Cubadebate

Marta Caballero
El Cultural, de España       

A Alicia Alonso, que nació en 1920, no se le pregunta por la jubilación porque es algo que no contempla. Ya lo ha cantado a los cuatro vientos. En los años 40, en la Cuba prerrevolucionaria, emigró a Estados Unidos y se hizo bailarina en el Ballet Theatre de Nueva York, compañía que próximamente rendirá homenaje a este mito vivo de la danza.

Tras la revolución, Fidel la reclamó para crear el Ballet Nacional de Cuba, que enseguida fue una prolongación de su técnica y su personalidad en el baile. Danzado el siglo XX, regresa este día 9 a Madrid con su compañía para ofrecer una gira de dos meses por España con un programa que incluye clásicos de su repertorio como Giselle, El lago de los cisnes y La magia de la danza.

PREGUNTA.- Se viene a España para estar dos meses de gira. ¿De dónde saca la energía?
R.- Es una gira larga, como nos gustan a nosotros, y más en España, para poder recorrerla bien. Siempre hemos querido hacerlo y nunca habíamos podido completarla por otros compromisos. Empezamos en Madrid con 13 funciones.
Es un record, una cosa linda, ¿no cree? Yo sé que mi ballet es muy amado allí, donde tenemos una trayectoria de llevar los grandes clásicos. En total, son 21 ciudades de España que vamos a visitar. Mayoría de edad, ¿no? Y la fuerza la saco precisamente de esa visita, de poder decir que estoy viviendo y que puedo llevar el arte a todas partes. Hay veces que hemos bailado donde no se había visto ballet nunca, de esas cosas saco la energía.

P.- ¿Cuál es la principal virtud de su Ballet, en qué aspecto ha dejado más marcada su huella?
R.- Lo principal de mi ballet es que cuando se abre la cortina, que es mi momento favorito de toda mi carrera, todo el mundo lo vive y lo entiende. Todos se llevan del teatro un buen recuerdo. Esa es la idea del ballet, que da deseo de hacer cosas, eso es lo más lindo que puede hacer, dar ganas de vivir.

P.- ¿Aún baila?
R.- Claro, y sigo haciendo ejercicios y enseñando a los muchachos muchas cosas, proyectando todo lo que sé, lo que he experimentado. Eso es muy importante, no guardarse para una el conocimiento sino compartirlo. Adelanto sus carreras para que no pasen lo que yo pasé.

P.- El próximo año se le concede un importante homenaje en Estados Unidos ¿Cree que la danza puede romper barreras entre países?
R.- El homenaje me lo concede la compañía en la que yo empecé y en la que me hice primera bailarina. Es algo muy bonito para mí, muy difícil de decir con palabras; quizás si bailara, lo expresaría mejor. Ojalá que este reconocimiento, que es muy bello, no sea solamente la felicidad mía sino la de todos. La cultura en general es lo más puro que hay, lo más sincero, lo más profundo del ser humano, por eso ayuda a eliminar muros. La guerra y los enfrentamientos no dicen nada.

P.- Este año ha sido un año negro para la danza. Se han ido Pina Bausch y Mercé Cunningham, ¿podría valorar su legado?
R.- Han sido grandes personalidades, artistas puros, y sólo espero que sepan seguir respetando su riqueza. Además, son eternos, porque su baile se queda en la memoria, no se olvidará jamás.

P.- ¿Y usted, es eterna?
R.- Bueno, yo espero, no sé.