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Scott Brown y la insurgencia Tea Party

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Ángel Luis Lar
Publicado en La Jornada

En 1773 la ciudad de Boston, capital de la entonces colonia británica de Massachussets, vivió un motín ciudadano que marcaría el desarrollo de la revolución americana y que fue conocido como el Boston Tea Party. En 2010 Boston ha vuelto a ser el epicentro visible de una insurrección civil que está marcando el presente político estadunidense: el pasado mes de enero un movimiento ciudadano conocido como Tea Party fue la palanca fundamental para que un tipo llamado Scott Brown se hiciera con la victoria en las elecciones al Senado en Massachusetts, acabando con más de 50 años de aplastante hegemonía demócrata en ese estado y asestando un duro golpe simbólico en la línea de flotación del futuro inmediato de Barack Obama.

El mito insurgente del Boston Tea Party ha vuelto encarnado en un movimiento reaccionario que crece y se extiende por gran parte del país en nuestros días. Un interesante fenómeno que, más allá de su inmediato impacto en las agendas del poder, resulta útil para trazar el mapa de los malestares en Estados Unidos, al tiempo que nos recuerda el vigoroso estado de salud del que goza la estupidez en el país de las barras y las estrellas.

Los malestares que inundan el presente estadunidense se distribuyen en torno a dos polos anímicos diferenciados: la desafección y la ira. Estados Unidos se explica hoy en día por los estados desunidos de ánimo. La desafección asola por la izquierda, afectando de manera violentísima a los sujetos que compusieron el movimiento social que impulsó hasta la Casa Blanca a Obama y su fraudulenta promesa de cambio. La ira avanza por la derecha, activando el talante reaccionario de las clases populares que se sienten ajenas al actual gobierno de tipos listos capitaneados por un negro llamado Barack Hussein, salido de las elitistas universidades de Harvard y Columbia. La desafección despolitiza y se expresa a través de la decepción y el desánimo. La ira, sin embargo, irrumpe violentísima en la arena pública y es la energía que alimenta el Tea Party.

Lo interesante es que la composición social de los dos polos del mapa nos habla de una batalla sorda entre dos fuerzas sociales que viven en las antípodas de la crisis capitalista actual. La desafección es propia de los nuevos sujetos productivos ligados al desarrollo del capitalismo cognitivo y la green economy. Sus energías son renovables. Su combustible son la información y el conocimiento. Es el software ambivalente que movió los hilos del determinante voto joven que llevó a Obama hasta Washington. La ira, por el contrario, afecta hoy a las viejas clases trabajadoras y a las elites ligadas a los imaginarios gastados del fordismo, el viejo orden industrial y los combustibles fósiles. No por casualidad, el bueno de Brown irrumpió en la escena electoral de Massachusetts con un lema sencillo: Soy Scott Brown y conduzco una camioneta. Como si se tratara de un médium y por su boca hablara el ánima de la fenecida industria automotriz de Detroit y del gasóleo. Un espíritu que conecta con el pánico de una vieja fuerza de trabajo atrapada entre la extinción paulatina de la relación salarial y el sepelio consumado de la sociedad fábrica. Una composición social que esgrime un inmovilismo conservador y una parálisis cada vez más reaccionaria: pura estupidez en sentido literal.

La raíz de la palabra estúpido es el verbo latino stupere, que significa quedar inmóvil o paralizado. El Tea Party no es más que una banda de estúpidos: pretende parar el tiempo inmovilizando el sistema en el viejo orden industrial. Scott Brown es un estúpido dueño de una biografía marcada por dos datos relevantes que luce orgulloso: en 1982 fue nombrado el americano más sexi por la revista Cosmopolitan y hoy conduce una camioneta que consume combustible diesel. Sin embargo, Brown no está solo en el pastoral del Tea Party: Sarah Pallin le acompaña. Hasta hace unas semanas la lista estadunidense de libros más vendidos estaba encabezada por la autobiografía de Pallin, desbancada hace poco por un manual para saber creer y tener fe, escrito a cuatro manos por un rabino y un pastor protestante de Detroit. El Tea Party no es más que la punta de lanza de la renovada estupidez que recorre Estados Unidos. Por cierto, Diesel no es solamente el combustible que mueve la camioneta de Brown, es también el nombre de una famosa marca de ropa. El lema de su última campaña publicitaria en Estados Unidos es "We're with stupids" (Estamos con los estúpidos). Definitivamente una marca que sabe respirar con el mercado.

Se han publicado 5 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • nelson valderrama dijo:

    Hay que cuidarse de esta bandita de facistas, quieren arrasar con todo.

  • Carlos Valdés Sarmiento. dijo:

    ¿Estupidos o simplemente realistas?
    No será que ambos grupos están convencidos que EEUU llegó al punto de no retorno, y buscan la forma de justificar un paso que parece imposible de evitar. IMPONER SU POLÍTICA POR LA FUERZA, ¿les será posible?, ¿quiénes los acompañaran en esa aventura?,¿Estrategia o empecinamiento?, el instinto de supervivencia, el más fuerte de la naturaleza está en su contra, lograrán imponérsele. Las próximas décadas responderán estas preguntas, los hombres de buena voluntan, los que AMAN Y FUNDAN, siguen apostando en la FE EN EL MEJORAMIENTO HUMANO. ES INCREIBLE QUE MARTÍ TENGA MÁS ACTUALIDAD HOY QUE EN SU TIEMPO.

  • Carlos A. Quilichini dijo:

    El Boston Tea Party es solo la más reciente manifestación de la quiebra económica y moral que padece EUA; agrupa individuos en su liderato insoslayablemente mediocres quienes pretenden insuflar nueva vida a la decadente ultraderecha y al falso nacionalismo norteamericano.

  • Al dijo:

    El fenómeno de la estupidez estadounidense no es nuevo. ¿Qué realmente impulsa a este país sino la estúpida creencia de un destino manifiesto?. Estúpidamente se creen la nación elegida, como si fuesen la nueva Israel, la nación de dios, es que ni siquiera en el orden de las estupideces son originales. Es una lástima, la carencia de una ideología que les guíe, abre las puertas a este grupo de politiqueros oportunistas, faltos de ideas y escrúpulos. No son más que fantoches, pero fantoches peligrosos. Hay que vigilarlos de cerca.

  • donsimon dijo:

    La realidad es que el surgimiento de movimientos reacionarios como el Tea Party, es la culpa de la forma como Obama viene dirigiendo el pais. Llego a la presidencia con todo tipo de promesas, reforma al sistema de salud, reforma a la inmigracion, reforma al sistema financiero del pais, acabar con la guerra de Irak y Afganistan y otras reformas las cuales no ha podido llevar a cabo por su falta de liderazgo. Se quedo corto en todo. La eleccion de Scott Brown, le puso punto final a todas sus pretenciones politicas . El sistema del senado permite a la minoria ejercitar el sistema de postergar el debate de cualquier ley indefinidamente.El problema mas grande se le viene a Obama en las eleciones de termino medio, que se realizaran en Noviembre, corre el peligro de perder la mayoria democrata en el congreso, y mas puestos en el senado. El es el culpable directo de la formacion de los llamados Tea Party. Su falta de liderasgo y los titubeos politicos pensando que podria trabajar con los republicanos desde el principio de su administracion, lo han relegado a un nivel politico en donde nadie se ocupa de sus proclamas o discursos. Hoy en dia nadie cree en sus promesas y muchos estan seguros que es un presidente de un ternmino. Un milagro seria la unica forma de reestablecer su liderasgo. Tal ves otra guerra, usando las practicas de el carnicero Bush.Iran, o Venezuela le podrian dar una excusa, pero el pueblo nortamericano esta cansado de las guerras y sobretodo el desgaste que ha sufrido el erario publico. La super recesion que se vive actualmente ha creado una ambiente para que grupos como los llamados Tea party, proliferen por doquier.

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