Imprimir
Inicio »Especiales, Historia  »

En el cumpleaños de Lenin: Utopía y práctica política en "El Estado y la Revolución"

| 40 |

vladimir_lenin_

Los conjuntos orgánicos de ideas y los movimientos políticos organizados que pretenden la realización de cambios sociales de envergadura están obligados a articular sus visiones más generales de objetivos supremos y trascendentes con las estrategias y tácticas que rijan sus actuaciones concretas en las más diversas situaciones y fases que involucren a sus prácticas. Las razones son obvias.

Por una parte, sus ideas no constituyen ejercicios intelectuales desentendidos de las incidencias, los intereses y las pasiones de las vidas humanas y de las sociedades, y sus movimientos no son órganos sociales de existencia circunstancial o esporádica, formados para ejercer presión, negociar o amotinarse respecto a cuestiones concretas o coyunturas, sin aspirar a derrocar al orden vigente y sustituirlo por otro nuevo. Por otra parte, deben romper la tendencia de sus propios miembros y simpatizantes a no avanzar mucho más allá de la reproducción habitual de la vida social, y deben prefigurar en medida apreciable un mundo y una vida nuevos que puedan ser atractivos y lleguen a ser sentidos y pensados, en grados altos.

Por consiguiente, los bolcheviques debieron también cumplir con esos requisitos. Su origen estuvo en la pertenencia a las corrientes europeas opuestas al capitalismo y asumieron la identidad de los trabajadores del sistema capitalista como base social de su organización política. Aquellas corrientes tenían una larga historia de manejo de ideas acerca de la sociedad, vinculada íntimamente con el conjunto del pensamiento social europeo que llamamos moderno. Esas corrientes le daban gran importancia al papel de los fundamentos intelectuales como una guía necesaria cuando se quieren poner en práctica los ideales con efectividad. En realidad, estaban demasiado influidos por los principios de la comunidad intelectual europea en cuanto al análisis, las concepciones y los temas de debate acerca de las sociedades, y por las revoluciones contra el antiguo régimen en cuanto a sus prácticas. Veían la relación entre teoría y práctica de manera simple, reducida a pensar acertadamente y obrar en consecuencia. Sus actos intelectuales estaban regidos o animados por las ideas de perfectibilidad y de racionalidad respecto al orden existente, más que por las de conflicto antagónico y subversión completa del sistema, que deben ser inherentes a una actitud comunista.

El marxismo era la concepción que obraba como base y como aparente unificadora de numerosas organizaciones opuestas al capitalismo europeo creadas a partir de los años setenta del siglo XIX. En ellas, todos se referían al fundador, Carlos Marx, como guía superior del pensamiento y de la actuación. Pero al constituir y desarrollar su práctica política, habían subordinado sus ideas a un canon ideológico principal del conocimiento dentro del sistema de dominación europeo, el cientificismo, y le atribuyeron al marxismo un carácter científico. Creían que eso le otorgaba infalibilidad a sus axiomas y acierto a sus estrategias, y aunque eso no era cierto, fortalecía la confianza de los seguidores en sus organizaciones. Es natural que asumieran también otra base principal ideal del sistema capitalista, el evolucionismo.

El contenido de la teoría, las tesis fundamentales y la propuesta de Marx tenían un ámbito universal, y el presupuesto universal era central en su comprensión de las relaciones e instituciones esenciales del capitalismo, su expansión a escala planetaria, la contradicción antagónica que se desarrollaría, las características principales de la conciencia y la organización de clase proletarias y la revolución proletaria mundial que ellas debían desencadenar. Si se quiere conocer bien el marxismo de Marx y su trascendencia, es imprescindible manejar esto, que aquí tengo que limitarme a mencionar.

Pero las prácticas políticas marxistas fueron cada vez más particulares, y se sujetaron al nacionalismo y los Estados nacionales, lo que conllevó un alejamiento de los ideales originarios del socialismo europeo. Organizados en partidos legales y en federaciones sindicales, la mayoría abandonó los principios revolucionarios, se subordinó al dominio de la burguesía y sus Estados, practicó el reformismo y fue cómplice del colonialismo europeo. El marxismo fue despojado de su esencia y expuesto en formas políticamente correctas. Unos entendían la teoría marxista como fundamento ideal del reformismo y la convertían en un corolario perfeccionista de la cultura y la sociedad capitalistas; otros simplemente la usaban como unificador ideológico de sus actuaciones inmediatas políticas y sociales. Suprimido el enfrentamiento, el constitucionalismo socialista estaba en desventaja respecto al nuevo constitucionalismo liberal.

La base de las ideas y los movimientos socialistas había estado en las resistencias y las rebeldías de gente del pueblo, explotadas o excluidas, que aprendieron en la terrible escuela de la modernidad que la esperanza no estaba en el pasado, sino en el futuro. A lo largo del siglo XIX aspiraron a acabar con la propiedad privada, la opresión estatal, la religión como opio para el pueblo, el desvalimiento y la ignorancia, y a construir un socialismo de autoadministración comunal, soberanía local, feminismo, acción democrática popular, federaciones y sufragismo. Los socialdemócratas renegaron de la utopía, y dejaron en pie solamente frases y rituales vacíos. Hasta 1917, sentirse socialista en Europa se limitaba a practicar el activismo sindical y algunas actividades políticas, movilizarse por “demandas inmediatas” y mejoras en la calidad de la vida –por ejemplo, el urbanismo de la época aportó el barrio obrero--, y buscar satisfacciones desde la pertenencia a un ideal organizado. O admirar al socialismo como ideal de los trabajadores y los pobres, acicate para adquirir educación y algún ascenso social, y creencia que aseguraba que el progreso llevaría a un mundo futuro sin capitalismo.

El joven Ulianov se unió a la corriente marxista rusa seguidora de la formulación universalizante de Marx, que postulaba que el país estaba desarrollando el capitalismo y la contradicción fundamental pronto sería la de la clase obrera contra la burguesía, pese al predominio evidente del campesinado en el país. Sin dudas, Ulianov tuvo que valerse del paradigma marxiano frente al legado revolucionario tremendo de su hermano Alejandro, que caló en él tan profundamente, y frente al mundo que vivía, el de la cultura rusa. Después de doce años de activismo, militancia, prisión y destierro, al salir de Siberia en 1900 era un gran conocedor de la teoría de Marx y tenía alguna relevancia, como autor de un libro de título expresivo: El desarrollo del capitalismo en Rusia. Pero fue su práctica política la que lo impulsó a criticar tanto al populismo como a las variantes legal y economista dentro del marxismo ruso. Y a inventar una forma nueva de paso de la propaganda a la agitación revolucionaria: Iskra, un periódico organizador de células clandestinas y orientador ideológico proletario.

El aporte decisivo de Lenin respecto a la teoría de Marx en esa etapa no fue desarrollarla, sino interpretarla en un sentido revolucionario. Es cierto que la fase capitalista es inevitable, pensaba, pero hay que introducir en la clase proletaria que crece la conciencia y la organización que los comience a capacitar, desde el inicio, para llegar a derrocar al capitalismo, no a convertirse en su ayudante de izquierda. Rusia tiene un régimen autocrático y un retraso enorme en su sistema capitalista; de acuerdo, pero el movimiento revolucionario debe llegar a ser dirigido por la organización proletaria, aunque la revolución que triunfe tenga que realizar todavía las tareas del desarrollo capitalista. Para resolver tales paradojas no se puede depender de las llamadas leyes objetivas, hay que crear órganos que las enfrenten y las subviertan. Ese es el sentido último del partido bolchevique: convertir lo imposible en posible y hacerlo realidad, forzar la realidad y obligarla a parir hechos, conductas y visiones revolucionarias de verdadera liberación humana y social.

Desde su origen, el partido revolucionario de Lenin encarnó la unión entre la utopía del socialismo liberador y las tareas más inmediatas, entre la determinación personal del militante que enfrenta eterno trabajo, riesgos y sacrificios a partir de los grandes ideales, y la organización y la disciplina que sirven como vehículos para que esa determinación del individuo y esos ideales del colectivo sean eficaces. Una revolucionaria de la talla de Rosa Luxemburgo hizo aportes al advertirle a Lenin los riesgos implícitos en aquel modo de ser y operar, pero aquella organización que él creó no tiene nada que ver con el partido en que degeneró, instrumento político y de mando de una nueva dominación de grupos erigida en nombre del socialismo, con un sistema ideológico basado en imposiciones y obediencia. Un joven clandestino georgiano de escasa instrucción escribió en diciembre de 1901, feliz en su fervor por el nuevo partido que le permitirá pelear con organización y conciencia: “Solo un gran objetivo puede engendrar una gran energía”.

Lenin reiteraba la necesidad de una vinculación íntima entre la política y la teoría. Pero no fue en esas declaraciones donde estuvo su acierto, sino en haberse convertido en un maestro permanente de la práctica política, que velaba por las personas, los detalles, la estrategia y la táctica y lo esencial de cada coyuntura, y que analizaba siempre las situaciones concretas, sin perder jamás de vista al movimiento en su conjunto y sus objetivos mediatos y trascendentes, y sin ceder jamás en las cuestiones de principios y en los ideales revolucionarios.

No he encontrado mejor elogio de aquella falange revolucionaria que un tributo de profesional que le hace un enemigo, este fragmento de un informe interno de la policía zarista: “Los elementos, las organizaciones y los hombres que rodean a Lenin son los más enérgicos, los más audaces y los más capacitados para la lucha sin desmayo, la resistencia y la organización permanentes”.

Quince años median entre ¿Qué hacer? y 1917, y no pueden entenderse la obra ni la vida de Lenin en ese lapso si se las estudia separadas. Permítanme recordar un intento modesto, pero lúcido: el seminario “El pensamiento de Lenin y las revoluciones”, que celebramos en el Departamento de Filosofía de la calle K hace casi medio siglo. Todas las semanas durante dos años discutimos los materiales que estudiábamos y nuestros criterios, los escritos y los actos de Lenin, pero también escritos y actos de los demás implicados en la historia de Rusia del primer cuarto del siglo XX; las ideas y las pasiones, los conflictos, los intereses, los ideales, los grupos, al mismo tiempo que los acontecimientos, los procesos y las etapas discernibles.

El bolchevismo no tuvo parte en la caída del zarismo, pero su líder marchó raudo a Rusia, a tratar de enseñarle algo a la Revolución. Ayer comentamos el modo tan radicalmente revolucionario como Lenin unió la práctica política y la teoría en sus Tesis de Abril, un verdadero escándalo para los cuadros bolcheviques que no lograban quitarse la camisa sucia de la socialdemocracia. Y a lo largo del taller hemos venido presentando y debatiendo al Lenin de aquel año diecisiete. Vimos al líder entregado como nunca antes a las urgencias de la práctica política revolucionaria. Entonces, me pregunto: ¿por qué escribe, oculto en Finlandia, El Estado y la Revolución?, ¿qué pretendió con aquel ensayo inconcluso?, ¿qué lugar quería que tuviera respecto a la quemante práctica política del momento? ¿Por qué, en esta precisa circunstancia, rescatar en detalle la teoría del Estado de Marx, ponerla en el centro de la polémica y defender su carácter revolucionario comunista? ¿Es que Lenin desconfiaba de un exceso inmediatista? ¿Para qué abordar el programa máximo cuando dentro de su propia dirección le están reprochando que su política es aventurerista? ¿Les sube la parada? ¿O es mucho más que eso?

Dejo esas preguntas como un insumo más para debates, porque mi tiempo pronto se acabará. Y me conformo con un breve comentario acerca de una de las aproximaciones que se pueden hacer a esta obra.

El prefacio brevísimo de El Estado y la revolución comienza afirmando que “la guerra imperialista ha acelerado y agudizado… el proceso de transformación del capitalismo monopolista en capitalismo monopolista de Estado”. Pero en la situación creada, añade, “se gesta, a todas luces, la revolución proletaria internacional”. La actualidad, en sentido histórico, ligará ambos términos y, por consiguiente, es vital plantearse qué hará la revolución proletaria con el Estado, para que su poder sea realmente proletario anticapitalista –Lenin reitera que la cuestión del poder es la central en la política--, y para que el proceso liberador avance realmente hacia el logro de sus fines últimos.

Igual que Bolívar, Martí o Fidel, Lenin pudo parecerles un iluso a sus contemporáneos, y puede parecerle ilógico o chocante al que hoy se queda en la superficie al leerlo, cuando, encontrándose en condiciones sumamente desventajosas, planteaba los rasgos y los problemas del gran escenario futuro, y aseguraba así que ese tiempo vendría. En realidad, este libro es un ejemplo señero de la unión entre la utopía y las tareas más inmediatas, entre la política y la teoría, y del valor y la procedencia prácticos y teóricos que ella posee. Me recuerda al Carlos Marx de 1875, de la Crítica del Programa de Gotha, apenas al inicio del largo camino de la socialdemocracia, advirtiéndoles a los marxistas que de ahora en adelante su enemigo principal será la república democrática capitalista, y dejándoles un esbozo singular del proceso que podría llevar a la humanidad hacia el comunismo.

Tendremos que vérnosla con el Estado, les dice Lenin a sus compañeros y a los que vendrán, cuando el poder parece algo muy lejano: el Estado de la nueva era, la era del imperialismo y las revoluciones socialistas. Con el Estado nos veremos y sin el poder sobre él no sobreviviremos; pero tendremos que aprender a usarlo como instrumento de liberación o naufragaremos en él; desde el inicio ya el Estado no podrá ser lo que fue, o al final formará parte de la liquidación de la revolución.

Casi cincuenta años después, Ernesto Che Guevara, oculto en Praga, volverá a estudiar y anotará El Estado y la Revolución. Está entregado a la misión que ha asumido respecto a la necesidad urgente de hacer la crítica y emprender el desarrollo de la teoría revolucionaria, al mismo tiempo que, con el arma en la mano, intenta impulsar la revolución en el mundo para ayudar a forzar la situación a favor del campo popular y de la causa cubana. Che había publicado su síntesis de la utopía y la práctica política, su manifiesto comunista, El socialismo y el hombre en Cuba, veinte días antes de partir. Al fin se han puesto al alcance de todos estos apuntes suyos, hace cuatro años. Invito a tener en cuenta el tema que estoy abordando al leerles el comentario final que hizo el Che a aquella lectura suya:

Este libro es como una Biblia de bolsillo para los revolucionarios. La última y más importante obra teórica de Lenin donde aparece el revolucionario integral y ortodoxo. Algunas de las recetas marxistas no las pudo cumplir en su país y debió hacer concesiones que todavía hoy pesan sobre la URSS. Pero los tiempos no estaban para experimentar a largo plazo: había que dar de comer a un pueblo y organizar la defensa contra posibles ataques. Frente a la realidad de hoy, El Estado y la Revolución es la fuente teórico-práctica más clara y fecunda de la literatura marxista.

Lenin y el bolchevismo triunfante, realmente subversivos y creadores, inauguraron la recuperación del legado político y teórico de Marx, la etapa del apogeo del comunismo dentro del movimiento y las ideas anticapitalistas y de liberación humana y social, y la primera ola de revoluciones socialistas del siglo XX. Considerados en su conjunto, los movimientos revolucionarios socialistas y de liberación nacional del siglo pasado ampliaron a escala mundial y desplegaron a fondo los modos singulares de asumir y utilizar la teoría revolucionaria marxiana y, en muchos casos, el conjunto resultante de ella y del complejo de ideas y experiencias del marxismo bolchevique. Pero para realmente ser, pensar y actuar como revolucionarios, sus puntos de partida y sus elementos fundamentales tuvieron que ser los de la propia cultura, sus modos de sentir y entender y la actuación autónoma de cada uno. Desde perspectivas que ya no eran la de Marx ni la de los marxistas europeos del medio siglo que siguió a su muerte, los revolucionarios combinaron la práctica política y la teoría.

La desastrosa fase final del siglo XX incluyó un retroceso general de las luchas de clases y de liberación nacional anticapitalistas, y una conservatización de la política y de aspectos de la vida cotidiana, entre otras pérdidas importantes. Pero no pudo borrar todo lo avanzado por la humanidad. En lo que va de este siglo, en América Latina se ha seguido manteniendo la Cuba socialista, como realidad concretada, factor influyente y ejemplo, y en buena parte del continente se ha desarrollado la autonomización de países respecto al control de Estados Unidos, procesos políticos con grandes avances en cuanto a promoción de los intereses de las mayorías y su participación política –en algunos casos francamente revolucionarios--, y un amplio movimiento de coordinaciones estatales que busca avanzar hacia integraciones económicas y políticas. Ha aumentado el papel de los Estados en la región. Pero hoy está en marcha una gran contraofensiva de Estados Unidos y sectores burgueses de América Latina, que pretende derrotar y desmontar esos procesos y restablecer el dominio completo del imperialismo y el capitalismo.

En un plano más general y más funesto, el imperialismo apela a los inmensos recursos y las múltiples maneras de actuar de su sistema –desde las finanzas hasta los bombardeos-- para imponerse a escala planetaria. El arma privilegiada entre tantas es el dominio cultural, dirigido a obtener el consenso de las mayorías, sometidas a sistemas de idiotización en sus consumos, informaciones, necesidades y deseos. Se aspira a desaparecer el futuro y el pasado, reducir a todos a un mezquino y eterno presente, anular los potenciales de resistencia y de rebeldía y controlar férreamente la vida cotidiana y la vida ciudadana. Un corolario de ese sistema es la exclusión de la utopía. Los medios no deben aludir a ella, y ningún político serio la menciona. Se supone que la práctica política debe limitarse a una ingeniería de la gobernabilidad, el facilitamiento de un curso económico determinado mediante las políticas económicas que correspondan, el funcionamiento de estructuras administrativas y más o menos estado de derecho, el aparato tradicional de poderes del Estado –muy disminuido en la práctica-- y sistemas electorales llenos de eventos periódicos, publicidad, corrupción, promesas, recambios, pactos, pugnas y otros detalles.

La pérdida del horizonte utópico sería letal para el campo popular y tendría consecuencias funestas, tanto para el pensamiento como para la práctica política. Renunciar a la política de los hechos, lúcida, creadora, valiente y atractiva, para cumplir con los requisitos del orden burgués y parecerles respetable a los que nunca han respetado a los pueblos ni a las personas dóciles, es suicida. En nuestro continente, el enfrentamiento práctico y decidido hasta derrotar a los enemigos es lo fundamental, y ningún tipo de actuación debe ser excluido para lograrlo. Pero también será indispensable un salto hacia adelante en el terreno de las ideas. La acumulación cultural de experiencias, conciencia, valores y pensamiento estructurado que tiene el campo revolucionario es enorme, pero hoy es muy poco conocida, y muchos ni siquiera saben que existe. Habrá que recuperar y divulgar, compartir y discutir, y será imprescindible crear, como tuvieron que hacerlo los de las generaciones anteriores.

Lenin nos invita a volver a escribir El Estado y la Revolución. Sería un homenaje digno del centenario de Octubre, un tributo grande y útil. Aquí está Lenin, con su vieja gorra, que en la victoria o en la peor situación no cesa de pensar y pelear, continúa señalando el camino e iluminando el futuro.

[1] Intervención en el Taller “Lenin: de las Tesis de Abril a El Estado y la Revolución”, Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, 21 de abril de 2016.

Se han publicado 40 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Dolores R dijo:

    Como siempre , Fernando, apretaste! Qué clase de ensayo, cuando nadie se acuerda del viejo Lenin y con la falta que nos hace en esta America Nuestra que vive un momento tan doloroso. Gracias, muchas gracias

    • Dulce María dijo:

      Lenin nos hace falta

      • Felicia DM Padron dijo:

        Si Lenin les hace falta, revivan su espiritu imitandole.

      • ronal dijo:

        Cuba Amado pueblo... las utopias ...

  • マジンガーZ dijo:

    Sin dudas fue un hombre para estudiarlo actualmente.

  • Javier dijo:

    FELIZ CUMPLEAÑOS CAMARADA LENNIN .
    LOS PUEBLOS DEL MUNDO MARCHARAN A SU TUMBA A ARRANCARLO DE LA MUERTE O TEÑIRA DE NEGRO LA MUERTE SU TRIUNFO SOBRE LA RAZA HUMANA.

  • el socialismo real dijo:

    Dolores R, ciertamente muchos nó se acuerdan de Lenin y su obra, otros lo ignoran completamente pués son tán jóvenes que sólo saben de reguetón, la responsabilidad, ojo, nó es solamente de ellos, pero ciertamente de igual forma, somos millones para los cuáles la imagen nó sólo de Lenin, de Marx, de Engels y su significado histórico están presentes, Gracias camarada LENIN, viva el marxismo-leninismo, hasta la victoria siempre!

  • Felicia DM Padron dijo:

    Interesante!

  • Alexander dijo:

    Honor a quien Honor merece , Gloria eterna a Lenin.

  • Alfredo dijo:

    Magnífico!

  • Oscar dijo:

    Fernando, es una necesidad de que la población se prepare en la teoría del sistema que defiende, una práctica sn teoría y valores que la sustenten es vacía, necesitamos de us contribuciones en los medios masivos, muchos de los entuertos que tenemos hoy es por falta de teoría...y aplicar el ensayo error sin considerar los errores de otros.

  • kiko dijo:

    Yo vivo en Moscu y doy fe que la juventud prácticamente no sabe ni quien es, y los mayores, la mayoría de ellos, no quieren recordarlo, hoy mismo aquí ni por la televisión estatal lo recuerdan, de verdad una pena grandísima, su estatua en la Plaza de Octubre yace descuidada cubierta de moho verde, en la noche se vuelve la plaza mas obscura del país sin alguna iluminación como si quisieran ocultar en las tinieblas lo que fue y representó. Una verdadera pena amigos rusos negar su historía.

    • Marina dijo:

      Solo esta pequeña isla del Caribe sigue el legado de Lenin, gracias Fernando

    • Luis dijo:

      Cubadebate te la comiste con este análisis muchos han olvidado a Lenin, ya ni se habla, aunque el Comandante lo recordó el otro día. Gracias

  • Julio dijo:

    me parece pertinenete este analisis sobre todo después del Congreso

  • yoel dijo:

    Kiko...si hasta Putin crítico a Lenin que vas a esperar para el resto

  • Manuel Lopez Rodriguez dijo:

    Gracias profesor por su excelente disertacion. Por la actualidad que su letra le imprime a la obra revolucionaria y cientifica de Lenin.
    Ya Fidel dias atras lo vaticino en el VII Congreso del PCC.
    Vivo en Ucrania donde la xenofobia de la burguesia, traidora a su patria, y
    nacion y pueblo, entregada sumisamente al imperialismo en defenza voraz de sus intereses clasistas, el capital, quieren hacer trizas la obra de Lenin, destruyendo monumentos, csmbiando nombres de plazas y calles, destruyendo los fondos bibliotecarios, cambiando programas de estudio de rscuelas y universidades, wueriendo rnganar la historia misma con mesquinas mentiras, con la muerte, la prision y el exilio de comunistas, con la prohibicion de partidos y medios comunistas.
    Pero las ideas son indestructibles.

  • Amareto dijo:

    Hay que volver a Lenin para entender los procesos del Estado revolucionarios, tremenda lección profesor Martínez Heredia y gracias por recordar el cumpleaños del gigante

  • Casandra Leal dijo:

    Muy valioso ensayo, que resucita a Lenin como pensador y revolucionario imprescindible y nos recuerda a El estado y revoluciòn, un texto bàsico, esencial para el establecimientio y desarrollo de la democracia socialista.

  • EFRAIN PARDO COLÓN dijo:

    "Pero al constituir y desarrollar su práctica política, habían subordinado sus ideas a un canon ideológico principal del conocimiento dentro del sistema de dominación europeo, el cientificismo, y le atribuyeron al marxismo un carácter científico. Creían que eso le otorgaba infalibilidad a sus axiomas y acierto a sus estrategias, y aunque eso no era cierto, fortalecía la confianza de los seguidores en sus organizaciones. Es natural que asumieran también otra base principal ideal del sistema capitalista, el evolucionismo".

    Camarada si de esta forma UD. quiere recordar a LENIN, y su obra "El estado y la revolución". Hubiese sido preferible, que no hubiese, escrito nada. Al tratar de traer al marxismo a un simple axioma. Esta UD. lejos del significado de la ciencia.

    .

    • FIEL AL MARXISMO Y AL LENINISMO dijo:

      FIEL AL MARXISMO Y AL LENINISMO dijo:

      Estimado EFRAIN PARDO COLÓN,disculpe usted, pero su escrito revela un total desconocimiento de la obra de Lenin y de los acontecimientos históricos que rodearon, influyeron y determinaron, antes, durante y posteriormente el decursar de la Gran Revolución Socialista de Octubre. Me permito aconsejarle que estudie, busque, pregunte y consulte lo referido a ese histórico suceso y deje a un lado lo que seguramente aprendió en los manuales soviéticos.

  • Rigoberto dijo:

    Lenin y sus ideas hoy mas necesarias que nunca, deben florecer en toda nuestra america, pues se corre el riesgo de que no sean estudiadas jamas. Son tan viv as y tienen tanta fuerzs sus ideas, que los enemigos le temen, aun despues de desaparecido el estado socialista que el creo, La Union Sovietica. Como acaba de decir nuestro comandante en jefe en la clausura de VII congreso del partido comunista de Cuba, no se puede repetir el colapso de la revolucion cubana tambien a los 70 anos de la gran revolucion socialista de octubre, como refiriendose a que Cuba no debia ser un caso igual en su 70 aniversario, que el que sucedio en Rusia al cumplirse el 70 aniversario de la Gran revolucion Socialista de Octubre.
    Que viva LENIN !!!
    Que viva FIDEL !!!.

  • leonel dijo:

    Excelente ensayo Dr. pobre America Latina, los gobiernos progresistas no entiendieron ¨Con el Estado nos veremos y sin el poder sobre él no sobreviviremos; pero tendremos que aprender a usarlo como instrumento de liberación o naufragaremos en él; desde el inicio ya el Estado no podrá ser lo que fue, o al final formará parte de la liquidación de la revolución¨es los que pasa en Brazil, Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador y otros, las viejas estructura burguesas del estado no han sido desmontada y hoy liquidan los proyectos progresistas que estaban en construcción, tremenda lección.

  • Leninista hasta la muerte dijo:

    Unos versos de Tijonov de 1990 me parecen muy clarificadores sobre la Revolución de Octubre: “Nuestro siglo pasará. Se abrirán los archivos / y todo lo que estuvo oculto hasta entonces / todas las secretas sinuosidades de la historia / mostrarán al mundo la gloria y el deshonor. / Otros dioses su faz oscurecerán / y se descubrirá toda desgracia, / pero todo lo que fue verdaderamente grande / será grande para siempre”. Lenin será grande para siempre

  • del Centro dijo:

    Muy buen artículo; las ideas de Lenin siguen vivas, muy importante continuar difundiendo sus ideas en este mundo cada vez mas complejo.

  • CUBAMÍA dijo:

    Ya los que han comentado aquí han visto las contradicciones del ensayo expuesto que como teme de analisis no debiera hacerse de un golpe sino escribirse y reescribirse para que un contenido tan escencial como lo es el de esta figura tan aglutinadora capáz de prever lo importante de construir una sociedad aunando lo positivo de ambos sistemas antagónicos, no se vea aún más expuesta a distorciones históricas e ideológicas.

    La guerra que se nos hace es de pensamiento como dijera Marti, nuestro más preciado y realista bien, Es mi opinión también saber callar antes de exponerla por equívoco al vilipendio de los distorcionistas.

    Hoy todo esfuerso ha de valer la pena, el futuro del hombre y la vida va en ello, no digamos de los verdaderos valores por los que merece vivirse y que los medios afines a los opulentos tapan y disfrazan hasta desdibujarlos de la memoria colectiva de naciones enteras.

    Saludos

  • YAP dijo:

    Como dice el dicho: ¨ me quito el sombrero¨ ante sus reflexiones.hermoso su articulo.si aquellos que deciden involucrarse en la vida politica de nuestros pueblos a favor de los menos favorecidos estudiaran profundamente estas obras maestras y utilizaran la dialectica de los tiempos, cosa dificil , se sabe, ¨otro gallo cantaria¨ gracias por esclarecer ,mostrar y estimular a todos,a los que deben conocer estas materias y a los que con solo leerle nos levanta el animo aunque nuestros pobres intelectos no nos permita nada mas. si ese grande que es LENIN lo llevo a hechos,repetimos ,si se puede!!!!! memoria eterna para el

  • Gervasio dijo:

    Para nosotros los materialistas dialécticos, todo cambia a cada instante, y en “especial” en el espacio/tiempo del transcurrir histórico universal, dónde vamos haciendo dentro de la naturaleza, porque somos parte integrante de ella como materia/energía. ¡Ignorantes!, desde aquel pasado reciente, ¡Neófitos!, en éste mismísimo presente. ¡Pero!, parecería que “unos” cuántos compas se quedaron colgados con sus arcaicos pensares y decires enganchados hibernando -a tapa cerrada-, en el perchero político/ideológico. ¡Lejos! de la realidad materialista objetiva del “hoy”.
    Situación indiscutible que nos golpea, imponiéndonos brutalmente que el 1% de los super ricos, nos explotan depredándonos rapazmente para capitalizar vorazmente, esquilmando brutalmente al 99% de los super pobres del mundo entero. ¡Que paradojalmente!, somos nosotros. Por lo que, le avisamos a kiko el que vive en Moscú, que cuando vaya a visitar la gloriosa estatua del gran conductor V.I. Lenin en la obscura Plaza de Octubre, nos vea a nosotros allí reflejados. Porque en cualquiera de los Países Latinoamericanos dónde habitamos, tenemos ¡también!, nuestras obscuras realidades, el: ...proletariado cada vez es menos identificable y está muy difuminado como clase social y en francas vías de extinción por la impresionante automatización y robotización de las macro industrias coordinadas y centralizadas por la globalización imperialista/capitalista que obliga a los pocos proletarios que aún quedan trabajando, a “ser” técnicos asalariados, por lo que, se va transformado en una ínfima minoría en las sociedades actuales. Ahora, la clase potencialmente revolucionaria son los explotados/depredados por el gran capital financiero en el mundo entero, son, los: trabajadores, sub ocupados, y desocupados.
    La ...explotación del hombre, por el hombre..., nos rejunta a toditos/as, por igual en “ese” 99%, para sancocharnos en este cruel capitalismo diabólico, titiriteándonos a piacere con este artilugio simbiótico que “nos obliga” farragosamente a aceptar el mundo depredador globalizado que diezma nuestras vidas, ¡explotándonos miserablemente!. Ésta horrible realidad, nos obliga a pensar revolucionariamente, y a no mentirnos dogmatizados.

  • Javier Larrea dijo:

    viva Lenin y el socialismo

  • Walter Gonzalez dijo:

    UN GRAN SALUDO COMPAÑEROS: YO SIGO PENSANDO EN ESE EQUIPO QUE DESCRIBIO LA POLICIA ZARISTA, SOBRE, QUIENES RODEABAN a LENIN , LOS CUADROS Q NECESITAMOS HOY PARA LA LUCHA INTERNACIONAL CONTRA EL FACISMO ENCCUBIERTO QUE ENCABEZA EL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO, deberiamos juntarnos en los distintos paises de a America y compartir las distintas experiencias ,para fortalecer la utopia de la globalizacion revolucion socialista, parasalvara la especie y nuestro pequeño mundo. HLVS

  • Valido dijo:

    Es una teoría que no ha logrado ejecutarse a plenitud y que los cubanos debemos asumir creativamente. Saludos cubadebate por esta magistral presentación

  • Burundanga dijo:

    Magnífico, gracias Fernando

  • FIEL AL MARXISMO Y AL LENINISMO dijo:

    Estimado EFRAIN PARDO COLÓN,disculpe usted, pero su escrito revela un total desconocimiento de la obra de Lenin y de los acontecimientos históricos que rodearon, influyeron y determinaron, antes, durante y posteriormente el decursar de la Gran Revolución Socialista de Octubre. Me permito aconsejarle que estudie, busque, pregunte y consulte lo referido a ese histórico suceso y deje a un lado lo que seguramente aprendió en los manuales soviéticos.

  • luisma dijo:

    lo mejor de todo esto es que se nombre la memoria de lennin yo estoy en 10mo y ya casi no hablamos de el

  • Sergio dijo:

    Toda Teoría, como en cualquier ciencia, debe renovarse y replantearse muchos de sus aspectos. En las ciencias Politicas, en las ciencias sociales, muchos de sus fundamentos depende de la circusntancia politico-social imperante.

    En este ensayo Martínez Heredia lo expresa muy bien.

    Y es una de las cosas con las que ha chocado el Marxismo-Leninismo. Durante años, los posibles aportes de filosofos contemporaneos fue desdeñada desde la CUPULA de aquello que se llamó SOCIALISMO alguna vez, por conveniencia de aquellos "SUPUESTOS" dirigentes, que mandaban en casi todo el movimiento de izquierda internacionalmemte, para no ser absoluto. Hay aspectos que aún se siguen cumpliendo, otros muchos NO. Como mismo Lenin hizo aportes a la teoría Marxista, en las circusntancia en la cual vivió, los aportes "a posteriori" nunca llegaron o nunca de divulgaron. Al parecer era mejor "dejar las cosas como estaban", por lo cual, la DIALECTICA, de la que tanto presumía el MATERIALISMO, se fue a BOLINA.

    Aquí mismo en nuestro país, además de Martines Heredia, conozco unos cuantos filosofos con ideas nuevas en relación al Marxismo. Los podría mencionar, pero ninguno me dió autorización para ello.

    Creo que es el punto flaco de la TEORÌA, no por la teoría en sí, la cual puede estar sujeta a MOVIMIENTO, CAMBIO y TRANSFORMACION, como la dialectica misma.

    Saludos,

  • Gervasio dijo:

    Está muy bueno recordar los decires de aquel pasado histórico, que nos han dejado como grandes enseñanzas aquellos legendarios dirigentes. A veces, se hace válido tratar de interpretar -comparando puntualmente- alguna realidad parecida, parangonando “aquello”, con, ¡ésto!. ¡Lo aceptamos!, pero con el cuidado necesario para poder estimarlos como ejemplos comparativos válidos para interpretar los análisis políticos/ideológicos actualizados y no intentar dogmáticamente plagiarlos enyesando el pasado. Nuestro mayor deseo es construír la Revolución Socialista de nuevo tipo para terminar con la explotación del hombre por el hombre, pero dentro de la realidad histórica actual.

Se han publicado 40 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

Fernando Martínez Heredia

Fernando Martínez Heredia

Filósofo, educador y ensayista cubano (1939-2017). Premio Nacional de Ciencias Sociales. Entre otros libros publicó "El corrimiento hacia el rojo" y "Repensar el socialismo". Fue colaborador de Cubadebate hasta su muerte.

Vea también