Cubadebate

Editorial de La Alborada
Traducido por Asunción Aday, del Equipo de Traducción de Cubadebate y Rebelión

En el caso de Luis Posada Carriles, Estados Unidos está transmitiendo al mundo un mensaje de hipocresía una vez más. En cuanto al terrorismo se refiera, hagan lo que decimos, no lo que hacemos.
Resulta que Posada, de 79 años, exiliado cubano con vínculos con la CIA que se remontan a la fallida invasión de Bahía de Cochinos en 1961, ha sido puesto en libertad a pesar de ser buscado internacionalmente por su papel en el sabotaje de un avión de pasajeros cubanos en 1976 sobre el mar Caribe que asesinó a 73 personas, y en una serie de atentados con bomba en hoteles de La Habana en el decenio de 1990.
La semana pasada, un juez federal cordial fue a Texas para poner fin al caso de inmigración del gobierno contra Posada, quien ha estado ilegalmente en los Estados Unidos desde 2005.
¿Por qué el gobierno de Bush está mostrando esta inexplicable deferencia con un hombre que nuestro propio Departamento de Justicia ha calificado de "peligroso criminal y reconocido autor de conspiraciones terroristas"?
La respuesta está en la sórdida historia de la CIA, las ideas políticas del Sur de la Florida y la considerable habilidad que posada ha puesto de manifiesto al apelar a la reputación que se ha ganado durante más de 40 años como enemigo anticomunista del Presidente cubano Fidel Castro y como traficante de armas para los rebeldes contras en Nicaragua durante el gobierno de Reagan.
En la Pequeña Habana de Miami, donde cualquier enemigo de Castro es automáticamente un amigo, ha sido alabado como combatiente por la libertad.  En el resto del mundo, sin embargo, es simplemente un terrorista y ha aumentado el desprecio internacional por el servil tratamiento que Estados Unidos le ha conferido.
Los Angeles Times informa que las comunicaciones desclasificadas de la CIA muestran que Posada ha sido parte de la "operación" en que un avión de Cubana fue saboteado sobre Barbados hace 31 años.
Además, ha alardeado públicamente de ser el autor intelectual de los sabotajes con bombas en los hoteles con el propósito de dañar el turismo cubano.  Un turista fue asesinado en una explosión ocurrida en 1997.
Quien esté orquestando la escapatoria de Posada hacia la libertad por lo visto tiene la mentalidad de la Guerra Fría donde el extremismo en defensa de la virtud no es un vicio, en especial cuando Castro es el enemigo.
Pero ese criterio contrasta de manera marcada con la línea dura de los Estados Unidos contra el terrorismo en otros lugares y sólo puede exponer a esta nación a una carga de hipocresía que erosiona aún más la credibilidad estadounidense en el escenario mundial.