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Izquierda latinocaribeña en 2019(I)

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En 2019, se demostró la falacia que auguraba el fin del “ciclo” progresista en América Latina y el Caribe. Bastaría con citar las rotundas victorias electorales de Andrés Manuel López Obrador en México y Alberto Fernández en Argentina para refutarla. No obstante, la aseveración sobre el fin del ciclo se basaba en hechos reales y muy lamentables, pero a la vez aleccionadores para las fuerzas populares, progresistas y revolucionarias. Después de todo, la irrupción de gobiernos populares iniciada posteriormente al arribo a la presidencia de Venezuela por Hugo Chávez en 1999 parecía no solo estar en retroceso sino haberse detenido en 2016 tras dos derrotas muy graves para el movimiento popular en Nuestra América: el desplazamiento de la Casa Rosada en diciembre de 2015 del Frente para la Victoria, gracias al triunfo electoral de una coalición neoliberal y proimperialista encabezada por Mauricio Macri; y el golpe de Estado mediático-judicial-parlamentario contra la presidenta de Brasil Dilma Rousseff en agosto del año siguiente. El golpe llevó una pandilla de bandidos al Planalto que, como ya había hecho el macrismo en el país rioplatense, inició de inmediato un gobierno para el 1 por ciento: desmantelamiento del andamiaje de defensa de la soberanía nacional y protección social instaurado por los gobiernos del PT, especulación financiera desenfrenada y venta a las transnacionales de los recursos naturales y bienes públicos.

Aunque estas fueron las más costosas derrotas para la izquierda en el período analizado, no fueron las únicas. En 2009, un golpe de Estado militar evidentemente orquestado por Estados Unidos derrocó al gobierno del presidente Manuel Zelaya, quien había ingresado a Petrocaribe, a la Alba y promovido una política exterior digna y soberana. Cuatro años después era derribado por un golpe parlamentario-mediático el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, notable adherente del progresismo. A esto debe añadirse la artera traición de Lenín Moreno a sus compañeras y compañeros de la Revolución Ciudadana, al pueblo de Ecuador y a su propio discurso desde que se integró al primer gobierno del presidente Rafael Correa hasta que resultó electo a la primera magistratura del país, que impulsó un retroceso al vapor al neoliberalismo y un entreguismo sin precedente a Washington. De la misma manera, la injusta y perversa condena de cárcel al expresidente brasileño Lula da Silva en abril de 2019, maniobra evidente del imperialismo yanqui y la oligarquía local para impedir su segura victoria en la elección presidencial de octubre de ese año. Como resultado, la elección de Jair Bolsonaro constituyó un refuerzo a las posturas ultraderechistas no solo en la región sino en el mundo; y a la profundización de las políticas neoliberales y las actitudes aun más obsecuentes hacia el imperialismo, también traídas a sus países por los nefastos presidentes Sebastián Piñera e Iván Duque.

A consecuencia de este devenir, sufrieron también rudos golpes organismos como Unasur -hoy deshecho- y la Celac -en estado de parálisis- que, nacidos después de 2004, habían logrado dar importantes pasos hacia la unidad, integración y concertación política soberanas de América Latina y el Caribe. A su vez, Petrocaribe y la Alba fueron impactados por las consecuencias de la caída en los precios del petróleo y, sobre todo, del recrudecimiento cada vez mayor de la guerra económica estadounidense contra Venezuela y Cuba.

Pero lo más sobresaliente de este año han sido tres factores de enorme trascendencia y ambos constituyen victorias indiscutibles para las fuerzas revolucionarias y progresistas, además de los ya citados triunfos electorales en México y Argentina. El primero son las grandes protestas populares que recorren el continente desde el primer trimestre del año, que han puesto contra las cuerdas a los gobiernos de varios países de la región, muy especialmente al de Piñera en Chile y al de Uribe-Duque en Ecuador. Contrasta la estabilidad y el orden existente en Cuba, Venezuela, Nicaragua y México con la situación de impopularidad de los gobiernos de derecha, prendidos con alfileres y sostenidos fundamentalmente por el apoyo de Estados Unidos.

Es un hecho que el neoliberalismo no puede gobernar más al sur del río Bravo sin infringir brutalmente las reglas de la democracia liberal. El segundo factor es la denodada resistencia y batalla por su desarrollo de Cuba y Venezuela, cada una en su circunstancia, contra la implacable y creciente guerra económica de Washington, signada en el caso venezolano por el golpe permanente y por graves hechos de violencia contrarrevolucionaria. El tercero es el relevante papel de los países miembros del Caricom en la defensa de los principios del derecho internacional, como se vio el 19 de diciembre con la paliza a Estados Unidos y a Almagro en la OEA y en otros hechos de este año. El golpe de Estado en Bolivia, la derrota electoral del Frente Amplio de Uruguay y un par de asuntos más quedan para la siguiente entrega.
Twitter:@aguerraguerra

Se han publicado 5 comentarios



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  • George dijo:

    Excelente escrito de Angel Guerra, aunque me gustaria saber su opinión acerca de Uruguay, Brasil, Ecuador y Bolivia, paises que en estos momentos no pueden considerarse precisamente de izquierda. Ademas de lo anterior Lopez Obrador continua colaborando con Estados Unidos en materia migratoria, es decir, impide el paso de los centroamericanos por México, a la vez que deporta hacia Cuba a nuestros compatriotas. Estoy seguro que Angel, quien escribe desde la comodidad de su casa en México nos va a ofrecer una buena explicación al respecto.

    • Lourdes dijo:

      Muy buen comentario el suyo, George. Además de lo expuesto por ud. me gustaría destacar como a pesar de haber negado rotundamente en artículos anteriores el llamado "Fin del Ciclo Progresista en América Latina" el autor nos dice ahora: "La aseveraciòn del fin del ciclo se basaba en hechos reales y muy lamentables".
      Ahora, yo pregunto: En que quedamos? Con el mayor respeto de Angel, eso aquí en Santa Clara se llama "culipandeo". Saludos.

  • Jose R. Oro dijo:

    Me sumo a los dos comentarios anteriores y quisiera señalar que Angel Guerra contradice el excelente artículo de Frei Betto titulado: "Planeta Saturado".
    En su estudio Frei Betto nos dice que todos contaminamos, paises ricos y pobres, grandes y pequeños, sin excepción. En contraste, el estimado Angel asocia la contaminación y la destruccion del medio ambiente (ha escrito varias veces sobre el tema) con el capitalismo. El análisis de Angel peca de simplista y malintencionado, con una pizca de desinformaciòn, al desviar la culpa hacia otros y evadir nuestra propia responsabilidad............. no por gusto es el autor menos leído de este sitio.

    • Lazarito dijo:

      Completamente de acuerdo con usted, estimado Oro!

  • Basilio Sabio dijo:

    Hasta que dejemos de creer en la semantica de las etiquetas politicas y definamos la real sustancia politica de un equipo presidencial,o partido por sus reales acciones,seguiremos "tolerando dicotomias" y por extension ayudando a los adversarios.
    Izquierdas de oficina o intelectualoides de mucho disertar,han mucho daño en los procesos revolucionarios y las mas de las veces son un lastre que permite que las élites,puedan generar divisiones dentro de los que medianamente se interesan por un poco de justicia social.Los Mujica filosofos,pero no consecuentes ni verticales,no nos hacen falta,los AMLO Y Fernandez,mas tarde o mas temprano mostraran su tibieza con respecto al enemigo de todos,mientras que en el clan de los opresores,alineados con prensa,bancos,cuerpos represivos,no hay lugar para el titubeo ni el coqueteo ambiguo,de todos estos burgueses "con sensibilidades" pero no con el radicalismo ni la vision para ,transformar sociedades ,que en definitiva,es la cura y no solo el paliativo para tanta secular injusticia social en nuestra America.
    Izquierda y Revolucion,guardan relacion pero jamas seran sinonimos....De la misma manera que un FIDEL les queda muy grande a todos los reformistas apellidados ,"de izquierda"y que dan esperanzas temporales a sus pueblos,puesto que temporal es su protagonismo gubernamental.

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Angel Guerra Cabrera

Angel Guerra Cabrera

Periodista cubano residente en México y columnista del diario La Jornada.

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