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New York Times, en 1990 sobre libertad para terrorista: El caso de Bosch distorciona la justicia

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The New York Times
Editorial, del 20 de julio de 1990
Traducido por María Martínez y revisado por Mabel Rivas, del Equipo de Traductores de Cubadebate y Rebelión.

La excarcelación de Orlando Bosh, condenado por cometer actos de terrorismo y considerado oficialmente un extranjero sumamente indeseable, es un ejemplo alarmante de la justicia política.  El Departamento de Justicia, sin ninguna compulsión legal sino una presión política evidente, ha dejado salir de la cárcel a Bosh, con lo que se ha granjeado la aceptación de los políticos locales - y ha malgastado la credibilidad de los estadounidenses en materia de terrorismo. 

El Dr. Bosch, pediatra cubano más conocido por los ataques con bombas que por la medicina, ha sido un héroe en las comunidades anticastristas del Sur de la Florida.  Fue encarcelado hace dos decenios por colocar bombas en barcos y disparar una bazuka contra un buque de carga polaco en el puerto de Miami.  Más tarde, mientras se encontraba en libertad condicional, huyó hacia América Latina, donde, según las autoridades de los Estados Unidos, participó en numerosos ataques dinamiteros contra Cuba.  Hace dos años regresó ilegalmente y estuvo detenido para ser deportado.  El gobierno dice que únicamente Cuba está dispuesta a aceptarlo.

A pesar de que existe una creciente repulsión por el terrorismo, incluso entre los exiliados cubanos más recalcitrantes, la senadora Connie Mack, la representante Ileana Ros-Lehtinen y otros políticos han ejercido una intensa presión para obtener la excarcelación del Dr. Bosch.  Jeb, hijo del presidente Bush y líder republicano en el Sur de la Florida, se unió al coro político.  Los reclamos de todos ellos fueron escuchados.  La justicia hizo que el preso aceptara una especie de arresto domiciliario y que accediera a no tener trato con personas violentas.   No obstante, tan pronto como fue liberado, el Dr. Bosh juró que se comportaría como se le antojara durante sus tres horas diarias fuera de su casa.

La justicia  alega de manera poco convincente que fue forzada por un Juez Federal quien parecía estar presionando para lograr la excarcelación de Bosh.  Ahora bien, el juez William Hoeveler, quien corroboró enfáticamente el pasado mes de noviembre la facultad del departamento de justicia para encarcelar a un inmigrante deportable, había preguntado simplemente si el gobierno tenía intenciones de mantener preso indefinidamente al Dr. Bosh. 
 
En nombre de la lucha contra el terrorismo, los Estados Unidos enviaron a la fuerza aérea a bombardear a Libia y al ejército a invadir Panamá.  Sin embargo, ahora la administración de Bush consiente a uno de los terroristas más connotados del hemisferio. ¿Y por qué razón? La única razón evidente es granjearse el favor del Sur de la Florida.

 

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