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Washington miente, el drama de Guantánamo es mucho mayor

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guantanamo--644x362El prisionero de Arabia Saudita, Shaker Aamer, recluido en la cárcel estadounidense de Guantánamo, reveló este lunes en una llamada telefónica a su abogado, Clive Stafford, que el número de presos que se mantiene en huelga de hambre dentro de la instalación militar asciende a 130, y no a 31 como lo quiere hacer creer Washington.

Durante la conversación, Aamer aprovechó la ocasión para denunciar el empeoramiento del trato al que son sometidos por parte de los militares y custodios del centro, “quienes han estado tratando de romper la huelga sin éxito”.

Hasta ahora, el Pentágono sólo ha reconocido a 31 presos en huelga de hambre en la Base Naval de Guantánamo, situada ilegalmente en Cuba, donde presuntamente mantiene cautivos a 166 prisioneros.

La huelga comenzó el 6 de febrero, en protesta por las "duras condiciones disciplinarias" en las que viven los presos en los barracones, por la profanación del Corán (libro sagrado musulmán) y la confiscación de objetos personales.

Según una declaración jurada de Stafford, en la que detalla las comunicaciones desclasificadas mantenidas con su cliente durante la última semana, Shaker relata a su abogado "los castigos" a los que dice estar sometido por haber reconocido el pasado 25 de marzo que se ha unido a la huelga.

Sostuvo que aunque había secundado la protesta días antes, el pasado lunes reconoció apoyarla y desde entonces se le "han negado varios objetos requeridos por razones médicas".

El informe revela que Aamer, quien ha pasado más de una década en la cárcel sin cargos, ha perdido casi 15 kilogramos de peso, así como también muchos otros prisioneros, quienes ahora “están siendo alimentados a la fuerza por la nariz”.

El pasado 29 de marzo, según el documento, el prisionero aseguró a su abogado que de los 66 detenidos que se encuentran en el Campo V, 45 se han declarado en huelga de hambre, "aunque en realidad la están haciendo más".

Shaker también denunció que 15 de ellos tienen los niveles de azúcar muy bajos y siete se encuentran en las dependencias hospitalarias.

El pasado jueves, un grupo de abogados presentaron ante un tribunal federal en Washington una “moción de emergencia”, denunciando que los guardias de Guantánamo se habían negado a proporcionar agua potable a los huelguistas y mantienen la temperatura del lugar "extremadamente fría" para intentar romper la huelga.

El Comité Internacional de la Cruz Roja ha aumentado sus visitas a Guantánamo, debido a la preocupación manifestada por la salud de los huelguistas de hambre.

El presidente norteamericano, Barack Obama, prometió el cierre de la prisión durante la campaña electoral para su primer mandato, pero nunca hizo efectivo el compromiso.

En la base, cuya existencia en su territorio los cubanos repudian por lesiva de su soberanía, Estados Unidos ha encerrado sin acusación formal ni debido proceso judicial a súbditos de varios países, bajo sospecha de ser “presuntos terroristas”.

(Con información de TeleSur)

Se han publicado 3 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Luis M. Domínguez Batistai dijo:

    Parece que al presidente Obama lo han secuestrado en EE.UU., o será que estos temas no le interesan y está de espalda a la realidad.

    En la penínzula coreana, pese a que se mantiene el paso y la zona industrial binacional se comporta en calma, las partes militares se pronuncian en lenguaje fuerte. Se activan casi en secreto y EE.UU. pone aviones estratégicos en la zona. Cualquier error estratégico haría volar el mundo cuando andan locos sueltos y sin control, porque que pensará la Cia y compañía sobre el asunto, que es cosa de juego? Tal pareciera que Obama se está ocupando solo de los problemas nacionales migratorios y de los problemas fiscales de la economía.

    Pareciera que el país del norte no tiene preocupación por lo que pasa en el exterior. Su Secretario de Estado va por la misma canalita que la Clinton y no ha mejorado nada. Veamos si cambia algo con América Latina, porque sobre Cuba se mecen y no hacen señas y le siguen robando la marca de su tabaco nacional.

    Va y le salen bien las cosas, pero desde que fue renovado en el cargo, el presidente Obama no ha cambiado nada. Parece tenerle más miedo a los banqueros que a la guerra.

    Veamos si en el periplo por América Latina se decide a hacer pronunciaciones para favorecer las relaciones hemisférica.
    Sería esto muy bueno.

  • eldris dijo:

    Cinismo, doble rasero, injusticia desmedida; más de 10 años presos sin recibir tratamiento alguno, delito cometido ser árabe, falta de voluntad del gobierno norteamericano de cerrar la ILEGAL Base Naval Yanqui en Guantánamo, evidencias sobran, quién se ocupa de solucionar el problema NADIE, PORQUE, sencillo lo decidió la superpotencia mundial, ahí nadie toca, de que sirve la carta de la ONU sobre los derechos humanos, o es que sólo se aplica a favor de los ricos.

    Parodiando a Feijoo, "Este mundo es un relajo en forma de gallinero que los que suben primero se ensucian en los de abajo, pero si por un guanajo de peso no muy ligero se cae y se parte un gajo y se van para el carajo, los de arriba los de abajo y los que subieron primero."

  • Maudi dijo:

    La pequeña estación de trenes bulle de vida desde bien temprano. Los estudiantes pasan con los uniformes ajustadísimos y un vendedor de periódicos anuncia el aburrido Granma de cada día. Hay cucuruchos de maní, dependientes que ofrecen refrescos y varias personas que han dormido toda la madrugada sobre cartones en el suelo. El lugar –a pesar de su insignificante arquitectura– podría ser una terminal de ferrocarril en cualquier ciudad del mundo. Sólo que algo falta en la escena, algo brilla por su ausencia: no se ve ni un solo tren. Los rieles están vacíos y no se divisa ninguna locomotora, ni siquiera se oye su silbato en la distancia. A media mañana llegará renqueante un solitario coche motor que aún tiene pintadas en el costado las siglas DB (Deutsche Bahn). Los pasajeros lo abordaran con desgano, aunque algún que otro niño todavía saludará sonriente desde la ventanilla.

    Cuba tuvo el primer ferrocarril de Iberoamérica, que se inauguró justamente en un noviembre como éste pero de hace 175 años. El tramo La Habana-Bejucal se creó una década antes de que España –la entonces metrópoli- pusiera a funcionar los trenes en su propio territorio. Pero no es solamente cuestión de fechas, sino que en esta Isla las líneas férreas vinieron a encajar en la geografía nacional como una espina dorsal de la que partían infinitos ramales. La vida de muchos pueblitos empezó a medirse temporalmente entre la llegada de un vagón y otro, entre los arribos y las partidas que aparecían en la pizarra de cada estación. La cotidianidad olía a ese “aroma” que surge de la fricción entre el metal de las ruedas y el de los rieles. Pero de aquel protagonismo ferroviario poco queda hoy. Un día dijimos adiós desde el andén al último tren donde nos sentimos a gusto y a partir de ese momento subirnos en otro fue una experiencia incómoda, difícil, angustiosa.

    Aunque en el último año se han llevado a cabo labores de reparaciones de vías y aumentó en más del doble la mercancía trasladada a través de ellas, el daño sufrido por el ferrocarril cubano es de una gravedad que no se puede cuantificar en números. El problema principal no es la falta de puntualidad en las salidas, los vagones deteriorados, ni los baños tan sucios que ya ni siquiera se pueden llamar servicios sanitarios. Tampoco el robo sistemático a las pertenencias de los viajeros, el maltrato de muchos empleados a los clientes, la cancelación constante de salidas o la alarmante falta de seguridad vial que se expresa en frecuentes accidentes. El deterioro mayor ha ocurrido en la mentalidad de los cubanos, para quienes el ferrocarril ha dejado de ser el transporte interprovincial por excelencia. Esos millones de personas que ya no miden el ritmo de su vida por el silbato de una locomotora, que ya no saludan con orgullo desde la ventanilla de un vagón. A la manida escena del beso de despedida en un andén, del pañuelo batiendo desde el apeadero, le falta desde hace décadas el protagonista principal: un tren a punto de partir, una larga serpiente de hierro dispuesta a recorrer la espina dorsal de esta Isla.

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