Cubadebate

En un extraño concurso celebrado al norte de Italia este fin de semana, la frase "Sadam Husein posee armas de destrucción masiva" ha resultado la ganadora a la mayor mentira del siglo, y según EFE, con la famosa afirmación George W. Bush y Tony Blair se han adjudicado el título de "embusteros del siglo". El cable también dice que el primer ministro británico resultó vencedor por partida doble, pues se llevó el trofeo a la mayor patraña de 2005 con su reciente "no cambiaremos nuestro estilo de vida", pronunciada un día después de los atentados del 7 de julio en Londres.

Ante notas así, que una descubre por azar con la mente en blanco frente a la computadora y con el cierre del periódico como un cuchillo afilado en la garganta, sencillamente me dejo llevar por los dedos sobre el teclado, y digo que hoy escribiré lo que mis manos decidan, al calor de esta noticia que en el fondo no nos descubre nada nuevo, pero que nos permite pararnos un instante a organizar nuestros pensamientos.

Quien se detenga un segundo ante la imagen de Bush y de Blair, y tenga fuerza de voluntad para hacerlo, pensará probablemente que ambos ejemplares son paradigmas de lo peor que en este mundo se le debe a la manipulación mediática. Pudiéramos hasta darles el beneficio de la duda y reconocer que todos somos prisioneros de algo que hicimos en nuestro pasado, tarde o temprano, algo que perpetramos queriendo o sin querer nos pasa factura. Como ellos.

Pero lo novedoso de esta era, presidida y dictada por la información y su correspondiente iconografía, es que somos rehenes, además, de la imagen que se ha ido formando en la memoria digital colectiva, haya existido en la realidad o no. Cuando tipos como estos tienen poder suficiente, introducen todos los datos falsos que les da la gana y, para colmo, nos agobian con nuevas bestialidades para borrar de nuestra memoria sus "hazañas" anteriores, y si pueden, borrarnos a nosotros mismos de paso.

Por ello es de agradecer que George Bush y Tony Blair hayan regresado cabalgando la noticia de un concurso que ejercita la memoria. Resulta confortante que, por una vez, los hechos, pasando por encima de la información inducida, se acoplen a la verdad histórica, y otros muchos como nosotros se sienten a recordar esa verdad por la que votó el pueblito italiano de Champoluc, coronándolos como los supremos mentirosos de este mundo infestado de Pinochos.

Sin dudas, ese par de especimenes, juntitos en un certamen italiano, encajan muy bien en el perfil real de los dos presidentes. En el verdadero rostro de estos dos embusteros es fácil reconocer una mezcla de fragmentos de las calles bombardeadas de Faluya, con ráfagas de los niños muertos en Bagdad, todas las odiosas penurias de este planeta de misiles inteligentes y falsedades a la carta, más otras evocaciones personales, que comparten muchos de mis compatriotas: los crímenes y privaciones impuestos al amparo del interminable bloqueo contra Cuba.

Sí, en un concurso de mentirosos tenían que estar, precisamente, Bush y Blair. Pero frente al embrutecedor aparato mediático, la gente honesta e inconforme va a necesitar algo más que un desenfadado certamen para descaracterizar a este par. De otra forma, los dos "embusteros del siglo" se seguirán riendo de todos nosotros y mal consuelo será confiar en que más reirá quien ría de último.