Acuerdo Cuba-MLB: Jonrón largo y justo

El 28 de marzo de 1999 se celebró el mítico partido entre el equipo Cuba y los Orioles de Baltimore en el estadio Latinoamericano. Foto: Doug Pensinger / All Sport.

Comerse la primera página de un pasaporte falso como hizo José Dariel Abreu en un vuelo de Haití a Estados Unidos; haber sobrevivido Yasiel Puig a un tiroteo del grupo Los Zetas, uno de los carteles de narcotraficantes más peligrosos del mundo, al arribar clandestino a México; y sufrir la presión o chantaje que recibió Leonys Martín para entregarle el 35 % de su contrato a la escuela Estrellas del Béisbol, una fachada del traficante de personas Eliézer Lazo, son historias verídicas con un presumible punto final el 19 de diciembre del 2018, tras la firma del acuerdo entre la Federación Cubana de Béisbol (FCB) y la Major League Baseball (MLB).

Los antecedentes históricos para llegar a este convenio, la historia más coherente de la negociación —con sus puntos más polémicos—, la relación con otros temas no incluidos en el documento, el impacto en jugadores y expertos, y la lógica interpretación de cuánto favorecerá a nuestro béisbol, resultan ideas esenciales para valorar con justa dimensión la que muchos comienzan a etiquetar como la noticia deportiva del año.

No es ocioso recordar ahora que no fue Cuba la que rompió con la MLB, pues privar a la isla de la franquicia del equipo Cuban Sugar Kings en el verano de 1960 y prohibir a jugadores norteños que participaran en nuestros campeonatos invernales de entonces fue una decisión tomada a 90 millas de aquí. Luego vendría una similar restricción para los jugadores cubanos con contratos en algún equipo o sucursal de la MLB, el bloqueo económico a nuestro país y la condición de renunciar a vivir en esta tierra para poder acceder al circuito estadounidense.

Acercamiento de las autoridades de ambas naciones existieron en la década de los 70 y 80, pero sin resultados felices, en tanto nuestras Series Nacionales crecían en calidad, gracias a nuestros técnicos y los talentos naturales para este deporte que se dan casi silvestres en nuestros campos y ciudades. Dos históricos juegos contra los Orioles de Baltimore (1999) pusieron nuevas luces sobre el tema, al tiempo que la situación económica interna en la nación, un creciente negocio del tráfico de personas hacia Estados Unidos y el sueño de no pocos por probarse en la MLB, comenzaron a desangrar el deporte nacional en un número superior a los 300 nombres en lo que va de siglo XXI.

Tiempo de hablar

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En diciembre del 2015, una visita a La Habana de directivos de MLB (Dan Halem y Joe Torres) junto a jugadores con desempeños notables, entre ellos cuatro cubanos: Abreu, Puig, Brayan Peña y Alexei Ramírez, significó el primer ladrillo en la construcción de este acuerdo. También se sumó Tony Clark, Director Ejecutivo de la Asociación de Jugadores de la MLB, organización que siempre mostró preocupación por la vía peligrosa y arriesgada utilizada por los cubanos a para arribar las Grandes Ligas y ciertos privilegios que tenían para su admisión en la Gran Carpa sobre otros peloteros latinos.

Con el presidente Barack Obama llegó a la mayor de Isla de las Antillas en marzo del 2016 no solo el equipo Tampa Bay Rays, sino el propio comisionado de la MLB, Rob Manfred, quien respondió tajante en la conferencia de prensa antes del partido una pregunta sobre este asunto: “es difícil, pero no hemos cejado en el empeño de encontrarle solución”.

Un juicio en enero del 2017 en Miami a varios traficantes de más de 20 peloteros cubanos subió la tensión en ese ámbito y era previsible que un cambio, por mínimo que fuera, se acercaba en busca de poner orden y limpiar la imagen de una las empresas más poderosas en Estados Unidos como la MLB, jamás sacudida por escándalos tan fuerte en cuanto a la emigración ilegal.

Pero era necesario junto a ello solicitar una licencia específica a la Oficina del Control de Activos y Extranjeros del Departamento del Tesoro (OFAC) que permitiera negociar el pago a los peloteros y a la FCB. Esos dos hechos fueron decisivos para alcanzar la rúbrica del documento el pasado miércoles, a pesar de llamadas y comentarios políticos de algunos recalcitrantes senadores cubanoamericanos minutos antes de la firma.

Beneficio, reconocimiento y orden

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La principal ganancia del acuerdo radica, sin duda, en la posibilidad de que un jugador nuestro podrá ser contratado ya por cualquiera de los 30 equipos de la MLB sin incurrir en actividades ilícitas, ser víctima del tráfico de personas ni abandonar un equipo nacional en el exterior, así como sin romper nexos con el lugar que lo vio nacer.

Un punto importante y muy diferente a lo que ocurre en el béisbol latino es haber alcanzado la condición de tener 25 años y seis campañas en nuestras series nacionales para ser liberados por la FCB y optar por un contrato, una realidad bien diferente a lo que ocurre en República Dominicana y otras naciones, donde muchas veces el público nunca ha presenciado un batazo o lanzamiento en su propio país de un ligamayorista, pues las academias de la MLB se apoderan del talento desde edades tempranas y luego la lista de fatiga extrema los priva de ir a campeonatos invernales. Y ejemplos sobran.

Lo logrado por Cuba se emparenta sobremanera los contratos de la MLB con la Liga Japonesa de Béisbol Profesional, la Organización Coreana de Béisbol y la Liga de Béisbol Profesional de Taipéi de China. Es decir, reconocen la calidad y los talentos que hay en nuestro pasatiempo nacional, aunque también será posible firmar a nombres entre 18 y 25 años en la categoría de jugador amateur, siempre y cuando la FCB acepte liberarlos, pues no está obligada a hacerlo.

Para recibir la tasa de liberación o de formación la licencia obtenida de la OFAC fue esencial, a la par que la FCB se compromete a invertir ese dinero en el desarrollo de la disciplina en el país. Lo pactado establece que la FCB recibiría el 20 % de los primeros 25 millones; 17,5 % si lo acordado estuviera entre 25 y 50 millones y 15 % si el monto excediera esa última cifra. Todo esto sin afectar el contrato del pelotero con el equipo en cuestión.

No menos interesante resulta que los jugadores cubanos emigrados a un tercer país en busca de llegar a la MLB y no lo hayan conseguido por diversos motivos, podrán reinsertarse en el sistema competitivo nacional y aspirar a las bondades del acuerdo, el cual expira el 31 de octubre del 2021, fecha en la que podrá ser renovado por ambas partes con las modificaciones que así consideren. En caso de incongruencia o disputa entre la MLB y la FCB, un arbitraje neutral ante la Cámara de Comercio Internacional será el único encargado de decidir.

Positivo ambiente

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Tras el anuncio en ambos países, las reacciones han sido positivas en sentido general. Enrique Rojas, comentarista de ESPN, declaró que el panorama del béisbol mundial cambiará con este convenio; mientras el cienfueguero José Dariel Abreu, primera base de los Medias Blancas de Chicago, no escondió su aprobación: “Por fin acabará la explotación por parte de contrabandistas y agencias sin escrúpulos que se aprovechaban de los peloteros cubanos. A la fecha, sigo siendo acosado por ellos”.

Puig, jardinero de los Dodgers de los Ángeles, enfatizó sentirse feliz al saber que ya no tendrán que pasar por lo que él pasó. Leonys Martín, jardinero de los Indios de Cleveland, expresó: “Esto es algo que ansiamos por muchos años. Les deseo lo mejor a los jugadores que tendrán el privilegio de venir a mostrar su talento’’.

Rodolfo Puentes, miembro de la FCB, comentó el incentivo que resultará para nuestro béisbol este histórico acuerdo. “Los jóvenes ya podrán salir por el aeropuerto y jugar sin problemas donde sean contratados, porque tienen un regreso asegurado a Cuba”. Adelantó que hay mucho interés de México a partir de que cuenta con dos campeonatos muy largos y se animó a decir que el mayabequense Pedro León y el granmense Lázaro Blanco son de los que aprecia con más perspectivas para entrar a la MLB por la vía abierta desde enero del 2019.

Preguntas y futuro

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De las mayores interrogantes recibidas por estos días clasifica la opción o no de contar en próximos eventos internacionales con peloteros cubanos que hoy están en la MLB sin contratos con la FCB, léase el publicitado equipo unificado, concepto por demás cuestionado, pues Cuba y su béisbol es una solo. Sin que esté contenido en el texto del acuerdo, técnicamente la FCB podrá convocarlos en el futuro si así lo considera, dado que en muchos eventos, como el Clásico Mundial, el requisito es solo haber nacido en el país y no tener un contrato legal con la federación local.

Asimismo, tampoco existe ahora impedimento alguno para que Cuba sea aceptada como miembro pleno de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe, pues esta entidad anda enlazada directamente a la MLB y pudiera hacer uso de la licencia otorgada ya por la OFAC. De concretarse en meses venideros, la máxima aspiración sería acoger una edición de la Serie del Caribe en el mismo estadio donde nació en 1949.

Sobre los nombres que mayor atención generan ya, debiéramos primero avizorar que deben ser en la Triple-A y Doble-A de Estados Unidos, así como en las ligas invernales de México, Puerto Rico, Dominicana y Venezuela donde más rápido debe crecer nuestra presencia, sin descartar que algunos peloteros puedan llegar en los próximos tres años a las Grandes Ligas.

Es preciso aclarar también que los insertados hoy en Japón son los punteros en cualquier lista para acceder a la MLB, pero solo podrán ser elegidos cuando honren sus contratos en tierra nipona. Guillermo Avilés, Yariel Rodríguez, Roel Santos, Freddy Asiel Álvarez, Lázaro Blanco, Yordan Manduley, Yoelkis Céspedes, Frank Luis Medina, Yosvani Alarcón, César Prieto y Yousimar Cousín son algunos de los que comienzan a sonar en varios medios foráneos, aunque no los únicos.

Por supuesto, muchas aristas quedan por comentar. Este jonrón largo y justo oxigena a nuestro béisbol y reconoce su valía y calidad, lograda por figuras fieles e inolvidables: Linares, Casanova, Medina, Muñoz, Vinent, entre otros. Entramos en una nueva etapa y lo único que no pudiera pasar es pensar que todo ya está hecho. Hay mucho camino por andar, aprender, cambiar y consolidar. Todos, peloteros, entrenadores, federativos, periodistas, aficionados, pueblo.