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El Crimen de Barbados

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Pocos actos terroristas en la historia de la humanidad han indignado y conmovido tanto a la opinión pública del planeta como el perpetrado contra una aeronave de Cubana de Aviación en pleno vuelo el día 6 de octubre del año 1976, minutos después de despegar del aeropuerto de Seawell, en la caribeña isla de Barbados.

Aquel crimen horrendo, en el que murieron 73 personas, será por los siglos de los siglos una herida a prueba de cicatrices en el corazón mismo de la Patria.

Entre las víctimas del monstruoso sabotaje figuraron los miembros del equipo juvenil de esgrima de Cuba, que retornaban a casa desde Venezuela luego de conquistar en su capital los máximos honores en el Campeonato  Centroamericano y del Caribe de la especialidad. Eran 24 deportistas, 16 de los cuales apenas promediaban 20 años de edad.

Rotman, el oficial a cargo de la torre de control del aeropuerto barbadense de Seawell, declararía a la prensa dos días después de la tragedia: “Pero, ¿quién odiaba a esos muchachos? Casi todos en ese avión eran jóvenes. No, no señor, no solamente los deportistas, digo que casi todos. Los deportistas, los tripulantes, los guyaneses. Ocho guyaneses eran estudiantes y otros tres eran abuela, hija y nieta. La niña, de solo nueve años. Todos inocentes y sanos. Y si una cosa así ha podido suceder, ¿quién puede estar tranquilo en este mundo?”

Leonardo y Carlitos

Dos de aquellos jóvenes esgrimistas eran tuneros. Leonardo Mackenzie Grant tenía apenas 22 años de edad y un creciente prestigio internacional; Carlos Leyva González acababa de cumplir 19 primaveras y en él estaban cifradas grandes esperanzas para el ciclo olímpico. Sus familias quedaron destrozadas por la tragedia.

“Mi mamá no pudo superar jamás aquel golpe –declaró tiempo después Maricela, hermana de Carlitos-. ¡Hasta tuvo que dejar el trabajo! Aseguraba que lo veía en la puerta de la oficina, como cuando él iba a verla allí. Ella murió de una trombosis cerebral, con su enorme dolor por dentro. Mi padre sufrió un infarto y falleció en 1979, a los tres años del sabotaje. Tampoco logró reponerse del trauma.”

Para honrar eternamente la memoria de Leonardo y Carlitos, existe en Las Tunas el Museo Memorial Mártires de Barbados. Es la única institución de su tipo en el país, y encarna per se la voluntad de propiciarle al visitante un acercamiento a sus biografías a partir de documentos, fotos, trofeos, medallas y objetos personales suyos. El recinto constituye también una importante fuente referencial en torno a las atroces circunstancias en que se consumó el crimen.

Así nació el Memorial

Fue el comandante Faure Chomón, por entonces primer secretario del Partido en Las Tunas, quien tuvo la idea de concebir un museo que perpetuara en la comarca el recuerdo de ambos mártires. La casa donde residía la familia de Carlitos se pintaba de maravillas para tal propósito, tanto por su simbolismo como por su construcción: un inmueble de dos niveles, forrado de madera y con techo de cinc, que el padre del esgrimista –carpintero de oficio- había levantado en las proximidades del río Hórmigo, a pocas cuadras del centro histórico de la ciudad. Se habló sobre el tema con sus inquilinos y ellos, de buen grado y voluntariamente, aceptaron mudarse para otra vivienda.

“A los pocos días de concertado el acuerdo, Faure me llamó para que asumiera la restauración del local –me contó antes de fallecer el escultor Rafael Ferrero-. Las obras tomaron algún tiempo, porque, como la estructura estaba medio hundida, primero hubo que enderezarla y hasta sustituir las tablas de las paredes y las losas del piso. Pero valió la pena, pues el resultado no pudo ser mejor.”

A Ferrero le aguardaba todavía una nueva tarea: ¡construir en el patio del memorial una academia de esgrima para niños! Se hizo con el objetivo de vincular sobre sus plataformas el conocimiento de la historia con la práctica del deporte –precisa-. Y, por cierto, entre los primeros matriculados en el área figuraban parientes de Carlitos y de Mackenzie, dispuestos a ocupar su lugar con los floretes!

Radiografía del Memorial

El museo abrió sus puertas el 2 de julio de 1977, luego de un intenso período de búsqueda de información y de acopio de muestras para nutrir anaqueles y vitrinas. Tan pronto franquea el visitante la puerta de acceso, recibe un impacto visual: las fotos de las 73 víctimas del sabotaje, incluyendo las de cinco coreanos y 11 guyaneses, técnicos y deportistas. Eriza la piel, emociona hasta los tuétanos contemplar tantos rostros llenos de vida.

Junto a las imágenes ordenadas en filas, una pintura remeda al DC-843 de Cubana y, al lado, la cronología desde que despegó en Guyana, sus escalas en Trinidad-Tobago y Barbados, y, finalmente, su caída al mar frente a una playa repleta de bañistas atónitos ante la tragedia. Un croquis reproduce la ruta del avión, según la captó el radar del aeropuerto de Seawell. Desde un sencillo pedestal, un trozo de fuselaje rescatado en el océano acusa a los asesinos.

Hay pertenencias de los mártires por doquier. Aquí, una instantánea de Carlitos a los 35 días de nacido. Allá, su carné de la UJC y el de usuario de la biblioteca. También una libreta con notas de clases y su diario de entrenamiento. Una postal dedicada de su puño y letra a su mamá por el Día de las Madres hace humedecer las pupilas.

Desde un mural aledaño, un certificado emitido por el Comité Olímpico Mexicano reconoce las dotes de floretista de Leonardo. También son suyos trofeos, placas, ropa, un radiograma dirigido a su hermano médico, armas, un comprobante del Servicio Militar, llaveros, cartas de referencias, su carné de identidad...

Medallas, esculturas y academia

Foto: Rodolfo Durán Almeida/Radio Rebelde

Algo que el museo-memorial exhibe con particular orgullo son las medallas Soles sin Manchas, entregadas a los familiares de las víctimas al cumplirse 25 años del crimen. En el patio del museo, una escultura se levanta, desafiante. Es obra del matancero Juan Esnard Heydrich, quien la donó a la institución en 1978. Para crearla apeló al famoso verso de Bonifacio Byrne que la identifica, emblema de la hidalguía y el valor del pueblo cubano. La pieza está facturada en metal soldado, cuyas asperezas le conceden un singular dramatismo.

Recrea desgarradoramente un cuerpo humano hecho pedazos y consumido por el fuego, pero erguido a pesar de todo, con un brazo en alto y el puño cerrado, dispuesto a defender a ultranza el suelo, la dignidad y la soberanía de la Patria.

En la parte trasera del inmueble principal, donde una vez estuvo el taller de carpintería del padre de Carlos Leyva, el área de esgrima es toda una alegoría a los caídos en aquella salvaje masacre aérea del 6 de octubre de 1976. Allí se han formado varias generaciones de esgrimistas, casi todas bajo la mirada experta de Delio Pavón, quien fuera también entrenador de Leonardo y de Carlitos.

El museo puertas afueras

Pero el memorial Mártires de Barbados es más que fotografías, vitrinas, esculturas y anaqueles. Entre sus propósitos figura insertarse en la comunidad para hacerla partícipe activa de la historia de un crimen que, 44 años después, continúa lacerando con la intensidad del primer día la sensibilidad de los cubanos.

Cuando estoy a punto de marcharme, varios niños irrumpen desde la calle. Son alumnos de la escuela especial Camilo Cienfuegos, que vienen al museo a codearse con la historia.

“Lo que aprenden aquí lo llevan después al aula –asegura su maestra-. ¡Tendría usted que verlos con sus propios ojos! Todos saben cuánto daño le ha hecho el terrorismo a Cuba”

Se han publicado 8 comentarios



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  • Amaya dijo:

    A mediados de los años 1970 Cuba había ya alcanzado como resultado de la prioridad que la Revolución le había dado al deporte desde 1959 incuestionables logros en la arena internacional, la masividad introducida en la década del 60 en casi todos los deportes comenzaba a dar sus frutos.

    En las olimpiadas de Munich en 1972 se alcanzaron las primeras medallas de oro, por medio de los boxeadores Orlando Martínez, Emilio Correa y nuestro gran Teófilo Stevenson, un antecedente ocurrido en los juegos deportivos centroamericanos y del caribe de Panamá en 1970 al ocupar Cuba en muchas disciplina y eventos deportivos las 3 medallas en disputa, el oro la plata y el bronce, determinó que a partir de la edición de 1974 los organizadores de la ODECABE dispusieran que solo por disciplina y eventos cada país solo podía estar representado por solo dos atletas, a fin de que algún tercer país pudiera al menos conquistar una medalla de bronce, así ocurrió en los juegos centrocaribeños de Santo Domingo en 1974.

    A pesar de ello los resultados de la delegación cubana en la cita de 1974 en la tierra quisqueyana fueron arrasadores, el año 1975 en los panamericanos de México, Cuba, que ya había dado otra señal de sus potencialidades en los juegos continentales de Cali, Colombia en 1971 cuando alcanzó el segundo lugar, logró consolidarse como segunda potencia deportiva del continente, solo aventajado por Estados Unidos

    Entre muchos otros logros que consolidaba Cuba, los conquistados en el deporte sin dudas causaban molestias y odio entre los círculos más reaccionarios dentro de los Estados Unidos, y sobre todo en los acérrimos enemigos en dicho país
    Para inicios de octubre de 1976 fueron organizados en Venezuela el torneo centroamericano de Esgrima, hacia solo dos meses habían concluido los juegos olímpicos de Montreal 76, donde Cuba había nuevamente demostrado todo el potencial deportivo en pleno desarrollo y existente al alcanzar otras seis (6) medallas de oro, el doble de las obtenidas en la anterior cita estival.
    Por ello la federación cubana de esgrima, decidió enviar a la mencionada cita centro caribeña jóvenes bisoños esgrimistas, pues recién comenzaba un ciclo olímpico y la estrategia era desarrollar los mismos con vistas a los venideros juegos olímpicos de Moscú en 1980, la delegación estuvo compuesta por 24 atletas, todos con excepción de la pinareña nacida en Bahía Honda, Nancy Uranga Ramagosa, tenían menos de 20 años, los resultados fueron avasalladores, a los rivales no dejaron escapar ni una sola medalla de oro, todos cargaban con el sueño de conquistar en tan solo cuatro años la gloria olímpica.
    Pero manos asesinas, pagadas y financiadas desde los Estados Unidos se encargaron de impedir y frustrar el sueño de los jóvenes atletas, el 6 de octubre sus vidas fueron cegadas en medio del océano, cuando regresaban victoriosos a la patria, un abominable acto terrorista inundaba de inmediato todas las agencias cablegráficas del mundo entero, Cuba se vestía de luto
    Nosotros los cubanos que amamos el deporte y que rechazamos todo tipo acto de terrorismo no podemos olvidar esta histórica fecha, muy ligada a nuestra historia y a nuestro deporte

    Fidel dijo días después, el 15 de octubre cuando despidió el duelo muchas frases célebres que nunca olvidamos, pero refiriéndose a nuestros gallardos deportistas sentenció, "nuestros atletas, sacrificados en la flor de sus vidas y de sus facultades serán eternos campeones en nuestros corazones, sus medallas de oro yacen en las profundidades abismales del océano, no podrán alcanzar jamás el honor de la olimpiada, pero han ascendido ya para siempre al hermoso olimpo de los mártires de la patria"

    Hace poco mas de dos meses, en el funeral del estelar receptor Juan Castro García, pude y tuve el honor de conocer, saludar y abrazar a Odalis Pérez Pérez, hija del capitán y piloto del avión DC 8 - 43 saboteado en Barbados, con ese abrazó lo hice también a todos los familiares de los sacrificados cobardemente ese día

    Gloria eterna a los mártires de Barbados

    Peñista Martin Dihigo Efrén Amaya Padrino
    6 de octubre de 1976

  • Trocha R dijo:

    Aún se me comprime el pecho por tan horrendo crimen. Algún día los creadores del terrorismo pagarán ante Dios por sus actos, algún día.

  • Marvin dijo:

    Como homenaje adicional a estos dos jóvenes esgrimistas tuneros se construyen en aquel territorio:
    - La polivalente Leonardo McKenzie Grant
    - La EIDE Carlos Leyva González

    • Susana dijo:

      Que bonito detalle ofrecido, pues no sabía q estas instalaciones llevaban el nombre de estos jóvenes.
      Cuaanta juventud desvanecida en pocos minutos

  • Douglas Trujillo dijo:

    Muy triste la perdida de esas vidas

  • Joel Almeyda Expósito dijo:

    Invito a los hipercríticos de nuestra revolución, que son los mismos que adoran a la poderosa "democrática y justiciera nación norteña", a que expliquen que razones podían existir para asesinar a esos jóvenes deportistas, que daño les habían hecho estos muchachos llenos de sueños y de vida, por qué los escogieron a ellos ??,pero además, los autores intelectuales de semejante crimen cumplían órdenes de los altos mandos del gobierno de los EEUU y vivieron tranquilamente en territorio de aquel país sin que nadie los molestara; mi hijo mayor que tiene 28 años fué deportista, mi hijo menor de 13 también está en la EIDE de Mtz, esto me facilita situarme en el lugar de los familiares de aquellos jovencitos deportistas, hoy en día apoyar a los gobernantes de turno en aquel país, que agreden de mil maneras a Cuba es ser cómplices de todo el historial de atrocidades cometidas por los acaudalados que han desfilado por la Casa Blanca en estos más de 60 años.

  • Alfredo Rodríguez González dijo:

    Pegate al agua Fello pegate al agua. Así escuchamos una y otra vez cada octubre. En la memoria no se borra ese acto de terror financiado con dinero americano, los que dicen hoy luchar contra el terrorismo pagaron para que explotaran dos bombas en un avión civil cubano que transportaba deportista. Hermanos no los olvidamos seguimos exigiendo justicia.

  • Glamy dijo:

    Soy tabajadora d Cubana d Aviacion y hoy 6 d octubre visitamos a varios familiares de las victimas y quiero destacar el homenaje que se realizo en el Policlino situado en San Miguel del Padron el cual lleva el hombre del Piloto de la aeronave Wilfredo Perez Perez, y llevan a su hermana Ondina la cual está en silla de ruedas.

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