Cubadebate

Hoy a las cinco de la tarde, la Sala Alfredo Guevara del Pabellón Cuba abrió sus puertas a un  público que estuvo ante la proyección de un fruto de la cátedra Santiago Álvarez del ICAIC: Máscaras, proyecto que el pasado año obtuviera la beca de creación El reino de este mundo de la Asociación Hermanos Saíz, mediometraje documental que aborda la temática del transformismo en Cuba.

Al principio fue Máscaras al borde del proscenio, un título largo, e inadecuado para este tipo de producción. Pero decidió Lázaro González, su director, utilizar el término máscaras como suceso artístico, teatral, performático, más allá del maquillaje y la imagen facial. Máscara es el cuerpo del autor, el desplazamiento escénico, la voz y la dicción: es el todo orgánico del personaje.

Razones para contar una historia

Cuenta Lázaro que, a veces, los temas lo escogen a uno: “hace algunos años escribí un guión de ficción, Desenfreno, de temática gay, que aun no he podido filmar, y que me hizo notar la ausencia de representación mediática de sujetos con identidades de género no conformes, que difieren de la norma heterocentrista, en un país con un patriarcalismo hegemónico que es perjudicial.

"Yo no sabía qué era transformismo. Para mí era algo relacionado con la robótica.Vengo de Pinar del Río, donde si bien la práctica es frecuente, no la conocía, no estaba dentro de mis círculos habituales de consumo. Llegué a La Habana y empecé a vincularme con Teatro El Público, la agrupación que dirige Carlos Díaz, y conocí a un actor que también hacía transformismo; me llevó a un espacio de transformismo y descubrí esa vida casi paralela, a veces oculta, del mundo habanero”.

En cuarto año de la universidad realizó junto a una compañera de clases un ejercicio documental, Margot, de solo siete minutos, que lo acercó al tema. Comenzó a desarrollar la investigación para lo que fue su tesis en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana —Lázaro González es graduado de Periodismo. Su ejercicio de graduación integró el documental y una teorización sobre el fenómeno a partir de criterios de autores y de los resultados obtenidos con los métodos etnográficos propios de su filmación.

Conoció de la existencia de algunos trabajos como TransCuba, de la periodista Marta María Ramírez —uno de los núcleos cardinales de su investigación— que abordaba la temática del transformismo. Sin embargo, notó que los realizadores que se habían acercado al fenómeno no habían buscado el hecho artístico, sino que la mayoría se había centrado en una visión historiográfica.El transformismo en su estereotipo es concebido como una práctica relacionada con la orientación sexual o la identidad de género. Antes de Máscaras, nunca antes un documental cubano había mirado al transformismo como resultado de una construcción estética y dramática.

Marta María, autora de TransCuba y Lázaro González, director de Máscaras.

Claves para mostrar el hecho artístico

No concierne a Máscaras la opinión de especialistas, más bien pretende indagar en la concepción que tienen los propios transformistas sobre el fenómeno y sobre su personaje. Así, el director busca ofrecer a los espectadores las herramientas necesarias para elaborar sus concepciones, aunque nunca hayan estado en un espacio de transformismo, con tal de no repetir los estigmas y prejuicios que han dificultado la vida de estos artistas.

Me cuenta Lázaro que él quería una historia intimista, acercar lo más posible a los espectadores con los personajes, y por eso son pocos. Al principio eran tres, uno de ellos después decidió no participar.

“Intenté que la dualidad dramatúrgica de los personajes sirviera para dar un poco de ritmo al documental, para que en lugar de que hubiera dos personajes todo el tiempo, hubiera cuatro. Quería mostrar este desdoblamiento entre persona y personaje que tenían mis protagonistas. Riubel Alarcón y Margot Parapar son dos personajes distintos dentro de mi mirada como documentalista, así como Pedro Manuel González Reinoso y Roxana Rojo, por otra parte, lo son.”

Riubel interpreta a Margot en rodaje de Máscaras. Foto: Captura de video

Pedro Luis interpreta a Roxy Rojo en Máscaras. Foto: Captura de video

Con esos dos (o cuatro) personajes el realizador pretende mostrar lo que considera son las dos aristas principales del fenómeno: la tensión entre centro y periferia (por eso escoge un personaje de Villa Clara y otro de La Habana); y las propias diferencias estéticas que puedan tener en cuanto a concepción y apropiación del canon, del tipo de manifestación cultural que cada uno de ellos hace.

Es Margot una de las figuras más activas del transformismo, conduce las galas contra la homofobia que organiza el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), y tiene un espacio fijo en el cabaret Las Vegas.

“A mí me interesaba crear un equilibrio entre las figuras más posicionadas y otras más emergentes. Pero creo que los dos personajes son figuras cimeras del transformismo en Cuba, lo que de espacios diferentes, La Habana y Villa Clara —donde más difícil fue la selección. Después de ver unas 15 propuestas en Villa Clara, de estar un tiempo yendo al Mejunje y otros espacios como el municipio costero de Caibarién, escogí este personaje que ya casi no se presentaba en las noches de transformismo en el Mejunje, pero que desde los inicios de este género en los '90 es una de las figuras principales. Y logré que Roxana Rojo participara en el documental.

"Traté de involucrar la mayor cantidad de instituciones posibles, gente que le interesara el tema, que tuviera más deseos de hacer que de cobrar por lo que hacía. Y Máscaras tiene dos asideros fundamentales que permitieron la producción: la Asociación Hermanos Saíz, por la obtención de la beca El reino de este mundo, y la cátedra Santiago Álvarez del ICAIC, que desde el principio me apoyó con los permisos de filmación.También contó con el apoyo del propio ICAIC y de Troqua Vision Siglo XXI.

"Muchos pudieran pensar que este es un trabajo que debió haberse hecho desde el CENESEX, porque está además entre sus líneas de investigación. Pero el CENESEX no es una productora audiovisual, no tenía presupuesto para este tipo de proyectos, y me apoyó en cuanto a asesoría. A ello se suman la Facultad de Comunicación y la Facultad de los Medios de Comunicación Audiovisual FAMCA, porque también fue la tesis  de licenciatura en Fotografía del director de fotografía de la película: Alain López".

De por qué el documental, la ficción y el periodismo

“A veces la realidad puede ser más rica que la ficción, y sabía que estos personajes, a los que yo podía acceder sin grandes dificultades, eran muy ricos, no tenía ningún sentido buscar un actor que hiciera de transformista cuando los tenía a ellos, personas con grandes capacidades histriónicas, que se expresan perfectamente delante de una cámara.

"Parte de mi amor hacia el documental —más independiente, subalterno, como son mis propios personajes, como es el fenómeno que traté— surge por sus propias características: tiene más libertad creativa, de indagación. Me interesaba muchísimo documentar todo el proceso de creación del personaje, porque eso era lo que me permitía convencer al espectador de que eso era un proceso de creación artística, y lo alternaba con su historia de vida.

"Me interesaba muchísimo documentar todo el proceso de creación del personaje".

"Aunque, de alguna manera, creo que Máscaras es una película de ficción, no tengo ningún ánimo de establecer fronteras entre uno y otro. Hay puestas en escena bastante construidas que no son reales, como la escena del teatro Trianón, porque traté de mantener una línea de ficción como hilo conductor”.

Para Lázaro saber en qué momento su trabajo es periodístico o documental carece de sentido, pero reconoce que en Cuba hay una tendencia a la discriminación a los documentales que usan la entrevista como método “porque dicen que parece periodístico, como si parecer periodístico fuera un defecto. El documental no es más que un vehículo para acercar a una mayor cantidad de personas a esta problemática. Esa es mi función como periodista, como documentalista, sensibilizar a la gente o, por lo menos, comunicar qué ocurre con estos seres que, por muchísimas razones, se han mantenido al margen durante bastante tiempo”.

Cuando en la Sala Alfredo Guevara terminó la proyección y el encuentro con el equipo de realización y los protagonistas de Máscaras, tal vez los estigmas no cambiaron en lo más mínimo, pero el arte del transformismo no solo llegó al proscenio, sino intenta salir del Gueto.