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Pineros camino a Gerona, un día sin fallos en Espadero

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Foto: Deny Extremera.

Sentada en el piso espera con resignación Norma Almaral. Su hijo tiene una enfermedad autoinmune que lo inhabilita. Hoy no pudo irse, no hubo fallos en todo el día. Hay más ancianos sentados en el piso, entre bultos y niños que corren, que piden agua… Pero en la caja o dispensador de agua -dicen- solo había agua caliente, y ya no hay…

Calor sí hay, pero no ventiladores. Pocos asientos. Es un sitio que parecería abandonado, si no fuera por la gente que lo llena y entre la que se ven muy pocos rostros amigables. Dicen que no ha habido casi fallos desde el miércoles.

El baño de los hombres tiene puesto candado. El de las mujeres es para mujeres, hombres, niños y niñas. Hay gente operada, hay gente que ha tenido fallecidos en la Isla de la Juventud y que debe ir a cuidar a ancianos enfermos… Hay gente como Georgina, mayor de 80 años, que acaba de darse radiaciones por una enfermedad “del interior”.

Rosa Sosa ha estado viniendo cuatro días seguidos con su hija y su nieta pequeña. No ha logrado despedirlas. El miércoles -cuentan- hubo dos fallos… El jueves 11, y luego se vendieron 8 capacidades para este viernes. Este viernes no.

Glenda Guevara viaja en un grupo de cuatro familiares de Pinar del Río y La Habana. Una de ellas es Marielkis, acaba de fallecer su madre y otro familiar en la Isla, y tiene su abuelita y una tía inválida allí. Le urge viajar para cuidarlas. Están desde el miércoles.

El miércoles hubo dos lanchas, el jueves una, hoy viernes una lancha viajó al Cayo (Cayo Largo) para el transporte de los trabajadores, y para los pasajeros solo hubo un catamarán, “la primera lancha” -explican-, que salió a la 1 p.m. Sin fallos.

Glenda ya se quedó una noche. Cuenta que de 5 p.m., cuando se van los empleados, a 8 p.m., cuando llega el o la custodio, el baño permanece cerrado con candado. A las 10 p.m. el custodio cierra una puerta, no corre aire, es más fuerte el calor. La cafetería cierra cuando termina la tarde.

Glenda tuvo otra experiencia, después de las 8 p.m. no hay nadie anotando en la lista de espera.

Les dijeron que este viernes estuvieran a las 11 a.m. pero la empleada salió pasado el mediodía y dijo que no había fallos (la primera lancha salió alrededor de la 1 p.m.), y que esperaran hasta las 3.30 p.m. o las 4 p.m. para darles nueva información. Eran las 4.15 p.m. cuando Glenda conversaba conmigo.

Hay más de diez niños, la mayoría pequeños, menores de cinco años. Uno duerme en el piso. Los pocos asientos están ocupados por personas mayores. Hay quienes llevan tres y hasta cuatro días en “esta batalla”, comienza a aflojar la solidaridad o simplemente fallan las fuerzas. Porque en la terminal de Espadero (al menos este viernes en la tarde, cuando la visitó Cubadebate) no hay ventiladores ni agua y la cafetería -se quejan algunos pasajeros- solo vende cigarros.

Glenda habla sin detenerse porque tal parece que nadie la ha escuchado. “Hay personas que llevan tres días aquí, no son de La Habana. ¿Qué bolsillo aguanta eso?”.

Foto: Deny Extremera.

Para Rubén Pascual, de La Habana, el problema es que “no le dan información al público. Son casi las cinco de la tarde y nadie sale a decir por qué el chequeo no se hizo. No hay una respuesta”.

Diosdado Lara, de la Isla, ha estado por dos días, “pero hay quien lleva cuatro ya. Yo estoy con mi esposa, que está enferma. Afortunadamente tengo un hermano en La Habana”.

Orlando Aldana, también de la Isla, ha estado más días, desde el martes, y, también afortunadamente, tiene familia en la capital. “Pero sí hay gente durmiendo aquí, niños durmiendo aquí”. ¿Dónde?, le pregunto. Y Aldana y Lara, a la vez, responden: “En el piso”.

“¿Dónde están las condiciones aquí. Las personas enfermas también duermen en el piso. No hay agua fría, no hay una buena merienda. Mira un niño ahí, mira otro allí, mira otro allí...”, sigue Aldana.

Pascual, el habanero, reconoce que “bueno, es que se están mudando” (a la terminal de la avenida 26).

Pero mudanza no implica que no haya agua ni alimentos en la cafetería -donde sí hay una empleada-, y que haya un solo baño y otro cerrado con candado, y que haya ancianos sentados en el piso porque no hay asientos, y que Espadero parezca una caldera en lugar del salón de espera de una instalación dedicada a atender a pasajeros -aun cuando sean de lista de espera- porque no hay un solo ventilador.

Varios coinciden, y yo con ellos: la mudanza requiere planificación, más aun cuando se está atendiendo a ciudadanos; preparar una facilidad temporal, o hacer el cambio de modo que no sean afectados los pasajeros, clientes, usuarios, viajeros… Personas. No hay limitación ni urgencia ni mudanza que justifique las condiciones en la terminal de Espadero.

Aldana va más lejos, luego de que Pascual alude a la mudanza. “Va y allí (en la terminal de 26) tienes más condiciones, y comida, de todo, pero si siguen las cosas igual no vas a viajar tampoco. ¿Para qué quiero condiciones?, lo que yo quiero es irme para mi casa. Yo estoy desde antier con el 112 y no he podido avanzar. Yo llevo años viajando. Yo sé que en la embarcación que viene de Cayo Largo hay más fallos, pero esos se quedan allá”.

-¿En Batabanó?, le pregunto.

-No, en la terminal. Eso se queda allá y no viene para acá.

Yolanda Silva, otra pinera, lo apoya.

Esa embarcación de trabajadores sale del cayo, pasa por Batabanó y sigue navegando hacia Nueva Gerona.

Foto: Deny extremera.

La de Aldana y Yolanda es una opinión que cada vez se escucha más en las colas, en los tumultos -en la Terminal de Ómnibus Nacionales y en la de Espadero- entre los pineros. Desde hace mucho se ha hecho muy difícil viajar. Alguien lo pone en tres palabras: “Es una agonía”, y repite: “Una agonía”.

Como Yolanda Silva había varios este viernes en Espadero. Vienen desde lejos. Llegó en la noche del jueves luego de salir en la mañana desde Las Tunas, donde pasó un mes por un problema de salud de un sobrino y para ayudar a su hermana.

“Cuando llegué aquí a las 8.15 de la noche estaba todo cerrado, no había nadie para anotar. Le pregunté a la que limpia los baños y al custodio y me dijo que los empleados se van temprano. ‘¿Cómo que se van temprano?’, pregunté. ‘¿No deben estar las 24 horas?´. Y entonces me dijeron que como se están mudando para 26 aquí no queda nadie. No había nadie de responsable, nadie que atendiera a uno, a un caso de auxilio. Para poder entrar al baño había que decirle a esa señora que nos lo abriera.

“Anoche dormimos aquí unos cuantos. Incluso una mujer que puso al niño a dormir en el piso porque no había dónde. Había dos o tres niños. Ya dijeron que a esa nevera no le van a echar más agua, porque la van a trasladar. Nos quedamos sin agua”.

Le pregunto cuál es la perspectiva y responde: “Tengo que quedarme otra noche aquí, porque yo sí no tengo a dónde ir”.

Les han dicho que este sábado sale una sola lancha.

“Y sale una extra, dijeron”, le comento a Yolanda. “Pero por qué mañana, por qué no la ponen hoy viernes, mira cómo está esto. Porque va a ser otra noche, mira toda esa gente, esos niños. No es fácil. Y la extra seguro la ponen por el mediodía, después de que salga la primera lancha. Y vamos a salir de aquí por lo menos a las cinco de la tarde, mañana. No es que vayamos a salir a las ocho de la mañana”, me dice ella.

Varios apoyan lo que dice: “El extra sale después del mediodía”. Y precisan que sale después del mediodía de Nueva Gerona, llega a Batabanó y “entre una cosa y otra” ellos arriban a la Isla alrededor de las 8 o 9 p.m.

“Que pongan el extra hoy, aunque sea un poco tarde, para amanecer en mi casa. Y no soy yo sola”, recalca Yolanda.

Foto: Deny Extremera.

Hay otro punto que señala Aldana. Como es común entre los cubanos, viajan con mucho equipaje, “pero mira, ese es el guardabolsos (una habitación sin puerta, y sin uso). Antes la gente guardaba los bultos y se iba a comer por ahí, pero hoy no te cuidan el equipaje y uno no puede salir por ahí con todo arriba”. Ha estado viniendo desde el martes, “y no había ventiladores aquí, solo un televisor”, dice, y Yolanda precisa: “Y se lo llevaron hoy”.

“La lista de espera no tiene barco -reconoce Yolanda-, pero pueden poner un extra. Supón que haya poca gente en lista de espera en la Isla, pero mira cuánta gente hay aquí. Y nosotros dependemos de eso, porque no podemos irnos por carretera. Nosotros estamos obligados a esperar”.

Esperar. ¿Cuándo está plenamente justificado esperar? ¿Cuándo es estrictamente objetiva, material, logística, la razón de la espera, y cuándo es consecuencia de decisiones impersonales tomadas desde un buró en una oficina climatizada, demasiado alejada de sitios casi infernales como era Espadero este viernes 5 de abril de 2019?

Son pasajeros, sean de lista de espera o no. Esta vez no hablamos de números, de pasajeros transportados, de planes cumplidos o cumplidos a un tanto por ciento; hablamos de personas, de historias de vida, de viajeros que, como pudo constatar Cubadebate mientras muchos hablaban y prácticamente se desahogaban, se sienten indefensos y maltratados.

Me viene a la mente una frase del presidente Díaz-Canel a raíz del tornado que golpeó a La Habana en enero: “Hay que acortar los tiempos de la recuperación y tener mucha sensibilidad en el trato hacia los damnificados”. Sensibilidad. Hace falta sensibilidad y eso atañe a una cadena que va, en este caso, desde empleados y directivos de una terminal hasta funcionarios y decisores en las empresas involucradas, los niveles superiores del sector de transporte y los niveles de gobierno que deben buscar soluciones.

Es sabido que no estamos en los ochenta, ni siquiera en los noventa, cuando viajaban varios cometas en ambas direcciones y se cruzaban incluso en la travesía, cuando los vuelos diarios eran más, y más estables.

También es sabido que es una travesía que depende mucho de las condiciones meteorológicas, cuando hay tormentas o huracanes, cuando en el golfo de Batabanó ocurre el fenómeno de la surgencia, en el que se retira el mar y se hace poco seguro, imposible, el atraque, debido a la combinación del viento del norte y la marea astronómica baja.

Otro problema es cuando hay vientos fuertes del sur y marea astronómica alta. Igual se hace poco segura la navegación en el golfo.

Son imponderables, condiciones objetivas… Nadie las niega. Pero cuando Yolanda me dice que a veces se sienten tratados como “indeseables” -lo dijo, y es una opinión válida porque es la opinión de una cubana como todos los demás- lo objetivo se desdibuja y uno empieza a pensar, cuando menos, en la insensibilidad.

Hace un año, en un reportaje de abril de 2018, Juventud Rebelde publicaba que “la dirección de (la empresa) Viajeros en Isla de la Juventud reconoce las pésimas condiciones en la Terminal de Ómnibus Nacionales para la atención a los pineros”.

Un viajero “padeció durante cinco días las penurias de una lista de espera en Espadero”. Ese viajero contaba que “el lugar es muy pequeño, los baños no tienen agua y la cafetería cierra a las cinco de la tarde. Eso nos pone a merced de los altos precios de los cuentapropistas. Algo bueno, al menos, es que ahora hay guardabolsos y vimos que están reparando la instalación”.

Este viernes, y los días anteriores, como testimonian quienes hablaron con Cubadebate, la situación fue peor.

Pongo en boca de un periodista del Victoria, el periódico de la Isla de la Juventud, la percepción de esa “circunstancia del agua por todas partes” que se hace más maldita y vívida en el caso de los pineros.

“No es mentira, hay cosas que solo ocurren a los pineros. Somos una isla dentro de otra isla que tiene muchos pies y estamos bien cargados hacia el sur. Nuestros viajes son los más largos: salir de aquí; y luego entrar allá, a la carretera que nos lleve hasta los extremos. Por eso a veces llegamos tarde a la hora de un turno médico, un evento, una  fiesta, un homenaje, un pasaje del tren, o al durísimo instante de despedir a nuestros muertos.

“Viajamos con algún temor. Tomar un avión es algo que siempre nos conmueve; esos ‘baches’ por allá arriba nos regalan un viento que sube suave desde el estómago; todos subimos las escalerillas aparentemente tranquilos pero tratando de que antes de chupar el primer caramelo se oiga la voz de, ‘en breves minutos aterrizaremos al aeropuerto…’.

“Si partimos en el Catamarán y de pronto este pierde velocidad, y luego una voz anuncia: ‘Estamos presentando problemas con uno de los motores, los mecánicos trabajan para, etc., etc…’, entonces usted dice: ‘¡Se me va la guagua de Guantánamo! ¡Ay mi madre!’”.

Son casi las 5 p.m. de este viernes en la terminal de Espadero y aún esperan muchos con rostros de pocos amigos, sudados, acalorados, que finalmente se sepa si la lancha (el catamarán) del Cayo que llega a Batabanó tiene fallos. Tienen que esperar, no hay otra alternativa. Los pineros no tienen otra.

Hay quienes cuentan haber llamado a autoridades del municipio donde está la terminal, y de la Isla, sin haber tenido respuesta.

Rodolfo, habanero, dice bien alto: “Aquí hay personas a las que solo les queda el dinero del pasaje”.

A las 4.55 p.m. una empleada pide silencio: “No hubo fallos para esta embarcación”, anuncia. Es atronador el ruido de las quejas en Espadero.

Muy pronto anuncian una lancha extra para este sábado. Se está gestionando la venta. No saben por el momento cuántas capacidades habrá.

Luego llega otra noticia: esa lancha extra será vendida en pleno para la lista de espera. Aun así, algunos desconfían. Son embarcaciones de más de 200 asientos, con capacidades vendidas con mucho tiempo de antelación. Aldana y otros desconfían, ¿es posible que no haya un solo fallo? “Espera a mañana”, me dicen en la acera del otro lado de la calle.

Glenda y sus familiares, Yolanda, Diosdado y Aldana, los varios niños y ancianos -ojalá que todos- podrán finalmente llegar a Nueva Gerona. Y estarán aliviados, seguramente felices. Y muy cansados. Pero va siendo tiempo de que otros, y ellos mismos, no sigan viviendo esta experiencia. Que no sean golpes de efecto, “que se resuelva el problema de base”, me dice alguien de los que está en la acera cuando muchos comienzan a retirarse, otra vez.

Pineros. Su viaje es más largo, a veces llegan tarde a donde van, a veces viajan con temor… A veces hay surgencia y otras hay tormenta. Mal tiempo, turbulencia. A veces se rompe un catamarán. No hay por qué hacerles más difícil el viaje.

Foto: Deny Extremera.

Se han publicado 39 comentarios



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  • S.O.S dijo:

    Vivo en la cuadra donde está ubicada la Terminal Espadero, y les digo que lo narrado aquí es poco, es un desastre total, el toldo de las áreas exteriores fue retirado para protegerlo de un ciclón y núnca más lo colocáron, a achicharrarse bajo el sol, al preguntar los pasajeros les respondieron que se lo habían robado, quien explica esto, de verdad que son inhumanas las condiciones para las personas que tienen que esperar largas horas y hasta días, para poder finalmente viajar, el traslado para Avenida 26 muy bueno, pero el infierno vivido en Espadero NO se ólvidara jamás.

  • Carlos dijo:

    Es lamentable que en el 2019 esten saliendo articulos de este tipo, pero el factor humano hace mas daño que el economico, donde esta el control, la supervicion que tienen que hacer los dirigentes de este ministerio y que Diaz Canel lo esta pidiendo y exigiendo en todas las reuniones, es que la gasolina no les da para visitar estos lugares, donde el pueblo pasa trabajo, sufre, es maltratado.Se estan haciendo cosas positivas en cuanto al transporte, pero si no controlamos con rigor desde la base no vamos a resolver los problemas que son nuestros, de los CUBANOS.

  • Hdp70 dijo:

    Ya era hora de se toque este tema en las redes sociales prensa escrita o en la televisión. Es cierto los PINEROS o los que viajan en esta ruta hacia la isla de la juventud ,lo mismo en katamatan que en avión merecen un mayor respeto.por años la insensibilidad y el maltrato ha estado presente. Por suerte regresaremos después de casi 30 años a la terminal de avenida 26 , porque en realidad en la terminal de ómnibus siempre ocupamos el local más sucio u descuidado de esta instalación él área de arribo de los ómnibus de provincia . En espaderos como dicen los entrevistados “EL infierno” no información,no agua,no baño,mucho calor poco espacio,para que repetir lo mismo..esperemos que el futuro le sonría a nuestra otra Isla y que no solo se invierta en las terminales sino también en los medios de transporte marítimos.muchos todavía recordamos con nostalgia los hidrodeslizadores kometa del pasado.

  • eliecer29 dijo:

    Verdaderamente,toda una odisea viajar por la terminal del Espadero,solo los que hemos pasado por eso sabemos lo que se siente.Empleados sin ningún sentido de humildad,ni siquiera parecen humanos.Baños sin condiciones,agua escasa,cuando hay.Calor para repartir.Cafeteria,realmente no debe llamarse así,no tiene ningún tipo de higiene.En fin en lugar de una mudanza,ademas deberían renovar a los empleados,y así todo sería mejor...
    Ojalá y alguien leyera este artículo y los comentarios para que esté terrible problema sea resuelto a favor del pueblo.

  • LRA dijo:

    Da pena que esto ocurra. Hay una cadena de responsables , de indolentes que han de responder por esto.

    El periodismo ha de ser asi critico , objetivo, sacar a la luz situaciones como estas creadas por la plaga de indolentes que viven en modo "intocables"

    No se puede ver esto como "lo que nos toca" y si lo aceptamos asi, creanme estamos perdidos.

    Un periodismo activo es medicina esencial para estas situaciones.

    Seria constructivo saber las acciones que se toman frente a estas denuncias , aplicar cirugia radical para estos "ïntocables".

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Deny Extremera San Martín

Deny Extremera San Martín

Periodista de Cubadebate. Ha trabajado en Radio Reloj, Casa de las Américas y otras instituciones y proyectos periodísticos.

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