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Colchones: Santos y pecadores

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jorge-luis-santos-trPor José Veigas Zamora

Si repasamos bien nuestro idioma, encontraremos que una de las palabras más grotescas del español es: colchón. Sin ánimo de exagerar pudiéramos agregar que no solo el vocablo resulta desagradable sino que el propio objeto, después de unos años de uso y abuso continuado, se transforma en algo inmundo, que se asemeja a una res putrefacta en medio del campo.

Todos hemos presenciado seguramente, la disección de unos de esos vetustos colchones cuando están dispuestos para ser reparados, acto solamente comparable, a una operación quirúrgica o a la terrible actividad que se desarrolla en un matadero. Cuando los colchones se abren en canal y se le extraen las entrañas, pueden contener las más diversas y absurdas materias que se alcance a imaginar: guata, tela, hierba, algodón, cartones y, de vez en cuando, hasta algún objeto inusitado que inexplicablemente se introdujo en su interior.

Quizás por alguna de estas razones, los colchones no han sido utilizados con frecuencia como objeto plástico per se. Recordemos quizás el caso más conocido, el uso que Guillermo Kuitca les dio como soporte de sus mapas, que nos remitían de modo explícito a una reflexión sobre lo temporal de la vida, ya que, como ha expresado la crítico de arte Leila Driben "la cama opera como el elemento concentrador de todo el ciclo: nacimiento, vida, muerte". De cierta manera, Santos nos conduce por senderos contrapuestos a los de Kuitca, ya que los rescata al final de su ciclo vital, cuando en la mayoría de los casos la historia del colchón ha concluido, esta se ha borrado junto con las personas que los utilizaron y disfrutaron.

En las manos de Santos, este soporte inusual se torna material reciclable. Al contrario de las telas, los cartones o los papeles, siempre semejantes entre sí, estos objetos presentan aspectos y condiciones bien disímiles. Cada uno puede sugerir e imponer una forma de operar afín con su estado de conservación, dimensiones y características generales. Poco o nada tiene este ejercicio, con el acto tradicional de pintar, grabar o esculpir. En este caso se entremezclan con un mismo objetivo la pintura, el collage, la escultura, la artesanía... También se suman a este aquelarre creativo los pigmentos...aunque lo casual y el accidente se encuentran presentes en todo momento.

Lo que más diferencia esta obra reciente de Jorge Luis Santos de la que desarrolló anteriormente, es su tridimensionalidad. Si observamos con perspicacia estas piezas, pudiéramos considerar a algunas como dignas continuadoras de sus pinturas bidimensionales, pero nada tienen que ver con su obra escultórica, por lo que de hecho se convierten en una especie de ejemplares híbridos en el conjunto de su obra.

El camino recorrido por Santos desde el 2003 -cuando expone Tras la ventana, en la Casa Guayasamín- hasta la fecha, muestra su esfuerzo continuado por combinar equilibradamente el gesto, la materia y los conceptos. La excepcionalidad de estos colchones transformados, reside en que son resumen y consecuencia de sus preocupaciones anteriores con respecto a los objetivos de su obra. Ahora, cada pieza parece formar parte de una cartilla o lenguaje personal que va ofreciendo pistas y referencias al espectador. La lectura no puede hacerse de modo unidireccional, más bien tendría que ser aleatoria, cada cual elige su punto de partida y concluye donde crea pertinente hacerlo.

Como un simple espectador y solo con el derecho que me brinda haber sido testigo del proceso de creación de muchas de estas piezas, preferiría comenzar el recorrido por la titulada Punto G, que en mi criterio, es la que se encuentra más cercana, al menos como visualidad, a la obra de Kuitca. No hay mapas ni intensiones esotéricas como en el argentino, pero sí texturas y monocromía y el título, que nos sugiere, más un punto de partida que una insinuación de carácter erótico.

Aunque no pretenda realizar con estas líneas la curaduría de la exposición, y mucho menos, montar un "Salón Imaginario", me gustaría colocar a continuación Tragedias vivientes, donde Santos comienza a hacer más compleja la composición, al mismo tiempo que nos remite a su pintura en dos dimensiones; la reiteración del texto y la propia imagen, dramatiza la posible historia que se desarrolló en ese breve espacio.

Tres obras al que el autor decidió dejar Sin título, ejecutadas con diferentes soluciones materiales, pero visualmente relacionadas, vendrían después, como para hacer evidente que el autor las concibió como un tríptico -pero esto es una pura especulación, realmente en el proceso creativo del artista no hubo semejante intención. Al menos presumimos que el estado original de la pieza conllevó a un resultado u otro.

Para continuar este recorrido elegiría tres obras de títulos sugerentes aunque nada concretos: La lágrima, Orgasmo y Pensando la noche. Cada una parece interrelacionarse entre sí, pero al mismo tiempo, se imponen con una presencia independiente. Por momentos, en esta sección del conjunto, encontramos reminiscencias de algunos maestros de la abstracción sin poder señalar cuál influencia predomina por encima de la otra. La simplicidad de las formas y el parco empleo del color hacen de estas tres obras, el centro de atención de esta imaginaria muestra.

Con La estaca y Malditos sueños se perfila otra vertiente dentro del conjunto, en la que predomina lo agresivo casi pudiera hablarse de una intención trágica y provocadora; las tonalidades oscuras y el contraste con el rojo ¿sangre? hacen de estas piezas la representación clara de una pesadilla y de nuevo nos encontramos ante la intención nada oculta de insinuar historias, concebir hechos, que pueden haber ocurrido o no, sobre los muelles calcinados y la guata vencida.

Creo que con esta obra reciente, Jorge Luis Santos se posesiona de un original medio de expresión que ha podido controlar y desarrollar sin llegar a los excesos que pudieron asomarse en el proceso "reconstructivo" que concluyó convirtiendo aquellos colchones en estas obras de arte.

Jorge L Santos La estaca 2011 mixta-colchón 136 x 45 x 14

Jorge L Santos La estaca 2011 mixta-colchón 136 x 45 x 14

Jorge L Santos s-t 2011 mixta-colchón 140 x 198 x 25

Jorge L Santos s-t 2011 mixta-colchón 140 x 198 x 25

Jorge L Santos s-t 2011 mixta-colchón 183 x 132 x 20

Jorge L Santos s-t 2011 mixta-colchón 183 x 132 x 20

Jorge Luis Santos Malditos sueños 2011 mixta-colchón 132 x 193 x 24 a (RGB)

Jorge Luis Santos Malditos sueños 2011 mixta-colchón 132 x 193 x 24 a (RGB)

Jorge Luis Santos Malditos sueños 2011 mixta-colchón 132 x 193 x 24 b (RGB)

Jorge Luis Santos Malditos sueños 2011 mixta-colchón 132 x 193 x 24 b (RGB)

Jorge Luis Santos Pensando la Noche 2011 mixta-colchón 140 x 193 x 16 (RGB)

Jorge Luis Santos Pensando la Noche 2011 mixta-colchón 140 x 193 x 16 (RGB)

Jorge Luis Santos Pensando la Noche 2011 mixta-colchón 140 x 193 x 16 a (RGB)

Jorge Luis Santos Pensando la Noche 2011 mixta-colchón 140 x 193 x 16 a (RGB)

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