Cubadebate

Juegos Panamericanos de Puerto Rico 1979. Foto: Radio Cadena Agramonte.

Con los brazos abiertos y su música contagiosa recibió San Juan, capital de Puerto Rico, la octava edición de los Juegos Panamericanos del 1 al 15 de julio de 1979, evento que por vez primera llegaba al Caribe, y único organizado hasta hoy por la conocida Isla del Encanto.

Su gobernador Carlos Romero Barceló optó por izar la bandera estadounidense y cantar el himno norteño en lugar de los símbolos boricuas en las ceremonias de inauguración y clausura. Y fue la mancha más punzante de la cita.

El Comité Organizador, sin contar con suntuosas instalaciones como las vistas en México cuatro años atrás, resolvió el tema de acuerdo con sus posibilidades. Remodelaron el Estadio Hiram Bithorn y el histórico Parque Sixto Escobar, al tiempo que modernizaron el Coliseo Roberto Clemente. Crearon par de Villas Olímpicas para recibir un récord de deportistas (3700) y naciones (34), que brillaron con luz propia e hicieron otra vez inolvidable esta fiesta de América.

Tanto fue la calidad de la competencia que solo nueve países lograron al menos un campeón, la cifra más baja en la historia de estas justas múltiples, en tanto la nación sede alcanzó su punto más alto también en la ubicación de la tabla final de medallas con un séptimo escaño que festejaron a ritmo del Gran Combo de Puerto Rico.

En el orden deportivo se estrenaron el patinaje, softbol y tiro con arco para 25 juegos de medallas más en comparación a la versión precedente. Como casi siempre sucedía, futuros campeones mundiales y olímpicos dieron sus primeros pasos en estos Juegos, algunos incluso sin grandes premios. Repasemos algunos.

La estadounidense Evelyn Asford, sin un físico impresionante para las pruebas de velocidad, alzó el triplete de 100, 200 y 4x100. Años más tarde impondría varios récord del orbe en el hectómetro, y sus duelos con la alemana Marlies Görh clasifican entre lo mejor del deporte rey cuando se habla de buscar la mujer más rápida del planeta.

Otro norteño, Ronaldo Nehemiad, derrotó a nuestro Alejandro Casañas en la final de 110 con vallas.  Fue el primero en romper la barrera de los 13 segundos en esta especialidad dos años más tarde (12.93). El brasileño Joao Paulo de Oliveira, repitió sus doradas de 1975 en triple salto y longitud, en esta última relegando al bronce al debutante Carl Lewis, el conocido Hijo del Viento y para muchos el más grande exponente del atletismo en todos los tiempos por sus resultados a todos los niveles.

El clavadista Greg Louganis, cincelando acrobacias mágicas en el trampolín y la plataforma, prestigió también la lid con sus dos primeros triunfos de los seis conseguidos a este nivel. El adelanto del cetro olímpico de nuestra jabalinista María Caridad Colón también sobrevino allí, mientras Ana Fidelia Quirot consiguió una honorable medalla de plata en su debut oficial en estos certámenes como parte del relevo 4x400.

Con 64 doradas, incluida las terceras consecutivas en voleibol y béisbol, la delegación cubana mantuvo el segundo puesto en la tabla general. Honores merecidos para gimnastas —perfectos en la rama masculina—, pugilistas, esgrimistas y pesistas, estos últimos con 23 de los 30 cetros en sus pechos.

Dentro de los deportes colectivos, las chicas del baloncesto encestaron un puesto de honor jamás disfrutado, y también sin antecedentes resultó la plata de nuestro conjunto en fútbol —su mejor actuación histórica en estas justas—, solo superado por Brasil en la final.

San Juan marcó el inicio de una era de expansión en el programa de los Juegos Panamericanos hasta alcanzar las 35 modalidades en el 2003. No pocos atrasos de horarios en el programa y algún que otro inconveniente con el transporte y la comida no empañaron la hospitalidad, camaradería y el amor del pueblo boricua hacia los mejores deportistas de América, a solo un año del boicot estadounidense a los Juegos Olímpicos de Moscú.

PARTICIPACIÓN CUBANA:

Atletas: 328 (258 hombres y 70 mujeres)

Lugar: 2do

Medallas: 145 (64-47-34)

MEDALLERO FINAL