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Protagonistas de la lucha contra el ébola comparten en Holguín sus experiencias en África Occidental

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8 mayo 2015 | + |

Foto: Francisco Rojas González

Por Luis Ernesto Ruiz Martínez

A pesar de todo lo que se ha publicado antes y después de su llegada a Cuba, siempre resulta interesante escuchar anécdotas, alegrías y sinsabores directamente de nuestros médicos internacionalistas. Fueron seis largos meses con la muerte pisándoles los talones y con historias que bien valdría la pena intentar resumir de manera que nuestro pueblo pueda conocerlas. Nada se compara con la posibilidad de escucharlos, sin intermediarios.

Este jueves los delegados a la última jornada de la tercera edición de las Bloguerías de Mayo pudieron conversar con Ronald Hernández Torres, Jorge Luis Quiñones Aguilar y con Yordanis Rodríguez Laurencio. Médicos los dos primeros, periodista el tercero, pero todos tienen en común haber protagonizado una de las más estremecedoras páginas de heroísmo de la medicina cubana. Aún a riesgo de sus propias vidas, decidieron poner miles de kilómetros entre ellos y sus familias para combatir el ébola, una terrible enfermedad que amenazaba la población de Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakri.

Cada uno mostró, desde su perspectiva, la intensa actividad desarrollada desde que se les informó de la selección para partir como miembros de la Brigada Médica “Henry Reeve” o para cubrir, al final de la misión, lo que nuestros cooperantes estaban realizando en tierras africanas.

Ronald Hernández, un holguinero que actualmente reside en Las Tunas, describió la dramática situación económica que encontró al llegar a Liberia y la manera en que sus colegas de la salud desarrollaron su labor en ese territorio, el primero en controlar la epidemia. Según expresó, todo el personal médico fue decisivo en el resultado obtenido en ese país, tanto los médicos como los enfermeros, cada uno estuvo directamente con los pacientes cuando los de otras naciones evitaban esa cercanía por temor a las consecuencias.

Su permanente actividad en las redes sociales, a pesar de varias incomprensiones, le permitió a millones de personas mantenerse actualizados de la evolución de la enfermedad y de los favorables resultados que la misión cubana.

Otro holguinero que expuso su labor en tierras africanas fue Jorge Luis Quiñones. De los primeros en salir de su Holguín para enfrentar el ébola, rememoró algunas de sus vivencias con pacientes y sobre todo, el dolor que representaba el fallecimiento de los niños. Jorge Luis también se mantuvo directamente vinculado a la radio provincial, semanalmente contactaba vía telefónica con Radio Angulo para informar de la labor cubana.

Además de la importancia de la radio, reconoció el papel de las redes sociales para dar a conocer la realidad cubana y en particular la de los profesionales de la salud que, a riesgo de sus vidas, están hoy brindando colaboración en decenas de países de diversos continentes.

Aunque llegó un poco tarde al África, el joven y talentoso Yordanis Rodríguez Laurencio, compartió algunas de las difíciles historias de las que escuchó durante su visita a las tres naciones africanas. Nuestros periodistas llegaron a Liberia y Sierra Leona cuando los profesionales cubanos habían terminado su labor, pero en Guinea alcanzaron a verlos en pleno combate contra el ébola. Un documental en preparación, confirmó Yordanis, permitirá conocer conmovedoras historias de pacientes y profesionales de la salud que pudieron conocer durante los más de veinte días de recorrido. Ellos, como el resto de los cubanos, también asumieron el riesgo de conocer a los protagonistas de las historias, a pesar del alto riesgo.

A cada uno de ellos, según confesaron en la jornada final de las Bloguerías de Mayo, esta experiencia los convirtió en mejores seres humanos. Si algo pudieron encontrar en África fue la confianza que para los pobladores de esas naciones pobres representaba la llegada de los cubanos. El ébola no se ha eliminado completamente, pero la presencia de los profesionales de la salud cubana les dio la esperanza de que la victoria final fue, más que un sueño, una realidad posible.