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Los desafueros de Dominique

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Foto: Gonzalo Fuentes/Reuters.

Foto: Gonzalo Fuentes/Reuters.

Por Emeline Cazi y Ariane Chemin

Las llama "chicas", "amigas", "niñas". A veces incluso Dominique Strauss-Kahn (DSK) usa la palabra "material", como en este SMS, enviado un mes de julio: "¿Quieres venir a descubrir conmigo (y el material) una magnífica y desvergonzada discoteca de Madrid el 4 de julio?". En otras ocasiones, utiliza una perífrasis, al referirse a lo que "llevan en la maletas". Y menciona, incluso, un misterioso "regalo" que le hace al pintor Titouan Lamazou.

Los SMS intercambiados entre DSK y Fabrice Paszkowski, un empresario del norte de Francia, dejan pocas dudas sobre la realidad que encubren todas esas palabrass. Se trata de mujeres y, a muy a menudo, de prostitutas. "La palabra ‘material' designa a una persona, a una mujer", reconoció Strauss-Kahn ante la policía el pasado 21 de febrero, interrogado por el caso Carlton. "Es poco apropiada". Y admite, en la declaración a la que ha tenido acceso Le Monde, que "el vocabulario esos SMS no es, en efecto, demasiado sofisticado", pero que "cuando hay varias personas, es más rápido utilizar una palabra que una lista de nombres".

Washington, Bruselas, París. Hoteles estadounidenses de lujo, discotecas perdidas en la campiña belga y locales frecuentados por los jóvenes en París. Mientras fue director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Strauss-Kahn no renunció a su vida "libertina", ha reconocido ante los jueces de Lille en su declaración el jueves pasado. Durante sus viajes oficiales, se organizaban muchas de estas citas. "Almuerzos o cenas que a veces trataban temas más íntimos", describe. O incluso "noches con parejas (...) que querían tener sexo en grupo".

Hasta aquí, no hay nada ilegal. Desgraciadamente para él, la policía y los jueces están convencidos de que en estas reuniones organizadas por Fabrice Paszkowski había muchas prostitutas. Y que, circunstancia agravante, esas fiestas se organizaban expresamente para él, en función de sus escalas en París o en otros sitios del mundo. "Estábamos ahí principalmente por él [Strauss-Kahn]. Los demás daban igual", dice Estela, una de las prostitutas. Esa fue una de las principales bases por las que el exdirector del FMI fue imputado por proxenetismo el lunes pasado. Para los magistrados, Strauss-Kahn no era simplemente un invitado en estas fiestas. Él desempeñaba un papel protagonista en su organización.

Strauss-Kahn y Paszkowski planearon estas reuniones a base de miles de SMS, donde elegían los lugares para los ágapes y perfilaban el casting. Hay detalles como los sitios donde se realizaban estas fiestas. DSK pide a un chófer que quiera "ganarse algo de pasta llevando a una pareja de Lille" hasta Nogent-sur-Marne, donde se celebraba una fiesta swinger. "¿Te interesa Sylvie?", le pregunta un amigo el 19 de enero de 2010. "Por supuesto", responde DSK. "¿A quien tienes en tus maletas?", añade. La respuesta: "Sylvie, siempre complicada, Jade; Catalina segruo... la chica nueva te quiere ver, pero en Francia...", responde Paszkowski, que no duda en "probar" en Courchevel a las nuevas reclutadas para su amigo.

De acuerdo con los investigadores, Strauss-Kahn oculta la identidad de las participantes. Recuerda poco sobre esas citas. "Señor, ¿tiene usted problemas de memoria?", le pregunta suspicaz uno de ellos. ¿Había prostitutas en esas fiestas? "Pensándolo ahora, creo que fui ingenuo", confesó SDK. ¿Por qué nunca le preguntó a las mujeres a qué se dedicaban? "Por qué nunca preguntó a la a la gente su vida privada", soltó, con ironía, el exjefe del FMI el pasado 21 de febrero.

"Entre todas esas jóvenes, había por lo menos tres prostitutas. ¿No le parece que es demasiado para un simple asunto de libertinaje?", insisten los investigadores, a propósito de una de las fiestas. Estas participantes hunden al exministro socialista, al describir con mucho detalla la suerte que les estaba reservada en las juergas. "Era una tras otra", dice Inés, una amiga parisiense. "Puro consumo sexual", añade una prostituta llamada Marion sobre un segundo viaje organizado en diciembre de 2010 a Washington. De forma clínica, ellas describen escenas "brutales" o violentas.

El 5 de diciembre de 2011, ante los policías belgas, Marion -que no ha presentado denuncia-, cuenta que una noche, en el hotel W de Washington, ella intentó en vano oponerse a las prácticas que le imponía DSK. David Roquet, responsable de una de las filiales de la constructora BTP Eiffage, le agarra por los puños para "impedir que se moviera". Ninguno de los hombres presentes interviene. "El servicio de escort no es la prostitución de 30 euros. Es raro encontrar personas que falten al respeto, como lo hicieron DSK y [David] Roquet". "Nunca hubo una relación obligada o impuesta", revira el exdirector del FMI, que ve en estas declaraciones "mentiras", "errores" o "presiones". Marion asegura que DSK había insistido en saber cuánto se le pagaba a Aurélie (otra prostituta), porque quería contratarla directamente, y no a través de Fabrice", añade. Algo que él niega.

A partir de mediados de mayo de 2011, Paszkowski no organiza más "encuentros pícaros". ¿El escándalo del hotel Sofitel en Nueva York, el 15 de ese mes, tuvo algo que ver?. "Muchos encuentros libertinos se aplazaron a raíz de la conmoción generada por ese asunto", explica DSK. ¿No será más bien porque "el equipo alrededor de Paszkowski ha dejado de funcionar?, preguntan los investigadores. "Posiblemente", reconoce, cansado, el exjefe del FMI. Una de las prostitutas dice, según el expediente, que en una de sus juergas en el hotel W, en el invierno de 2010, David Roquet exclamó: "¡Ah, qué bueno es el poder!".

(Publicado en Le Monde)

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  • Manuel dijo:

    Este tipo no es una excepción, hay más personajes iguales que ocupan o han ocupado importantes cargos en organismos internacionales de corte neo liberal o pro capitalista. Es la ignominia de un sistema, de un modelo que ya no tiene nada que ofrecer. La visión de Marx y Engels al respecto está más cerca que nunca de concretarse.

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