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Gana la democracia en Venezuela

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Más de ocho millones de venezolanos acudieron a las urnas para elegir a los delegados de la Asamblea Nacional Constituyente. Foto: Luis Franco/ Correo del Orinoco.

Más de ocho millones de venezolanos acudieron a las urnas para elegir a los delegados de la Asamblea Nacional Constituyente. Foto: Luis Franco/ Correo del Orinoco.

Yo no comparto las reglas de la representación electoral en España y, sin embargo, ejerzo mi derecho a votar. De ninguna manera se me habría ocurrido hablar de fraude ni de dictadura a pesar de que la proporcionalidad electoral no exista. Cada voto en España, según el lugar donde votes, vale diferente. Pero esto no quiere decir que España tenga un régimen totalitario. La democracia está vigente desde hace décadas, aunque podamos cuestionar la matemática electoral.

Con la Asamblea Nacional Constituyente, se cumple la cita electoral número 21 de Venezuela en 18 años. El promedio es superior a más de una elección por año. El chavismo ha vencido en 19 de ellas. En las dos derrotas, se reconocieron los resultados. La democracia en Venezuela en el plano electoral siempre ha sido un rasgo característico de este proceso revolucionario y jamás ha sido puesto en tela de juicio por el propio gobierno. En el próximo diciembre habrá elecciones a gobernaciones regionales. También se votará para refrendar el texto constitucional resultante y luego, como corresponde, se llevará a cabo la cita electoral presidencial.

Toda discusión sobre las normas para la elección de la Constituyente es bienvenida. Cabe todo en este debate, siempre y cuando sea por la vía pacífica y política. Estar en desacuerdo es tan legítimo como apoyar esta cita electoral. La democracia es eso: confrontar propuestas incluso en la fórmula para elegir a los representantes de la ciudadanía. Lo que está absolutamente tirado de los pelos son esos titulares que hablan de “jaque a la democracia”, “dictadura” o “régimen totalitario” para caracterizar un proceso electoral que lo que hace es invitar a la gente a votar.

Y finalmente lo que pasó es que el pueblo venezolano salió a votar sin miedo; 8 millones 89 mil 320 venezolanos dieron su visto bueno a la Constituyente (41,53%), muy cerca del récord histórico (que obtuvo Chávez en 2012). Muchos lo hicieron porque son fieles chavistas y están dispuestos a dar su voto en cualquier circunstancia. Ahí estarán seguramente los más de 5 millones y medio que ya lo hicieron en las elecciones parlamentarias del 2015 a pesar de las dificultades económicas. Pero además habrán acudido a votar todos aquellos que tuvieron algunas críticas al chavismo, o que tenían cierto descontento, pero que ahora están absolutamente hartos de la violencia de esa minoría opositora que ha impedido que exista vida cotidiana. Este es un bloque importante que la oposición no ha sabido seducir en este tiempo desde las últimas legislativas, sino más bien todo lo contrario: los ha ahuyentado para que nuevamente vuelvan al lugar en el que antes estuvieron, con el chavismo. Indudablemente, esta elección demuestra algo que la oposición, nacional e internacional, no quiere aceptar: el chavismo como identidad política sigue estando muy presente en el país.

La realidad es que las elecciones en Venezuela no se ganan con tanta mentira desde afuera ni con exceso de violencia adentro. El pueblo venezolano hace muchos años que se siente plenamente emancipado y no vota por lo que diga la prensa hegemónica internacional. Menos mal. Y esto es lo que no logran entender desde los centros tradicionales de poder. La gente vota según confíen en unos u otros más allá de lo que diga la CNN, El País, el FMI, Trump, Peña Nieto o Santos.

Una vez más ganó la democracia en Venezuela. Sí, la democracia. Un país en el que vota la gente, según los cánones liberales, es que vive en democracia. En Venezuela, la democracia representativa se aplica al pie de la letra. La cita electoral a la Constituyente es una muestra más de ello. Y se pone así el foco en lo que viene por delante con el objetivo de seguir construyendo un país que nada a contracorriente y que tiene múltiples desafíos que atender. La Constituyente tendrá que dar nuevas respuestas a las nuevas demandas que el pueblo venezolano tiene.

La política en Venezuela abre de nuevo sus puertas para que los conflictos se resuelvan por esta vía y no por otra. Los votos seguirán siendo los que determinen el futuro del país a pesar que otros prefieran las balas. Así no, gracias.

(Tomado de CELAG)

Se han publicado 2 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Camilo Diaz Román dijo:

    Para los que se quieren creer el cuento de la DEMOCRACIA que bajo presión el gobierno de los EEUU pretende imponernos como condición a suspender las medidas de represalias contra el pueblo Cubano, comparto este párrafo del artículo que comentamos.
    Dice lo escrito.´´ Una vez más ganó la democracia en Venezuela. Sí, la democracia. Un país en el que vota la gente, según los cánones liberales, es que vive en democracia. En Venezuela, la democracia representativa se aplica al pie de la letra´´. Fin Cita
    De todas formas sancionan al pueblo de Venezuela, arremeten contra maduro y lo condenan como condenan a Cuba. EL PROBLEMA NO ES EL MODELO DEMOCRÁTICO, EL PROBLEMA ES LA DECISIÓN DE UN PUEBLO QUE NO PERMITE SER DOMINADO POR EL IMPERIO.

  • María Puig Barrios dijo:

    Carta enviada, hoy, a la Unión Europea

    Carta a la Señora Mogherini, Representante de la Unión para Asuntos Exteriores
    Soy una ciudadana española que está viviendo con mucha preocupación la situación de Venezuela, viendo que la oligarquía local no solo se ha dedicado a utilizar su gran poder económico para propiciar el desabastecimiento del país, sino que está usando todos los medios violentos a su alcance, que son muchos, para crear una situación de caos político, económico y humano contra un presidente elegido directamente por los ciudadanos, y no por el parlamento.
    Por eso, me sorprende que la Unión Europea tome la decisión de no reconocer la Asamblea Nacional Constituyente electa el domingo pasado en Venezuela, tomando un claro partido por la actual oposición que no ha respetado nunca los resultados electorales cuando ha ganado el Partido Socialista Unido de Venezuela, ni con el actual Presidente Nicolás Maduro, ni con el anterior Presidente Hugo Chaves.
    Y me preocupa, Señora Mogherini, porque América Latina ha sufrido históricamente la intervención de los Estados Unidos a favor de golpes de estado militares y es difícil creer que, atacando al Presidente Nicolás Maduro, se está defendiendo la democracia. En todo caso, se está defendiendo que el Estado de Venezuela no intervenga en la economía para gestionar sus propios recursos y conseguir un reparto más equitativo de la riqueza en el conjunto de la población.
    Resulta inquietante para la democracia ver como se está tergiversando la realidad, convirtiendo la información veraz en una escalada propagandística para conseguir que Venezuela, como Argentina y Brasil que han dejado de ser “noticia”, vuelva por la senda del neoliberalismo económico.
    Lamento muchísimo que el gobierno de mi país esté pidiendo en Europa el derrocamiento del Presidente de Venezuela, mientras nos aplica a los españoles la “Ley de Protección de la Seguridad Ciudadana” (llamada popularmente “Ley Mordaza”) que aumenta considerablemente la arbitrariedad de la Administración a la hora de sancionar a los ciudadanos, eliminando el control judicial. También tengo que decir que más de 600.000 hogares españoles subsisten sin un solo perceptor de ingresos y la tasa de paro supera el 40% entre los jóvenes españoles de 20 a 25 años, mientras el IBEX 35 (los más ricos de España) obtendrá un beneficio neto de 44.200 millones en este año (una subida del 20%). Por otra parte, España sigue siendo la potencia administradora del Sáhara Occidental donde se está produciendo una constante y dura represión contra el pueblo saharaui por parte de la monarquía de Marruecos, socio preferente de la UE, sin que el Gobierno español haga nada al respecto. Por todo ello, también es difícil creer que el gobierno de mi país defienda la democracia y el bienestar del pueblo venezolano.
    Por último, quiero recordar a la Unión Europea que las intervenciones por parte de Estados Unidos y la Unión Europea en Irak, Libia, Siria y otros, en contra de sus máximos dirigentes, no han mejorado la vida de sus habitantes. Han destruido esos países y las vidas de sus habitantes, y han traído la inseguridad a los países de la Unión Europea.

    María Dolores Puig Barrios
    Educadora Social - Jubilada

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Alfredo Serrano Mancilla

Alfredo Serrano Mancilla

Economista español, doctor en Economía por la Universidad Autónoma de Barcelona y director del Centro de Estudios Estratégicos Latinoamericano de Geopolítica.

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