Cubadebate

Por Oscar Sánchez

Las Asambleas Noveno Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) entran a partir de hoy en el último segmento en la base, con la celebración de sus últimas cinco sesiones, en la Radio, TV, Prensa Escrita, su Bloque Variado y cerrarán en la Isla de la Juventud, el próximo 4 de junio.

Qué decimos en los medios y cómo, es el denominador común en los Congresos en cada una de las provincias, desde que se iniciaron el pasado día 2, en Guantánamo.

En Villa Clara, Luis Orlando Pantoja expresó la necesidad de que se cumplan las determinaciones establecidas en los documentos del Partido, refiriéndose al tratamiento de la información a los periodistas. Citó la tesis del Primer Congreso del Partido, otro de 1984 del Buró Político, el de 2007 para incrementar la eficacia informativa de los medios masivos de comunicación, y por último, los objetivos de la I Conferencia Nacional, del pasado 2012.

Y Cristóbal Álamo, en Sancti Spíritus, se preguntaba: ¿Y qué pasa con quienes violan lo establecido por el Buró Político? a lo cual se le podía agregar o recordar lo que dice la Constitución de la República en su artículo 5: El Partido Comunista de Cuba, martiano y marxista-leninista, vanguardia organizada de la nación cubana, es la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance hacia la sociedad comunista. ¿Cómo entonces admitir que se incumplan esas indicaciones, con lo cual se estaría, además, pasando por encima de la Ley suprema del país?

Situaciones como las narradas por la joven Mayra García, en Pinar del Río, hay que desaparecerlas. Ella dijo que ya no es el secretismo solamente, "ahora es peor, pues hay directivos que te dicen, Tengo la información, pero este no es el momento más oportuno, o Tengo que consultarla y así pueden pasar semanas, sin concretar el objetivo de informar", y cumplir con el bien público.

LA RESPONSABILIDAD QUE TENEMOS TODOS ES MUY GRANDE

Abel Falcón señaló cómo hay medios nacionales llenos de localismos y otros provinciales y municipales, alejados de lo que ocurre en la comunidad. Ese periodismo hace daño, porque no llega a la población, está divorciado de ella. El cienfueguero Omar George afirmó que en nuestras propias redacciones existe autocensura, a su juicio vinculado a que el cambio de mentalidad en nuestros colectivos es lo que más trabajo nos cuesta asimilar.

Saily, en Ciego de Ávila, abogó por que el periodismo cubano "tiene que contar historias reales, de gentes de carne y hueso que construyen esta sociedad, tiene que pasar por sus aciertos y desaciertos. En otras palabras, hay que humanizar el periodismo que hacemos, sacarlo de actos, eventos y reuniones. Así se parecerá más a nuestro pueblo". Y añadió, "no podemos hacer nuestro trabajo desde una mesa, desde un teléfono, hay que mirarles la cara a la gente, a los sujetos de nuestras informaciones".

Es por eso que Abel Falcón insistía en que la credibilidad de la Revolución pasa por la credibilidad de la prensa y exigía a cada parte, periodistas y fuentes, cumplir con su rol, pues es muy grande la responsabilidad con los destinos del país, como para no ser serios en ese cumplimiento.

Por aquí pasa también el seguimiento a los señalamientos que hace la prensa en un reportaje, un artículo o en las secciones de opinión de la población. Es cierto que el periodista tiene que darle seguimiento a lo que publica, pero toca a la fuente o la administración dar una respuesta. El silencio ante lo plasmado públicamente es sinónimo de inmovilismo, de inmunidad.

Al periodista le toca conseguir sus informaciones y debe para ello prepararse, buscar sus alternativas, sus recursos. No existe en ningún lugar del mundo una fuente, llámese dueño, administrativo, directivo, gerente, que le diga al periodista: "Ven, mira lo mal que tengo mi trabajo, mira cómo se roba aquí o se maltrata al trabajador".

La Revolución es rica en transparencia, ha hecho de ella y de su contacto con el pueblo un bastión indisoluble a favor de la unidad. Fidel a plaza llena explicó los errores cometidos en 1970 cuando la zafra de los 10 millones; el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas en 1985; los parlamentos obreros en 1993 para analizar la despenalización de la tenencia de divisas, o más recientemente, el 26 de julio de 2007, cuando el compañero Raúl convocó a la población a expresar los criterios sobre los procesos económicos y sociales del país, lo cual derivó en más de 4 millones de planteamientos, base de los principales acuerdos del pasado Sexto Congreso del Partido, cuyo proceso previo, el debate de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, fue una de las expresiones más nítidas de participación del pueblo en el gobierno y en los destinos del país.

Esa es la argumentación más sólida para que no existan ministros sin voces y mucho menos especialistas en Comunicación que lejos de viabilizar la relación con la fuente, lo que hacen es trabarla aún más, temiendo un señalamiento crítico.

El documento al que se refería Pantoja, el de 2007 sobre la eficacia informativa, dice textualmente en el sexto de sus 14 lineamientos: "Sancionar ejemplarmente todo intento de amordazar la crítica o el reflejo objetivo de la realidad". Y ese propio texto expresa que:"El ejercicio de la crítica es algo inherente a la actividad periodística".

Ciento por ciento de acuerdo con todos mis colegas, en los procesos de comunicación, ya sea hacia lo interno de cada organización o hacia su entorno exterior, debemos ser muy atinados, conscientes de que las actitudes, acciones, estructuras y todo cuanto hacemos y dejamos de hacer comunican qué pensamos, qué queremos, en definitiva, quiénes somos.

(Tomado de Granma)