Hagasaki
Opinión »
Por: Frida Berrigan
No puedo evitarlo. Todavía pienso que vale la pena mencionarlo, aunque lo haya sido durante 64 años. Hablo, claro está, del exterminio atómico, al final de una terrible guerra destructora del mundo, de dos ciudades japonesas, Hiroshima y Nagasaki, el 6 y el 9 de agosto de 1945, cuyos aniversarios – como si fuera la palabra adecuada para el tema – tienen lugar una vez más.