Cubadebate

El líder del PSOE, que juró ante Felipe VI como presidente español, formará un gobierno con dirigentes leales de su partido. Foto: AFP.

Quizás no sea “firme como una roca” según le atribuye el sentido etimológico de su nombre, pero Pedro Sánchez Pérez-Castejón es un hombre perseverante. Un sobreviviente de traiciones, zancadillas, o hasta sus propios errores. Tiene una gran disyuntiva en este momento, entre lo que desea establecer y cuánto van a permitirle que haga.

De entrada, el PSOE no es un partido de voluntades compactas. El nuevo presidente del gobierno español se enteró bien y con alevosía, en octubre de 2016, cuando lo desbancaron como secretario general mediante un golpe interno. Después renunció a su escaño como diputado, en protesta, cuando el ala adversa de su propia formación política, favoreció la constitución de un gobierno del Partido Popular. ¿Desaparecieron las diferencias?

Con solo 86 asientos en la cámara baja ahora y un senado donde la derecha es mayoría, si logró destronar a Mariano Rajoy este 1 de junio, fue debido al apoyo de otros (Izquierda Unida, Podemos, algunos del grupo mixto) sumados a los nacionalistas vascos y catalanes, entre formaciones menores. La única afinidad entre esas 180 voluntades fue el propósito de expulsar del cargo a Mariano Rajoy, teniendo como base el dictamen judicial sobre la extendida y probada corrupción que involucra al menos a unos novecientos cargos públicos del PP.

Precisamente, el punto de arranque para la moción de censura ante el Congreso, fue la sentencia de la Audiencia Nacional, hecha pública el pasado 24 de mayo, sobre el caso Gürtel, (“un auténtico y eficaz sistema de corrupción institucional, mediante la manipulación de la contratación pública central, autonómica y local”, dice el veredicto).

En términos llanos, “Mientras familias sufrían la crisis otros se hacían millonarios”, como expusiera José Luis Ábalos Meco, al defender la iniciativa a nombre del PSOE. En el combate parlamentario la parte acusada no hizo gala de elegancias. Intentó relativizar los graves hechos, o darle un enfoque personalista a la propuesta de reprobación. Según las actas de las sesiones, en el cara a cara con Rajoy, Pedro Sánchez le espetó: “¿No basta con que doce de los ex ministros con los que usted compartió el gabinete del señor Aznar como presidente del Gobierno estén investigados, procesados o encarcelados? ¿No basta con que lo estén tres ex ministros de su propio Gobierno, señor Rajoy?

¿No basta con que lo estén nueve ex presidentes autonómicos del Partido Popular? ¿No basta con el hecho de que su partido sume más investigados, procesados y condenados que ninguna otra formación política en la Unión Europea?”

En definitiva y tras dos intensos días, se obtuvieron 180 votos en favor del cese del gabinete conservador. Mirando hacia el inevitable después, deseable resulta que vuelvan a unirse esos empeños en algunas cuestiones de primer orden, impidiendo que las bancadas del PP y Ciudadanos las torpedeen.

Este no es asunto cerrado. Pendientes quedan definiciones y problemas sin agenda. La legislatura, en principio, será corta. Pedro Sanchez tendrá solo dos años para hacer lo propuesto y recuperar votantes perdidos en diversos desatinos y trapisondas sufridas dentro del PSOE, o emanadas desde ellos hacia la sociedad.

Según asegura, va a centrarse en las "urgencias sociales" de tantos afectados por "precariedad y desigualdades”. En ese terreno puede contar con la llamada formación morada surgida del movimiento indignado. "Tiene que tomarse su tiempo para reflexionar. Preferiría que aseguráramos que hasta 2020 en este país se implementa un programa de rescate ciudadano", dijo Pablo Iglesias, titular de Podemos, en referencia al nuevo mandatario, apenas suscrita la moción de censura contra Rajoy.

Alberto Garzón jefe de Izquierda Unida, también le ofreció a Sánchez que contara con ellos "para abrir un proceso de esperanza e ilusión" y "construir una España distinta" sin la "precariedad instalada" por la administración saliente con: "Salarios de miseria, contratos basura, incapacidad de adquirir una vivienda o la subida del precio de la luz", detalló.

La base de esas peticiones se explica en datos aportados por la oficina de estadísticas comunitaria, Eurostad, indicando que el gasto en protección social en España con respecto a su PIB, es un 5% inferior al de los restantes miembros de la UE. En la actualidad, Madrid mantiene indicadores sin correspondencia con los reportes de recuperación que el depuesto gabinete afirma haber logrado.

Sin respuesta de momento para inferir cómo hacer posible lo ofrecido en esos acápites, haberse atado a mantener los presupuestos aprobados por la anterior legislatura, supone muchas limitantes. Pero, al parecer, Sánchez confía en que se demoraron tanto en aprobar los presupuestos que casi corresponde comenzar a discutir los del 2019.

El líder socialdemócrata plantea aplicar la universalización de la sanidad que, como el sistema educativo, sufrieron recortes e intervenciones privatizadoras. Quiere modificar la conocida como ley mordaza con la cual se criminaliza cualquier protesta. Asegura favorecerá las energías limpias, comenzando por eliminar los actuales impuestos que traban el crecimiento de ese sector.

También se refiere a darles amparo a los pensionistas, tomando en cuenta las importantes protestas recientes. Algo parecido ocurre con la defensa de los derechos femeninos en áreas como proponer que ellas tengan salarios iguales a los masculinos y se acaten las normativas (aprobadas mas no en progreso) para eliminar la violencia machista.

En ese sumario, el de Cataluña no ocupa importancia pequeña. Sanchez propone un diálogo que les negó la derecha ibérica al canalizar hacia el circuito judicial un contenido merecedor de empeños políticos sabios. De momento, con el cambio de gobierno, fue eliminado el artículo 155 que subordinó al ejecutivo nacional las competencias autonómicas. Solo esa temática, por las torceduras y el mal manejo, se configura seria y compleja, dentro de un ambiente de escepticismo y fraccionamientos.

Entre hoy, mañana o pasado y más luego, hay mucho por dilucidar sometiéndolo a la infalible prueba de los hechos consumados.