Cubadebate

La Nación y la emigración se encontraron por cuarta vez en La Habana. Tras los pasos del histórico momento de 1978 y las Conferencias del 94 y 95, unos 517 emigrados residentes en 49 países regresaron a la Patria para debatir con el Gobierno sobre temas políticos y sociales, migratorios y económicos.

Pese a las brutales medidas recientes de la administración Bush que les alarga la posibilidad de viajar a Cuba a una vez cada tres años, las presiones y amenazas que recibieron del Departamento de Estado y el FBI, y el acoso de los medios de prensa de la mafia de Miami, 239 cubanos residentes en Estados Unidos acudieron a la cita.

Entre tanta presencia notable, hubo ausencias por el destino, la más simbólica la de Carlos Muñiz Varela, joven emigrado participante en el Encuentro del 78, que fuera vilmente asesinado en Puerto Rico 25 años atrás por promover los viajes de cubanos residentes en el exterior a su Patria de nacimiento. Su hija estuvo en La Habana para reivindicar su memoria y su lucha.

Durante los tres días de intercambio, se dieron tantas opiniones como especies de orquídeas hay en Cuba, - a decir del prestigioso abogado residente en Washington José Pertierra-, pero primó el respeto, el diálogo, el amor por la Patria y por su pueblo.

Se habló de temas migratorios e inversiones, de cultura y programas sociales. Encontró eco la causa de los cinco héroes cubanos presos en cárceles norteamericanas por combatir el terrorismo.

El bloqueo, la guerra económica, el asedio político y las medidas fascistas de la actual administración norteamericana encontraron unánime rechazo de los cubanos residentes en el exterior, más allá de posturas ideológicas, credo religioso, raza o país de procedencia, concientes de la gran encrucijada que hoy tiene Cuba " O el retorno a la República corrupta de la Enmienda Platt; o la República viril, libre e independiente, ´con todos y para el bien de todos´ soñada por José Martí", como dejó claro desde el principio del cónclave el Canciller cubano Felipe Pérez Roque.

Nuevas medidas para la normalización de las relaciones entre la Nación y la emigración fueron anunciadas: la decisión de eliminar a partir del primero de junio la solicitud de visas para entrar al país para los cubanos residentes en el exterior que no hayan cometido acciones contra Cuba, la concesión de becas a los hijos de emigrados cubanos, la organización de cursos de verano sobre Español, Historia y Cultura cubanas, la adopción de nuevas regulaciones aduanales para los emigrados cubanos y la creación de una Oficina de Atención a la Emigración, adscripta al Ministerio de Relaciones Exteriores, con más amplias funciones que la que hasta hoy tenía la estructura creada para tratar con los cubanos residentes en otros países.

La Conferencia evidenció cuánto se avanzó en los últimos diez años en la relación entre la Nación y la emigración y refrendó el carácter irreversible de esta política de acercamiento. Pero también dejó claro que el principal obstáculo a la plena normalización de esos vínculos es la obsecada, agresiva y criminal política de Estados Unidos contra nuestro pueblo. Es ese el principal enemigo de todos los que se consideren cubanos.

Blancos y negros, jóvenes y viejos, mujeres y hombres, de Pinar del Río o Santiago, de México o España, de Estados Unidos o Francia, cientos de cubanos que piensan en su país confluyeron en estos días en La Habana para besar la tierra de sus orígenes y comprometerse definitivamente con ella. Fue un encuentro emotivo y mejor. Cuando más grandes son las amenazas sobre la Patria más se abrazan sus hijos para defenderla.