La ejecución de Troy Davis me hace dudar de la efectividad de los reclamos colectivos
Blog Segunda Cita
La ejecución de Troy Davis me hace dudar de la efectividad de los reclamos colectivos, al menos en los Estados Unidos de Norteamérica. Tenía a su favor más de 600 mil firmas, peticiones de personalidades de todo tipo, entre ellas las del ex presidente James Carter y el sumo pontífice de Roma... Especialmente cruel fue que el Tribunal Supremo apenas postergara el hecho en la tarde de ayer, para luego en la noche permitir que lo mataran. La prensa dijo que "la sentencia no podía ser cancelada"... E imagino un mazo del tamaño del estado de Georgia cayendo inexorablemente sobre un hombre.
A propósito de la pena de muerte, aquí les van dos décimas que escribí cuando en 2003 leí en la prensa que habían sido fusilados tres jóvenes secuestradores de unas turistas francesas. Fue la última vez que se aplicó esta terrible pena en Cuba. Aquel día triste sólo atiné a enviar mis inútiles versos a algunos amigos. Tiempo después los publiqué en el libro "Cancionero", entre el probable repertorio que integraría el disco "Segunda cita". Lo cierto es que no llegué a ponerlos en música, sólo quedaron las palabras.
VIVA MI NOBLE BANDERA
Son pimienta en el asiento
la sensación de hacer nada,
la burocracia sagrada,
un nuevo fusilamiento.
A punto en tales momentos
de soltar un disparate,
quien me ataja no es el vate,
el familiar o el amigo
sino ver al enemigo
salir contento al combate.
Fantasía tarambana
contarle manchas al sol
(y sé que existe el bemol
en la música cubana).
Pero una luz de mañana
rompe en el páramo inerte
y pide que cante fuerte
desde adentro y hacia fuera:
¡Viva mi noble bandera,
muera la pena de muerte!
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Amado yo no he dicho que este a favor de la pena de muerte, he dicho que Estados Unidos carece de moral para aplicarla y que la revolución si la ha aplicado, pero teniendo moral y justificiación en otros tiempos, hoy en día en NO, en otros contextos si, que quede claro, no cuesta mucho leer bien los mensajes, hoy en día creo que no resuelve nada.
Amado, estuve el fin de semana sin conexión y por esa razón no contesté. Me parece que ir a la forma en que se ejecuta esta sentencia no es lo más importante pues si no fuera por fusilamiento en otras partes es la silla eléctrica, la inyección letal, el ahorcamiento y todas las variantes inimaginables; repito, creo que a partir de lo justo o injusto de esta sentencia es donde debemos detenernos y por supuesto como dice Víctor Manuel el contexto en que se decide algo así. Yo te puedo asegurar que si a algunos de los familiares de las víctimas del fascismo y de los que engendraron el horror de los campos de concentración y de las cámaras de gases le pones a un autor de estos macabros engendros le sobraría coraje para ajusticiarlo. Si crees que estoy detenido en el tiempo te acerco un poco más a la actualidad. Al asesino de los jóvenes (más de 60)en la isla de Oslo, Noruega, un criminal que no se arrepiente de lo que hizo y lo ves así tan tranquilo y frío porque se cree superior o lo peor, ve inferior a los demás, es un nazi y como él muchos más y si le perdonan la vida pues entonces sus seguidores no les importará seguir con estas ejecuciones, ellos los criminales, son los culpables y principales responsables de esta dolorosa pena.
Por otra parte yo me pongo en el lugar de padre de un niño y cuando veo pequeñitos masacrados y mutilados por las bombas o escenas tan desgarradoras como la fotografía que se publicó en este mismo portal de CUBADEBATE de unos niños ultimados en Irák asesinados por las tropas pacifistas del imperio no me qieda más que esta determinación y... PUEDES ESTAR SEGURO QUE... SI LA PAZ DE MIS NIÑOS CUBANOS ES ALTERADA POR SUCESOS COMO ESTOS O POR TRAIDORES QUE CON SUS IRRESPONSABLES ACTOS FABRICAN LA JUSTIFICACIÓN PARA UNA AGRESIÓN A LA PATRIA DE TODOS LOS CUBANOS, SERÁ DESGRACIADAMENTE LA PENA DE MUERTE LA ÚNICA QUE PODRÁ EVITAR MÁS CRÍMENES. ESA ES LA SOLUCIÓN AUNQUE PAREZCA UNA PARADOJA.
Por último no soy defensor de la pena de muerte, esta al igual que la guerra si se nos impone, es una necesidad. Ojala llegue la paz y con ella se vaya entonces la pena de muerte.
GRACIAS CUBADEBATE.....
No me gusta la pena de muerte y menos emplearla como medida ejemplarizante para que otros se desestimulen a cometer el delito por el que ya se haya ejecutado a alguien, no, EL FIN NO JUSTIFICA LOS MEDIOS. Tampoco es la pena de muerte una forma de pagar por un crimen que haya segado la vida de una o más personas: ese crimen es IMPAGABLE y tal sanción no es más que una venganza de la sociedad contra un ínfimo ser humano, pero venganza que, en definitiva, tampoco trae más felicidad ni tranquilidad de conciencia al vengador.
Sí pienso que la pena de muerte es necesaria cuando el acusado, con la realización de un crimen tan execrable, ya perdió el respeto por la vida humana de los demás y con ese acto HA DEJADO DE SER HUMANO, para convertirse en una alimaña capaz de matar sin contemplaciones a quien se oponga a sus intenciones. Sólo en ese caso se justifica porque es la única forma de librar a la sociedad de una fiera incontrolable de ese tipo.
Ah!, pero quién decide sobre la aplicación de tan drástica medida? Ese es otra arista del problema: serán jueces que se doblegan ante la presión o la fuerza? O son Presidentes como George W. Bush o como Obama, que no tienen el mínimo reparo de cometer una injusticia capital teniendo el poder de la conmutación de la pena? El caso de Troy es uno de ellos y lamentablemente no pesará sobre la conciencia de quienes decidieron o autorizaron su ejecución, porque carecen de esa conciencia y está por ver si habrá el Juicio Final que pondría justo castigo por tamaña injusticia.
Sólo la actuación madura y RESPONSABLE del pueblo -que ése sí que no puede ser comprado, ni presionado puede ser justa, pero ese mismo pueblo debe luchar contra las manipulaciones de las instituciones de poder incluida la prensa, para esquivar la inducción a cometer una injusticia de tal índole. El pueblo necesita ser culto como decía el Apostol José Martí, para ser libre porque es el único modo de ser maduro y responsaable y con esa libertad decidir con justicia en qué casos en imprescindible la aplicación de la pena de muerte.