en un tribunal federal de Estados Unidos contra Cuba-Petróleo –CUPET–, propiedad del Estado cubano, y la empresa CIMEX S.A. –encargada de manejar las remesas–, por una refinería, gasolineras y otros activos incautados en 1960, pidiendo un reclamo de alrededor de 70 millones de dólares.

Como puede apreciarse, la iniciativa de hacer entrar en vigencia ese capítulo de la Ley Helms-Burton (el Título III) busca eternizar el bloqueo hasta lograrse el fin buscado desde siempre por la clase dirigente estadounidense y su administración en la casa de gobierno: terminar con la experiencia socialista en Cuba. Distinto a lo que sucede en Venezuela, donde sí hay recursos naturales imprescindibles para la economía estadounidense, en Cuba se trata de un mensaje político: “cualquiera que se intente ir de la égida de Washington lo pagará caro”. La injerencia es desvergonzada, absoluta; para patética evidencia, además de la ley en su conjunto, la Sección 115 donde se establecen “lícitas las acciones de inteligencia contra Cuba, para cumplir los propósitos del bloqueo”.

Como Estados Unidos comienza a ver que Rusia y China están sentando sus reales en estas tierras, en su “zona natural de influencia”, reacciona airado. Y reacciona de la peor manera posible: mostrando descaradamente de lo que es capaz para no perder su american way of live hoy en declive. Si para ello debe apelar a sus más denigrantes argucias, incluida la muerte de venezolanos, nicaragüenses o cubanos, ello no parece importarle. Se sigue sintiendo el amo absoluto, dominador exclusivo del planeta, y con un presunto destino manifiesto que le confiere esa desvergonzada prepotencia.

IV

El 16 de enero pasado el Departamento de Estado de Estados Unidos anunció que suspendería la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton solo por 45 días, y no por seis meses como era norma de todas las administraciones desde que se aprobó la ley en 1996. Dicha suspensión, que se venía realizando sistemáticamente por todos los presidentes (reconociendo así tácitamente que dicho apartado constituye una monstruosidad jurídica del derecho internacional, absolutamente violatorio de la soberanía nacional de cualquier Estado, pues establece una demencial extraterritorialidad de una ley nacional) fue ahora modificada, según declara Washington “para realizar una cuidadosa revisión a la luz de los intereses nacionales de Estados Unidos y los esfuerzos por acelerar una transición hacia la democracia en Cuba, e incluir elementos tales como la brutal opresión del régimen contra los derechos humanos y las libertades fundamentales y su inexcusable apoyo a los regímenes cada vez más autoritarios y corruptos de Venezuela y Nicaragua”.

Con la entrada en vigencia de ese apartado de la Ley a partir del pasado 2 de mayo, el gobierno de Estados Unidos no busca la protección de antiguos propietarios norteamericanos sino que es una maniobra más para asfixiar y poner de rodillas la Revolución. En realidad es parte de un diabólico plan pensado por la actual dirigencia de la Casa Blanca, ultra reaccionaria y visceralmente anticomunista (Donald Trump, Mike Pompeo, John Bolton, Mike Pence, Elliot Abrams, Marco Rubio), tendiente a desarticular cualquier intento de soberanía nacional en la región, y ratificar a fuego la tristemente célebre Doctrina Monroe: “América para nosotros; China y Rusia ¡fuera de aquí!

De aplicarse enteramente el Título III de este instrumento jurídico, todo cubano perdería inmediatamente cualquier certeza jurídica respecto a cosas mínimas y elementales, como la casa donde vive, la comunidad donde está su vivienda, la escuela a la que concurren sus hijos, el sitio donde está emplazado el centro de salud al que asiste, el terreno donde cultiva, su centro de trabajo. Evidentemente, es una medida perversa para intentar asfixiar a todo un pueblo, porque cualquier persona podría ser objeto de una reclamación. Ello tiene efectos económicos, y más aún: políticos y psicológicos. En otros términos: busca desesperar. Es una repugnante forma de ejercer presión. ¿Qué haría el lector, por ejemplo, si ahora se entera que una empresa norteamericana viene a reclamarle su casa como propia y le pide una cuantiosa indemnización en dólares? Es demencialmente perverso.

Quien hurgue un poco en el pasado –explica acertadamente Rosa Miriam Elizalde– comprobará que cuando triunfó la Revolución, el gobierno caribeño llegó a acuerdos de compensación con Reino Unido, Canadá, España y otros países, salvo con Estados Unidos, porque se negó a cualquier entendimiento mientras, en secreto, planificaba la invasión por Playa Girón en 1961”.

De hecho, la Ley Helms-Burton no tiene valor en territorio cubano porque es una ley extranjera, válida solamente en Estados Unidos. Un Estado soberano no puede aplicar una ley externa a su territorio; eso va diametralmente en contra del derecho internacional. Pero para la prepotencia estadounidense, por lo que se ve, eso no importa. “La ley persigue varios propósitos. En primer lugar, internacionalizar el bloqueo económico, tratar de que la comunidad internacional, lejos de repudiar el bloqueo económico como hace año tras año, se incorpore al sistema de sanciones contra Cuba”, analiza Fernández de Cossio. Del mismo modo, busca “disuadir, inhibir la posibilidad de que capital extranjero llegara a Cuba en la modalidad de inversión extranjera”.

Es evidente que la clase dirigente de Estados Unidos comprendió a cabalidad el peligro que comienza a correr: su hegemonía absoluta e indiscutible de décadas atrás está en entredicho. Su gran poder económico de antaño, por la misma razón de un consumo despilfarrador voraz, incontenible, se ha perdido. Consume más de lo que produce, y eso no es sano; por el contrario, es una enfermedad terminal que nunca puede acabar bien. Ahora debe mucho más de lo que tiene, y eso debe pagarse. Y las armas, la pura fuerza bruta, ya no es garantía total de triunfo. El renacer de Rusia como hiperpotencia militar, demostrada en Siria donde impidió el triunfo de las fuerzas estadounidenses con tecnología que está unos cinco años por delante del desarrollo norteamericano, enfurece. Y el crecimiento espectacular de China como nuevo centro económico del mundo la pone muy nerviosa. El “nuevo siglo americano” para el siglo XXI que pedían los Documentos de Santa Fe está puesto en entredicho. Los pueblos están reaccionando y hay nuevos actores principales en la arena internacional.

La actual profundización de la agresión contra Cuba es un acto inmoral, absolutamente reñido con el derecho internacional y las normas mínimas de convivencia civilizada. De esa manera, Estados Unidos echa al traste toda la construcción civilizada que implican las normas mundiales de sana y pacífica convivencia, el derecho internacional y los esfuerzos concentrados en la Organización de Naciones Unidas. Pero ello parece no importarle.

Esa clase dominante de Estados Unidos, al ver perder su supremacía y al comenzar a notar síntomas de deterioro, está reaccionando de forma desesperada. Ahí está el peligro, porque agobiada como se empieza a sentir, puede apelar a las salidas más inimaginables en contra de los pueblos, solo para preservar sus privilegios. Nunca hay que olvidar, de todos modos, que jugar con fuego puede quemar. La eventualidad de una nueva guerra mundial es escalofriante, porque las posibilidades de destrucción total de la especie humana con los armamentos que se cuenta hoy día están a la vuelta de la esquina. En tal sentido, es una responsabilidad ética de todos los habitantes del planeta condenar estas demenciales medidas injerencistas como la entrada en vigencia plena de la Ley Helms-Burton. Nunca más oportunas que ahora las palabras –plásticamente representadas en una fabulosa obra pictórica– de Francisco de Goya: “el sueño de la razón produce monstruos”.

(Tomado de Rebelión)

Se han publicado 18 comentarios



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  • Heem Gondes dijo:

    Gracias al periodista Marcelo Colussi por tan excelente resumen,,,!!!!!

    La conducta de los gobernantes norteamericanos a lo largo de la historia tiene su fundamento en la herencia recibida de los padres fundadores que dejaron claro que los Estados Unidos de America recibian una orden de Dios : CONVERTIRSE EN UNA SOCIEDAD SUPERIOR Y DIRIGIR LOS DESTINOS DE LA HUMANIDAD y quien no lo aceptase seria reprimido y si fuera necesario, pulverizado..... Este es el punto!!!!!!!!
    Los presidentes, de una forma u otra, se han ufanado siempre al decir QUE TIENEN PERMANENTEMENTE UNA CONEXION CON DIOS Y QUE LOS GUIA EN SU QUEHACER!!!!!!!!
    Asi cuando en aquellos dias preparaban la guerra destructiva contra Irak basada en mentiras luego reconocidas por ellos mismos, cierto dia, el entonces presidente Busch, hijo,tomo microfono y camaras y dijo : anoche tuve una conexion con DIOS y me dijo que atacara a Irak y no demorara en poner las cosas en su justo orden..... O sea, hablan de un dios, pero cual dios????? no puede ser ese del cual nos educaron nuestros abuelos y padres!!!
    Se refieren a un dios que manda a matar un millon de ciudadanos indefensos y pulverizar ciudadaes y naciones por no aceptar su modelo....
    Se refieren a un dios que como CUBA les dice que la bloquen y no permitan la entrada de
    alimentos, medicinas, etc, etc para que el hambre y las enfermedades los rinda y depongan su actitud de pretender tomar un camino diferente al que dios les encomendo para TODA LA HUMANIDAD...!!!!!
    Van en camino de llevar a la humanidad a su total destruccion pero viven ilucionados de que ese monstruo de dios que los guia los salvara del holocausto que vienen preparando...

    • Pepe dijo:

      Con la HELMS-BURTON no estáriamos tan mal sino fuera además por el bloqueo interno que tenemos hace muchícimos años que nos impide avanzar internamente en lo económico y ultimamente ha habido un cambio para bien pero no es insuficiente y fue una decicion tardia pero mejor tarde que nunca. Contra 2 bloqueos no se puede luchar en ambos frentes a la ves, ni la propia raza cubana que es tan resistente a todo tipo de circunstancias adbersas

  • LOG dijo:

    En fin que por culpa del bloqueo de los EEUU y del Bloqueo interno que tenemos aquí Vamos a quedarnos detenidos en el tiempo. Digo si de verdad os ponemos para las cosas y nos replanteamos un poco mejor las cosas y no restringirnos tanto y así es la única manera de que esto camine.

  • Pablo dijo:

    Espero que nuestro gobierno apoyado por la nueva constitución tenga estrategias económicas pensadas para poder esquivar el título 3 y poder evitar que volvamos a la crisis de los 90, en estos momentos cuba necesita un cambio económico fuerte que frene el daño que pueda hacer esa ley, nosotros los cubanos estamos en la capacidad de garantizar que la escasez de productos que pueden ser importados por los particulares no se produzca pero para eso necesitamos que el gobierno nos permita hacer importaciones con carácter comercial y que modere los precios de las aduanas que son el principal obstáculo para entrar de todo tipo de cosas a cuba

  • Miguel dijo:

    Necesitamos un cambio necesitamos libertad económica para poder hacerle frente a la helms-burton

    • Victor Quiroz dijo:

      Pues no la va a haber. Ya lo dijo Murillo: No hay espacio en Cuba para la acumulación de riquezas.

      • George dijo:

        Completamente de acuerdo con Victor Quiroz. No hay voluntad de revertir el problema economico creado por la excesiva centralizacion al mas puro estilo ortodoxo de los paises socialistas de Europa del Este. La apertura economica que se necesita creara algunos efectos sociales que el gobierno cubano y su burocracia administrativa no estan dispuestos a tolerar, a diferencia de paises como China y Vietnam. Lo he visto en Alemania, donde resido y en otros paises de Europa que he visitado.
        Si seguimos en las nubes, la Historia nos pasara la cuenta, cada vez hay menos tiempo, amen del Bloqueo y de la Ley Helms-Burton. Como dice otro forista: "Es lo que hay".........

  • Romartin dijo:

    Aduana libre de impuestos y de límites de mercancía... Se acabó el problema

    • Fjglez dijo:

      Claro q la Aduana de Cuba es el otro bloqueo, ese si se pde quitar si se kiere para empezar a resolver algo y cobrar impuestos razonables para ambas partes pero no 170 cuc por un Split, que es lo k vale en la zona libre de Colón, Panamá por ejemplo. No hay necesidad que es estado invierta 1 dólar en electrodomésticos, en ropa y calzado y muchas cosas más, podría arrendar muchas tiendas que se dedican a toda esas cosas y con los impuestos se los pde dedicar a la importación de alimentos y otros insumos por ejemplo. Al final es estado nunca a vendido un Split más barato que los particulares que lo importan, y claro que pden permitir importar sin límites de peso, hasta el tema de las mulas que tanto persigue dejaría de existir que es precisamente por que sólo pdes importar en Cup una sola vez al año. Hay muchas variante, lo que no hay es voluntad y la vida es una sola no somos eternos para seguir esperando a ver de kien nos colgamos, esto hay k resolverlo aquí y con los Cubanos y se puede, si se puede mejorar muchas cosas y los particulares q viajan e importan mercancías en el 90%, venden más barato que las tiendas recaudadoras de divisa. Al igual que con esos impuesto la Aduana y las empresas como Aerevaradero, Transcargo, PALCO, pueden hacer una entrega de la mercancía importada más rápida que en estos momentos son meses de espera y maltrato. Hay muchas soluciones, primero quitar nuestro bloqueo sin miedo y por ahí vamos a empezar a burlar el bloqueo Yanqui....

  • oscar dijo:

    Bill Clinton fue forzado por la Derecha a pocos meses de su re eleccion a firmar la Ley Helms Burton, apenas tres semanas despues que Cuba derribara las avionetas de Hermanos al Rescate que habian violado su espacio aereo.
    Clinton previamente habia intentado realizar un acercamiento a Cuba en cierta manera similar a lo que realizo Brack Obama decadas mas tarde.
    Pero este incidente, esta crisis creada por todos los interesados en no distendir el largo conflicto entre ambos paises, cumplio finalmente su proposito: Evitar el acercamiento.

  • Julio dijo:

    Tendremos q pensar bien y no dormimos en los laureles, esa Ley la están aplicandon ya, tenemos q ponernos las pilas o nos va pasar como en los 90 y peor. Todos sabemos por la historia real q el Bloqueo nos lo aplicaron desde el mismo inicio de la Revolución por ser un mal ejemplo, de eso estamos claro. Este proyecto social es nuestro y hay q defenderlo cueste lo q cueste.

  • Alan dijo:

    Y el bloqueo es rechazado desde hace décadas por TODOS los países excepto EEUU y su hijo genocida Israel.

  • Anders dijo:

    El final de las agresiones de estados unidos no lo veo porque cuba es una pequeña isla con una pequeña economía a penas 11 millones de personas poco mercado no hay recursos naturales no se produce nada aparte de ideas .EU no necesita a cuba ni Rusia tampoco ya esa pocision estratégica por la que Rusia nos quería cómo portaaviones porque ya tienen misiles que llegan a EU facil .Solo nos cogen de ejemplo de lo que le pasa al que desafía a EU

  • Alejandro Rodriguez dijo:

    No fue bajo la presidencia d Carter (1977-1981) que se firmó la Helms Burton.. Era Clinton el Presidente entonces.

  • Jose Andres Quesada Fernandez dijo:

    En fin compañeros ley que no puede con nosotros ya que es de origen simbolico para mi puesto que lo que quieren es alejar los inversores . Porque que pueden venir ellos aqui a buscar si aqui en Cuba quien manda es el pueblo.Tambien que quede bien claro todo es politica del señor Trump que quiere ganar lo votos del estado de la Florida .......En television todo se ve muy bonito y es donde mas se produce pero al final nos estamos comiendo a mentiras.Pero me detengo en algo bastante complejo para nosotros los cubanos , el bloqueo verdaderamente lo tenemos nosotros interno , y les pongo ejemplos en la mentiras unos a otros el ministro de la agricultura no ve las mentiras en las que cae, Machado no sabe que le mienten, Diaz-Canel sabe la verdadera realidad en la que se mueve ya que viene desde el umbral del pueblo y con todo y esto le mienten todo muy bonito no desviensen de sus recorridos de protocolo y vean la verdadera realidad acaso no saben que cuando viene una visita ya esta avisada y le ponen lo mejor !Valla!, tenemos que ser mas sinceros con nosotros mismos y dejarnos del miedo, a que si digo la verdad pues me quitaran del cargo no al final el pueblo es quien agradece la pura realidad pues es quien esta pasando la verdadera penuria que tenemos hoy.....no le hechemos mas la culpa al bloqueo bien es cierto que si existe y no se puede dejar de decir , pero la mayor parte o pudieramos decir esta aqui con nostros con trabas , desfachates de dirigentes, falta de planificacion en algunos casos, mal proceder con los recursos del estado , envejecimiento en los cargos de hasta 10 y 15 años , cuando deben de estar como minimo los dirigentes de abajo quiero decir municipio y provincia como minimo 5 años .pongo un ejemplo bien claro y creo incorrecto este proceder hablo de la Zafra Azucarera en cienfuegos se busco caña para el central 14 de julio de matanzas por favor que gasto para poca cuenta..y como esos muchos mas .solo me resta decir que los cubanos acompañaremos la Revolucion en las buenas y malas y que nadie va avenir a arrebatarnos nada somos dueños de nuestro destino y de nuestros recursos .Pero trabajemos mas y hablemos menos.Ojala salga esta publicacion ya que no lleva nada que sea mentira
    GRACIAS

  • Ernesto dijo:

    ¿Creerán los gobernantes estadounidenses que en una supuesta guerra global ellos saldrían victoriosos?. ¡Quizás la ignorancia crónica, analfabetismo histórico y la arrogancia y sobervia proberbiales los haga llegar a semejante conclusión!

    Tienen el deber los gobiernos y pueblos del mundo que hacerles ver que ya no son el Imperio dominante, que se les bajen los humos de excepcionales y inteligentemente, como lo están haciendo China y Rusia bajarlos del pedestal en que su codicia y oprtunismo los han colocado.

  • Zenaida Moyet Gòmez dijo:

    Desde mi modesta interpretación rechazo enérgicamente la aprobación de la Ley Helms-Burton hacia nuestro pàis y su injerencia en los gobiernos de la hermana República de Venezuela y Nicaragua.Evidentemente, es una medida perversa para intentar asfixiar a todo un pueblo, porque esto tiene efectos económicos, y más aún: políticos y psicológicos.Sin importarles que muran venezolanos o cubanos y nicaragüenses.

  • Richel dijo:

    Ante tanta deseperración, por no perder su ejemonia, del gobierno norteamericano surgen muchas interrogantes por ejemplo: ¿ a caso Washinton no se ha percatado que en Cuba comemos moral?, ¿Que pueden dejarno sin nada, tal y como en la decada del 90, y aun asi seguiriamos en pie? ¿No entienden ellos de moral y principios? ¿Quizas esto termine algun dia? Y a esta ultima respondo: puede que si. El dia en q un presidente estadounidense se percate q todos los intentos de desestabilizar a Cuba por la fuerza son inútiles y comience una estrategia diferente desde sus inicios en la presidencia y no como lo intentara el presidente Obama ya a terminos de esta, y es que todo lo relacionado con Cuba en ese vecino pais se realiza con el fin de ganat votos de la población anticubana de la florida. El dia q esto suceda puede que los resultados sean diferentes, ganaremos todos por igual y solo ellos ganaran más si nosotros se los permitimos, para ese entonces hay q tener bien claros los principios revolucionarios y la idea de que nadie de afuera va a venir a arreglar lo nuestro, nuestro futuro solo depende de nosotros y si cedemos el pais tengan bien claro q perderemos hasta los "calzones" por asi de alguna forma decirlo. Sea cual fuere la estrategia q trace la Casa Blanca hemos de saber q sera para su bien y no para el nuestro.
    ¿Y como contrarestamos los efectos de la creciente agresión? Yo soy del criterio de que nos pasa lo mismo que a los EUA, consumimos mas de lo que producimos, pero nosotros no podemos actiar de forma agresiva, lo q debemos hacer es aumentar la producción, y para esto necesitamos q cada miembro de la sociedad trabje en el bienestar y mejora de esta. Sin fuerza de producción no hay avance, vemos a diario personas q no trabajan teniendo condiciones para ello, y ¿por que?, porque viven sin hacerlo y opinan q Cuba es el unico pais del mundo donde se vive sin trabajar. Respecto a esto digo q estamos acostubrados al igualitarismo mas q a la igualdad, el pais emplea millones de pesos en la canasta básica para inclusive personas que no aportan su granito de arena, pudiendo, a la economia, porque tenemos los mismos derechos. Lo que no hemos pensado es que no solo los mismos derechos sino tambien los mismos deberes, y esas personas son las q más critican el proceso revolucionario. Por esta parte propongo dejarnos de igualitarismos y exigir a cada ciudadano lo q a este le corresponde, que trabaje, limitar las canastas básicas a incapacitados, niños, ancianos y trabajadores, con esta medida se lograria simplemente un aumento de salarios dado a la reducción de inversión para la canasta básica, y un aumento de la fuerza productiva porque ya ese q vivia del "aire" se le acabo la facilidad y no le quedaria otro remedio que aportar al bienestar social para vivir. No solo miremos hacia afuera para ver problemas y denunciar sino q comencemos a solucionar los nuestros.

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Marcelo Colussi

Marcelo Colussi

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