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Echar a andar la Guiteras: Un asunto personal

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Termoeléctrica Antonio Guiteras, de Matanzas. Foto: Roberto Jesús Hernández.

Hombres y mujeres con cascos de colores chillones recorren las escaleras entreveradas en las entrañas del monstruo mecánico. Huele a metal, sudor, productos químicos y salitre. Desde las alturas de la Central Termoeléctrica (CTE) Antonio Guiteras se abarca un panorama de vértigo de la bahía de Matanzas que resplandece bajo el brutal sol de finales de junio.

Los obreros apenas notan la belleza del paisaje. Por todas partes y entre parches de luz se ven rostros contraídos por la concentración o el esfuerzo y músculos tensos, con un background caótico de pitidos de válvulas y herramientas que cortan o golpean.

Recostado a una tubería enorme, un obrero comparte con otro el que tal vez sea su último cigarro. Un negro cincuentenario, uno de los tantos hombres que visten el overol que aquí es tendencia de la moda, dice medio en broma y medio en serio que él es más viejo que la planta, y funciona mejor sin necesitar piezas de repuesto. Un muchacho con rostro de niño limpia sus manos de viejo con un trapo antes de sacar del bolsillo el smartphone para comunicarse con su ¿novia? aprovechando el descanso del almuerzo. 

Hay que subir hasta el llamado “punto rojo”, donde está la verdadera acción, para encontrar al jefe de brigada Jilme Lago Hernández, pendiente de cada movimiento del equipo bajo su mando en la cámara térmica inferior de la caldera. Es uno de los más de 300 operarios de la Empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas (EMCE) que participan en las reparaciones de la Guiteras, durante una parada corta de tres días. 

Jefe de brigada Jilme Lago Hernández, pendiente de cada movimiento del equipo bajo su mando en la cámara térmica inferior de la caldera. Foto: Roberto Jesús Hernández.

“Estamos retirando todo lo dañado para reparar las aletas de los tubos, poner una nueva malla de acero inoxidable, restablecer el material refractario que lleva y luego cerrar para continuar con otras tareas de las más de 200 previstas. Cuando estamos con una avería es un trabajo violento. Aunque lo normal son los turnos de 8 horas en estos casos son de 12, pero si hace falta se sigue hasta 14 o 16 sin parar; lo que haga falta para poder sacar el bloque y tener la generación a tiempo, eso es lo más importante”. 

Los ojos de Jilme están atentos a lo que sucede en una abertura que no sobrepasa el medio metro de ancho. Aunque da claustrofobia de solo mirarlo, en aquel espacio diminuto hay un hombre que lleva horas arrancando a martillazo limpio la costra que se formó sobre el metal. Todo transcurre en una atmósfera sofocante a más de 40 grados de temperatura.

“Nos enfrentamos a un trabajo peligroso en un espacio confinado con muy poco acceso, donde cabe una sola persona. Hay que maniobrar agachado, no hay chance casi ni para moverse. Entras de una forma y adentro no puedes virarte. Es incómodo también por la suciedad y la escoria, el mismo vanadio que produce el petróleo crudo está incrustado en las tuberías. Los productos tóxicos que se derraman obligan a estar protegidos”.

La jornada empieza temprano. A las 5:30 am lo recoge el transporte en su casa en el reparto Iglesias en la ciudad de Matanzas y a eso de las siete ya está en la Central donde permanecerá hasta la noche. Lo ideal sería empezar el día con fuerzas renovadas después de una buena noche de reposo, pero la realidad es famosa por desbaratar hasta los mejores planes.

“En mi casa también se va la corriente, igual que en todos lados. La quitan tres horas, luego la restablecen otras tres horas, se va de nuevo y así. Muchas veces llego después de las ocho de la noche y no tengo corriente, tengo que bañarme a oscuras y tratar de descansar un poco para estar de pie bien temprano. Luego de una jornada fuerte uno llega a casa muy agotado, y en medio de un apagón no se descansa lo suficiente entre el calor del verano y la presión de tener que incorporarse al otro día al amanecer. Aquí todos sufrimos lo mismo y luchamos para que el tiempo de las reparaciones sea el planificado e incluso menos. 

“La familia ya se ha acostumbrado. Cuando les digo: la planta va a parar mañana, ya lo toman como algo normal, con carácter deportivo. El apoyo ese es muy importante y más cuando uno sale de provincia, porque deja atrás algunos problemas personales y al regreso se han multiplicado. Todo eso complica la situación, pero hay que enfrentarlo. Cuando hay que hacer mantenimiento o algún otro trabajo en otras termoeléctricas de Cuba y se necesita el apoyo de Matanzas pues para allá nos vamos. He estado en la de Mariel, la de Cienfuegos, la Che Guevara... casi todas. Me falta la de Santiago”.

Una parada de 72 horas de la CTE matancera se aprovecha al máximo para intervenir en el llamado “punto rojo” de la caldera, limpiar los calentadores de aire regenerativo y el economizador. Foto: Roberto Jesús Hernández.

La termoeléctrica matancera parece un animal inmóvil, un Leviatán varado al borde del mar. La chimenea que habitualmente expulsa el humo gris de su respiración, un buen presagio visible desde distintos puntos de la ciudad, está como muerta, un largo tubo rojiblanco recortado contra el cielo azul. 

“Vivo con mi esposa y mi niño de tres años. Cada noche él me espera loco por jugar. Cuando me ve llegar y me dice: ¡papá, papá, no hay luz!, es... terrible. Mi mujer siempre me pide que me cuide mucho, sobre todo en lugares donde se trabaja a altas temperaturas y hay productos tóxicos como el polvo que contiene azufre, y te daña la vista. Por eso usamos mascarillas, espejuelos contra impactos y otros medios de protección que siempre los tenemos”.

Todo el mundo sigue a la expectativa, con el alma en vilo, de todo cuanto sucede en el mayor y más eficiente bloque unitario de la Isla caribeña, inaugurado en el año 1988, donde además de la intervención en el área de la caldera se acomete la limpieza en los calentadores de aire regenerativo (CAR) y el economizador, junto a otras tareas menores para aprovechar la oportunidad que ofrece la parada. La intención es elevar la potencia de la CTE hasta aproximadamente 240 megawatts. 

“Lo más difícil es cuando hay alguna avería en un lugar incómodo. A veces te metes horas para encontrarla, por ejemplo, cuando se va algún tubo de la caldera. Lo otro es arrancar con el trabajo hasta terminar. En la brigada tenemos gente de mucha experiencia, pero también muchachos de 20 y 30 y pico de años; poco a poco los vamos enseñando. Yo mismo entré aquí muy jovencito como ayudante y me formé en varios cursos. Ya tengo 26 años de experiencia”, dice el jefe de la brigada de Reverbería.

“Yo me acuerdo de las misiones más complicadas como aquella que cumplimos en la termoeléctrica de Santa Cruz, la Che Guevara, donde en una avería se afectó una de las paredes del horno y no quedó nada. Había que restablecer todo aquello. Los compañeros me miraron y dijeron: está duro, pero esto es lo que tenemos. Se nos hizo complicado porque nunca nos habíamos enfrentado a aquello, pero logramos salir airosos”. 

Los obreros acometen más de 200 acciones en condiciones físicamente desafiantes, durante turnos de 12 horas. Foto: Roberto Jesús Hernández.

Sobre los obreros que se afanan entre el amasijo de tuberías y vigas del “punto rojo” de la caldera caen, de tanto en tanto, copos negros de una especie de hollín. Algún bromista dice que si te vas muy limpio es que no estuviste aquí. 

Los teléfonos no paran de sonar. Una figura vestida con el omnipresente overol azul se distingue del resto porque por debajo del casco le asoma una coleta rubia. La muchacha que parece estar en todas partes porta un fajo de papeles y reparte indicaciones. Tiene aura de mando. Efectivos del Cuerpo de Bomberos esperan a la sombra de su carro con las mangueras a punto, por si acaso. En días como estos la termoeléctrica se parece a un hospital en el que todos los recursos se ponen en función de tratar a un único paciente.

“A los que entran nuevos a trabajar con nosotros le damos un mínimo técnico y la primera frase que siempre les digo es que nosotros somos los médicos que trabajamos para traer la energía al pueblo, porque no tenemos horario ni día fijo. Si te llaman un domingo al mediodía o a las 12 de la noche tienes que venir”, sentencia Jilme.

Hay días buenos y malos. Por momentos el desafío parece insuperable. A veces el desánimo pesa tanto como el cansancio mientras el cuerpo y la mente son forzados más allá del límite. Pero siempre que unos brazos caen rendidos hay otro par listo para tomar el relevo. No hay margen para dejarse caer cuando se tienen encima los ojos, y las esperanzas, de todo un país.

Mujeres y hombres ponen conocimiento y todos los recursos a su alcance para garantizar la calidad de los trabajos en la Guiteras, sin descuidar las medidas de seguridad. Foto: Roberto Jesús Hernández.

Se han publicado 17 comentarios



Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.

  • Ernesto dijo:

    Proeza la de esos hombres, lástima que su salario no compensa el gran trabajo que hacen, tal vez mejores condiciones salariales para los obreros del sector conllevaría a una mejor estabilidad en las plantas, de eso no cabe duda.

  • Empresa Eléctrica de Guantánamo dijo:

    Hermosa crónica del duro bregar de los guerreros, de los valientes que trabajan incansablemente por la hermosa razón que los UNE, la energía que brota para todo un pueblo desde la Central Termoeléctrica Guiteras. Fuerza, coraje, amor a la profesión y un humanismo que sobrepasa todo entendimiento y hasta las posiciones incautas de los corazones insensibles a la proeza diaria para echar a andar la mole de metal matancera.

  • el estudiante dijo:

    Un homenaje a todos ellos!!! Nada vale (ni con nada se paga) el trabajo que hacen!!!

  • Geovanny dijo:

    Esos hombres y mujeres necesitan de atención, lo mismo por parte del gobierno como por el pueblo del cual ellos forman parte.

  • Jorge Cruz Perdomo dijo:

    Más que un Homenaje diria que son un colectivo de heroes del trabajo, principalmente a todos esos trabajadores encargados del funcionamiento y mantenimiento de la caldera, Planta de H2O, Generadores, Bloques de Bombas, en fin todos en general, hay personas que hablan sin tener la idea ni saber como es el funcionamiento de una caldera ni cuantas cosas intervienen en el buen funcionamiento de la misma, Mis saludos y felicitaciones a este Colectivo de trabajadores que dan el todo por el todo en todo el país.

  • Ale.H.H dijo:

    Excelente articulo, así los hipercriticos saben la calidad de esos trabajadores, nuestros heroes...

  • Diana Eléctrica Matanzas dijo:

    La generación de electricidad es una prioridad en el país, hombres y mujeres sacrificados, que trabajan intensamente, sin descanso y ante el peligro para dar solución a cualquier situación que se presente en el menor tiempo posible. #Matanzas #ElectricosPorCuba

  • Martin Bernatz Gutierrez dijo:

    Los mueve el amor a la profesion y el compromiso con su pueblo. Necesario se publique mas de su esfuerzo y sacrificio.

  • Raúl dijo:

    Excelente crónica, muy bueno que se hable de todo el trabajo que hacen esos héroes anónimos para muchos. Me quito el sombrero ante tanta entrega y sacrificio. Felicidades.

  • Godofedro dijo:

    Esto más que personal es un asunto nacional....

  • b dijo:

    Esa es nuestra economia

  • Guillermo dijo:

    No se podrá limpiar el combustible nacional para que dañe menos las centrales eléctricas? Tenemos muy buenos ingeniero químico, mecánicos , nadie tiene alguna idea para lograrlo

  • Víctor Manuel Rivero dijo:

    Felicidades para esos aguerridos obreros mucho valor y dignidad hay que quitarse el sombrero ante ellos cuidanse mucho el pueblo los quiere y admira sin palabras lo mejor para ustedes

  • Victor Javier dijo:

    Señores ese es su trabajo deberían pagarle cómo es debido no es una heroicidad todo está destruido por eso suceden esas cosas esos hombres y mujeres q trabajan en esos lugares están capacitados para esas funciones los q trabajan en comunales tienen q ver con productos contaminantes en el hospital el médico tiene sus retos diarios para eso le PAGAN ahora q todo este destruido y q allá q estar inventando en todo lo q ya no se puede inventar es otra cosa todo está destruido

  • Pedro Enrique Cardoso dijo:

    Buen comentario periodista, realmente hay que dar a conocer cada día esas proezas, no tan pequeñas, de héroes que no deben quedar en el anonimato. No solo de pan vive el hombre, y ellos, necesitan de esos reconocimientos.

  • fjglez dijo:

    Yo no critico a los trabajadores de las Termoeléctricas pies la Responsabilidad de lo k esta pasando no es de ello ademas tengo unhermano k trabaja en la Carlos Manuel de Cespedes..pero ahora entra la Guiteras y salen 3 mas y asi todos los dias..a esto hay k ponerle la energia electrica es Estratergica para cualquier pais..falta de ella desebcadena un desastre productivo y de servicios detras de esto..

  • José Genaro Rodríguez Montesino dijo:

    Son verdaderos Titanes, héroes sin lugar a dudas del trabajo, todos los que vivimos en esta isla hermosa le estaremos eternamente agradecidos...
    Mucho más pudiera decirse, pero sería redundar...

Se han publicado 17 comentarios



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Roberto Jesús Hernández

Roberto Jesús Hernández

Lic. en Periodismo. Corresponsal de la Agencia Cubana de Noticias (ACN). Graduado de la Universidad de Matanzas.

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