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Tras las huellas de Fidel (II): En Quang Tri, territorio libre en Viet Nam del Sur

Por: Magali García Moré
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Fidel Castro saluda a los soldados de la liberación. Foto: VNA.

Tras el histórico viaje de Fidel a Vietnam en 1973, la periodista Magali García Moré, fue reconstruyendo el recorrido del Comandante en Jefe y publicó en el periódico Granma una serie de trabajos que, del 12 al 15 de septiembre, reproducimos en Cubadebate.  

Estamos en el paralelo 17. La pretendida línea con que el imperialismo yanqui ha querido crear dos Viet Nam para debilitar la acción de lucha de un solo pueblo. Atrás dejamos el distrito especial de Vinh Linh, y su capital Ho Xa, virtualmente arrasada, en cuyo planeamiento trabajarán arquitectos e ingenieros cubanos. El heroísmo sin igual que ha sido capaz de desarrollar este pueblo nos trae a la memoria las palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro, en Dong Hoy, cuando afirmara que “para nosotros, poder cooperar con el pueblo de Viet Nam es un alto honor por el cual tenemos que darles las gracias”.

A lo largo de la carretera número 1, la actividad en las aldeas y caseríos hablan de trabajo creador. En algunos tramos la carretera hace las veces de secaderos de arroz, mientras en las parcelas, hombres, mujeres y muchachos cortan y entongan las espigas doradas del preciado grano. Se borran los daños de la destrucción llevada  cabo en el camino heroico que hoy nos conduce a Quang Tri, y por que un día no lejano podremos continuar hasta Saigón.

Al llegar al puesto de Hien Luong, en una sencilla construcción de madera acuñan nuestros pasaportes indicando la salida de la RDV. Antes de alcanzar el puente de pontones sobre el río Ben Hai pasamos bajo el arco construidos con los “containers” de los cohetes y sobre el cual se lee la frase de Presidente Ho Chi Minh,” Viet Nam es uno, la nación vietnamita es una”.

En la otra orilla del río ondea al viento de la tarde, sobre el altísimo mástil, la bandera roja y azul con la estrella amarilla que anuncia que estamos en la zona liberada de Viet Nam del Sur.

Los funcionarios de la Aduana que solicitan nuestros pasaportes hablan el mismo idioma y tienen igual fisonomía que los que permanecen en la otra ribera del río. Una misma historia de lucha los identifica como miembros de una sola nación. En las paredes de la sala de espera cuelgan tres fotos: la del querido tío Ho, la del Presidente del Consejo de Asesores del Gobierno Revolucionario Provisional, Nguyen Huu Tho, y la del presidente del GRP, Huyn Than Phat.

El territorio que a continuación recorremos constituye una de las zonas más ricas y fértiles de la provincia de Quang Tri, en la que vivía una población dedicada al cultivo del arroz y del té, fundamentalmente. En 1967, los campesinos de la región fueron llevados a los campos de concentración, creados por los norteamericanos y conocidos bajo el eufemístico nombre de “aldeas estratégicas”. Las áreas de cultivo fueron minadas y cercadas por alambradas desde el borde mismo de la carretera. Hoy, al costo de vidas humanas se recuperan grandes áreas donde sólo existía la manigua. Paulatinamente crecen los terrenos cultivados de arroz, donde antes solo se “sembraban”  y crecían la muerte y el terror.

El 85 por ciento del territorio de la provincia ha sido liberado. El 15 por ciento restante permanece en poder del ejército títere saigonés, que es casi su único poblador, toda vez que muchas familias pasaron a vivir a las regiones liberadas, y los que permanecen en terreno enemigo fueron conducidos a la antigua ciudad imperial de Hue, en la zona de Hai Lang.

La provincia tiene unos 300 mil habitantes, y por ella cruzan importantes carreteras, como la número 1 y la número 9, esta última con una extensión de 80 kilómetros, desde Dong Ha hasta la frontera con Laos, pasando por la base de Khe Sanh.

Fidel en Quang Tri. Foto: VNA.

Quang Tri ganó importancia enorme para los agresores yanquis por su cercanía con el norte. Hubo momentos en que se mantuvieron en ela provincia cuatro divisiones, sin contar las fuerzas títeres. Este fue el lugar escogido para construir las  “líneas defensivas” con las que pensaban eliminar toda posibilidad de acción de las masas en su lucha patriótica.

La primera línea es la archifamosa “barrera electrónica MacNamara”, que integraban las bases Doc Mieu, Con Thieu y la de Bai Son, y al este, la colina 31.

La segunda línea se extendió desde el puerto de Cua Viet, pasaba por la ciudad de Dong Ha, el distrito de Cam Lo y continuaba por las colinas 241 544, hasta la base de Khe Sanh.  El “estómago”  de esta línea—su base de suministro y apoyo—lo establecieron en la base de Ai Tu, luego de reconcentrar la población de cuatro aldeas y arrasar con sus casas. Enel páramo que aquí quedó instalaron su potente maquinaria de guerra, de donde, pocos años después salieron completamente derrotados.

Contra su potencia de armas y hombres, técnica destructiva y operaciones represivas de todo tipo se levantó el pueblo que desde 1954 hasta la liberación empleó todas las formas de lucha: política, de guerrillas, clandestina, alzamientos. Y ese camino está jalonado con la vida de tantos combatientes cuyo sacrificio no resultó en vano.

El primero de mayo de 1962 marca el punto culminante de la ofensiva revolucionaria. La provincia fue liberada completamente, hasta el río My Chonh, que separa la provincia de Quang Tri y Thua Thien, donde radica la antigua capital imperial de Hue. Después de esa victoria, Los Estados Unidos prepararon una contraofensiva que se llevó a cabo en junio del año pasado y en la que emplearon dos divisiones de paracaidistas y una de marines, apoyados  por aviones y artillería estadounidense y títere. Para cuantificar la barbarie baste decir que en el distrito de Thie Phong fueron arrasados 138 caseríos de los 144 que allí existían.

Y a pesar del inimaginable fuego concentrado contra la provincia, el enemigo sólo pudo ocupar el 15 por ciento del territorio.

Los resultados del esfuerzo que realiza el poder revolucionario por la reconstrucción económica y de todos los aspectos de la vida comienzan a verse por doquier. Cada familia tiene su casa provisional, que en muchos de los casos ha sido levantada aprovechando los materiales de las bases construidas por el enemigo. En la educación, el trabajo alcanza proporciones increíbles, fue necesario llevar a cabo una campaña de alfabetización para la población entre 14 y 45 años, pues en 18 años de dominación yanqui los jóvenes se quedaron analfabetos. Ya en este curso 1972-73, todas las aldeas tienen aulas primarias y la matrícula asciende a 29 mil niños.

Además, se han abierto nuevas escuelas secundarias a las que asisten unos 8 mil jóvenes. Asimismo funcionan escuelas especiales para los cuadros, que durante la guerra se vieron imposibilitados de superar sus conocimientos. Con igual voluntad se trabaja en el campo de la salud pública y de la cultura.

Mientras  oímos la detallada explicación que sobre la situación de la provincia nos brinda Le Diem, responsable del periódico “Quang Tri Liberado”, órgano del poder revolucionario, constatamos en cifras y datos la imagen imborrable que nos queda de cada cosa vista y oída. Nuestro interlocutor, de palabra fácil y movimientos rápidos, sitúa en el mapa que se extiende sobre la mesa los lugares que menciona. En su relato no hay expresiones grandilocuentes. Todo está cargado de una hermosa sencillez que agiganta su significación. “Ahora, agrega, se trabaja con la consigna de llevar el espíritu de combate a la producción, para  desarrollar esta provincia  a un ritmo rápido y seguro. Para ello nos apoyamos en nuestro propio esfuerzo y gozamos de la ayuda de la República Democrática de Viet Nam y de los países Socialistas”, manifiesta para cerrar el diálogo.

Es de noche y hay que despedirse de este viejo luchador que ayer combatiera contra los colonialistas franceses, y hoy, con el mismo ímpetu que le confiere la justeza de la causa por la que pelea , se enfrenta al imperialismo norteamericano.. Al hacer el recuento del día, al conocer tan de cerca lo que ha hecho y hace esta provincia por contribuir a consolidar la revolución en el sur de Viet Nam, se agiganta nuestra admiración y nuestro espíritu de solidaridad y les damos las gracias por que la humanidad pueda contar entre sus miembros con un pueblo como éste.

Fidel Castro ondea la bandera victoriosa mientras se reúne con los soldados de la liberación en Quang Tri. Foto: VNA.

Fidel y el entonces primer ministro vietnamita, Pham Van Dong, en un mitín del pueblo de Quang Tri en ocasión de la visita del líder cubano Foto: VNA.

Fidel Castro visita las bases de Tan Lam y Doc Mieu. Foto: VNA.

Fidel Castro y el primer ministro Pham Van Dong en una ceremonia celebrada por personas de Quang Tri para dar la bienvenida a la delegación cubana. Foto: VNA.

Fidel Castro sostiene la mano de Tran Nam Trung, Ministro de Defensa del Gobierno Revolucionario Provisional de la República de Vietnam del Sur. Foto: VNA.

Fidel Castro (centro), el primer ministro Pham Van Dong (tercero, a la derecha) y los héroes de la liberación de Vietnam en Quang Tri. Foto: VNA.

Fidel en Quang Tri. Foto: Dan Tri.

Se han publicado 6 comentarios



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  • ManuelMartinez dijo:

    Verdad que Fidel es Grande, estos hombres , los Vietnamitas, que estaban en plena guerra contra el imperio más grande y destructor de mundo, sentía una gran admiración por nuestro líder

  • Jorge López matamoro dijo:

    Excelente visita

  • oslaida dijo:

    Cuánto coraje llevaban sobre sí aquellos cuerpos menuditos, tanto que lograron que los robustos rubios salieran en andanadas. Cuánto miedo inspiraron a los grandotes y bien alimentados yanquis que aún hoy sufren los traumas provocados por su desprecio a los lejanos anamitas.

  • VV dijo:

    Ese es el Fidel nuestro.

  • eduardo... dijo:

    con qué alegria se saludan los lideres Fidel y Pham Van Dong! Hermanos de causa.

  • Jorge López Matamoro (YOYI) dijo:

    Recuerdo cuando en medio de la selva un militar vietnamita le pidió al comandante encontrar un refugio alrededor de donde ellos se encontraban. Fidel buscó y buscó milímetro a milímetro y nada. Acto seguido el militar removió unas ramas, levantó una compuerta y zas! apareció ante ellos un hoyo, que provocó la risa de todos y el asombro de los cubanos.

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Magali García Moré

Premio Nacional de Periodismo José Martí.

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