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Dimes y diretes y sueños electorales

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Desde que el 24 de septiembre pasado la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi dio el visto bueno al inicio de la fase investigativa de una eventual imputación al presidente Donald Trump, el asunto se convirtió en foco de la vida política de Estados Unidos. Así se mantuvo durante los más de cinco meses transcurridos hasta que (tal como se anticipaba de manera unánime), el 4 de febrero Trump fue exculpado en el juicio celebrado por el Senado. Solo 47 senadores (ninguno republicano) votaron en su contra, cifra lejana de los 67 votos necesarios para ser declarado culpable.

El asunto seguirá concitando la atención política durante la campaña electoral. De hecho el miércoles12 de febrero estalló una polémica alrededor de los resultados del juicio contra Roger Stone, amigo cercano, colaborador y asesor de la campaña electoral de Donald Trump, y otros cinco acusados. Como resultado de la investigación del fiscal especial Muller por la supuesta interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016, los fiscales presentaron formalmente al juez en la noche del 11 de febrero la recomendación de que se le impusiera a Moore una sanción de 7 a 9 años de prisión.

En la madrugada del miércoles 12 de febrero, Trump publicó un tuit donde expresaba: “Esta es una situación horrible y muy injusta. Los crímenes reales están del otro lado, y nada les pasa a ellos. ¡No se puede permitir este aborto de la justicia!”

En las primeras horas de la mañana de ese día, el Departamento de Justicia sustituyó la recomendación por una nueva en la cual se pedía al juez que Stone recibiera una sentencia “mucho menor” de la que se había recomendado inicialmente porque no “reflejaba adecuadamente la posición del Departamento de Justicia”.

Las repercusiones fueron inmediatas. Trump agradeció al Departamento de Justicia la rectificación de la recomendación; los cuatro fiscales que llevaban el caso informaron al juez que se retiraban del proceso y uno de ellos renunció a su cargo; el Comité de la Judicatura de la Cámara de Representantes programó una audiencia y citó al Fiscal General para que compareciera, señalando: “En su desempeño como Fiscal General, usted se ha comprometido en un patrón de conducta sobre asuntos legales relacionados con el Presidente que levanta preocupaciones significativas para este Comité ... Solo en la pasada semana Usted ha dado pasos que provocan graves interrogantes sobre su liderazgo en el Departamento de Justicia”.

Por su parte, el jueves 13 de febrero, Barr (quien ha aceptado comparecer en la audiencia fijada para el 31 de marzo) concedió una entrevista exclusiva a ABC News en la cual expresó que Trump “debe dejar de tuitear acerca del Departamento de Justicia” porque sus tuits “hacen imposible hacer mi trabajo”. El senador republicano Lindsay Graham, presidente del Comité de Judicatura del Senado expresó públicamente su acuerdo con las declaraciones de Barr.

No es primera vez que se produce una contradicción pública entre Trump y un miembro de su gabinete. (De hecho Trump ha impuesto lo que puede llamarse una marca histórica en cuanto al número de altos funcionarios del gobierno que han sido despedidos o han renunciado por discrepancias con él). En esta ocasión el incidente ha servido, de manera indirecta, para que en la Cámara de Representantes se reanuden cuestionamientos sobre acciones consideradas impropias en el ejercicio del cargo público al más alto nivel del gobierno.

Ese mismo 13 de febrero, el Senado finalmente aprobó por 55 votos a favor y 45 en contra una resolución por la cual se pone fin a “hostilidades contra la República Islámica de Irán o cualquier parte de su gobierno o militares” a no ser que sea explícitamente autorizada por el Congreso.

La moción había sido presentada por el senador demócrata por Virginia, Tim Kaine. La mayor parte de los senadores republicanos se opusieron al proyecto e intentaron enmendarlo o desestimarlo pero fueron derrotados porque algunos senadores republicanos se sumaron a la iniciativa demócrata para mantener el texto original. Finamente aprobado con el voto a favor de todos los demócratas e independientes y ocho de los republicanos.

Un texto idéntico ya había sido aprobado en la Cámara de Representantes desde el pasado 10 de enero, lo que implica que cuenta con el beneplácito de ambas cámaras, aunque posiblemente por requerimientos técnicos la de Representantes deberá aprobar expresamente el acuerdo del Senado para poder ser enviado a la firma del presidente Trump.

Trump ha declarado que vetará la resolución, como ha hecho con otras acciones legislativas, pero ésta tiene la particularidad que fija un límite a las facultades presidenciales precisamente en el área de la política exterior, con relación a la cual es tradición que se considere privativa de la acción presidencial.

Además, el objetivo de la misma es limitar la capacidad del Presidente para lanzar sin consentimiento del Congreso acciones de carácter militar, tales como la empleada para asesinar al dirigente iraní Qasem Soleimani. En este caso, es importante el apoyo expresado por un grupo de senadores republicanos a una iniciativa demócrata porque muestra la disposición de un grupo de senadores a enfrentar a Trump para imponerle condiciones a su actuación como Presidente que lo obligaría a negociar con el Congreso y no actuar de forma individual.

De todas formas, Trump tiene el camino despejado para ser proclamado como candidato a la reelección presidencial durante la Convención Nacional Republicana, que tendrá lugar en Charlotte, North Carolina del 24 al 27 de agosto de 2020.

Aunque la mayoría de los comités estaduales republicanos ya han cancelado las elecciones primarias correspondientes a ese partido por considerarlas innecesarias, sí se celebraron en Iowa, donde Trump recibió el 97,1% de los votos y en New Hampshire donde recibió un poco menos (alrededor del 86%); significa que sus escasos rivales le restaron un total de 14% de votos y un 9% por debajo del 95% que él mismo pronosticó.

(Nota: los datos de las encuestas electorales empleados en este artículo provienen del sitio RealClearPolitics)

Por la parte demócrata, las primarias en esos dos estados han transcurrido según lo previsto, aunque resalta que John Biden, favorito del “establishment” demócrata, recibió una votación mucho más baja de lo esperado (que se ubicaría en uno de los dos primeros lugares) y fue relegado en Iowa a un cuarto lugar con el 15,8 % de los votos equivalente a solo seis delegados estaduales a la convención (de un total de 42) y a un quinto lugar en New Hampshire sin ganar ningún delegado de los 24 en disputa.

Algo similar sucedió con otra favorita de la llamada ala “progresista”, la senadora por Massachusetts, Elizabeth Warren, quien quedó en tercer lugar en Iowa con el 18% de los votos, equivalentes a ocho de los 42 delegados, mientras que en New Hampshire quedó en cuarto lugar y sin elegir ninguno.

Por su parte, Sanders (el otro líder considerado “progresista”), tuvo un desempeño sorprendente tanto en Iowa como en New Hampshire, aunque a decir verdad ya las encuestas habían estado registrando un mayor apoyo a su candidatura. En Iowa quedó virtualmente empatado (la diferencia fue el apoyo de dos personas) con quien ocupó el primer lugar,Peter Buttigieg (26.1% vs 26,2% y 12 vs 13 delegados), en tanto en New Hampshire se invirtieron las posiciones y la ventaja de Sanders fue algo mayor en votos, cerca de 5 mil (25,7% vs 24.4%) y el mismo número de delegados: 9 cada uno.

El resultado alcanzado por Buttigieg, quien es catalogado como un “moderado”, lo elevó al plano de los favoritos, pero el camino se le hará mucho más difícil en lo adelante, sobre todo en los eventos del Supermartes.

Las elecciones en Iowa y New Hampshire fueron placenteras para la senadora por Minnesota, Amy Klobuchar, quién quedó en quinto lugar en el caucus de Iowa con el 12,3% de apoyo lo que le permitió ganar un delegado estadual equivalente y en New Hampshire tuvo una sorprendente votación del 19,8% y 6 delegados, por encima de Biden y de Warren, aunque con ello solo ha ganado poder mantenerse activa, por el momento. Klobuchar está entre las candidatas consideradas “moderadas”. (Hay que tomar en cuenta que las primarias de New Hampshire son “abiertas”; es decir, que los votantes pueden hacerlo por cualquier candidato, independiente de la filiación política del elector y en este caso Klobuchar parece haber recibido una buena cantidad de votos no demócratas).

Ninguno de los otros candidatos demócratas (todos moderados) tuvo un desempeño que lo calificara como potencial nominado en la Convención y de hecho tres de ellos anunciaron su retirada de la contienda: el empresario Andrew Yang; el senador por Colorado, Michael Bennet y el ex gobernador de Massachusetts, Deval Patrick. También estaban registrados como aspirantes en estas primarias el inversionista Tom Steyer y la representante por Hawai, Tulsi Gabbard, pero ninguno recibió votaciones de importancia, como tampoco la consiguió el multi-milmillonario, Michael Bloomberg, quien no estaba formalmente registrado para esos eventos.

El campo de aspirantes demócratas se ha reducido grandemente de la casi treintena de aspirantes iniciales a los ocho aún activos, escindidos en dos grupos; uno el de los llamados “moderados” con posiciones cercanas a la de los líderes tradicionales demócratas y cuyo exponente principal es Biden junto con Buttigieg y Klobuchar.

Las dos próximas primarias son oportunidades inmediatas que tiene Biden para recuperar su imagen de “electibilidad” frente a Trump. Confía para ello en las estrechas relaciones que ha cultivado durante su carrera política con el aparato político demócrata. En Nevada las encuestas dan a Biden el 18,5% de la intención de voto, por detrás de Sanders, y confía en el apoyo de los latinos que tienen una fuerte presencia política en el estado. En South Carolina aparece Biden en el primer lugar de las encuestas con el 26.5% de apoyo y allí su base principal es la comunidad afroamericana que constituyen el 60% de la población.

En cuanto a Buttigieg y Klobuchar, también “moderados”, cuentan con menos recursos financieros y equipos de campaña con menos integrantes y de menor experiencia de participación en campañas electorales presidenciales. Ambos están obligados a obtener altos porcentajes de votos en las dos próximas primarias para poder subsistir hasta el Supermartes del 3 de marzo, pero las encuestas le dan bajos porcentajes de intención de votos.

El otro grupo está constituido por la llamada ala “progresista” con Sanders como figura principal y Warren, a quien inicialmente se había visto como una real alternativa para integrar la candidatura presidencial demócrata, pero cuyo desempeño en Iowa y New Hampshire ha abierto grietas en cuanto a su solidez política y electoral.

Sanders tiene en esos estados una base de apoyo ya entrenada en el trabajo político y electoral, así como la capacidad financiera para sostener la logística que se requiere para identificar, captar y garantizar el voto de la población. Puede consolidar su posición como puntero si repite en las venideras primarias de Nevada y South Carolina la experiencia positiva de las dos primarias iniciales.

Para Sanders, esas dos próximas primarias pueden ubicarlo como un candidato con fuerte potencial de aspirar a la nominación demócrata, pero es una batalla difícil. Las encuestas lo colocan como favorito en Nevada con 21,5% frente a Biden, pero los otros cinco candidatos registrados acumulan un total del 40% de intención de voto. En South Carolina los números son aún más desfavorables; Biden lo supera por un margen amplio (26,8% vs 20,0%) y los otros cuatro candidatos registrados también suman entre todos un 40%.

Y, en especial, Sanders tiene que lograr un buen desempeño en el Supermartes, particularmente en los dos estados con mayor representación de delegados (California y Texas) y en estados sureños tales como Virginia, Tennessee y North Carolina, para colocarse en condiciones de jugar un papel central en la Convención Nacional Demócrata que se celebrará en Milwaukee, Wisconsin, del 13 al 16 de julio de este año¬¬¬¬, ya que pudiera darse el caso de que ningún aspirante a la nominación llegue hasta ese evento con en el apoyo de la mitad más uno de los delegados.

Para Warren la ruta es “cuesta arriba”. Las encuestas la ubican en un tercer lugar bien relegado, en Nevada (12% de intención de voto) y en un muy lejano cuarto lugar (9%) en South Carolina, lo que indica que después de los desfavorables resultados en Iowa y New Hampshire su “estrella parece estar apagándose”.

Hay una “tercera fuerza” aún activa, si se puede llamar así al binomio Tom Steyer y Michael Bloomberg. Estas dos figuras basan su principal fortaleza en la capacidad y la decisión de gastar decenas y centenares de millones de dólares en el proceso electoral pero no tienen el “bagaje” político para imponerse o subordinar a la maquinaria política demócrata por lo cual no pueden calificarse ni como “moderados” ni como “progresistas”.

Bloomberg deberá demostrar su potencial a partir del 3 de marzo próximo cuando participará en las primarias del Supermartes. Tanto él como Steyer han expresado su disposición a mantenerse activos en la contienda (aunque no tengan posibilidades de ser nominados a la candidatura presidencial demócrata), ya que su principal objetivo es impedir la reelección de Trump.

La siguiente fecha importante en el calendario de las primarias es el llamado Super Martes, que tendrá lugar el 3 de marzo. Ese día habrá elecciones en 14 estados ubicados en distintas regiones del territorio, particularmente el sur, el centro, el oeste, el nordeste con características muy diferentes desde el punto de vista social, económico y político, además de dos de los más populosos estados, California y Texas.

A partir de esa fecha, cuando ya están asignados más del 40% de los delegados a la Convención Nacional, la atención de los aspirantes y del Partido Demócrata se concentrará en dos aspectos: a) las conversaciones y negociaciones interpartidistas para perfilar alianzas y acuerdos entre los distintos grupos y facciones demócratas con vistas a la Convención Nacional y las elecciones de noviembre; b) la estrategia y la táctica para derrotar a Trump.

Por el momento, la mejor opción para los demócratas es lograr estructurar un acuerdo político entre las distintas tendencias alrededor de una plataforma común y que sea atractiva para los independientes y los pocos votantes republicanos que desaprueban la gestión presidencial de Trump.

Pero esa es una cuestión que será definida por el desarrollo futuro de la campaña electoral.

La Habana 17 de febrero de 2020

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  • El combatiente dijo:

    PARODI COMO NOS TIENE ACOSTUMBRADO HACE VARIOS CON BUENOS ANALISIS CUANDO SE REALIZAN ELECCIONES EN ESTADOS UNIDOS , COINCIDO CON EL SOBRE CUAL SERA LA MEJOR OPCION DE LOS DEMOCRATAS, QUE ES LA UNICA VIA DE SORPRENDER COMO LO HIZO OBAMA EN EL 2008 Y EVITAR QUE SEA REELEGIDO TRUMP COMO OCURRIO CON BUSH PADRE EN 1992 CUANDO SALIO BILL CLINTON. ESPERAMOS NUEVOS COMENTARIOS DEL AUTOR SOBRE EL DESARROLLO DE LAS PRIMARIAS HASTA LLEGAR A LAS CONVENCIONES DE AMBOS PARTIDOS.

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Ramón Sánchez-Parodi Montoto

Ramón Sánchez-Parodi Montoto

Fue nombrado jefe de la sección de Intereses de Cuba en Estados Unidos, entre septiembre de 1977 y abril de 1989. Luego ocupó el cargo de viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, hasta 1994. Y a partir de entonces se desempeñó como embajador cubano en Brasil, hasta el año 2000. Además de sus actividades como funcionario del gobierno cubano, Sánchez Parodi es periodista y escritor.

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