Jonathan Núñez: el "pequeño gigante" de Guantánamo
Por Julio César Cuba Labaut
Su voz es encantadora. Quien lo oye cantar una vez quisiera estar cerca de él para escucharlo siempre, aunque eso implique tener que soportar sus travesuras. Sí, porque Jonathan Núñez Guillén es un niño de sólo 12 años de edad, cuya estatura no rebasa los 125 centímetros de altura, aunque su voz puede parecernos de un hombre maduro.
Este pequeño gigante, nacido en la ciudad de Guantánamo, comenzó a cantar en su casa, en la calle… “Cuando lo escuché por primera vez me cautivó y lo invité a participar en una actividad por el aniversario 50 de la fundación del INDER, en el año 2010, donde todo el mundo quedó muy impresionado con él”, cuenta Alis Revé Ramírez, directora coral e instructora de Música en la Casa de Cultura Rubén López Sabariego, de esa ciudad.
“Ese mismo día fui a conversar con sus padres, primero para que me permitieran trabajar con él y luego para incorporarlo al coro infantil Minivoces, y aceptaron muy gustosos. No tenía ningún tipo de formación como cantor de coro y presentaba serias dificultades vocales y técnicas, además de problemas de dicción, pronunciación, confundía las consonantes y omitía las S y las R, pero lo ayudé a salir adelante”, explica quien además es graduada de nivel medio en Música, en la especialidad de canto.
Al decir de ella, los cambios experimentados por el niño en breve tiempo fueron tan notables que pudo participar en los sucesivos concursos provinciales Vocecitas de cristal de los años 2011, 2012 y 2013, en los que obtuvo tres premios de interpretación y el de la popularidad en dos ocasiones, cantando obras del compositor guantanamero Loidael López, quien también conquistó lauros en composición.
“Tiene cualidades vocales e interpretativas excepcionales, además de ser un chico muy inteligente que asimila y procesa rápidamente los conocimientos, se aprende las canciones con tremenda facilidad y cuando le señalas algo que no está haciendo bien, lo corrige de inmediato”, comenta.
“Aunque manifiesta un marcado interés por la música ranchera, con la cual se identifica más, también canta baladas, temas infantiles y tiene grandes posibilidades de llegar a ser un buen sonero, si sabe cuidar su voz”, asegura la también miembro del Grupo asesor del referido centro cultural, donde atiende a instructores de arte de la Brigada José Martí.
Con esos atributos, el pequeño se preparó para participar en el Concurso Nacional anual Cantándole al Sol junto a otros dos niños guantanameros, que del 20 al 22 de diciembre se desarrolló en el teatro habanero Lázaro Peña, con la canción El payasito Tirilón, una de las 20 obras finalistas, escogidas entre más de 200 enviadas de toda Cuba, y con la que logró el Premio de la Popularidad por su carisma y el de Interpretación..
Para el certamen, nacido del primer Congreso Pioneril, en 1991 y auspiciado por la Organización de Pioneros José Martí y otras entidades cubanas, los organizadores divulgaron con antelación las obras, por radio y televisión, y luego las presentaron en vivo, para que los niños pudieran aprenderlas y cantarlas, y todo el pueblo las conociera, disfrutara y premiara a sus creadores e intérpretes.
Sacándole, casi una a una, las palabras de su boca, me confiesa que le encanta la música, pero más le gusta jugar. Eso hacía cuando el sábado 14 fui a su encuentro y no estaba en casa, pues empinaba un papalote en algún lugar del barrio. “Pero no se preocupe, periodista, me preparé para ganar y no voy a defraudar a nadie, menos a mi profe, mis compañeros de coro y mis padres, que tanto me apoyan”.
Las más de 30 canciones que conforman el repertorio musical de nuestro cantante son correadas y aplaudidas por el público en numerosos escenarios de la provincia, con euforia entre los miembros de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), donde siempre es invitado especial.
“Lo queremos como si fuera el hijo de cualquiera de nosotros y por eso se ha ganado un lugar en nuestros corazones”, dicen Enrique, Yadira, Miladis… integrantes del Buró provincial de la ANAP, a través de quienes Jonathan asistirá a cantar en el popular programa televisivo Palmas y cañas, el día 25 del mes de enero, que se transmitirá en vivo desde teatro Lázaro Peña, de la capital cubana.
“En esa oportunidad va a interpretar la canción La venia bendita, de Marco Antonio Solís, una canción difícil, con complicados cambios melódicos, sin embargo ha logrado un total dominio de ella, y estoy segura que la va a cantar con toda la profesionalidad que lo caracteriza a él”, retoma la palabra la profe Alis, quien además es como una segunda madre para el niño.
“Estudiante de séptimo grado en la Escuela Secundaria Básica (ESBU) Pedro Pablo Rivera Cue, del Sur de la ciudad de Guantánamo, Jonathan no es un alumno aventajado pues el hipotiroidismo congénito que padece le afecta el sistema nervioso central, lo que a su vez no le permite concentrarse en el aula, y eso conspira contra su rendimiento académico”, nos dijo Katiuska Guillén Nuviola, la madre, mientras preparaba su equipaje para viajar con su hijo a La Habana.
“Esa enfermedad también tiene efectos negativos en el proceso digestivo y su crecimiento, por eso tiene el tamaño de un niño de cinco años y pesa sólo 25 kilogramos”.
Sin embargo, esos problemas que están siendo atendidos por los médicos, ni su baja estatura son óbice para que el protagonista de esta entrevista siga sintiéndose un gigante entre sus admiradores, que le desean una larga vida para que pueda realizar el sueño de convertirse en un charro de altura.
(Tomado de Desde este lado de la Isla)
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hojala que lo pongan en la television para que odo el mundo lo escuche.
Yo quisiera preguntarle a la familia de ese muchacho si el tiene familia en santiago con el apellido de NUÑEZ porque ese es mi primer apellido qusiera que me respondiera por esta via