Imprimir
Inicio »Opinión, Historia  »

La Habana que hay en mí: el Mercado Único de Cuatro Caminos

| 7 |

Asi era, concurrido y oscuro, debido a que casi todas aquellas fotos se hacian de noche en las horas de mayor venta. Foto: Habana Radio

Conocí el Mercado Único siendo muy pequeña, gracias al capricho de probar las Medias Noches que allí hacían. Lo que vi entonces, no era igual a lo que se ha inaugurado recientemente. El de ahora es muy superior, se ha resaltado la belleza arquitectónica del edificio y los interiores ni se diga, es como si la mano de un mago hubiese tocado las paredes con su v

arita y dicho: “póngase aquí un Mercado como aquel, con la modernidad de hoy”

Me gustaba escuchar las conversaciones de mami y papi, seguramente porque ya tenía dentro ese chismoso que cada periodista lleva consigo. El caso es que mi padre comentaba sobre el Mercado Único, preguntaba a mi madre qué hacía falta, sacaban cuentas de facturas, en fin se planificaban, y yo escuchando. Pero mis sentidos se expandieron cuando él dijo: “no almorzaré, comí en el Mercado una Media Noche”.

Media Noche, como muchos conocen, en un sándwich que bien hecho es exquisito, lleva jamón –de pierna y suave-, pierna de cerdo asada, queso, pepinillos, mantequilla, y otros aderezos al gusto, con un pan oblicuo y blando. Adoraba -y adoro- la Media Noche, y a partir de ahí crecieron mis demandas por ir al Mercado Único. La vendían en cientos de cafeterías de La Habana, pero yo quería probar esa.

Mi padre insistía en que no podía ser pues él iba a las 5 de la mañana, hora en que yo como niña pequeña, aún dormía. Pero mi papá no sabía resistirse al deseo de un hijo. Asi, un día me llevó Mercado.

No me gustó mucho. Un bullicio enorme, los animales vivos en las tarimas me hacían recogerme sobre mi padre a cada paso, aquello me dio un poco de miedo. Eso sí: había de todo lo divino y lo humano que un consumidor quisiera comprar. Los animales sanos, los pescados, las verduras, las viandas, todos muy frescos.

El aroma del Mercado no alcanzaba –según recuerdo- las pestes de los mercados de hoy, pero la atmosfera a respirar no era agradable.
Había decenas de tarimas de jaulas desde el suelo hasta el techo con aves de corral. Cerdos, chivos, en fin, que del solo pensar que todos esos bichos vivos podían escapar de su cautiverio y venirme arriba, me daba pavor.

Era difícil circular a esa hora de la mañana, muchos tarimeros se retiraban, pues las ventas se hacían en la madrugada. Los comerciantes debían acudir temprano a buscar las mercancías que suministraban sus negocios, pues ya a media mañana los precios bajaban, pero la calidad de los productos también.

Hoy, leyendo una de las geniales crónicas de mi querido colega Ciro Bianchi, puedo explicarme por qué era único, Mercado General de Abasto y Consumo Único, tenía esa condición que le otorgó el término municipal de La Habana. Eso quería decir que se prohibía la apertura de un establecimiento similar en un radio de dos kilómetros y medio y de casillas de expendio —los humildes puestos de viandas y frutas— en 700 metros a la redonda. Por eso debió cerrar el mercado de la Purísima, aunque se permitieron mercados libres en el Vedado y en el Cerro.

Aquella decisión hacia que el Ayuntamiento de La Habana privilegiara Alfredo Hornedo y Suárez, sagaz político y empresario de la época, con una licencia para operar durante 30 años. No podía haber otro establecimiento similar en dos kilómetros. Los que tenían algún puesto de este tipo lo tenían que cerrar. Así era.

Cuando estuve por primera vez no sé bien si era único, pero grande si era. Luego pude comprobar que abarca toda una manzana entre las calles de Monte, Cristina, Matadero y Arroyo, en los límites entre los municipios de Habana Vieja y El Cerro. Su ubicación cerca del puerto y de las principales arterias viales de la ciudad, facilitaban su flujo comercial.

Fue inaugurado en el año 1920, desde entonces con dos plantas y un sótano, donde estaban los almacenes, depósitos y cámaras de refrigeración. El acceso al piso superior era por cuatro escaleras de mármol y seis elevadores. Los puestos de venta se distribuían alrededor de un patio central.

Era un enjambre de viandas hortalizas, puestos para vender carnes. Espacios donde vendían comidas como las rusticas fondas chinas. Cuentan que las sopas chinas más ricas de La Habana se hacían en el Mercado Único. Yo no las probé hasta que fui adulta, pues tenía mis reservas de aquel caldo con hierbas colgando. La ignorancia gastronómica de entonces me limitó de conocer esos magníficos sabores.

Mis tíos me cuentan que era usual terminar una noche de fiestas de madrugada, y llegar a la Plaza de Cuatro Caminos a tomar una sopa china y comer arroz frito, aquello estaba siempre lleno de gente y sobre todo de establecimientos prestos a servir con una amabilidad que hoy no abunda.

El pescado lo recibían directamente de los pescadores, no había intermediaros, traían la pesca que incluía langosta, camarones, pargos, chernas, Serruchos, Sierras, en ruedas o enteros. Los vegetales, frutas y viandas recién cosechados. No se guardaba la mercancía de un día para otro, al final de la comercialización en la mañana, todo se vendía a los carretilleros que luego recorrían La Habana pregonando por los barrios.

También vendían flores y plantas, y había guaraperas, donde ofertaban el jugo de la caña de azúcar con mucho hielo. La calle Monte, una de las arterias que limita el Mercado, siempre fue un espacio comercial enorme que según mi memoria, no era de gran alcurnia, eran más bien pequeños negocios con mercancías muy buenas, quincallas, mercerías, útiles para el hogar, peleterías sastrerías, así hasta llegar al fabuloso Ten Cents de Monte, ya casi en La Habana Vieja.

Estuve allí muchas veces en el Mercado Único en los años 80 a comprar cerdo, carnero, viandas, pero  aquel mercado no era ni el de ayer ni el de hoy, era una mezcla de muchas cosas, donde predominaba la venta de artículos y productos usados en ofrendas religiosas. El deterioro de la edificación se veía venir desde entonces. Considero que nada se pudo hacer a las puertas y luego durante el llamado Período Especial. Imagino que gracias a San Eusebio Leal Spengler, esta joya arquitectónica se rescató. Dios le bendiga por eso también!

¿Y qué recuerdo de aquella Media Noche? ¡Espectacular!, pero como mi padre era un comerciante asiduo que compraba allí para su negocio, al parecer hizo alguna recomendación y me sirvieron un sándwich con demasiado relleno y solo pude comer la mitad. Llevo medio siglo lamentándome de no haber guardado la otra mitad. Nunca más he comido una Media Noche igual, si alguien sabe en qué lugar de La Habana la sirven, por favor, avísenme.

Se han publicado 7 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Camagueyano dijo:

    Si asi era lo conoci. Por eso ahora que veo que cerrara a las 8 pm creo es mi critica. Hay que tener una Habana nocturna. Aqui hay personal jubilados, de vacaciones, en paseo en fin. Trasnochadores en los Cabarets etc que cuando es de madrugada pudieran comer un arroz frito o sopa china, caldo gallego y todas aquellas bellas tradiciones. Dasr vida a la ciudad no solo con hoteles y edificaciones etc. Usar lo que hay. Y periodista que le pareceria abrir de nuevo el REX y DUPLEX . La gente de la tercera edad y los jovesnes tambien podrian ver todos los noticiaros ICAIC, peliculas cubanas y todo lo que se presentaba alli.

  • leonel dijo:

    Excelente articulo. Muy ameno.

  • CDMF dijo:

    Su crónica ( no se si es una clasificación correcta) es bellísima. Continúe publicando. Me encanta lo que hace!!!

  • Adelante dijo:

    Solo una sola diferencia, ahora estará rodeado de unas cuantas personas antisociales, revendedores, acaparadora, que se han adueñado de todos los mercados, y lo más lamentable las autoridades pasan a su lado, las saludan, los abrazan como si fueran partidarios del mismo orden social.

  • Denis dijo:

    Muy buen artículo. FELICIDADES, Esperemos que se mantenga así, aunque no lo creo. Verás cuando pase un tiempo. Sólo tienes que mirar la Plaza Carlos III

  • Jose ricardo lopez dijo:

    No estuve ahi pero siento tremenda pena y verguenza d ver a este pueblo en esas condiciones.es una imagen bien fea d nosotros.creo q no somos asi pero desgraciadamente asi se comporta la mayoria

  • Sergio dijo:

    Susana buen, Articulo, pero quisiera decir algo, hoy por la mañana en buenas dias, dicen una nota de la cadena de tienda que va a cerrar por una semana despues de su inauguracion, pero no dicen porque, yo vi en las redes Sociales las Indisciplinas Sociales que alli sucedieron, pero a mi entender se debe informar que paso de verdad por nuestra prensa, nuestro dirigente el Presidente Diaz Canel, ha dicho eso que se informe todo, Mucha Gracias

Se han publicado 7 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Susana Tesoro

Susana Tesoro

Periodista cubana. Ha trabajado como reportera y columnista en la Revista Bohemia, como comentarista en Radio Rebelde, ha sido guionista y asistente de Dirección en la Televisión Cubana. Es editora y reportera de Cubadebate. En Twitter @esetesoro.

Vea también