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Angola agradece ayuda solidaria de Cuba en lucha por independencia

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Cuba-AngolaAngola agradece la ayuda solidaria de Cuba en la lucha por la independencia nacional y contra la agresión extranjera, manifestó el Gobernador de la provincia de Kwanza Norte, Henrique André Júnior.

En un encuentro en ese territorio con la Embajadora de Cuba en Angola, Gisela García, el representante gubernamental destacó también los históricos lazos amistosos entre ambos países y la cooperación cubana en esta importante etapa de paz y reconstrucción nacional.

Según fuentes diplomáticas, durante la reunión, Junior reconoció el importante impacto social de la labor que realizan los cooperantes cubanos de la salud en la provincia, donde -señaló- representan el 70 por ciento de los profesionales del sector.

Encomió, por otra parte, la disciplina y la profesionalidad de los 236 colaboradores cubanos que laboran en las áreas de medicina, educación, hidráulica, construcción, agrario-forestal, lucha contra la malaria y en el programa de alfabetización Yo, sí Puedo.

Recordó, asimismo, que a este territorio, uno de los más golpeados por la guerra, desde muy temprano llegó la ayuda solidaria de Cuba, como la del destacamento educacional Ché Guevara, que colaboró en la formación de miles de angoleños.

Como parte del programa de actividades de la delegación cubana, el gobernador inauguró un edificio destinado a la brigada médica cubana de NÂ Dalatando, capital de Kwanza Norte, con la presencia de autoridades del gobierno local y miembros de la misión de colaboración cubana.

El grupo visitó además a los profesores cubanos del Instituto Medio Agrario y de la Facultad Pedagógica.

(Con información de Prensa Latina)

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  • GUILLERMO SANABRIA dijo:

    EL ANGOLANO DE GUANTANAMO

    Sábado once de noche, el parque, último ómnibus de la ruta que sale de La Fe a Gerona, un habitual tumulto en todos los idiomas, colores y sexos; sálvese quien pueda, el que se quede duerme en el parque o va a pie a su destino. Algunas escuelas estaban cerca, según sus costumbres de caminar muchos kilómetros cada día pero otras estaban distantes.

    Se formó el caos y un oportunista al que la solidaridad le era una molestia, pincho a un jovencito, negro como el que más, puedo asegurar que debe haber sido el más noble y tranquilo de aquellos casuales moloteros. Al producirse la alarma por el herido y la sangre, se ahuyentaron y dispersaron los conquistadores desenfrenados.

    La ambulancia del hospital de La Fe a toda marcha, el muchacho: sin conocimiento y en grave estado, con peligro para la vida es el diagnostico, solo se sentía un leve gemido, dieciséis kilómetros al hospital principal en Nueva Gerona que es la ciudad cabecera de la Isla de la Juventud, ya lo esperaban en el cuerpo de guardia.

    Mi amigo el Dr. Rodolfo Suarez lo recibe, confirma la gravedad y ordena preparar el salón de operaciones, donde salvo la vida a cientos de personas que hoy deben honrar su recuerdo. Entra al salón, opera al joven negrito como a cualquier africano.

    Como procedimiento de rutina la policía es avisada del caso y comienza el proceso de investigación paralelo a la atención médica. La policía indica localizar a los representantes legales. En ese tiempo para la población y hasta para la policía un negrito joven en esas circunstancias y sin poder hablar apuntaba para un angolano, pues tenían esa pinta y habitualmente andaban por todas partes en la Isla a cualquier hora.

    Me avisan a mi casa al amanecer. Por mi trabajo era el encargado de atender esos asuntos. Salgo a buscar al representante oficial de los angolanos y con la urgencia del caso fuimos de La Fe a Gerona, sin tener ningún reporte de alguna escuela sobre el caso, ni por la vía de los angolanos que son ágiles para comunicarse todo, iguales a los cubanos, ni por la nuestra.

    Llegamos al hospital, fuimos directo a la sala donde acababa de llegar el joven ya operado. Hablamos con los médicos y nos explican los peligros y el estado del caso.

    Nos faltaba completar la información: ¿Quién era y de cual escuela?

    Estaba el muchacho aun bajo los efectos de la anestesia y entre personas desconocidas. Nadie había intentado hablarle todavía.

    Yo tan intrépido como flaco, había aprendido a comunicarme en “portuñol” y no perdía oportunidad para ejercitarme. Nos acercamos a la cama, el representante angolano y yo. Le hablo en mi portugués al “angolano” de la policía, los médicos y a esa hora hasta de radio bemba. El negrito me mira con los ojos en blanco, y ladea la cabeza, le paso la mano por su brazo haciéndole sentir confianza y le insisto en tono suave como a un hijo, pero no me responde, el representante angolano me mira extrañado y le habla tambien en tono amistoso, incluso con expresiones de confianza que los angolanos emplean muy bien en sus relaciones de familia. El muchacho nos mira sorprendido y receloso y yo le pido al representante que me deje hacer otro intento, ahora le pregunto en español: - Mijito, ¿De qué escuela tu eres?- y me responde en perfecto español y con tono oriental; - De Cristóbal Labra.

    Era una escuela de alumnos de las provincias orientales de Cuba y el muchacho en la conversación me dijo ser guantanamero. Todos nos reímos de lo gracioso del incidente que confirmaba que en la isla, cualquier negro si no hablaba era angolano.

    Seguí el caso como correspondía y se recupero bien, continuo sus estudios, el angolano de Guantánamo; se le quedo el gentilicio entre sus compañeros. Al final cualquier angolano, aparecía diciendo que era guantanamero cuando el asunto lo ameritaba.

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